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miércoles, 11 de enero de 2017

Las inteligencias artificiales y la sinestesia Ferran Prat de Sabeins entrevista a Xavi Cerro.

En este programa de radio SABIENS analizamos el tema de las IA y la posibilidad de que tengan capacidades sinestésicas.

La conclusión final, puede llegar a ser aterradora.












martes, 10 de enero de 2017

Era un tipo normal, hasta que un golpe en la cabeza le hizo un genio matemático.

Tras recibir una brutal paliza, Jason Padgett empezó visualizar figuras geométricas en todo cuanto había a su alrededor. Una nueva visión que le dio una asombrosa capacidad para el dibujo matemático.

Genio

Jason Padgett es un vendedor de muebles a quien, antes de 2002, no le interesaban demasiadas cosas más allá de la fiesta y las chicas.

Pero, una noche al salir de un karaoke, recibió una brutal paliza que le provocó una grave contusión. Algo que inicialmente maldijo, pero que con el tiempo vio como un regalo: le había convertido en un genio matemático.

Su atípica historia ahora ha sido recogida en un documental publicado por Great Bid Story.




La mañana después del incidente empezó a mostrar los síntomas de trastorno obsesivo compulsivo y de estrés postraumático: se obsesionaba con cosas como limpiarse las manos, se sentía deprimido y no quería relacionarse con otras personas. Llegó al punto de salir de casa únicamente para comprar comida.

También se sentía diferente. A raíz de aquella lesión, era capaz de visualizar estructuras geométricas en todo cuanto había a su alrededor. Una nueva visión que le dio una asombrosa capacidad para el dibujo matemático.

Sin embargo, no lograba entender qué le sucedía, por lo que empezó a dudar de él mismo: "¿y si soy el único que ve las cosas en piezas y no es real?".

A raíz de aquella lesión era capaz de visualizar estructuras geométricas en todo lo que veía. Una nueva visión que le dio una asombrosa capacidad para el dibujo matemático.

Para saber qué le había ocurrido a su mente, se puso en contacto con la Doctora Berit Brogaard, investigadora de la Universidad de Miami. Ella y su equipo le hicieron una resonáncia magnética para saber cómo había desarrollado sus habilidades matemáticas y la sinestesia, que era lo que, a pesar de que él no lo sabía, le permitía percibir figuras geométricas como fórmulas matemáticas.

Le mostraron imágenes que le indujeran a la sinestesia y apreciaron una actividad significativa en el hemisferio izquierdo del cerebro, donde residen las habilidades matemáticas. Además, su cerebro se estimulaba con más fuerza en el lóbulo parietal, una área en la que se integra información de distintos sentidos.

Para demostrar que las particularidades de aquellas áreas de su cerebro estaban provocando la sinestesia, el equipo de Brogaard usó la estimulación magnética transcraneal, que implica inhibir una región concreta. Cuando eliminaron partes de su corteza parietal donde había mostrado mayor actividad, su sinestesia se debilitó, según apuntó en un estudio publicado en 2013 en la revista Neurocase.

"Apreciaron una actividad significativa en el hemisferio izquierdo del cerebro, donde residen las habilidades matemáticas, y el lóbulo parietal se estimulaba con más fuerza".

Esto probó que padecía el conocido como síndrome del sabio, que hace que un funcionamiento anómalo del encéfalo (a menudo a causa de una lesión) provoque que un individuo posea capacidades cognitivas extraordinarias. En otras palabras: el golpe en la cabeza que había recibido en la paliza le había regalado a Padgett su nueva habilidad.

A partir de aquel momento, Padgett sabía que tenía una nueva capacidad. Pero no sabía como utilizarla, por lo que decidió ir a la universidad. A pesar de no saber demasiado sobre matemáticas, rápidamente, su profesora se dio cuenta de que aquel hombre era uno de los estudiantes más extraordinarios que jamás había tenido.

Con el tiempo, aprendió a comunicar con lenguaje matemático las figuras geométricas que veía y después empezó a plasmarlo en un papel. Aquellos ejercicios le devolvieron la paz que había perdido después de la paliza, y volvió a sentirse como hacía mucho que no hacía. "Me ayudó a salir de la depresión, me dio luz".

