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jueves, 10 de septiembre de 2015

La Leyenda de Naylamp (el enviado del viento)



Mucho antes de que los Incas llegaran a gobernar regiones alejadas de su ciudad natal cuzco, existían diversas culturas y ciudades independientes, cada una con creencias propias, otras prestadas y otras impuestas; sin embargo existe una historia muy interesante que los Lambayecanos adquirieron por una visita Semi-divina según se creía en ese tiempo.

En tiempos remotos llego a través del mar en las costas de Lambayeque una flota de barcas con muchas personas en ellas, en frente de todos sobresalía uno de gran porte y mucha calidad cuyo nombre era Naylamp, detrás de él iban muchas concubinas de la cual Cetemi era consideraba la esposa. Acompañaban cuarenta oficiales con muchos soldados como también sirvientes y mujeres.
Arribaron en lo que ahora es la caleta de San José cerca a la desembocadura del rio Faquisillanga o rio de Lambayeque y al parecer su sequito lo trataba como a una divinidad pues ponían énfasis en sus cuidados y deseos, tiraban polvo de conchas a cada paso de Naylamp, grandes caracoles muy preciados por los nativos adornaban a estos hombres y en general llamaban la atención por la magnífica impresión que daban.
Levantaron un templo al cual llamaron Chot lo que ahora sería la huaca Chotuna y en su interior colocaron un Ídolo de Jade verde llamado Yampallec ó Llampayec (de ahí sale el nombre de Lambayeque) el cual era una representación de Naylamp. Este grupo estando en la zona, compartió sus conocimientos de navegación a vela con la gente del lugar, al parecer de él provienen los caballitos de totora, un sistema de navegación casi perfecto ya que la embarcación ni se hunde ni se vuelca y aun en nuestros días se encuentra en el norte peruano.
En el viaje de estos visitantes se toparon con la gente de Caxamarca, intercambiando magníficos conocimientos hidráulicos que utilizan aguas termales del subsuelo y agua del rio, incluso se mencionan ideas de llevar agua del océano a tierras de la sierra. Siguiendo su ruta llegan hasta Amazonas donde al parecer se establecieron en Kuelap, ciudad de piedra única e inexpugnable por tres altos muros y de entrada angosta, aquí en la actualidad se encontraron sistemas hidráulicos como en Caxamarca y de costumbres parecidas a la de Sicán y Sipán.
En las historias se mencionan que la descendencia de Naylamp cuando este muere, para mantener el origen divino, secretamente lo enterraron en su mismo palacio y corrieron la voz de que Naylamp había volado a los cielos. Los mas fieles seguidores asi como los que llegaron con el creyeron que con sus alas se había trasladado a otro lugar asi que fueron a buscarlo quedando solo gente nueva y joven.
Pasaron muchas generaciones de señoríos cortos al parecer por los fuertes ayunos a los que se sometían los descendientes, y esto duro hasta que el último Tempellec o Fempellec tuvo la idea de mover el ídolo de Jade verde de Chot a otra locación pero no pudo hacerlo, entonces apareció el demonio en forma de una mujer exquisita que tentó la voluntad del Señor Tempellec. Tanta fue el deseo que despertó el demonio que el Señor sucumbió a los encantos desencadenando una torrencial lluvia que duro muchos días. Después paso un año donde el hambre y la esterilidad castigaron a la población.
Los sacerdotes levantaron a la población volviéndola en contra del heredero de Naylamp. Este fue atado por su pecado de manos y pies y arrojado a las profundidades del mar acabando así con los años de fidelidad  y la línea de sucesión de Naylamp.
En posteriores investigaciones Naylamp y sus seguidores pudieron ser enterrados en los sarcófagos de Karajia ubicados en una montaña inexpugnable donde “contemplan su reino”, estos sarcófagos miden 1.97 a 2 metros de altura, mostrando hombres barbados, también en las cuevas de las momias se encontraron cerca de 100 momias embalsamadas con técnicas muy diferentes a las usadas después por los Incas.

