domingo, 12 de octubre de 2014

2.000 años han pasado y el Enigma continúa sobre los años "perdidos" de Jesús.

La vida de Jesucristo ha marcado durante más de 2.000 años el devenir de los acontecimientos mundiales. Sus enseñanzas son el paradigma de bondad y amor que han seguido millones de personas. Pero muchos capítulos de su vida son un enigma, en especial los que van desde los 13 hasta los 30 años. ¿Dónde estuvo? ¿Qué hizo? ¿Estuvo Jesucristo una temporada en la India, Tíbet y Nepal, adquiriendo conocimientos secretos? Veamos…

Parece que la respuesta a éstas y otras preguntas se halla en un compendio de antiguos textos que permanecen ocultos entre las paredes de los monasterios budistas situados en la India y el Tíbet. Por ello, tratando de dilucidar lo acontecido, embarqué en un viaje que me llevaría a la inhóspita región de Laddak, al norte de la India, hasta cuya capital, Leh, arribo sobrevolando las nevadas cumbres a bordo de un pequeño avión de Jet Airways, mientras repaso mentalmente las historias que otros antes que yo han escrito sobre estas tierras.



Es una árida región enclavada a más de 3.500 metros de altura, pero que en algunos puntos alcanza la cota de 7.000. La provincia permanece aislada gran parte del año ya que las temperaturas por estos lares fluctúan desde los 30 grados negativos en invierno hasta más de 35 en verano, con las nieves perpetuas vistiendo sus cumbres.

Los pedregosos caminos ascienden hasta centenarios monasterios budistas que nos trasladan a lo más profundo de nuestros sueños. Esta es la tierra de los puertos de alta montaña, de los lagos de aguas turquesa que son el espejo donde se refleja el cielo más azul que jamás se haya visto. Aquí, los ríos Indo y Zanskar se convierten en manantial de vida, transformando la aridez en un vergel, donde la fresca hierba se mece junto a las doradas espigas de trigo. Sus habitantes son sumamente amables, adivinándose en sus rostros una forma de vida asociada a la mística que, en otros puntos del planeta, ya se ha perdido. Con este decorado de fondo, iniciamos el viaje en busca de las ansiadas respuestas, en busca de la figura del mesías.

Indagar en la vida Jesús es harto difícil; las informaciones se sobreponen y forman un rompecabezas en el que muchas piezas no encajan; los datos que no han sido clasificados permanecen en el olvido o simplemente son ignorados por historiadores y teólogos, que ven cómo se tambalean sus creencias.

La principal fuente de información sobre Jesús son los evangelios, escritos entre los años 60 y 100 después de Cristo, pero el tiempo transcurrido entre la crucifixión y el inicio de la redacción de estos escritos hace que muchos de los datos que aparecen en ellos no puedan ser considerados como ciertos. Junto a esto, se une que las versiones de los textos que han llegado hasta nuestros días, no son las que los evangelistas y los apóstoles escribieron; los manuscritos evangélicos más antiguos de los que tenemos noticia son del siglo IV, y desde el siglo I fueron muchos los que interpretaron, transcribieron e incluso transformaron –por razones teológicas casi siempre– los textos originales. Descubrimientos como los manuscritos de la biblioteca de Nag Hammadi en Egipto, y fragmentos de un evangelio secreto escrito por san Marcos en el desierto judío de Saba, contienen datos más verosímiles que los que ha presentado la Iglesia a través del Nuevo Testamento. Estos hallazgos no hacen más que confirmar que, entre la vorágine de textos antiguos, existen algunos que confirman que Jesucristo estuvo en las montañas del Himalaya y en ciudades hindúes como Benares. Dichos manuscritos no serían una novedad para el Vaticano, pues parece que en los estantes de su inmensa biblioteca, están depositados 63 legajos en varias lenguas orientales que se refieren a los años perdidos de Jesús.

Siguiendo los pasos de Nicolás Notovich, el explorador ruso que a finales del siglo XIX se aventuró a recorrer las regiones escarpadas del norte de la India, inicié el peregrinaje. El primer lugar que mis botas pisaron fue el monasterio de Hemis. Notovich afirmó que en su viaje descubrió la copia de un antiguo manuscrito budista, cuyo original se encuentra en la capital del Tíbet, que afirmaba que Jesús vivió en la India durante varios años. Pero no solo él tuvo el privilegio de leer los citados textos. Varias décadas después otros corroboraron su historia. El yogui Swami Abhedananda publicó una traducción de los manuscritos en 1929; el pintor, periodista aventurero y científico Nicolás Roerich descubrió y confirmó los mismos versos y, por último, los lamas del monasterio de Hemis se los mostraron en 1939 a Elizabeth Caspari y a su compañera, asegurándoles que “…estos libros dicen que Jesús estuvo aquí…”.