Por si fuera poco, en aquel lugar no solo aprendió a desarrollar sus habilidades matemáticas, también conoció a la que sería su futura esposa y madre de su hija. Lo que pensaba que era una maldición, pues, se convirtió en el mayor regalo de su vida.

[Vía digg]

fuente/playgroundmag.net

martes, 29 de septiembre de 2015

¿Estamos en la era dorada de la sinestesia?.

LA SINESTESIA ES LA ALTERACIÓN SENSOPERCEPTIVA EN LA QUE LA ESTIMULACIÓN DE UN SENTIDO PRODUCE LA PERCEPCIÓN DE UNO DISTINTO (“VER“ SONIDOS, POR EJEMPLO)


Los estudios sobre la percepción son en general sumamente complejos, sobre todo porque hay que partir de sensaciones subjetivas y sólo recientemente los avances en neurociencias han servido para descifrar sus misterios.

En el caso de la sinestesia, las mediciones objetivas han demostrado que alrededor de 4% de la población la posee en alguno de sus tipos. Esto según los estudios de David Eagleman, neurocientifico que ha trabajado para intentar responder cómo es que cada cerebro percibe realidades diferentes.

El estudio de la sinestesia ha estado históricamente marcado por una serie de malentendidos, en buena medida porque distintos grupos artísticos (como los románticos en el siglo XIX o los surrealistas a principios del siglo XX) se sintieron intrigados por el fenómeno y lo pusieron en boga. Sin embargo, con la llegada del conductivismo los casos sinestésicos fueron categorizados como estudios acerca de personas sumamente sensibles a asociaciones típicas de la memoria.

El número de publicaciones sobre el tema bajó drásticamente de 135 en 1920 a cinco en 1960.

Antes de la llegada de los escáneres neurológicos, la gente era muy renuente a hacerse cualquier tipo de análisis, según menciona, al igual que otros autores, Siri Hustvedt, autora de The Shaking Woman or A History of My Nerves (La mujer temblorosa), una novela sobre la llamada “enfermedad de los nervios”.


Por su parte Eagleman y su equipo son los responsables del primer laboratorio encargado de estudiar la sinestesia, el cual publica sus resultados en línea a través del sitio synesthete.org. A partir de dichas pesquisas Eagleman pretende dilucidar si la experiencia sinestésica es el resultado de lo comúnmente conocido bajo la expresión “cables cruzados”, o si es genéticamente derivada del exceso de conexiones neuronales en el cerebro (lo cual posiblemente también la haga hereditaria).

Para estos investigadores el reciente interés por la sinestesia es algo positivo, por ser una buena incursión respecto a la comprensión de cómo el cerebro de diferentes personas puede percibir la realidad de formas tan distintas: aun cuando todos nos encontremos sentados observando la misma cosa, la percepción nos permite ver el mundo de manera muy diferente a los demás.

Resulta fascinante que los sinestésicos pasen su vida entera sin sospechar que pueden percibir la realidad de manera completamente distinta a otras personas, pero lo cierto es que, de alguna manera, casi siempre aceptamos la realidad presentada ante nosotros sin ni siquiera cuestionarla. 

Si deseas averiguar si ver un arcoíris de manera involuntaria cada vez que suena tu canción favorita es algo común o no, haz el test del sitio de Eagleman.

fuente/Pijamasurf

miércoles, 19 de noviembre de 2014

SINESTESIA. Oigo colores: De cómo la sinestesia se puede aprender

“Estudio para composición VII” de Wassily Kandinsky, un pintor que veía colores al escuchar música. Imagen: moedermens. Fuente: Flickr.

Es posible provocar formas radicalmente nuevas de experimentar el mundo, demuestra un estudio.

Una investigación realizada en la Universidad de Sussex (Reino Unido) ha demostrado que el cerebro puede entrenarse para la sinestesia, es decir, para que percibamos sensaciones propias de un sentido como si fuera de otro. Este entrenamiento, además, puede potenciar la inteligencia, lo que sugiere que sería útil en aplicaciones clínicas. Por Marta Lorenzo. 

La sinestesia es una condición neurológica fascinante. Un sinestésico puede, por ejemplo, oír colores, ver sonidos, y percibir sensaciones gustativas al tocar un objeto con una textura determinada. Se estima que una de cada 23 personas sufre esta condición.