Otros datos sobre Naylamp:
En el siglo XVI el cronista Miguel Cabello de Balboa registró para la posteridad la leyenda de Naylamp también llamado Ñañlamp o Naymlap en su obra “Miscelánea Antártica”, Naylamp fue un caudillo misterioso después elevado a la categoría de divinidad que arribó a la costa norte -lo que hoy es la caleta de San José en Lambayeque- al mando de una flota de balsas, acompañado de sus concubinas, su esposa llamada Ceterni y una inmensa corte.
Ni bien toco tierra, Naylamp presentó a los locales la efigie de un dios con sus propias características físicas, hecho en jade verde, llamado Yampallec (de ahí el nombre Lambayeque de la actual región) y para la adoración de este dios se construyó un poblado con casas, palacios y templo, aledaño al río Faquisllanga –hoy río Lambayeque-, conocido entonces como Chot y hoy como Huaca Chotuna.
Todos los indicios sugieren que Naylamp fue el fundador del imperio Sicán (siglo IX D.C), este sería un guerrero o caudillo venido de tierras del norte (posiblemente Ecuador, aunque los más osados hablan de un navegante de origen Maya) y a su muerte fue divinizado por su descendencia, quienes difundieron la creencia de que Naylamp era inmortal y que ascendió por voluntad a los cielos utilizando sus propias alas.( historiasperdidaseneltiempo.com)

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La descendencia de Naylamp se erigió como gobernante de los valles de Lambayeque hasta que el gran imperio Chimú conquistó la zona en el siglo XV, Naylamp quedo inmortalizado en los famosos cuchillos ceremoniales conocidos como Tumis que han quedado como herencia cultural tanto de la cultura Sicán como Chimú pues este pueblo también le guardó respeto, en estos cuchillos la deidad aparece como una figura señorial, ricamente ataviada y con un par de alas extendidas. Los incas también utilizaron los Tumis en algunas de sus ceremonias.
Los Tumis pueden ser apreciados en la mayoría de los museos de Lambayeque como el Museo Bruning, en cuyos jardines hay una imponente imagen de Naylamp, los Tumis hoy en día son souvenirs muy populares en la mayoría de mercados artesanales en todo el Perú, son representaciones fabricadas en madera, cobre o latón de diferentes tamaños, ofrecidas a los turistas quienes por lo general no resisten la tentación de llevar a casa una de estas réplicas como recuerdo.

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La imagen de Naylamp también ha sido representada en otros objetos, en el 2011 se descubrieron en la zona, unas orejeras de oro con la imagen del jerarca-deidad, como parte del atavío mortuorio de un importante personaje sepultado en Chotuna, que los expertos creen podría ser un descendiente directo de Naylamp, otros objetos también tenían la representación del mítico personaje, entre estos la máscara alada y un bastón de oro de 20 cm.
El Ministerio de Cultura del Perú creó en el año 2006 un proyecto especial llamado Naylamp, para proteger, conservar y estudiar el patrimonio histórico de la región, proyecto que ha impulsado enormemente el turismo de la zona, el nombre Naylamp es usado con frecuencia en el norte en diversidad de empresas y comercios, así tenemos, hoteles, hostales, restaurantes y discotecas que están nombradas como el mítico dios protector de los pueblos del norte.

El mito de Naylamp ha sido también adoptado y estudiado por los creyentes de teorías poco ortodoxas, como quienes afirman que es un temprano visitante europeo, y claro no faltan quienes lo identifican con un ser alienígena venido del espacio para instruir a las tribus locales.
Nadie sabe con exactitud de dónde provino Naylamp, hay los que defienden que fue Maya por los estudios arqueológicos que encontraron y otros que pudo ser Indochino por la similitud con esta raza, lo que si queda claro es que a la llegada de Naylamp no encontró grupos incivilizados sino pequeños grupos culturales uniéndolos y fusionándolos para formar una mejor base cultural.