lunes, 7 de enero de 2013

Tormentas Solares Versus Vulnerabilidad Tecnológica.


Tormentas que afectarán en el 2013.

El ciclo de actividad del Sol es tan regular como impredecible. El hombre siempre ha vivido con ello, pero nunca antes había sido tan vulnerable tecnológicamente.

Aunque muchos le crearon mala fama a las tormentas solares adjudicándoles el fin del mundo, ellas siempre han estado presentes en la vida terrestre. Con más o menos intensidad, son parte del Sol y, como tales, no representan una verdadera amenaza a la vida en la Tierra, pero sí a su tecnología. Por eso es tan importante que los científicos logren predecirlas.

"Conocemos bien las condiciones para que se produzca una tormenta solar, pero sólo estamos comenzando a ser capaces de predecir cuándo van a hacer erupción y con qué fuerza", explica Dean Pesnell, científico a cargo del Observatorio de Dinámica Solar (SDO) de la NASA. Por esto, las agencias espaciales siguen sumando aparatos al ejército de instrumentos que ya están monitoreando el Sol y su actividad.

El astro rey constantemente está mandando partículas al espacio, por lo que parte de ellas siempre terminan en la Tierra. Éstas destruirían la vida en el planeta si no fuera por el campo magnético terrestre que lo rodea y que actúa como un escudo que desvía ese bombardeo.

En paralelo a esto, la superficie de la estrella tiene una actividad que aumenta y disminuye progresivamente en un ciclo de, aproximadamente, 11 años. Cuando se producen los máximos se generan las tormentas solares que eyectan un plasma -partículas cargadas- y que según la dirección en la que fueron expelidas pueden alcanzar la Tierra o no. Las auroras boreales son la manifestación física del choque de esas partículas contra el campo magnético terrestre.

El problema es cuando se produce una tormenta de mayor intensidad y el campo magnético no puede desviar todas las partículas y parte de ellas llegan a la superficie.

En 1859, por primera vez los científicos se dieron cuenta del potencial de estas tormentas. Una inusualmente fuerte afectó la red de telégrafos de Estados Unidos y Europa. Por los cables viajaron las partículas cargadas provocando choques eléctricos a los operadores del sistema. Aunque no pasó a mayores y la red se reestableció rápidamente, si hoy ocurriera una tormenta de esa magnitud la situación sería muy distinta.

Una de las cosas que guían a los científicos para saber si ocurrirán tormentas en el astro son las manchas que aparecen como pecas negras en la superficie del Sol. "Espero que en 2013 tengamos entre 50 y 70 manchas solares", dice Pesnell. "Al parecer el ciclo solar 24 -en el que estamos ahora- tendrá menos manchas que el promedio. En 2012 observamos 60, mientras que lo normal habría sido 115", agrega.

Pero incluso una actividad moderada del Sol puede alterar la comunicación radial y los GPS, destruir satélites, afectar a los vuelos comerciales con rutas polares y producir apagones relativamente masivos.

Las señales que llegan de la red de satélites que hacen que un GPS funcione deben pasar por la ionosfera (capa ionizada de la atmósfera), explica Juan Alejandro Valdivia, físico de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile. "Esas señales tienen que ser precisas para que puedan geolocalizar correctamente un punto, pero cuando hay una tormenta solar las partículas cargadas perturban la ionosfera y pueden provocar falta de precisión", cuenta.

A ello se agrega que hay toda una nueva generación de satélites que no han vivido un máximo solar y por ende no se sabe si van a soportar la carga energética. "Las partículas cargadas pueden quemar parte de los circuitos eléctricos del satélite e inutilizarlos o, como ocurrió en el pasado, sus motores", detalla el físico.

En cuanto a los vuelos que cruzan la Antártida o el Ártico, se ven afectados porque la forma del campo magnético que protege a la Tierra "filtra" partículas por los polos (por esto las auroras polares sólo se observan en esas zonas). Se está monitoreando en tiempo real al Sol y se puede saber con al menos una hora de antelación sobre una tormenta solar. Así, estos aviones pueden desviar sus rutas para evitar exponer a los pasajeros a mayor radiación, dice Valdivia.

Aunque estos son problemas relativamente menores, lo que hoy sigue más expuesto a estos fenómenos son las redes eléctricas. En 1989 una tormenta solar produjo un apagón de proporciones en Quebec, Canadá, que dejó a millones sin luz por más de 9 horas. Aunque esto dejó en evidencia qué tan vulnerable es la red eléctrica, desde entonces no se ha vuelto a producir ningún evento similar. Los expertos están aprendiendo a proteger estas redes.

Aun así, los sistemas de transmisión de alto voltaje, como los de Australia, Canadá, China y Estados Unidos, siguen estando en riesgo. La clave está en saber cuándo apagarlos. "La predicción de la actividad solar es muy similar al pronóstico de tiempo", asegura Pesnell. "Continuamos mejorando nuestros modelos de pronóstico y la flota de satélites solares nos ayuda con sus datos para desarrollar y calibrar dichos modelos".

Este 2013 la Agencia Espacial Europea instalará una red que monitoreará las perturbaciones de la ionosfera producidas por las tormentas solares.

Por Lorena Guzmán/El Mercurio/GDA
fuente/www.elpais.com.uy/suplemento/ds/tormentas-que-afectaran-en2013/sds_686321_130106.html

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