Ahora, un nuevo estudio ha demostrado por primera vez que las personas pueden ser entrenados para "ver" las letras del alfabeto como colores, de forma parecida a lo que podría sentir un sinestésico.

En la investigación, realizada en la Universidad de Sussex (Reino Unido), también se reveló que, potencialmente, este entrenamiento serviría para aumentar el coeficiente intelectual. 


Durante mucho tiempo, se ha debatido si la sinestesia es una condición genética o si surge de diversos factores ambientales, tales como usar juguetes como letras de colores en la infancia. 

Dado que las dos posibilidades no son mutuamente excluyentes, los psicólogos al cargo de la presente investigación idearon un programa de entrenamiento de nueve semanas, con el fin de determinar si adultos sin sinestesia podían desarrollar las características clave de esta condición.  


Resultados obtenidos
Encontraron, en un experimento realizado con 14 voluntarios, que los participantes no solo fueron capaces de desarrollar asociaciones lo suficientemente potentes entre letras y colores como para superar todos los tests estándar de sinestesia, sino que, además, la mayoría de ellos experimentaron otras impresiones vinculadas a letras individuales (por ejemplo, asignaron a estas estados o condiciones como "la x es aburrida" o "la w está en calma").

Uno de los más sorprendentes resultados del estudio fue que aquellos que se sometieron a este entrenamiento también aumentaron su cociente intelectual (IQ) en un promedio de 12 puntos, en comparación con un grupo de control, formado por personas que no se sometieron a dicho entrenamiento.

"La principal implicación de nuestro trabajo es que señala que formas radicalmente nuevas de experimentar el mundo se pueden provocar simplemente a través de una amplia formación perceptiva”, afirma el codirector del estudio, el Dr. Daniel Bor.

Esto implica a su vez que un impulso cognitivo, aunque sea provisional, podría servir como herramienta para el desarrollo de funciones mentales en grupos vulnerables, tales como los niños con déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o los adultos que empiezan a sufrir de demencia, concluyen los investigadores.

Sinestesia adquirida por lesiones cerebrales
Un estudio llevado a cabo en 2013 por científicos de la UNED también reveló nuevos datos sobre la conversión de un cerebro común en uno sinestésico.
Aunque el trabajo versaba sobre el componente emocional de esta condición, también reveló que personas con sinestesia adquirida –en este caso, por lesiones cerebrales- presentaban variaciones en núcleos subcorticales del cerebro como el putamen y el tálamo, al igual que aquellos pacientes con sinestesia heredada.

También se descubrió que las personas sinestésiscas presentaban variaciones estructurales en áreas cerebrales que participan en el procesamiento emocional. Este hecho sugirió la existencia de una base neuroanatómica del componente emocional de la sinestesia.

Referencias bibliográficas:

Helena Melero, Ángel Peña-Melián, Marcos Ríos-Lago, Gonzalo Pajares, Juan Antonio Hernández Tamames, Juan Álvarez-Linera. Grapheme-color synesthetes show peculiarities in their emotional brain: cortical and subcortical evidence from VBM analysis of 3D-T1 and DTI data, Experimental Brain Research (2013). DOI: 10.1007/s00221-013-3514-4.

Daniel Bor, Nicolas Rothen, David J. Schwartzman, Stephanie Clayton y Anil K. Seth. Adults Can Be Trained to Acquire Synesthetic Experiences . Scientific Reports (2014). DOI: 10.1038/srep07089.

 fuente/ tendencias21

 

domingo, 24 de agosto de 2014

Los sentidos sin sentido. Sinestesia

¿Se imagina que viera usted cada vez que su perro ladra círculos de colores, que chisporrotean ante sus ojos durante un segundo y luego desaparecen como unos diminutos fuegos artificiales? Esto les ocurre a las personas que padecen una anomalía de la percepción llamada sinestesia: cuando oyen, ven lo que oyen; o cuando tocan, oyen lo que tocan. De los sentidos equivocados hablará Redes esta semana.

A veces, los sentidos no tienen sentido, o tienen otro sentido. Para algunas personas, las cifras son colores, o la música tiene tacto, o el sabor aparece con formas geométricas. Esta anomalía de la percepción se llama sinestesia, y según parece afecta a una de cada 2000 personas, mayoritariamente mujeres, que, además, suelen tener una memoria excepcional.

