lunes, 9 de septiembre de 2013

Rafa Nadal avergüenza a los políticos tras el ridículo olímpico.

 
 
El tenista Rafa Nadal se ha negado a utilizar un avión privado que le ponía la federación española de tenis para disputar la Copa Davis: “Tal y como está el país no creo que sea el momento de hacerle pagar un viaje al Estado”. Sin embargo, numerosos políticos regresaron a España desde Argentina en el “jet” de Florentino Pérez y en el avión de Mariano Rajoy, incluida Ana Botella, que dejó tirada a la delegación española que venía en el más incómodo vuelo regular, también pagado con dinero público. Y es que en Buenos Aires, independientemente del ridículo final, se vivió una larga “fiesta” con cargo al contribuyente español: estancias en hoteles de cinco estrellas, opíparas comidas en el Hotel Hilton y ministros, asesores, alcaldes y hasta concejales que se apuntaron a la fiesta autoinvitándose, entre ellos incluso varios políticos de pueblos de Madrid. 
 
La conexión de televisión falló, Ana Botella hizo sonrojar a millones de españoles con su inglés chapucero, una pregunta sobre la destrucción de pruebas (bolsas de sangre) por orden de la jueza Julia Patricia Santamaría que investigaba el dopaje (y no fue sancionada por el CGPJ) aireó la situación de la justicia en España, la delegación española no prestó atención a los discursos… Si a ello sumamos la masiva corrupción política, la ruina económica, el paro descomunal, la falsificación de encuestas y datos que habitualmente practican nuestras élites, el despilfarro en el gasto público frente a la extrema crueldad extractiva hacia los ciudadanos, era previsible que la pregonada y anunciada victoria de Madrid como sede de los Juegos Olímpicos fuera tan solo la última mentira que la clase política y mediática española quiso hacer tragar a los ciudadanos. Y como era de esperar, cuando se consumó la derrota, al menos dos aviones privados recogieron a políticos y empresarios en su regreso a Madrid, mientras la delegación olímpica española se quedaba tirada en Buenos Aires para volver en vuelo regular.

Los dos aviones privados que huyeron rápidamente de Buenos Aires tras la semana de fiesta con cargo al contribuyente pero con amargo final fueron el del presidente del Real Madrid, Florentino Pérez y el del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. En el primero viajó el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, acusado de corrupción por el sindicato policial SUP, que investigó una casa suya en Marbella como pago por un cohecho, asunto también frenado en instancias judiciales. Allí tan solo pudo subir el jugador de baloncesto Felipe Reyes.
Al segundo avión se encaramó Ana Botella, que tras su desastroso y cómico discurso en Buenos Aires, dejó tirada a la delegación olímpica y regresó con los otros políticos en su avión privado, concretamente con Mariano Rajoy, García Margallo, José Ignacio Wert, José Manuel Soria y el jefe de la Oficina del presidente de Gobierno, Jorge Moragas. Este avión realizó el vuelo de ida procedente de Moscú e hizo escala en Las Palmas, donde se bajó el ministro de Economía, Luis de Guindos, que a su vez regresó a Madrid en otro vuelo. Por contra, el tenista Rafael Nadal, en un gesto ejemplar, rechazó el ofrecimiento de la federación española de tenis para que con dinero público viajase en un avión privado desde Nueva York para disputar en Madrid la Copa Davis frente a Ucrania: “Tal y como está el país no creo que sea el momento de hacerle pagar un viaje al Estado”.
Rita Barberá
Y es que nuestros cargos públicos gastan a manos llenas y no pueden evitarlo. Ana Botella fue vista en Patio Bullrich, uno de los centros comerciales más lujosos de la capital argentina, donde tiró de tarjeta de lo lindo. La periodista Beatriz Candel, desde Buenos Aires, fue testigo de las opíparas comidas que se dieron los políticos españoles: “el resto de la delegación de Madrid 2020 está almorzando en una zona anexa al hotel Hilton de la capital argentina, donde se celebra la asamblea del movimiento olímpico” o “La delegación de Madrid en Buenos Aires se ha retirado a reponer fuerzas después de la presentación“… 
 
 
Otro periodista, Juan Jiménez, tomó nota de como a nuestros políticos les gustan solo los hoteles de cinco estrellas: mientras la delegación olímpica se alojaba en un hotel NH City Tower, otros lo hacían “en el Hotel Hilton, donde Alejandro Blanco y Ana Botella hacen lobby noche y día” junto a Teresa Zabell, ex-eurodiputada del PP “y Samaranch junior”, el hijo del presidente del COI que heredó la canonjía de su padre.
A la “fiesta” del viaje a Argentina se apuntaron también alcaldes y concejales de las ciudades subsedes de Madrid: Rita Barberá (Valencia) -que lo hizo en pleno proceso de imputación por el “caso Urgangarín”-, Córdoba (José Antonio Nieto (PP), Málaga (Francisco de la Torre, PP, con una extensa delegación), Getafe (Juan Soler, PP), así como representantes de Barcelona, Zaragoza, Valladolid y hasta de Paracuellos del Jarama, pues se vio también a su alcalde, Fernando Zurita (PP). 
 
En el segundo viaje a Buenos Aires, dos días antes del acto, embarcaron en la T1 de Barajas en un vuelo de Air Europa otros 180 invitados, entre ellos la actriz Amaia Salamanca y Javier Hidalgo, el hijo del dueño de “Air Europa”. Lo poco que le importaba la puesta en escena a nuestros políticos y lo mucho que disfrutaron en el viaje lo revela una anécdota: el asesor de Rajoy, Jorge Moragas, y el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, no paraban de hablar a la espalda de Letizia Ortiz cuando hablaba Felipe de Borbón en la tribuna. Esta falta de educación provocó que Letizia se girara hacia la fila trasera y con el dedo índice de la mano derecha en los labios, les pidiera a ambos que se callasen. La reacción de Moragas fue volver la cara hacia la princesa y devolverle un gesto similar al suyo.

Fuente: www.espiaenelcongreso.com

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