jueves, 16 de octubre de 2014

Las diez predicciones sobre cómo será el mundo dentro de una década.

¿Cómo cambiarán la ciencia y la tecnología nuestras vidas en 10 años?.

Los analistas de Thompson Reuters se atreven a imaginar ese futuro, que incluye la teletransportación, la digitalización universal, el fin del hambre, nuevas fuentes de energía verde, la prevención de la diabetes, etc. Acceda a la nueva edición de la revista especializada elEconomista Tecnología.

1. Teletranspórtate. Esta vez prometemos que va en serio. En diez años podremos teletransportarnos de un lugar a otro dejando atrás los atascos, el gasto de gasolina, los controles de seguridad en los aeropuertos… El famoso bosón de Higgs es la clave porque, según parece, a raíz de ese gran descubrimiento, en el acelerador de partículas (Cern) van a seguir investigando sobre las partículas elementales, sobre sus compuestos y sus fuerzas asociadas. Y esto abre nuevas vías a esa teletransportación cuántica. Bueno, reconocemos que el ser humano tendrá difícil eso de teletransportarse, pero sí podría estar disponible para otras formas de materia. De hecho, nuevas técnicas de cinemática avanzan hacia ese nuevo mundo de posibilidades.

2. Todo será digital. El mundo digital tal y como lo conocemos hoy será cosa de niños en el año 2025. Si pensamos que estamos ya muy conectados, esto no es nada para lo que nos espera en 10 años. Gracias a la mejora de los semiconductores, los nanotubos de carbono, el grafeno y la tecnología 5G, las comunicaciones inalámbricas dominarán todo. No habrá vivienda, vehículo u objeto que no tenga su propio cerebrito, capaz de relacionarse con el resto de elementos, incluso de tomar sus propias decisiones. “Todos vamos a estar dirigidos de forma digital”, señalan desde Thompson Reuters. Según los expertos consultados, también en 2025 África estará conectada. Viviremos en un mundo ultradigital, donde la reciente tendencia conocida como el Internet de las cosas crecerá y crecerá hasta conocer una nueva dimensión y dominarlo todo.

3. La energía solar reinará. No será solamente una cuestión de sensibilidad con el medio ambiente y el cambio climático. La energía solar se convertirá en la dominante pues las técnicas para capturarla, almacenarla y aprovecharla serán tan eficientes que permitirán dejar atrás las fuentes de energía dependientes del carbono, así como sus obligadas emisiones de CO2 a la atmósfera. Gracias a las mejoras en la tecnología fotovoltaica, el enlace químico, los fotocatalizadores y las heterouniones nanoescala tridimensionales, será posible hablar del sol como la principal fuente de energía. ¿Qué pasará cuando Lorenzo se esconda tras las nubes y no quiera dar la cara? También habrá solución para eso pues un proceso de fotosíntesis artificial a través de enlaces químicos permitirá generar energía solar siempre que sea necesario.

4. Vuelos eléctricos. Nuevas baterías con mayor duración y potencia así como materiales más ligeros permitirán despegar a los primeros aviones totalmente eléctricos. Ir del punto A al punto B no será lo mismo en 2025. Sí, ya existen vehículos terrestres que no necesitan de carburantes fósiles. La mejora de las baterías de ion litio así como las opciones de almacenamiento de hidrógeno reversible, nanomateriales en pilas de combustible y baterías de película delgada harán posible ese avance. Esas baterías tendrán la capacidad de cargarse 10 veces más rápido a como lo hacen en la actualidad y también almacenarán mucha más energía. Incluso se dice que como estos aviones más ligeros serán capaces de despegar y aterrizar en pistas mucho más cortas, podría popularizarse contar con una licencia de piloto.

5. Envases 100% naturales. El petróleo no solo quedará desterrado como fuente de energía, sino que tampoco será usado para los embalajes o para los envases de cualquier producto. Lo que viene de la naturaleza volverá a la naturaleza, pues gracias a la bionanotecnología, esos productos estarán fabricados a partir de nanobiocompuestos basados a su vez en nanocelulosa. Aclaramos que los envases mantendrán su tamaño -no serán nano- y esos componentes les darán la propiedad de ser 100% biodegradables. Ese pseudoplástico procederá de biomasa u otra materia vegetal. Este componente también jugará un papel destacado en aquellos elementos quirúrgicos que deben introducirse en nuestro cuerpo y permanecer en él durante un tiempo para determinadas pruebas diagnósticas: al proceder de materiales naturales, una vez cumplida su función, podrán expulsarse del organismo como un alimento más.

