La inmortalidad, un sueño cada día más cerca de convertirse en realidad.
Gracias a los continuos avances científicos, probablemente en dos o tres décadas veamos el inicio de la “muerte de la muerte”. Algunos científicos están ahora estudiando el proceso de envejecimiento como una enfermedad, pero lo más sorprendente es que parece ser una enfermedad curable.
La inmortalidad, un gran sueño humano desde el comienzo de la historia, parece estar cada día más cerca de convertirse en realidad. Afortunadamente, hoy es posible pensar tanto de una inmortalidad biológica como de una inmortalidad computacional.
La ciencia continuamente abre nuevas puertas del conocimiento. Lo que antes parecía imposible, a veces se vuelve realidad luego. Los teléfonos fijos, los aviones, los antibióticos, los satélites espaciales, las computadoras personales, los teléfonos celulares, la Internet, todos parecían magia en su momento. Ahora, afortunadamente, cada uno de esos descubrimientos e invenciones son considerados normales por las nuevas generaciones.
De hecho, muchas ideas a veces avanzan de la ciencia ficción hacia la ciencia real. Sir Arthur C. Clarke, el conocido científico y autor de ciencia ficción, escribió hace casi medio siglo sus famosas tres leyes del futuro:
1. Cuando un científico viejo y distinguido afirma que algo es posible, es casi seguro que está en lo correcto. Cuando afirma que algo es imposible, es muy probable que esté equivocado.
2. La única manera de descubrir los límites de lo posible es aventurarse más allá de ellos, hacia lo imposible.
3. Cualquier tecnología suficientemente avanzada no se diferencia de la magia.
Clarke creía que la humanidad llegaría a la inmortalidad física antes del final del siglo XXI. De hecho, los científicos vienen alcanzado grandes logros en estudios de longevidad durante los últimos años y, de continuar así, es probable que se llegue al control del envejecimiento en las próximas dos o tres décadas. Gracias a diferentes desarrollos científicos y tecnológicos, actualmente se han creado ratones que viven casi 3 veces su expectativa de vida promedio, mosquitas de la fruta (Drosophila melanogaster) que viven 4 veces más, y algunos gusanos que han logrado vivir 6 veces más que su expectativa de vida observada normalmente en el medio ambiente.
Los experimentos con ratones son especialmente importantes pues se estima que los ratones y lo seres humanos compartimos, según como se mida, cerca del 80% del genoma. Hay una fundación sin fines de lucro que tiene un premio para crear ratones que vivan indefinidamente. La competencia científica internacional se llama el Premio del Ratón Matusalén para crear ratones que alcancen vidas muy largas, con una longevidad creciente. También hay un segundo premio para “rejuvenecer” ratones. Los científicos que participan en el “Premio del Ratón Matusalén” esperan que en dos décadas se pueda controlar el proceso de envejecimiento en los ratones, y quizás una década más tarde se pueda hacer lo mismo en los humanos.
En pocas palabras, lo que hoy parece magia, pronto quizás podrá ser realidad. Los avances científicos recientes muestran que la inmortalidad física no es imposible, y que muchos de nosotros llegaremos a verla con nuestros propios ojos.
La muerte de la muerte
Gracias a los continuos avances científicos, probablemente en dos o tres décadas veamos el inicio de la “muerte de la muerte”. Algunos científicos están ahora estudiando el proceso de envejecimiento como una enfermedad, pero lo más sorprendente es que parece ser una enfermedad curable. Sí, el envejecimiento podría ser una enfermedad curable.
La biología nos enseña que la vida apareció para vivir. La vida no surgió para morir, sino para vivir. De hecho, las primeras formas de vida en nuestro planeta, las bacterias unicelulares que aparecieron hace más de tres mil millones de años, no envejecen. Aunque parezca increíble para quienes no tengan muchas nociones de biología, las bacterias no envejecen y pueden vivir cientos de años, miles de años, y mucho más, mientras no se enfermen y mueran, mientras no sean alimento de otros organismos, o mientras no sufran accidentes fatales. Efectivamente, el hecho de que las bacterias no sufran del proceso de envejecimiento no quiere decir que no mueran nunca, pero por lo menos no envejecen como nosotros los seres humanos. Cuando las bacterias se reproducen, la bacteria madre es igual a la bacteria hija, sin considerar alguna posible mutación. Es decir, la bacteria hija es igual a la bacteria madre y ambas forman colonias que no envejecen, aunque claro que pueden morir si se enferman, si son comidas o si son asesinadas.