Mi llegada al monasterio de Hemis debió ser muy diferente a la de Notovich, entre otras cosas porque él lo hizo debido a la rotura de una pierna, obligado a permanecer en reposo durante varias semanas. Además el paso del tiempo ha trasformado los medios de transporte; él llegó a lomos de un caballo y yo sentado en un vehículo todo-terreno. No obstante, mis ansias por descubrir qué había de cierto en la existencia de los textos eran comparables a las del explorador que llegó al monasterio en 1887. Durante su viaje por la región había tenido conocimiento de que en Hemis había copias de algunos de los miles de rollos escritos en pali, la lengua sagrada de los budistas, cuyos originales estaban en Lhasa, en los que se hablaba del santo Issa, nombre oriental de Jesús.

La belleza del lugar permanece como en aquellos tiempos. Escondido entre las estribaciones montañosas, las edificaciones que dan forma al monasterio se alzan sobre un hermoso valle. Mientras recorro el patio principal, las banderas de oración se agitan con fuerza elevando los salmos en ellas escritos, y el olor a incienso me aturde. Mientras el sonido de la cánticos lleva mis pasos hacia el interior de uno de los templos, la parpadeante luz de la velas ilumina ténuemente a un joven monje. Vestido con la característica túnica azafrán recita los mantras escritos en un viejo libro, mientras hace manar mágicos sonidos de un tambor al son de su gutural voz.

Camino a su alrededor, observando las estatuas, tankas y demás símbolos que decoran el lugar, y entonces mi mirada se detiene ante un librería que permanece entre sombras. Ayudándome de un pequeña linterna, descubro que una verja me separa de poder leer los textos que se encuentran tras ella. Tal vez, entre sus páginas resida la verdad…
Mi deambular me lleva a visitar las diferentes estancias y disfrutar de las maravillosas y coloristas pinturas que decoran las paredes, budas y demás dioses que conforman la iconografía, auténticos guardianes de los secretos de Hemis. Descubro que las estancias están repletas de librerías en las que los textos se amontonan entre el olor a incienso y mantequilla de yak –una especie de caballo de pequeño tamaño– con la que mantienen encendidas las innumerables velas.

No tendré la suerte de Notovich; su irrefrenable espíritu de aventura y conocimiento se vio acompañado por la buena fortuna. Tras su primera visita al monasterio y sin haber conseguido tener acceso a los textos –aunque sí a la confirmación de su existencia–, tuvo que volver al monasterio debido, como ya he advertido, a una caída de su caballo que le ocasionó la fractura de la pierna y por la que permaneció en reposo entre las paredes de Hemis, teniendo acceso a la lectura de los textos en los que se hablaba del viaje de Jesús.

Con los datos en la maleta regresó a Europa para escribir La vida desconocida de Jesucristo, libro que vio la luz en 1894. La controversia más áspera y la duda cayeron como una losa sobre él, ya que se “atrevía” a afirmar que Jesús estuvo en Oriente, que estudió los textos sagrados hindúes –entre ellos los Vedas–; que fue instruido por los brahmanes; que alcanzó un alto grado en el control de su cuerpo y de su mente gracias a la meditación y el yoga; que aprendió el arte de la alquimia, con el que lograría transmutar el agua en vino entre otros hechos; que dominaría la bilocación; que compartió sus enseñanzas con los sudras y las castas inferiores, que preconizaba que todos eran iguales ante los ojos de Dios, a causa de lo cual fue condenado a muerte, pero que consiguió huir hacia las montañas hasta llegar a las lamaserías, donde aprendería las enseñanzas de Buda, que luego conformaron parte innegable de su mensaje… Todo ello afirmaciones que para la fe cristiana serían, son y serán una amenaza.

