En el transcurso de solo un año, el satélite climático DSCOVR avistó cientos de fenómenos lumínicos provenientes de nuestro planeta. El extraño fenómeno se remonta hasta la década de los 1990s, cuando el célebre astrónomo Carl Sagan notó «destellos» similares en imágenes tomadas por la sonda espacial Galileo.
Entre junio de 2015 y agosto de 2016, el Observatorio de Clima del Espacio Profundo (DSCOVR, por sus siglas en inglés) captó 866 destellos procedentes de la Tierra. |
Si bien en un principio se pensó que estos destellos solo aparecían sobre los océanos, simplificando su origen y achacándolos a reflejos sobre el agua, las nuevas imágenes proporcionadas por DSCOVR demuestran que también se manifiestan tierra adentro y no precisamente sobre la superficie.
¿Dónde se originan?
Según informa un comunicado publicado ayer en el sitio de la NASA, los científicos han hallado a los presuntos culpables. La fuente de las luces se encontraría en los cirros sobre el agua, nubes ubicadas a 5-8 kilómetros de altitud que contienen partículas «horizontalmente orientadas» de hielo que reflejan la luz del sol.
Para llegar a esta conclusión, los científicos razonaron que si los destellos eran causados por el reflejo de la luz solar, se limitarían a ciertos puntos del globo; es decir, puntos donde el ángulo entre el Sol y la Tierra coinciden con el ángulo entre el satélite climático y nuestro planeta, permitiendo la captura de las luces. Al comparar las ubicaciones de los destellos y estos ángulos, hubo coincidencia. Asimismo, dos instrumentos de DSCOVR, que están diseñados para medir la altitud de las nubes, proveyeron evidencia sobre la existencia de cirros en los puntos donde justamente se manifestaban los destellos.
El expertos creen que la detección de luces como estas podría resultar útil en varios ámbitos, desde las mediciones de las cantidades del calor que llega y sale de la atmósfera terrestre hasta el estudio de la habitabilidad de exoplanetas.
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