Eduard Punset entrevista al prestigioso neurólogo norteamericano Richard E. Cytowic, uno de los mayores especialistas en el campo de la sinestesia. Ha publicado muchos estudios sobre la percepción y los sentidos, entre ellos el famoso libro El hombre que saboreaba formas.

El programa emite varios reportajes relacionados con el tema, en concreto uno sobre el daltonismo, o la deficiencia en la visión del color, que, como la sinestesia, se debe a un fallo en las conexiones neuronales que procesan los sentidos, y otro sobre los sentidos olvidados, pero imprescindibles para nuestra supervivencia, como el olor y el tacto.

En plató participan en el debate Óscar Vilarroya, doctor en Ciencia Cognitiva, para quién estos fallos del cerebro nos ayudan a comprender cómo funciona el cerebro normal, y Pedro Montoya, profesor de Psicobiología y experto en el estudio de "miembros fantasma", fenómeno que se da cuando personas que han perdido un brazo o una pierna "sienten" el miembro amputado.




(Capítulo REDES 232)

domingo, 13 de abril de 2014

¿Tú también eres capaz de ver sonidos?. Descúbrelo en este video sinestético.

La percepción no es nunca idéntica entre dos individuos y, por el contrario, depende de las variaciones anatómicas de sus respectivos cerebros: tal es el caso de la sinestesia, que puede inducirse o descubrirse en función de estas diferencias. 

 illusion background


El cruce de sentidos es uno de los fenómenos más extraños que puede desarrollar el cerebro humano, el intercambio de habilidades que supuestamente están confinadas a un solo sistema: el visual, el auditivo, el olfativo, el táctil, el del paladar.

Sin embargo, por razones que no se han aclarado del todo, en ciertas personas ocurre el trastorno conocido como “sinestesia”, que el gran Baudelaire y otros poetas absínticos del siglo XIX elevaran a categoría de motivo literario: el hecho de, efectivamente, sentir algo con un sentido distinto al que debería corresponderle.

En el caso específico de personas que dicen ver los sonidos, una investigación reciente sugiere que, lejos de considerarse un trastorno, este tipo de sinestesia podría deberse a variaciones específicas de la anatomía cerebral, pero más sorpresivo todavía es que estas diferencias se observan tanto en el cerebro de quienes dicen experimentar la ilusión y de quienes no.

En el experimento se analizó con resonancias magnéticas la reacción de 29 voluntarios a flashes y sonidos intermitentes: se lanzaba un flash seguido de dos sonidos cortos (beeps). En 6 de cada 10 ocasiones, el sujeto aseguró haber visto un segundo parpadeo luminoso; de esos seis, algunos lo vieron solo un 2% de las ocasiones y otros en todas las veces que se repitió la prueba.

De acuerdo con los investigadores, parece ser que hay una relación entre el tamaño del córtex visual y la posibilidad de experimentar este fenómeno: cuanto más pequeño, más probabilidad de incurrir en la ilusión. De este modo el cerebro podría estar compensando un circuito visual imperfecto.

“Si ambos miramos la misma cosa, esperamos que nuestra percepción sea idéntica. Nuestros resultados demuestran que no es tan cierto en todas las situaciones. A veces lo que percibimos depende de la anatomía individual de tu cerebro”, declaró en entrevista Benjamin de Haas, del University College London, uno de los responsables del estudio.


Igualmente la confusión se explica por la rapidez con que ciertos estímulos pueden suceder en el mundo y la cual es superior a la que nuestro cerebro puede procesar, especialmente por el pequeño número de neuronas dedicadas a las áreas visuales.

[Live Science] vía/Pujamasurf  

jueves, 21 de noviembre de 2013

Lo que deberías saber sobre la Sinestesia.

¿Sabes qué es la “sinestesia"?

¿Eres sinestésico? No, no te estoy preguntando por tu religión, lugar de origen ni opción sexual, sino por una peculiar característica sensorial. ¿Te imaginas oír una canción y sentir inmediatamente el sabor de un alimento determinado en tu boca? ¿O estar degustando tu comida favorita y ver indefectiblemente siempre el mismo color?