Con la aparición de organismos multicelulares hace cientos de millones de años, el proceso evolutivo biológico sólo conservó el no envejecimiento de las principales células para la sobrevivencia de una especie: las células reproductivas. La biología moderna nos muestra que las células germinales no envejecen, aunque el resto de un organismo (formado por las llamadas células somáticas) sí envejece. Es decir, mientras la mayor parte de un organismo envejece, las células germinales permanecen en buenas condiciones. Aunque no parezca intuitivo, hoy sabemos que las células germinales no envejecen y que los óvulos y espermatozoides producidos por las células germinales pueden ser conservados indefinidamente, casi siempre congelados. Pero dichos óvulos y espermatozoides, al igual que embriones congelados, pueden ser descongelados más tarde para ser utilizados. De hecho, gran parte del ganado hoy es producto de la inseminación artificial con óvulos y espermatozoides que pueden haber sido congelados.
Hoy hay investigadores que están estudiando científicamente por qué las bacterias no envejecen, ni tampoco las células germinales. Al paso que avanzamos, la ciencia nos acerca cada día más a la “muerte de la muerte”.
De hecho, muchas ideas a veces avanzan de la ciencia ficción hacia la ciencia real. Sir Arthur C. Clarke, el conocido científico y autor de ciencia ficción, escribió hace casi medio siglo sus famosas tres leyes del futuro:
1. Cuando un científico viejo y distinguido afirma que algo es posible, es casi seguro que está en lo correcto. Cuando afirma que algo es imposible, es muy probable que esté equivocado.
2. La única manera de descubrir los límites de lo posible es aventurarse más allá de ellos, hacia lo imposible.
3. Cualquier tecnología suficientemente avanzada no se diferencia de la magia.
Clarke creía que la humanidad llegaría a la inmortalidad física antes del final del siglo XXI. De hecho, los científicos vienen alcanzado grandes logros en estudios de longevidad durante los últimos años y, de continuar así, es probable que se llegue al control del envejecimiento en las próximas dos o tres décadas. Gracias a diferentes desarrollos científicos y tecnológicos, actualmente se han creado ratones que viven casi 3 veces su expectativa de vida promedio, mosquitas de la fruta (Drosophila melanogaster) que viven 4 veces más, y algunos gusanos que han logrado vivir 6 veces más que su expectativa de vida observada normalmente en el medio ambiente.
Los experimentos con ratones son especialmente importantes pues se estima que los ratones y lo seres humanos compartimos, según como se mida, cerca del 80% del genoma. Hay una fundación sin fines de lucro que tiene un premio para crear ratones que vivan indefinidamente. La competencia científica internacional se llama el Premio del Ratón Matusalén para crear ratones que alcancen vidas muy largas, con una longevidad creciente. También hay un segundo premio para “rejuvenecer” ratones. Los científicos que participan en el “Premio del Ratón Matusalén” esperan que en dos décadas se pueda controlar el proceso de envejecimiento en los ratones, y quizás una década más tarde se pueda hacer lo mismo en los humanos.
En pocas palabras, lo que hoy parece magia, pronto quizás podrá ser realidad. Los avances científicos recientes muestran que la inmortalidad física no es imposible, y que muchos de nosotros llegaremos a verla con nuestros propios ojos.
La muerte de la muerte
Gracias a los continuos avances científicos, probablemente en dos o tres décadas veamos el inicio de la “muerte de la muerte”. Algunos científicos están ahora estudiando el proceso de envejecimiento como una enfermedad, pero lo más sorprendente es que parece ser una enfermedad curable. Sí, el envejecimiento podría ser una enfermedad curable.
