martes, 31 de diciembre de 2013

Cómo nos puede ayudar la psicología en un asalto.


Nunca es fácil decidir qué hacer ante un ataque de la delincuencia. Generalmente se trata de una situación que te toma por sorpresa y no sabes cómo actuar. Ésa es precisamente una de las herramientas que utilizan los maleantes para cometer su fechoría: el factor sorpresa. Actúan a toda velocidad y no te dan tiempo de analizar la situación y elegir una forma de reaccionar.

También suelen mostrarse muy agresivos desde el primer momento. No sólo te atacan, sino que también te agreden con palabras violentas y amenazas sobre tu integridad. Saben que esa es la manera de destruir tus recursos emocionales para resistir al ataque.

¿Cuál es la mejor manera de reaccionar? A menos que tengas entrenamiento en Artes Marciales o en alguna técnica de defensa personal, lo aconsejable es que comprendas que ante un ataque no estás en condiciones de hacer gran cosa. Mucho menos si se trata de un ataque armado, como suele suceder en el caso de un asalto callejero.

APRENDER TRES PRINCIPIOS QUE HARÁN MENOS TRAUMÁTICA LA EXPERIENCIA

1. Conserva la calma.
Cualquiera que sea la circunstancia, tendrás más oportunidades de sortearla si te mantienes calmado. Recuerda que tu atacante ha puesto en juego una buena dosis de adrenalina y tu tranquilidad le ayudará a que sienta la situación bajo control. Así no se desesperará al punto de cometer una estupidez mayor. Tu principal objetivo debe ser el de conservar tu vida y evitar que te causen daño físico. Por más ofensivo o abusivo que sea el delincuente, no tienes por qué reaccionar. Si lo haces, puedes exponerte a una situación que tal vez no seas capaz de manejar.

2. Obedece las instrucciones.
Si ya te han puesto bajo el dominio de un arma, no hay nada que hacer. Obedece una a una las instrucciones del delincuente. Entrégale tus pertenencias sin oponer resistencia. No hables con él. Adopta la actitud de “ser humano gris”: sin reacciones, sin palabras, casi sin presencia. No hagas nada que el delincuente no te pida y dale a entender con tu actitud que estás dispuesto a cooperar con el asalto. Eso disminuirá la agresividad del bandido.

3. Agudiza tu atención.
Intenta capturar la mayor información posible. Si miras directamente a los ojos al delincuente, probablemente lo irritarás. Aún así, trata de captar los rasgos de su rostro, sus manos. Permanece atento al tono de su voz, especialmente si tiene algún rasgo especial, como cierta procedencia regional o particularidades de ese estilo. Observa la ropa que lleva puesta y fórmate una idea general del individuo: estatura, edad, etnia. Todos esos datos serán muy valiosos al momento de denunciar el asalto.

Una vez concluya el asalto, busca ayuda inmediatamente. Comunícate con alguien de tu confianza y pídele que te acompañe a una delegación de policía para denunciar el hecho. Es importante que lo hagas al instante porque el recuerdo de la situación está fresco y eso te permitirá aportar una información valiosa.

Dependiendo de tu forma de ser y de las condiciones del asalto, es probable que también necesites de ayuda psicológica. Este tipo de situaciones ocasionan un trauma que puede llevarte a experimentar temor al transitar por las calles, o activar miedos inconscientes que pueden expresarse en angustia, problemas de sueño o irritabilidad, entre otros.

Tómate tu tiempo después de esta incómoda experiencia y no vayas a caer en la tentación de culparte, ni lamentarte por lo que ocurrió. Los objetos que hayas perdido puedes recuperarlos, por más costosos que sean. Si saliste con vida y evitaste daños mayores, puedes tener la certeza de que actuaste de manera inteligente y supiste sortear con éxito de una difícil situación.


Foto: Cortesía de Luis Pérez
fuente/lamenteesmaravillosa.com/como-nos-puede-ayudar-la-psicologia-en-un-asalto



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