UNA SUSTANCIA VOLÁTIL EMITIDA POR LOS ÁRBOLES ES RESPONSABLE DE LOS BENEFICIOS DE LOS "BAÑOS DE BOSQUE".
La cultura japonesa tradicionalmente ha sentido una inclinación a la naturaleza, desde los jardines zen hasta la iniciativa gubernamental de los "baños de bosque". Esto se refleja en su particular costumbre de pasar tiempo en el bosque, en una relajación que es a la vez una estimulación estética y del sistema inmune.
A partir de 1982, Japón ha incluido en su programa de salud nacional, bajo el término shinrin-yoku, exponerse a la naturaleza como un proceso terapéutico.
En un estudio de más de 8 años en el que se inviertieron más de 4 millones de dólares, se encontraron cambios en las células del sistema inmune antes y después de realizar caminatas en el bosque. Se han reportado efectos positivos en el sistema inmune, con una duración de más de 1 mes, después de la exposición a la naturaleza.
Estos efectos, según descubrieron los científicos, se deben a una serie de aceites esenciales llamados "fitoncidas" o compuestos orgánicos volátiles antimicrobianos que se encuentran en plantas y árboles y se emiten como protección ante insectos y parásitos. Los estudios muestran que el aire del bosque no sólo se "siente" bien sino que, en realidad, inhalar esta sustancia mejora la función inmune.
En otras investigaciones se ha comprobado que los baños de bosque promueven niveles inferiores de cortisol, bajan la presión sanguínea y reducen el estrés en general.
fuente del texto/pijamasurf
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