Se resuelve uno de los misterios de la regeneración de miembros
Las salamandras regeneran sus miembros mediante cambios celulares menos drásticos de lo que anteriormente se creía.
Las salamandras
tienen una capacidad envidiable para regenerar los apéndices que se les
amputan o resultan lesionados; recrean todos los huesos, músculos,
piel, vasos sanguíneos y nervios de forma tan precisa que es difícil
creer que esa parte llegó a ser amputada. Gracias a esta habilidad, las
salamandras han sido sujetos muy populares entre los científicos
dedicados al estudio de la regeneración, para así llegar a comprender la
forma en que las células humanas podrían acabar realizando la misma
tarea.
En las salamandras, los nuevos tejidos se crean por medio de una masa
de células parecida a un tumor que se forma allí donde se produce la
lesión, y que responde al nombre de blastema.
Hasta ahora, la mayoría de científicos pensaba que el blastema contenía
un grupo de células madre que se habían transformado en pluripotentes,
capaces de crear todos los tejidos necesarios. No obstante, un nuevo
estudio publicado en Nature prueba que ese no es el caso. En vez
de eso, las células madre involucradas en la regeneración sólo crean
células del tejido del cual proceden. El descubrimiento sugiere que la
regeneración no requiere que las células se reprogramen ellas mismas de
forma tan dramática como los científicos habían asumido.
Elly Tanaka, científica principal del estudio en el Centro de
Terapias Regenerativas, en Dresden, Alemania, afirma que “hay mucha
gente que tiene la impresión de que estas células del blastema son todas
iguales.” El laboratorio de Tanaka incluso había llegado a demostrar
previamente que una sola fibra muscular podía generar varios tipos de
células dentro del miembro regenerado. Sin embargo, afirma los estudios
anteriores estaban basados en unos métodos de seguimiento celular
imperfectos, tales como el uso de tintes fluorescentes que posiblemente
acabaron manchando otras células.
En el estudio actual, el equipo de Tanaka empleó un nuevo método para
hacer un seguimiento del destino de las células procedentes de
distintos tejidos en un tipo de salamandra llamada axolote o ajolote. En primer lugar, los investigadores crearon axolotes transgénicos que llevaban consigo una proteína verde fluorescente
(GFP, en inglés) en todo el cuerpo. Cuando los animales aún estaban en
fase embrionaria, los investigadores extrajeron una parte del tejido de
la región de las extremidades en los animales transgénicos y las
transplantaron en la misma posición en axolotes no transgénicos. Los
transplantes se incorporaron al cuerpo en crecimiento como si fueran
células normales, y cuando la extremidad de los receptores del
transplante fue amputada, los investigadores pudieron seguir el destino
de las células fluorescentes al tiempo que la extremidad volvía a
crecer.
Los investigadores utilizaron este método para hacer un seguimiento
de las células en la piel interna y externa, los músculos y el
cartílago, así como en las células Shwann, que aislan a las fibras
nerviosas. Descubrieron que, al contrario de lo que se creía, las
células de músculo en el lugar de la amputación sólo se convierten en
células de músculo en la nueva extremidad. Los otros tipos de células
también mantuvieron su identidad; la única excepción, afirma Tanaka, es
que las células de las capas internas de la piel y el cartílago parecen
transformarse unas en otras. No obstante, y en líneas generales, afima
Tanaka, el blastema no es una masa homogénea de células sino una “mezcla
de células madre o progenitoras de distintos tejidos que permanecen
separadas durante todo el proceso.”
Los investigadores también descubrieron que algunas células recuerdan
no sólo sus identidades sino también su posición en el cuerpo. Las
células de cartílago, por ejemplo, recuerdan si se supone que deben
crear un brazo superior, uno inferior, o una mano, mientras que las
células de Shwann simplemente migran a los lugares en que se las
necesita.
Tanaka afirma que el descubrimiento provocará un cambio importante
dentro de la forma en que concebimos los requerimientos necesarios para
la regeneración. A la hora de explicar por qué las salamandras pueden
regenerar sus miembros y los humanos no, afirma, “la hipótesis consistía
en pensar que las salamandras pueden alterar la indentidad de las
células.” Sin embargo, de hecho las células nunca pierden su identidad;
en vez de ello, parecen utilizar células madre específicas de un tejido y
capaces de generar una parte del nuevo miembro. Tanaka señala que los
humanos también poseemos células madre de tejidos específicos capaces de
reemplazar distintos tipos de tejido. Quizá las salamandras “no estén
haciendo nada demasiado complicado y que las células madre humanas no
fueran capaces de hacer,” afirma. Hacer que las células humanas se
regeneren quizá no sea tan difícil como el drástico proceso necesario
para hacer que las células sean pluripotentes.
Alejandro Sánchez Alvarado, científico dedicado al estudio de la
regeneración en la Escuela de Medicina de la Universidad de Utah, afirma
que este método de “tatuaje” genético de las células transplantadas es
una “técnica novedosa dentro del campo de la regeneración”. Tanaka cree
que los estudios previos puede que hayan llevado a los investigadores
por caminos equivocados. Esto se debería al uso de métodos de
seguimiento imperfectos tales como la utilización de tintes en células
cultivadas antes del transplante, lo que posiblemente las alteraba, o al
permitir que varios tipos de células distintos contaminaran las
muestras.
Sánchez también afirma que la idea de que los blastemas albergan
distintos tipos de células era una “hipótesis minoritaria” y que este
estudio “demuestra que esta hipótesis era correcta.” Advierte que los
científicos deben determinar si este fenómeno es el mismo en las
axolotes adultos que en las tritón, que son un organismo modelo primario
dentro de los estudios de regeneración. No obstante, si este mismo
mecanismo resulta ser el que provoca otros casos distintos de
regeneración, esto cambiaría las creencias científicas acerca de los
requerimientos necesarios para regenerar las partes del cuerpo, afirma
Sánchez. Sin embargo existe una cuestión importante que hay que
contestar: si los humanos poseemos células madre de tejidos específicos,
¿qué es exactamente lo que diferencia nuestras células y las de las
salamandras?
Fuente: Tecnology Review. Aportado por Eduardo J. Carletti
vía(axxon.com.ar
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