Parece ser que estos argumentos fueron motivo más que sobrado para que el profesor Archibald Douglas fuera a Hemis en busca de la confirmación, encontrándose con que el Lama superior afirmaba que todo era falso. Pero, de ser así, ¿cómo es posible que en años posteriores otros buscadores tuvieran acceso a ellos? Estos verificaron muchos de los detalles que aparecían en el libro de Notovich, por ejemplo Swami Abdhedananda, que en 1921 arribó a Hemis, y al que los monjes dijeron que conocían a Notovich y que todo lo escrito era cierto. Empero tiene especial relevancia la visita de Nicolás Roerich en 1925. Mientras dirigía una expedición a través de Asia llegó a Hemis y logró tener acceso a los textos. Previamente, a lo largo de su viaje ya había tenido la oportunidad de leer historias similares en otros monasterios, tanto en la India como en el Tíbet. Es por ello probable que Roerich tuviera acceso a documentos guardados en otros monasterios, esos que surgen entre las montañas como por arte de magia, sumidos en antiguas tradiciones, como el complejo de Lamayuru, cuya visión deja sin aliento, recortándose contra el cielo mientras los molinos de oración giran, y los devotos dejan las piedras en las que han tallado el mantra sagrado Om Mani Padme Hum hasta formar “muros de poder”.

Y tras recorrer sus templos, encaminarse por la infernal carretera que desde hace siglos sirve de ruta para atravesar estos valles, una vía que corta la respiración y se asoma al río Indo, que discurre entre amenazantes cumbres para concluir en monasterios como el de Likir, donde la dorada estatua del buda Maytreya se eleva hasta 25 metros; cómo olvidar la sonoridad de las caracolas que los monjes gelupka, del monasterio de Thiksey Gompa hacen sonar cada mañana en la puja matinal mientras el sol asciende y las sombras de las montañas recorren el hermoso valle que se encuentra a sus pies.

Cada uno de los rincones de Laddak guarda un preciado regalo, un secreto aún por descubrir. Mientras mi viaje toca a su fin no dejo de imaginar a Jesucristo recorriendo estos mismos pagos, sintiendo la fuerza del paisaje, la belleza de sus lagos, compartiendo su vida con las gentes del pequeño Tíbet, descubriendo su propio Shangrilá… (Akasico)

Existe en la India un sólido legado tradicional, considerado fidedigno por notables metafísicos y compuesto por conocidos relatos que figuran en manuscritos antiguos, donde se narra que los magos de Oriente que viajaron a Belén con el propósito de ver al niño Jesús eran, en realidad, grandes sabios de la India. Y no sólo los maestros de la India visitaron a Jesús, sino que él, a su vez, les devolvió la visita.

Durante los años de la vida de Jesús sobre los cuales no se tiene ninguna información (las escrituras guardan silencio en lo que respecta al período comprendido aproximadamente entre los catorce y los treinta años de edad), él viajó a la India recorriendo, probablemente, la transitada ruta comercial que unía el Mediterráneo con China y la India...

La realización divina con que ya contaba Jesús, nuevamente despierta y fortalecida por la compañía de los maestros de la India y el entorno espiritual allí imperante, brindó el cimiento de universalidad de la verdad, en el que Jesús se basó para predicar un mensaje sencillo y asequible que las masas de su país natal podrían comprender, pero que, al mismo tiempo, se hallaba colmado de significados subyacentes que serían apreciados por las generaciones futuras, a medida que la mente humana progresara desde su etapa infantil, hasta alcanzar la madurez del entendimiento...

Portada libro el Yoga de Jesús


LOS AÑOS “PERDIDOS” DE JESÚS

En el Nuevo Testamento, la cortina del silencio desciende sobre la vida de Jesús después de los doce años, y no vuelve a alzarse hasta dieciocho años más tarde, cuando recibe el bautismo de Juan y comienza a predicar ante las multitudes. Únicamente se nos dice: “Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres”...
(Lucas 2:52)...

El hecho de que los contemporáneos de un personaje tan excepcional como Jesús, no hayan encontrado nada digno de ser mencionado por escrito desde la niñez hasta el trigésimo año de su vida... es, en sí mismo, extraordinario...

Sin embargo, existen efectivamente relatos notables acerca de Jesús, pero no en su país de origen, sino más hacia Oriente... en aquellos lugares donde pasó la mayor parte del período sobre el cual se carece de datos... Ocultos en un remoto monasterio tibetano, se encuentran documentos de incalculable valor que hacen referencia a un tal "San Issa", proveniente de Israel, “en quien se hallaba manifestada el alma del universo”... y que desde los catorce a los veintiocho años, permaneció en la India y zonas de la cordillera del Himalaya – entre santos, monjes y pándits -, predicó su mensaje por toda la región, y luego, con el propósito de enseñar, retornó a su tierra natal, donde fue cruelmente maltratado, condenado a muerte y crucificado.. A excepción de los registros que aparecen en estos antiguos manuscritos, nada se ha publicado acerca de los años desconocidos de la vida de Jesús...