En eso consiste la sinestesia (palabra que proviene del griego syn con, conjunto, unión, igualdad, y aísthesis, sensación) y se define coloquialmente como un cruce de sentidos, un trueque sensorial, se aplica a personas que son capaces de oír colores, ver sonidos o degustar táctilmente, es decir, un estimulo determinado de un sentido evoca siempre y de una forma automática e involuntaria una percepción concreta de un sentido diferente, no son asociaciones o recuerdos y aunque los sinesteticos lo experimentan de forma natural también puede inducirse mediante sustancias alucinógenas.

Suele ser una condición hereditaria y no es una habilidad que pueda aprenderse o adquirirse. Tiene su origen en la infancia… al nacer existen conexiones neuronales entre áreas adyacentes del cerebro que provocan una actividad cruzada entre áreas sensoriales (un estudio realizado por la investigadora Daphne Maurer señala que todos los bebes menores de 4 meses presentan sinestesia), normalmente a medida que avanza el desarrollo se produce una poda neuronal que elimina estas conexiones adyacentes, cuando este proceso no se da o no se completa es cuando la persona puede experimentar sinestesia.

Entre un 2 y un 4% de la población es sinestésica (es un rasgo común entre artistas) y hay 60 tipos diferentes, siendo su intensidad diferente en cada persona, la más típica sucede cuando un grafema (una letra o numero) o palabra evoca un color. Las evocaciones son diferentes y personales para cada individuo y se dan solo de forma unidireccional. (20minutos.es)









miércoles, 21 de agosto de 2013

¿A qué suena el color azul? La extravagante psicoldelia de la sinestesia.

La sinestesia es la percepción conjunta de varios tipos de sensaciones diferentes captados en un mismo acto perceptivo. “Oir” colores o “ver” sonidos son algunas de las interferencias de la sinestesia, que por claras razones es un gran detonador del proceso creativo. En esta nota dos artistas que han compartido su (¿envidiable?) condición con el mundo.


La sinestesia es uno de esos desórdenes neuronales tan extravagantes que a veces desearíamos tenerlo. Se trata de una rara condición neuronal que lleva a la estimulación por un sendero sensorial que detona una experiencia por medio de otra; es decir, un corto circuito en las neuronas que permite que fenómenos tan extraños como escuchar colores, ver sonidos y probar olores tengan lugar. El parecido con lo que sucede con drogas psicodelicas como el LSD o la mescalina no es coincidencia; ocurren las mismas detonaciones neuronales y por lo tanto las correspondencias entre los sentidos se agudizan.

Hasta ahora se han identificado más de sesenta tipos de sinestesia. Algunos de los más comunes son las experiencias sensoriales cruzadas de color y sonido (“escuchar” un color o “ver” la música), y normalmente las personas que sufren de esto también tienen una memoria virtuosa o capacidades impresionantes para aprender idiomas.

Estas excentricidades neurológicas pueden, por razones obvias, ser una fuente de tremenda inspiración artística. Un ejemplo de esto es el trabajo de Michael Levy, quién cuando escucha música observa formas y colores en diferentes tonos, modulaciones, frecuencias y armonías. Su película animada Giant Seps captura esta experiencia única al visualizar la música de John Coltrane mediante su ojo sinestésico.



Otro fascinante ejemplo es el del ingeniero de software Stephen Malinowski quien ha estado trayendo al mundo una manera más intuitiva y visceral de entender la música clásica. Su “Máquina de animación musical” transforma algunas de las composiciones más complejas en la historia de la música en hermosas visualizaciones.


“La música se mueve y puede ser entendida sólo con escucharla. Pero una partitura convencional se queda quieta, y puede ser entendida sólo después de años de entrenamiento. La Máquina de Animación Musical une este espacio y puede ser entendida sólo con verla”, apunta el artista.



Lo que hace tan fascinante al fenómeno de sinestesia es que aunque a la mayoría de las personas no nos sucedan estos afortunados cortos circuitos, sí podemos entender que la música evoque colores, o que una letra del alfabeto suene más azul que otra. Por lo tanto, desde un lugar extraño y difícil de localizar, podemos entender perfecto los colores de Vivaldi.

[Brain Pickings]