La biología nos enseña que la vida apareció para vivir. La vida no surgió para morir, sino para vivir. De hecho, las primeras formas de vida en nuestro planeta, las bacterias unicelulares que aparecieron hace más de tres mil millones de años, no envejecen. Aunque parezca increíble para quienes no tengan muchas nociones de biología, las bacterias no envejecen y pueden vivir cientos de años, miles de años, y mucho más, mientras no se enfermen y mueran, mientras no sean alimento de otros organismos, o mientras no sufran accidentes fatales. Efectivamente, el hecho de que las bacterias no sufran del proceso de envejecimiento no quiere decir que no mueran nunca, pero por lo menos no envejecen como nosotros los seres humanos. Cuando las bacterias se reproducen, la bacteria madre es igual a la bacteria hija, sin considerar alguna posible mutación. Es decir, la bacteria hija es igual a la bacteria madre y ambas forman colonias que no envejecen, aunque claro que pueden morir si se enferman, si son comidas o si son asesinadas.
Con la aparición de organismos multicelulares hace cientos de millones de años, el proceso evolutivo biológico sólo conservó el no envejecimiento de las principales células para la sobrevivencia de una especie: las células reproductivas. La biología moderna nos muestra que las células germinales no envejecen, aunque el resto de un organismo (formado por las llamadas células somáticas) sí envejece. Es decir, mientras la mayor parte de un organismo envejece, las células germinales permanecen en buenas condiciones. Aunque no parezca intuitivo, hoy sabemos que las células germinales no envejecen y que los óvulos y espermatozoides producidos por las células germinales pueden ser conservados indefinidamente, casi siempre congelados. Pero dichos óvulos y espermatozoides, al igual que embriones congelados, pueden ser descongelados más tarde para ser utilizados. De hecho, gran parte del ganado hoy es producto de la inseminación artificial con óvulos y espermatozoides que pueden haber sido congelados.
Hoy hay investigadores que están estudiando científicamente por qué las bacterias no envejecen, ni tampoco las células germinales. Al paso que avanzamos, la ciencia nos acerca cada día más a la “muerte de la muerte”.
¿Es posible la inmortalidad física?
¿Será posible extender la vida indefinidamente?
¿Se podrá revertir el envejecimiento y controlar la muerte?
¿Qué implicaciones tiene para Venezuela y el mundo? ¿Está preparada hoy la humanidad?
¿Estás preparado tú?
Esas son las fascinantes preguntas que tendrán que responder los jóvenes universitarios que participen en el premio anual Sembrar el Futuro 2012. El nombre del premio está basado en la famosa frase célebre "sembrar el petróleo" de Don Arturo Uslar Pietri, quien fue nuestro inspirador en la Sociedad Mundial del Futuro Venezuela.
Esta será la décima primera edición del premio en honor de Uslar Pietri, quien falleció en Caracas el 26 de febrero de 2001. Uslar Pietri fue un gran visionario siempre preocupado por el futuro de Venezuela y de la humanidad entera.
En 1936 lanzó su conocida expresión "sembrar el petróleo". Sin embargo, tres cuartos de siglo más tarde, el petróleo nunca fue sembrado según su visión y aparentemente ya sus días están contados. Ahora parece que finalmente veremos la crónica de una muerte anunciada, donde el difunto se llama "petróleo".
Según todas las apariencias, el muerto no irá al cielo sino al infierno, pues el llamado "excremento del diablo" -como alguna vez lo denominó otro gran venezolano, Juan Pablo Pérez Alfonzo, fundador de la OPEP- ha hecho mucho daño a la ecología planetaria y a las políticas públicas de países con instituciones frágiles y derechos de propiedad débiles como Venezuela.
Pero más allá de la muerte del petróleo, ¿qué acerca de la muerte de los humanos? ¿Será alguna vez posible detener el envejecimiento y controlar la muerte?
Bueno, quienes propongan las mejores respuestas serán ganadores del premio Sembrar el Futuro 2012 y representarán a Venezuela en la Convención Mundial del Futuro, la cual se realizará en la ciudad de Toronto, Canadá, del 25 al 30 de julio de 2012.
