Los sistemas de inteligencia militar de los Estados Unidos están alerta; ante la acreciente actividad de China en el espacio. Específicamente, les preocupa que el gigante asiático desarrolle la capacidad para echar abajo los satélites militares que proporcionan comunicación segura; y que conforman también el sistema sirve para alertar al país ante el eventual ataque de un misil enemigo.
Un informe realizado por diversas áreas de inteligencia, reveló que hay indicios suficientes para pensar que Beijing está desarrollando la capacidad para interrumpir la actividad de satélites norteamericanos de órbita alta. También mencionan que China ha realizado ya varias pruebas con el fin de medir su capacidad para derribar satélites de órbita baja.
El informe recomienda a Washington mantener la actividad espacial china bajo estrecha vigilancia, ya que es muy probable que Pekín haya implementado un agresivo programa de modernización militar, al menos en lo que a espacio exterior se refiere. Entre los objetivos de la milicia asiática estaría –entre otros- desarrollar habilidades para obstruir redes informáticas extranjeras, alerta también el mencionado informe.
Y tales preocupaciones no suenan tan exageradas, si consideramos que los chinos colocaron en órbita durante 2012, más satélites que los Estados Unidos. “China cuenta ya con la capacidad de convertirse en una amenaza en ese campo para los Estados Unidos, si así lo desea”, comenta Jonathan McDowell, del Centro Harvard-Smithsoniano de Astrofísica.
Por supuesto, se le ha advertido a la potencia asiática que no repita incidentes como el ocurrido el 11 de enero de 2007; cuando los chinos hicieron estallar en el espacio uno de sus satélites y generaron más de 10 mil trozos de “basura espacial”.
Tal accione les mereció la inmediata condena de la Comunidad Internacional. Y sin embargo, realizaron una acción similar (aunque por supuesto no de la misma magnitud) el 11 de enero de 2010. Gregory Kulacki, un respetado investigador de la Union of Concerned Scientists ha advertido que es muy probable que una nueva prueba de este tipo se realice en las próximas semanas.
Ante esto, el Peantágono se ha limitado a señalar a través de su vocera, la teniente coronel Monica Matoush: “Revisamos cuidadosamente los acontecimientos militares que ocurren en China y los exhortamos constantemente a mostrar una mayor transparencia en lo que se refiere a sus capacidades e intenciones”.
Pero lo que más preocupa es que Pekín realice ensayos que la inteligencia norteamericana no sea capaz de detectar; como producir una interferencia masiva de satélites, o probar el lanzamiento de un pulso electromagnético para inutilizar satélites a gran distancia.
Por eso es que Estados Unidos ya emprendió acciones para mostrar que no está de brazos cruzados. En febrero de 2008, los norteamericanos destruyeron uno de sus satélites, argumentando que ya no estaba en servicio y que su permanencia representaba una amenaza a causa de su combustible tóxico. Como sea, fue la excusa perfecta para dejar bien clara la capacidad de la súper potencia para destruir esta clase de artefactos.
Y Washington advierte que, cualquier otra prueba de este tipo que Chine realice y sobre todo, si lo hace con satélites de gran altura, generaría de inmediato preocupación entre las altas esferas militares estadounidenses.
En la actualidad, Estados Unidos opera una flota de satélites dedicados al Sistema de Posicionamiento Global (GPS) a una altura de 17 mil kilómetros. Los satélites militares y antimisiles, se encuentran a 34 mil kilómetros sobre el ecuador.
Por ello es que si Pekín realiza una prueba de cualquier tipo a gran altura, los norteamericanos sentirán que su seguridad estaría comprometida. Por el momento, todavía se considera que las acciones de China son preventivas. No obstante, si insiste en seguir realizando pruebas en las franjas más altas, Washington comenzaría a tomarlo como una auténtica ofensiva.
(Con información de Yahoo! News)
fuente/www.e-consulta.com
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