De modo providencial, el viajero ruso Nicolás Notovitch descubrió y transcribió estos documentos (en el monasterio de Himis, del Tibet). El mismo publicó sus notas en 1894 bajo el título "La Vida Desconocida de Jesucristo"...

En 1922, Swami Abhehananda, discípulo directo de Ramakrishna Paramahansa, visitó el monasterio de Himis y confirmó todos los detalles sobresalientes publicados acerca de Issa en el libro de Notovitch...

En una expedición a la India y al Tíbet, realizada a mediados de la década de los veinte, Nicolás Roerich tuvo ocasión de ver y copiar versos de antiguos manuscritos, que eran idénticos a aquellos publicados por Notovich (o cuyo contenido, al menos, era el mismo)... Roerich quedó además profundamente impresionado con las tradiciones orales de la región: “En Srinagar nos enteramos por primera vez de la curiosa leyenda sobre la visita de Cristo en estos parajes. Más tarde, pudimos comprobar cuán difundida se halla en la India, en Ladak y en Asia Central, la leyenda de la visita de Cristo a estas regiones durante su larga ausencia mencionada en el Evangelio"...

La India es la madre de la religión... Se reconoce que su cultura es mucho más antigua que la legendaria civilización egipcia... Si investigamos estas cuestiones, podremos comprobar que las antiquísimas escrituras de la India, preceden a todas las demás revelaciones y han influido sobre el Libro Egipcio de los Muertos y el Antiguo y Nuevo Testamento de la Biblia, así como también sobre otras religiones que estuvieron en contacto con la religión de la India y se inspiraron en ella, porque la India se ha especializado en la religión desde tiempos inmemoriales...

Por esa razón, el propio Jesús viajó a la India... El manuscrito de Notovitch nos lo cuenta así: “Issa se ausentó secretamente de la casa de su padre, abandonó Jerusalém y viajó hacia Sind en una caravana de mercaderes, con el objeto de perfeccionarse en el conocimiento de la Palabra de Dios y en el estudio de las leyes de los grandes Budas”...


Esto no significa, que Jesús aprendiera de sus mentores y compañeros espirituales de la India y regiones circundantes todo cuanto luego enseñó... Los avatares vienen provistos de su propio caudal de sabiduría... Durante el período en que permaneció con los pándits hindúes, los monjes budistas y, en especial, los grandes maestros de yoga -de quienes recibió iniciación en la ciencia esotérica de la unión con Dios a través de la meditación- la realización divina que Jesús ya poseía, tan solo despertó y se amoldó a la singular misión que iba a desarrollar...

A partir del conocimiento que había acumulado y de la sabiduría que brotaba de su alma cuando se hallaba en profunda meditación, concibió para las masas, parábolas simples sobre los principios ideales mediante los que ha de gobernarse la vida humana ante Dios... En cambio, a aquéllos discípulos que estaban preparados para recibirlo, les impartió el conocimiento acerca de los más insondables misterios, como lo demuestra el libro del Apocalipsis de San Juan -que forma parte del Nuevo Testamento- cuya simbología concuerda de manera precisa con la ciencia yóguica de la comunión con Dios...

Los documentos descubiertos por Notovitch, aportan una corroboración histórica a lo que he sostenido durante largo tiempo, como resultado de la información recogida en mis años juveniles en la India... en el sentido de que Jesús se hallaba vinculado a los rishis de la India, a través de los magos (sabios) de Oriente... quienes peregrinaron hasta su lugar de nacimiento y por cuya razón viajó él a la India con el fin de recibir sus bendiciones y deliberar con ellos sobre la misión mundial que había de llevar a cabo... En las páginas de este libro, me propongo demostrar que las enseñanzas de Jesús, nacidas internamente de su comunión con Dios, y alimentadas externamente por los estudios que realizó con los grandes maestros, expresan la universalidad de la Conciencia Crística, la cual no conoce límites de raza o de credo...