Los estudiantes que ganen viajarán gratis a Canadá con todos los gastos cubiertos por la Sociedad Mundial del Futuro Venezuela, y se reunirán con futuristas de todo el planeta en las reuniones anuales de la Sociedad Mundial del Futuro y del Millennium Project. Como ya han demostrado antes, nuestros estudiantes son la prueba de que Venezuela sí tiene futuro.
Todos debemos trabajar por una Venezuela donde la inteligencia derrote a la ignorancia, donde el progreso supere al retroceso, donde la inclusión venza a la exclusión, donde la tolerancia triunfe sobre la intolerancia. Una Venezuela con visión de futuro, mucho más allá del petróleo.
La inmortalidad y el cáncer
El cáncer es una de las enfermedades más terribles que existen. Las células cancerígenas son mutaciones de las células normales y pueden desarrollarse en prácticamente cualquier parte del cuerpo. Hay cáncer de la piel, cáncer del pulmón, cáncer de mama, cáncer de próstata, cáncer de la vejiga, cáncer de colon, leucemia, tumores cerebrales, neoplasias, etcétera.
Aunque hay muchos tipos de cáncer, lo que es común en todos ellos es que las células han mutado y se han convertido en células aparentemente “inmortales”. Las células cancerígenas no envejecen, sino que crecen y se reproducen de una manera descontrolada que termina afectando al resto del cuerpo.
Se podría decir que las células cancerígenas son inmortales pues aparentemente han descubierto como no envejecer. Las células cancerígenas continúan creciendo y reproduciéndose mientras consumen al resto del organismo. De esa forma, las células cancerígenas provocan la muerte del organismo y eventualmente su propia muerte. Dado que las células cancerígenas no mueren por sí solas, es necesario matarlas antes de que ellas terminen matando al resto del organismo.
Biológicamente, el cáncer es realmente una enfermedad fascinante pues representa una serie de mutaciones que detienen el proceso de envejecimiento de las células. Hace más de medio siglo se descubrió algo increíble, cuando unos médicos extirparon unas células de un carcinoma cervical de la paciente Henrietta Lacks en Estados Unidos. Los científicos encontraron que las células cancerígenas no envejecían sino que seguían creciendo y reproduciéndose indefinidamente. Aunque Henrietta Lacks falleció del carcinoma cervical, las células cancerígenas extraídas del tumor siguen vivas actualmente. Dichas células se convirtieron en la primera línea de células “inmortales” y hasta el día de hoy se conocen como las células HeLa por el nombre de la paciente.
Después de décadas de estudio de células cancerígenas que han sido conservadas fuera de sus tumores originales, los científicos siguen estudiando la evolución del cáncer con métodos cada vez más avanzados. La secuenciación del genoma humano se está volviendo tan barata actualmente, que por primera vez los médicos pueden secuenciar el genoma de las células cancerígenas y comenzar a entender las diferencias con las células normales de donde se produjeron.
Los avances científicos probablemente permitirán entender cómo las células cancerígenas se han vuelto “inmortales” y, mucho más fascinante, cómo lograr que las células normales buenas puedan también volverse “inmortales”.
El cáncer es una de las enfermedades más terribles que existen. Las células cancerígenas son mutaciones de las células normales y pueden desarrollarse en prácticamente cualquier parte del cuerpo. Hay cáncer de la piel, cáncer del pulmón, cáncer de mama, cáncer de próstata, cáncer de la vejiga, cáncer de colon, leucemia, tumores cerebrales, neoplasias, etcétera.
Aunque hay muchos tipos de cáncer, lo que es común en todos ellos es que las células han mutado y se han convertido en células aparentemente “inmortales”. Las células cancerígenas no envejecen, sino que crecen y se reproducen de una manera descontrolada que termina afectando al resto del cuerpo.
