SI LA VIDA ES UN JUEGO, ¿CUÁL ES TU MEJOR JUGADA?
Ubiquemos los “jugadores de la vida” en tres categorías de la siguiente manera:
Jugador de suerte alta. MUY POCA OPCIÓN DE GANAR
90% suerte y 10% sabiduría. En este nivel la persona debe de someterse a los azares del destino y tendrá poca opción de cambiar su rumbo sometiéndose a los designios de este mundo.
Poder bajo: amor, compasión, perdón, compartir.
Poder alto: resentimiento, odio, egoísmo, ambición, estrés.
Poca conexión con DIOS.
Jugador de suerte media. BUENAS OPCIONES DE GANAR.
50% suerte y 50% sabiduría. En este nivel ya la persona tiene el poder y la conciencia para polarizarse definitivamente a DIOS dando a lo espiritual su merecido lugar sin desconocer el puesto que ocupa lo material en este mundo.
Poder medio: amor, compasión, perdón, compartir, calma.
Poder medio: conciencia, responsabilidad, entrega, ambición.
Frecuentemente tiene una buena conexión con DIOS.
Jugador de suerte baja. EXCELENTES OPCIONES DE GANAR.
10% suerte y 90% sabiduría. El nivel de juego por excelencia, se sobrepasa todo tipo de obstáculo y una vez superado, enfrentamos otro y otro hasta alcanzar la naturaleza del niño que perdimos, fundiéndonos en DIOS y logrando esa gran meta. «LA ILUMINACIÓN»
Poder bajo: apego a lo esencialmente necesario para el vivir.
Poder alto: amor, compasión, entrega, servicio, aceptación, conciencia, responsabilidad, entrega, ambición, armonía, calma.
Siempre tiene una buena conexión con DIOS.
CONCLUSION:
Siempre nuestra mejor jugada será: NO dejar nuestro destino a la suerte y a los azares de la vida, siempre abrir camino con los impulsos de conciencia que nos indican constantemente el camino por recorrer, usar los poderes, virtudes y el deseo inmenso de llegar a DIOS.
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