lunes, 23 de octubre de 2017

Aprende a reconocer 5 características de las personas malvadas y como mantenerlas alejadas.

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A todos nos cuesta creer que podamos vivir rodeados de personas que nos deseen el mal. Lamentablemente, las personas malvadas forman parte de nuestro entorno nos guste o no. A cualquier lugar que vayamos encontraremos alguien con mala fe que sabotee nuestros proyectos o psicópatas que intenten perjudicarnos.

Es difícil pensar en que existan personas así, pero desgraciadamente es bastante frecuente y muchas veces nos resulta dificultoso discernir el comportamiento de alguien malvado.

Que alguien nos engañe, nos hiera, nos apuñale por la espalda sin razón aparente es algo difícil de imaginar; al igual que inventar historias a nuestras espaldas o arruinar nuestra reputación sin el menor remordimiento.

El político romano Cicerón decía que “Cuando mejor es uno, tanto más difícilmente llega a sospechar de la maldad de los otros.” ¡Muy cierto!

Si mientras estás leyendo esto piensas que serías incapaz de hacer algo así, debemos saber que para otros este comportamiento no es más que un juego de niños y algo que hacen casi naturalmente y de manera habitual.

A estas personas no las detiene nada cuando tienen como objetivo herir a alguien y destruirlo emocionalmente, físicamente e incluso materialmente.

Pero como para todo lo negativo que surge en nuestras vidas siempre tenemos que tener a mano formas de combatirlo o al menos de reconocerlo para evitarlo, veremos de qué manera detectar rápidamente a estas personas malvadas para que puedas alejarte de ellas lo antes posible. ¡Y sin remordimientos!

1) Pretenden controlar a los demás: Desgraciadamente, estas personas tienen un ego tan grande que se consideran con la autoridad necesaria para controlar a otros.

Las personas malvadas rechazan las reacciones de los demás y no se hacen cargo de lo que generan evitando toda responsabilidad de sus acciones.

Viven en función de sus propias reglas, lo que dicen es ley y no se interesan en otras normas morales.

2) Les interesa generar confusión y conflictos: Para llevar a cabo un acto de maldad muchas veces es necesario inventar historias que no son ciertas para manipular la realidad. Las personas malvadas deforman los hechos y hacen caer a los demás en errores generando confusiones que siempre terminan dañando alguien. Éste es el objetivo.

Las personas que actúan de mala fe niegan la realidad y construyen su propia verdad sobre hechos malvados, sobre mentiras y calumnias. Por supuesto, nunca reconocen nada de lo que hacen.

3) No conocen el remordimiento: Los malvados están tan convencidos de que lo que hacen está bien o incluso que es justo, que no tienen ningún tipo de remordimiento y no les pesa sobre la conciencia ninguno de sus actos malvados.

Aun cuando saben que lo que están haciendo está mal, no les interesa cambiar y tergiversan los hechos de manera tal de caer siempre bien parados como los gatos. Incluso, se muestran como personas nobles cuando en el fondo disfrutan con su comportamiento mezquino.

4) Son aduladores y manipuladores: Las estrategias que desarrollan los malvados para llevar a cabo sus maldades, pueden ser múltiples y variadas. Pero una de las más habituales es adular a su “presa” para de esta forma poder manipularla y que se convierte en alguien fácil de someter.

“Se alimentan” del sufrimiento ajeno y seducen con palabras y halagos cuando en realidad ninguna de las cosas que dicen son ciertas.

5) Intentan ganarse la simpatía de otros: El malvado muchas veces es inteligente, y esta es su faceta más peligrosa porque con sus palabras dulces y su discurso florido, nos convence de que es simpático, de que es buena gente y utiliza estos recursos para enredar a sus víctimas y hacerlas caer en sus redes.

Se gana la confianza de los que los rodean y se muestran como queribles logrando incluso que muchos les confían sus secretos, ideas, proyectos o problemas. Todo esto es como darle al malvado las herramientas para aniquilar a quienes los rodean.

¿Por qué las personas son malas?

Todos alguna vez hemos vivido en carne propia la maldad de alguien y hemos sido testigos de que existen personas que gozan viendo el sufrimiento ajeno. ¿Por qué?

En primer lugar, pensemos en si alguna vez hemos sido nosotros los que hemos tenido una actitud mezquina hacia otros, y a partir de ahí tal vez podamos entender la maldad ajena.

Tal vez estas personas en algún momento de sus vidas se sintieron heridas durante un tiempo o durante mucho tiempo por alguien muy cercano. Un familiar, una pareja, un profesor de la escuela, un compañero de trabajo o un jefe; pueden ser el origen de esta herida que nos cicatrizó y que se transformó en maldad.

Esta persona pudo haber sufrido enormemente o incluso tal vez aún sufra, y tiene tanto miedo que ese dolor no desaparezca o que vuelva a aparecer que se protege atacando. Tal vez sea difícil de entender, pero esto es posible. Es instintivo y primitivo. Es humano.

¿Cómo reaccionar ante el malvado? ¿Qué hacer?

Algo es seguro; si alguien tiene una actitud mezquina y eres capaz de reconocerla, seguramente sabes con seguridad que no quieres convertirte en alguien así. De modo que olvida toda idea de venganza, olvida todo tipo de réplica, olvida todo tipo de enojo.

Con esto no queremos decir que no debemos defendernos porque el malvado debe entender que existen límites, sólo explicamos que la rabia y el enojo no son buenos consejeros. Si alguien comete un acto de maldad no aprovechemos este hecho para hacer algo que luego podríamos lamentar.

Devolver un acto de maldad como si fuese un boomerang, sólo te convierte en alguien muy parecido al malvado.

Defiéndete construyendo una especie de blindaje a tu alrededor para no dejarte alcanzar por las maldades o por las críticas. Tómate el tiempo de reflexionar para elaborar las mejores respuestas y demostrarle al malvado en una sola frase que sus celos, su maldad y su rencor lo llevan por mal camino.

No perdamos el tiempo en volvernos rencorosos u ofendidos; esto sólo te perjudicará a ti mismo.

Para concluir, ¿podemos afirmar que el hombre es naturalmente malo?

Claro que no. Nadie nace malo, sino que es la sociedad la que nos corrompe y al mismo tiempo el egoísmo nos vuelve enemigos. ¿Conoces a alguien que se haya vuelto malo por voluntad propia?

Esperamos tus comentarios. Sabemos que tienes una historia que contar o una opinión para compartir.

fuente del texto/saludable.guru


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