Se podría decir que las células cancerígenas son inmortales pues aparentemente han descubierto como no envejecer. Las células cancerígenas continúan creciendo y reproduciéndose mientras consumen al resto del organismo. De esa forma, las células cancerígenas provocan la muerte del organismo y eventualmente su propia muerte. Dado que las células cancerígenas no mueren por sí solas, es necesario matarlas antes de que ellas terminen matando al resto del organismo.
Biológicamente, el cáncer es realmente una enfermedad fascinante pues representa una serie de mutaciones que detienen el proceso de envejecimiento de las células. Hace más de medio siglo se descubrió algo increíble, cuando unos médicos extirparon unas células de un carcinoma cervical de la paciente Henrietta Lacks en Estados Unidos. Los científicos encontraron que las células cancerígenas no envejecían sino que seguían creciendo y reproduciéndose indefinidamente. Aunque Henrietta Lacks falleció del carcinoma cervical, las células cancerígenas extraídas del tumor siguen vivas actualmente. Dichas células se convirtieron en la primera línea de células “inmortales” y hasta el día de hoy se conocen como las células HeLa por el nombre de la paciente.
Después de décadas de estudio de células cancerígenas que han sido conservadas fuera de sus tumores originales, los científicos siguen estudiando la evolución del cáncer con métodos cada vez más avanzados. La secuenciación del genoma humano se está volviendo tan barata actualmente, que por primera vez los médicos pueden secuenciar el genoma de las células cancerígenas y comenzar a entender las diferencias con las células normales de donde se produjeron.
Los avances científicos probablemente permitirán entender cómo las células cancerígenas se han vuelto “inmortales” y, mucho más fascinante, cómo lograr que las células normales buenas puedan también volverse “inmortales”.
La inmortalidad: biológica y computacional
La inmortalidad, un gran sueño humano desde el comienzo de la historia, parece estar cada día más cerca de convertirse en realidad. Afortunadamente, hoy es posible pensar tanto de una inmortalidad biológica como de una inmortalidad computacional.
Desde el punto de vista biológico, hoy sabemos que ya existen células básicamente “inmortales”. Las bacterias son organismos unicelulares que no envejecen, de forma que mientras ellas no se enfermen, sean comidas o destruidas por otros organismos, las bacterias pueden vivir indefinidamente. En organismos multicelulares también hemos descubierto dos tipos de células que no envejecen, de hecho, podríamos decir que entre las células “inmortales” hay unas que son buenas y otras que son malas. Las células buenas son las germinales que no envejecen y están encargadas de la reproducción de la especie. Las células malas son las células cancerígenas que tampoco envejecen y son el resultado de mutaciones en otras células normales. Diferentes avances científicos, como la secuenciación del genoma, permitirán comprender por qué unas células envejecen y otras no. Adicionalmente, pronto será posible clonar diferentes partes del cuerpo, de forma que cualquier órgano también será reemplazable y podrá ser substituido por partes más nuevas y hasta mejoradas.
Desde el punto de vista computacional, hoy estamos comenzando a comprender la complejidad del cerebro humano. Nuestro cerebro contiene aproximadamente cien mil millones de neuronas, y representa así la estructura más compleja del universo conocido hasta el momento. Sin embargo, ya hay científicos trabajando en la creación de cerebros artificiales y estiman que en dos o tres décadas podremos crear estructuras más complejas que el cerebro humano. De hecho, gracias a la Ley de Moore que indica el crecimiento exponencial del poder de las computadoras, es posible que una inteligencia artificial pase el Test de Turing en 2029, según estiman futuristas como Ray Kurzweil.
En ese caso, será entonces imposible diferenciar entre una inteligencia artificial y una inteligencia humana. Después también será posible subir todos los conocimientos, recuerdos, experiencias, amores y sentimientos a computadoras, que incluso tendrán una memoria expandible y superior a la memoria humana actual.
Las próximas décadas serán realmente increíbles, y probablemente veamos la inmortalidad biológica y computacional, es decir, tanto el “hardware” como el “software”, del ser humano podrán no envejecer. La humanidad pasará así a una nueva etapa de su evolución, donde diferentes entes, biológicos o no, podrán ser inmortales.
autor/ José Cordeiro
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