Al igual que el Sol, que se eleva por el Este y se desplaza hacia el Oeste difundiendo sus rayos, así también Cristo surgió en Oriente y viajó hacia Occidente, para quedar allí entronizado en el altar de una vasta cristiandad, cuyos miembros le consideran su Gurú y salvador... No es casual que Jesús eligiera nacer en Palestina como un Cristo oriental... Este escenario era el centro de confluencia que vinculaba Oriente con Europa... Jesús viajó a la India, para honrar los lazos que le unían con los rishis... predicó por aquellas regiones su mensaje y, luego, regresó a su tierra natal con el propósito de difundir allí sus enseñanzas, pues, en su gran sabiduría, reconoció Palestina como la vía de acceso a través de la cual su espíritu y sus palabras hallarían una ruta hacia Europa y el resto del mundo...

Este grandioso Cristo, que irradia sobre Occidente la fortaleza y el Poder espiritual de Oriente, constituye un divino lazo de unión entre los pueblos de Oriente y Occidente que aman a Dios...

La verdad no es monopolio ni de Oriente ni de Occidente... Los puros rayos dorados y plateados de la luz solar, aparentan ser rojos o azules si se observan a través de un cristal rojo o azul... De igual modo, la verdad parece diferente, si adquiere los matices de una civilización oriental y occidental... Al examinar la sencilla esencia de la verdad, que han expresado las grandes almas en distintas épocas y latitudes, se puede observar que hay muy pocas diferencias entre sus mensajes... He comprobado, que aquello que recibí de mi gurú y de los venerados maestros de la India... "es idéntico a lo que he recibido de las enseñanzas de Jesús el Cristo"...


Las ENSEÑANZAS PERDIDAS de LOS EVANGELIOS

Cristo ha sido muy mal malinterpretado por el mundo... Incluso los principios más elementales de sus enseñanzas han sido profanados –crucificados a manos del dogma, los prejuicios y la falta de entendimiento- y la profundidad esotérica de esos principios ha quedado en el olvido... Bajo la supuesta autoridad de doctrinas del cristianismo, forjadas por el hombre, se han librado guerras genocidas y se ha quemado a gente en la hoguera bajo la acusación de brujería o herejía... ¿Cómo podemos rescatar a estas inmortales enseñanzas de las garras de la ignorancia?... Es preciso conocer a Jesús como un Cristo oriental, como un yogui supremo, que manifestó completo dominio sobre la ciencia universal de la unión con Dios y, por lo tanto, pudo hablar y actuar como un salvador que contaba con la voz y la autoridad de Dios... Jesús ha sido occidentalizado en exceso...

Jesús era oriental, tanto por nacimiento como por lazos de sangre y por la instrucción recibida... Disociar a un maestro espiritual de sus orígenes y entorno, es empañar el entendimiento a través del cual se le debe percibir... Con independencia de lo que Jesús el Cristo era por sí mismo –en lo relativo a su propia alma-... por el hecho de nacer y haber alcanzado la madurez en el Oriente, él tuvo que utilizar la civilización oriental, sus costumbres, peculiaridades, lenguaje, y parábolas, como instrumento para divulgar su mensaje... Por lo tanto, con el fin de entender a Jesucristo y sus enseñanzas, debemos estar receptivos y bien predispuestos hacia el punto de vista oriental –en especial, hacia la civilización antigua y moderna de la India, sus escrituras religiosas, tradiciones, filosofías, creencias espirituales y experiencias metafísicas intuitivas-... Si bien las enseñanzas de Jesús, desde la perspectiva esotérica, son universales, están impregnadas de la esencia de la cultura oriental, y se encuentran arraigadas en influencias orientales que se han adaptado al ambiente occidental...

Podemos comprender correctamente los Evangelios, a la luz de las enseñanzas de la India: No de interpretaciones distorsionadas del hinduismo, con su opresivo sistema de castas o la práctica de adorar piedras, sino de la sabiduría filosófica de los rishis cuyo objeto es la salvación del alma, es decir, aquellas enseñanzas que constituyen, no la cáscara sino el meollo de los Vedas, los Upanishads y el Bhagavad Guita... Esta esencia de la Verdad (el Sanatana Drama o los eternos principios de la rectitud que sostienen al hombre y al universo) le fue conferida al mundo miles de años antes de la era cristiana, y se conservó en la India como una vitalidad espiritual, que ha convertido la búsqueda de Dios en el único propósito de la vida, y no un simple pasatiempo de salón...


