Un sector se resiste a la “limpieza” de la Iglesia y apoya al brasileño Scherer. El otro respalda al italiano Scola.
Según todos los pronósticos y la enorme variedad de rumores y chismes que circulan en los mentideros en torno al Vaticano, los dos candidatos más fuertes que partirán enfrentados por los bloques contrapuestos de cardenales, son el italiano arzobispo de Milán, Angelo Scola, 71 años, y el brasileño Odilo Scherer, arzobispo de San Pablo de 63 años.
Ayer, hoy y mañana se viven jornadas cruciales, en parte en las últimas congregaciones preparatorias que se reúnen en el aula del Sínodo, y sobre todo en los conciliábulos, cafés compartidos, almuerzos y cenas en los borgos (calles) vecinos a los muros y a la plaza de San Pedro, para encontrar una figura que ponga de acuerdo al menos a 77 de los 115 electores cuando se empiece a votar al anochecer del martes en la Capilla Sixtina.
Los purpurados son conscientes de la difícil crisis que atraviesa la conducción de la Iglesia, estragada por los enfrentamientos, las maniobras “non sanctas” y los escándalos, que han determinado una Curia Romana sobre la cual el Papa Joseph Ratzinger perdió el control y, ayudado por su postración física y la amargura, eligió el camino casi inédito de la dimisión.
En las nueve congregaciones celebradas desde el lunes los cardenales abordaron todos los grandes problemas de la Iglesia y propusieron muchas soluciones. Pero saben que la cuestión fundamental es poner orden y terminar con las luchas intestinas.
El Cónclave no puede sino reflejar estos dramas. El cardenal camarlengo Tarcisio Bertone, de 70 años, que fue el Secretario de Estado de Benedicto XVI, vivió en los casi ocho años de pontificado ratzingeriano combatiendo a sus adversarios. El principal de ellos fue el cardenal Angelo Sodano, 86 años, Decano del Sacro Colegio y su predecesor en el reinado de Juan Pablo II, que le hizo la vida imposible. Pero de fieros enemigos, ambos están ahora aliados en la tarea de impedir que los nuevos vientos que soplen con el flamante Papa, que está por ser elegido, barra con el poder que ambos tienen en el control operativo del Vaticano.
Bertone y Sodano son italianos pero al parecer no quieren un Papa “nazionale”.
Prefieren un extranjero amigo y han elegido al brasileño Odilo Scherer, el más importante cardenal del más grande país católico del mundo con 123 millones de bautizados, el Brasil potencia emergente de 200 millones de habitantes.
Al parecer el llamado “partido romano”, que se apoya en el mayor bloque del Cónclave, con 28 purpurados italianos, busca un Papa amigo como Scherer, que trabajó varios años en la Congregación de los Obispos y es de la comisión de vigilancia del IOR, el polémico banco del Papa, y de la comisión de supervisión financiera del Vaticano. Pero un brasileño es siempre “extranjero” y la tradición indica que en este caso debe ser un italiano el Secretario de Estado, “primer ministro” o jefe operativo de la Curia.
Sodano y Bertone buscarían pactar con Scherer, algo que está prohibido pero que ya ha ocurrido en muchas ocasiones cuando se elige un Papa, que el Secretario de Estado sea un miembro del “partido romano”, como el cardenal Mauro Piacenza, 66 años, o el cardenal Fernnando Finoli, 66, dos “ministros” del gobierno central de la Iglesia. De esta forma se asegurarían la continuidad del poder en el control del Vaticano.
Enfrente se mueve contra esta perspectiva el llamado “partido americano”, que paradojalmente lleva como candidato a un italiano, el arzobispo de Milán Angelo Scola. El cardenal Scola fue también patriarca de Venecia y acumula en su biografía dos cargos que han dado en el último siglo nueve papas a la Iglesia.
Scola es un adversario de Bertone y Sodano, se ha comprometido a “limpiar” la Curia y contaría con simpatías entre los nueve cardenales de arquidiócesis italianas y una parte de los purpurados curiales de la península. Pero también con figuras de mucho peso como el arzobispo de Viena, Chirstoph Schoenburn, una parte de los 19 latinoamericanos y de los europeos.
Los grandes promotores de la candidatura de Scola son los once cardenales norteamericanos, que serán protagonistas decisivos en las negociaciones y maniobras para elegir al nuevo Pontífice, a fin de liquidar el poder escandaloso en el gobierno central de la Iglesia del “partido romano”.
Pero la lucha entre Scola y Scherer puede debilitarlos tras las primeras votaciones en el Cónclave, demostrar que ninguno de los dos obtendrán los dos tercios necesarios, o sea los 77 votos.
De hecho, la agencia Ansa, informó anoche que Scola obtendría 37 votos y Scherer, 29.
Habrá llegado la hora de las segundas líneas, como ocurrió en octubre de 1978, cuando el choque entre los cardenales Giovanni Benelli y Giuseppe Siri, llevó el Cónclave a una riesgosa parálisis de la cual se salió con la alternativa del arzobispo polaco Karol Wojtyla, Juan Pablo II. Así terminó la hegemonía de los papas italianos, que había durado 455 años.
Los otros papables esperan su turno. Está el canadiense Marc Oullet, el norteamericano Sean O’Malley, el africano Kodwo Appiah Turkson, el húngaro Peter Erdo (presidente de los obispos europeos), el filipino Luis Antonio “Chito” Tagle, de gran carisma, muy joven (56 años), hijo de madre china, el también estadounidense Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, de 63 años. Por primera vez existe la hipótesis de un Papa venido de la superpotencia norteamericana.
fuente/clarin.com
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