martes, 23 de abril de 2013

El observatorio espacial Herschel de la ESA ha resuelto un viejo misterio de Júpiter.

Júpiter
fuente/ESA
El observatorio espacial Herschel de la ESA ha resuelto un misterio astronómico respecto al origen del agua presente en la atmósfera superior de Júpiter, al encontrar pruebas concluyentes de que fue llevada allí por el impacto del cometa Shoemaker-Levy, registrada el 9 de julio de 1994.

Durante el espectacular choque, que se prolongó una semana, una cadena de 21 fragmentos del cometa golpearon en el hemisferio sur de Júpiter, dejando cicatrices oscuras en la atmósfera del planeta que persistieron durante varias semanas.

El acontecimiento fue la primera observación directa de una colisión extraterrestre en el Sistema Solar. Fue seguido en todo el mundo por astrónomos aficionados y profesionales con muchos telescopios terrestres y el propio Hubble. (EP)

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