La CIENCIA UNIVERSAL de LA RELIGIÓN

La experiencia personal de la verdad, es la ciencia que se encuentra en el fondo de todas las ciencias... Sin embargo, para la mayoría de las personas, la religión se ha transformado en una mera cuestión de creencia... Hay quienes creen en el catolicismo, hay otros que creen en alguna doctrina protestante, mientras que algunos afirman creer que la religión judía o la hindú o la musulmana o la budista es el camino verdadero... La ciencia de la religión identifica aquellas verdades universales, que son comunes a todas –la base de la religión– y enseña cómo, mediante su aplicación práctica, una persona puede edificar su vida de acuerdo con el Plan Divino... Las enseñanzas del Raja Yoga (la ciencia “regia” del alma originaria de la India) son superiores a la ortodoxia de la religión, pues exponen de forma sistemática, la práctica de métodos universalmente necesarios, para el perfeccionamiento de todo individuo, sea cual sea su raza o credo...

Es preciso reunificar la ciencia de la religión, con lo que constituye su espíritu o inspiración: Lo esotérico con lo exotérico... La ciencia del yoga, expuesta por el Señor Krishna –la cual proporciona métodos prácticos para experimentar verdaderamente a Dios en nuestro interior, y reemplazar así la corta expectativa de vida de las creencias- y el espíritu de hermandad y amor crístico predicado por Jesús (la única panacea segura para evitar que el mundo quede destrozado a causa de diferencias irreconciliables) son, en conjunto, una sola verdad universal que enseñaron dos Cristos, uno de Oriente y otro de Occidente...

Los salvadores del mundo, no vienen con el propósito de fomentar divisiones doctrinales hostiles; sus enseñanzas no deben ser utilizadas para tal fin... Incluso, referirse al Nuevo Testamento como la Biblia “cristiana” es, en cierto modo, impropio, dado que no se trata del patrimonio exclusivo de ninguna confesión religiosa en particular... La Verdad se halla destinada a beneficiar y elevar a la raza humana en su conjunto... Así como la Conciencia Crística es universal, así también Jesucristo pertenece a todos...

Sitien enfatizó el mensaje del Señor Jesús, contenido en el Nuevo Testamento, y la ciencia yóguica de la unión con Dios, delineada por Vagaban Krisnha en el Bhagavad Guita, como el summum bonum del camino a la realización de Dios... reverencio por igual las variadas expresiones de la verdad que fluyen del Dios Único, a través de las escrituras de sus diversos emisarios...


La verdad es, en sí misma y por sí misma, la “religión” fundamental... Aun cuando pueda expresarse de diferentes maneras por los “ismos” de los distintos credos religiosos, éstos jamás podrán agotarla... La verdad posee infinitas expresiones y ramificaciones, pero sólo se consuma en la experiencia directa de Dios, la Unica Realidad...

El sello humano de la afiliación religiosa, carece de importancia... No es la confesión religiosa a la que pertenecemos, ni la cultura o el credo dentro del cual hemos nacido lo que nos otorga la salvación: La esencia de la verdad, trasciende todas las formas externas... Es dicha esencia, la que reviste una importancia fundamental para comprender a Jesús, y su llamamiento universal a las almas para que entren en el reino de Dios, que se halla “dentro de vosotros”...

Todos somos hijos de Dios, desde el comienzo hasta la eternidad... Las controversias surgen de los prejuicios, y el prejuicio es fruto de la ignorancia... No debemos sentirnos orgullosamente identificados, con el hecho de ser estadounidenses o indios o italianos o de cualquier otra nacionalidad, pues ésta es sólo un accidente de nacimiento...

Deberíamos estar orgullosos, sobre todas las cosas, de ser hijos de Dios, hechos a su imagen... ¿No es ese, acaso, el mensaje de Cristo?

Jesús el Cristo constituye un excelente modelo que pueden seguir tanto en Oriente como Occidente... La impronta divina que nos identifica como “hijos de Dios”, se halla oculta dentro de cada alma... Jesús ratificó lo que dicen las escrituras: “Dioses Sois”...

¡Desecha las máscaras!... Revélate abiertamente como un hijo de Dios, no mediante vanas proclamas y oraciones aprendidas de memoria, ni por medio de los fuegos artificiales, de eruditos sermones concebidos con el propósito de loar a Dios y reunir adeptos, ¡sino a través de la realización!... Identifícate, no con el estrecho fanatismo disimulado bajo el disfraz de la sabiduría, sino con la Conciencia Crística... Identifícate con el Amor Universal, que se expresa al servir a los demás tanto material como espiritualmente... Entonces sabrás quién fue Jesucristo y podrás decir, desde el alma, que todos formamos parte de la misma familia... que todos somos hijos del Único Dios...

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