Un grupo de investigadores ha estudiado cerámica hallada en territorios del antiguo reino de Judá y ha llegado a conclusiones inesperadas.
Rastros del campo magnético de la Tierra 'impresos' en jarras de los tiempos bíblicos han revelado períodos anteriormente desconocidos en los que la fuerza del campo disminuía o aumentaba, según un artículo publicado en la revista científica estadounidense 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS).
La dirección de la aguja de una brújula no es constante en nuestro planeta, pues el fenómeno de la inversión magnética de la Tierra se repite cada 26 millones de años. La inversión de los polos magnéticos es un proceso que se desarrolla durante varios miles de años, lo que produce como consecuencia una brusca debilitación de los campos magnéticos.
Contrariamente a la opinión generalizada, no todos estos cambios se reflejan en las rocas, según el reciente estudio realizado por un grupo de académicos encabezado por Erez Ben-Yosef, de la Universidad de Tel Aviv, que han investigado cerámica hallada en territorios del antiguo reino de Judá, en Oriente Medio.
Muchas rocas de nuestro planeta, incluida la arcilla, contienen átomos de hierro en los que queda registrada toda la información sobre la dirección del campo magnético de la Tierra y sobre su fuerza en el momento de la formación de esas rocas. Si la arcilla se calienta hasta determinada temperatura, la información 'impresa' en ella se elimina y queda sobrescrita con datos sobre el estado actual del campo.
¿Podrían los polos magnéticos de la Tierra invertirse en un futuro próximo?
Basándose en esa idea, Ben-Yosef y sus colegas han investigado fragmentos de jarras hallados en la zona, y tras medir su magnetización obtuvieron un historial geomagnético que muestra cómo cambió el campo magnético de la Tierra desde el siglo VIII hasta el siglo II antes de Cristo. En general, la fuerza del campo magnético se redujo durante ese período, lo que se corresponde con los datos de otros estudios.
Sin embargo, los investigadores han registrado que a finales del siglo VI antes de Cristo hubo una subida contundente en la fuerza del campo que nunca había sido registrado en rocas. Durante ese período la fuerza del campo magnético del planeta alcanzó un nivel dos veces superior al actual. Además los científicos han detectado episodios de una caída de la fuerza en los años 730-701 antes de Cristo, cuando la potencia del campo magnético disminuyó en un 27%, lo que no se corresponde con los pronósticos teóricos.
Estos descubrimientos, afirman los académicos, no cambian nuestro entendimiento de la inversión de los polos magnéticos, pero las mediciones de alta precisión ayudan a los geólogos a mejorar sus pronósticos y entender cómo este tipo de cambios podrían haber afectado la vida terrestre en el pasado.
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