6 Alimentos para todos. La escasez de alimentos y las fluctuaciones de los precios de estos bienes indispensables serán cosa del pasado. Ya hemos apuntado en el punto dos que África estaría digitalizada en 2025. Ese objetivo carecería de sentido si antes no se erradicara el hambre. Para entonces, se prevé que habrá 8.000 millones de bocas que alimentar en todo el mundo y, en contra de lo que muchos agoreros vaticinan, por supuesto que habrá alimentos para todos. La unión de las ciencias agrícolas, la genética y la tecnología será clave en la elaboración de medios de producción de nuevos cultivos. En 2025, esos alimentos modificados genéticamente se cultivarán rápidamente y de forma segura en espacios interiores, con luz durante todo el día, incluso con LED de bajo consumo que emitirán longitudes de onda específicas para mejorar el crecimiento. No será un cultivo todo lo biológico que muchos desearían, pero al menos garantizaría contar con alimentos para todos, que no es poca cosa.

7. El ADN, con el nombre. Nacer y disponer de un análisis de todo el ADN para evitar cualquier riesgo y enfermedades futuras será lo más lógico del mundo . Al mismo tiempo que recibe un nombre, el bebé tendrá también un informe exhaustivo sobre todo lo que puede dañarle a lo largo de su vida. De esta manera, no será necesario esperar a detectar que tal alimento o medicamento le provoca determinados efectos para saber que es alérgico a ese componente, sino que en ese mapeo del ADN aparecerá todo para saber a qué atenernos en cualquier circunstancia. Incluso incluirá las enfermedades a las que será más propenso durante toda su existencia. En sincronía con herramientas de proceso de la información de big data, los procedimientos médicos de detección y prevención de dolencias conocerán una nueva era.

8. Terapias menos agresivas. Para el año 2025 se habrán mejorado aún más los tratamientos para enfermos de cáncer y otras patologías crónicas. Seguirán reduciéndose al mínimo la toxicidad y los efectos secundarios de esos fármacos y también serán cada vez más eficaces. Los analistas de Thompson Reuters entienden que igual que el big data va a permitir ofrecer a los clientes experiencias mucho más personalizadas, en el campo de las ciencias de la vida también ocurrirá lo mismo, con fármacos adaptados al perfil de cada paciente. La comunidad científica está librando una batalla diaria para lograr terapias dirigidas a moléculas específicas, apoyándose para ello en la biotecnología. Desde sus laboratorios, de forma callada trabajan empeñados en plantar cara a cada una de las posibles formas específicas que adopta una misma enfermedad. Y se lo agradecemos desde aquí.

9. Prevenir la diabetes I. Los genes son una lotería. Siempre lo han sido, pero quizá en 2025 la cosa cambie porque cada vez seremos más capaces de alterar esa herencia. En el caso de enfermedades como la diabetes tipo I, una plataforma de ingeniería del genoma humano abriría la posibilidad de modificar los genes causantes de la enfermedad. De la misma manera, también se ocuparía de ayudar a prevenir otras enfermedades metabólicas. También la distrofia muscular podría prevenirse dentro de 10 años y no precisamente cambiando la dieta y haciendo más ejercicio. Bastaría con ir a la raíz del problema y modificar la parte de ADN que nos juega malas pasadas. Las moléculas biológicas que rigen la vida -ARN, ADN, proteínas…- así como los papeles que desempeñan se comprenderán mucho mejor, abriendo nuevas posibilidades de curación en estos pacientes.

10. Guerra a la demencia. Finalizamos esta serie de barruntos de lo que mejorará nuestra vida en 2025 que nos ofrecen los chicos de Thompson Reuters con un nuevo canto al optimismo. Según indican, para entonces habrá tal conocimiento de las enfermedades neurodegenerativas, que seremos capaces de prevenir la aparición de dolencias dramáticas como el Alzheimer o la demencia. Con una población cada vez más envejecida, se estrechará el cerco a estas enfermedades asociadas a la edad. En estos momentos, la investigación de esas enfermedades se centra en la identificación de los cromosomas patógenos que influyen en su aparición. Es un trabajo vital para entender las variaciones genéticas humanas y que permitirá a los científicos corregir disfunciones como las que afectan a pacientes con demencia. De hecho, ya han sido capaces de aislar cromosomas específicos que causan la demencia frontotemporal autosómica dominante (FTD) y la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), entre otros. Para 2025, los estudios de las mutaciones genéticas permitirá reducir el número de personas que se ven afectadas por estas enfermedades.


fuente/elEconomista.es

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