miércoles, 23 de enero de 2013

Ocho siglos de anillos de árboles hablan de una gran explosión.


Una ráfaga de radiación llegó a la Tierra alrededor del año 770 que pudo ser causada no por una llamarada solar, sino por los remanentes energéticos de la colisión de dos estrellas de neutrones cercanas.

El año pasado, Fusa Miyake en la Universidad de Nagoya, Japón, y sus colegas, descubrieron que dos cedros japoneses tenían niveles inesperadamente altos de carbono-14 en los anillos de los árboles formados entre los años 774 y 775. Normalmente, los niveles de isótopo difieren en sólo 0,05 por ciento anual, pero Miyake descubrió un salto del 1,2 por ciento en esos años, que sólo pudo haber sido causado por rayos cósmicos de muy alta energía que golpearon la Tierra.

Se han encontrado aumentos similares de carbono-14 en los árboles americanos y europeos de la misma época, mientras que los núcleos de hielo de la Antártida del año 775 también tienen aumento de berilio-10, otro isótopo causado por los rayos cósmicos. No hay nada parecido en ningún otro lugar entre los registros de anillos de árboles en 3.000 años, lo que lleva a Miyake a sugerir como causa una inmensa llamarada solar.

Sin embargo, no todo el mundo está convencido, una explosión de tamaña energía sin duda habría perdurado en el tiempo, y no hay ningún registro histórico de una llamarada así. "La aurora se habría visto hasta en latitudes tropicales", dice Valeri Hambaryan de la Universidad de Jena, Alemania.

Accidente invisible.

Algunos investigadores han sugerido que una desconocida supernova podría ser la causante de un "crucifijo rojo" en el cielo, registrado en la Anglo-Saxon Chronicle, una historia de la vida anglosajona compilada por escribas anónimos. Si ese fuera el caso, los remanentes estelares seguiría siendo visibles hasta hoy en día.

Esa es la razón de que Hambaryan y su colega Ralph Neuhauser, han propuesto ahora un corto estallido de rayos gamma (GRB) como la causa. A diferencia de una explosión solar, aquélla habría sido invisible para el ojo desnudo. Los GRB se sabe que ocurren en galaxias distantes y se piensa que son causados por la colisión de dos estrellas de neutrones, agujeros negros o enanas blancas.

La pareja sugiere que los niveles de raros isótopos en los árboles y en el hielo de la Antártida son la primera evidencia de una explosión mucho más cerca de casa. Sugieren la búsqueda de una estrella de neutrones entre 3.000 y 12.000 años luz de distancia con restos de una fusión.

"Creo que su explicación es muy interesante", dice Miyake. No obstante, señala que los estallidos cortos de rayos gamma se cree que son raros, la probabilidad de un acontecimiento en un relativamente corto período de 3.000 años registrado por los árboles japoneses son escasos. Los GRB podrían, por supuesto, ser más comunes de lo que pensamos. "Ellos dicen que es posible que existan más explosiones de las observadas que puedan explicar esta inconsistencia, sin embargo hacen falta estudios adicionales para confirmar esta afirmación", dice Miyake.

fuente/bitnavegante.blogspot.com.es

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