Recientemente estuve en un sitio que sobrecargó mis circuitos. Fue como Disneylandia con demasiado Kool Aid. (*) Me sentí como una viajera del tiempo perdida en el espacio. No tenía orientación, ni cuerda de seguridad, y ningún rescate a la vista. Había tanta interferencia psíquica que no podía encontrar la ventana de luz que tanto necesitaba para mirar afuera y lograr equilibrarme. Era una energía obligada, no la clase de diversión de esta diosa. Me sentía como Tarzan recién salido de la jungla.
Era como mezclar cien veces Margaretville con una pizca de explosión de estrella binaria y un simple toque de sandez planetaria. Estaba fuera de mi elemento y, obviamente, de mi dimensión. Traté de conectarme con la luz que conocía y amaba y todo lo que conseguí fue una conexión con zumbidos, que daba vértigo. Las energías psíquicas parecían como Cazafantasmas 2 con adicción al crack. Así que pedí conectarme con el ritmo natural de la Tierra, el latido de su corazón y su amor y comencé a respirar de nuevo.
Mientras lo hacía, vi la conexión contaminada precipitándose junto con los turistas y creando caos emocional con un gran efecto en el trastorno de personalidad. El pensamiento sanador fue el OM, la música que escuché fue el sonido de la frecuencia Schumann. Solo ese sonido sanador por corto tiempo abrió una ventana de esperanza que se había bloqueado. En ese momento comprendí de dónde venía toda la locura, por qué no dormíamos bien y qué necesitábamos para lograr sanarnos como personas y planeta y universo.
La Tierra se comporta como un enorme circuito eléctrico creado por una “cavidad entre la Tierra externa y el borde interno de la ionosfera.” Desde que comenzó la vida, la Tierra ha rodeado y protegido a todas las cosas vivientes con una frecuencia natural de 7.83 Hertz, el sonido del OM y el sonido del amor que pulsa desde el corazón de la Tierra al nuestro. Las Resonancias Schumann son ondas electromagnéticas cuasi permanentes que existen en esta cavidad de la Tierra interna. Como ondas en un manantial, ellas no están presentes todo el tiempo, pero tienen que ser excitadas para poder ser observadas. (Como cristales de tiempo). La atmósfera de la Tierra lleva una carga, una corriente y un voltaje de 7.83 Hertz. Ese también resulta ser el latido cardíaco natural de la Madre Tierra. Estas Resonancias son tonos electromagnéticos mundiales.
Aunque la existencia de la Resonancia Schumann es un hecho científico establecido, hay muy pocos científicos que estén conscientes de la importancia de esta frecuencia como un diapasón para la Vida. La Resonancia Schumann pudo ser fácilmente confirmada en el momento de su descubrimiento, pero eso ya no es cierto. Todos los campos de sanación natural de la Tierra están siendo ahogadas por energías hechas por el hombre.
Durante muchos años esta resonancia sanadora se ha cernido a un 7.83 Hertz estable con solo ligeras variaciones. En junio de 2014, todo cambió. Los monitores en el Sistema de Observación Espacial Ruso mostraron un repentino pico en la actividad. Desde entonces, han registrado días donde la Schumann se aceleró a 16.5 Hertz. Al principio, pensaron que su instalación no estaba funcionando bien, pero luego supieron que la información era correcta. Gran parte de la investigación en este tema en los últimos 20 años ha sido conducida por el Departamento de Marina investigando comunicaciones con submarinos con frecuencias extremadamente bajas.
Con la introducción de la tecnología inalámbrica, creamos un medioambiente contaminado que está literalmente “fuera de sintonía” con la Naturaleza misma. El campo magnético de la Tierra fue colocado en su lugar por los Antiguos para que las almas pudiesen aprender del libre albedrío, sin que lo impidiesen los recuerdos de vidas pasadas. Cuando los campos magnéticos cambiaron, las memorias se desataron, requiriendo una limpieza en vez de un continuo movimiento hacia adelante en la evolución de las especies. Vivimos en una dimensión de campos fluctuantes; los mínimos cambios en un campo se transfieren a otro campo.
Esta aceleración puede hacer que se sientan cansados, exhaustos, mareados, deprimidos, y que no duerman bien.
La condición física de los primeros astronautas se deterioró severamente en el Espacio Exterior, lejos de la Resonancia Schumann de la Tierra. El problema se solucionó introduciendo el “Simulador Schumann” en todos los trasbordadores, un generador de pulso magnético que imita la frecuencia de la Tierra. En especial, las frecuencias de los Teléfonos Móviles parecen tener la capacidad de ahogar este puso natural. Se ha demostrado que este pulso interfiere con los ritmos naturales dentro del cerebro. La investigación de la NASA sobre desafíos de la salud experimentados por los primeros astronautas resultó en que se colocasen Resonancias Schumann en las naves espaciales. Los investigadores descubrieron que los 7.83 Hertz son un componente crítico de los cambios en la salud y el comportamiento. Las Resonancias Schumann impactan en la forma en que funcionan nuestros cerebros: “variaciones en los patrones de onda cerebral pueden producir de leves a desastrosos cambios en la salud y el comportamiento.” Con la Resonancia Schumann naturalmente nos sentimos mejor, revitalizados, armonizados, en sincronía.”
El cerebro tiene su propio conjunto de vibraciones que usa para comunicarse consigo mismo y el resto del cuerpo, las ondas cerebrales Theta/Alfa son el “hogar” de los 7.83 Hertz.
La Glándula Pineal es afectada por los cambios en el campo magnético de la Tierra, así como la producción hormonal. La melatonina no se produce en ausencia de la Resonancia Schumann. La frecuencia natural está siendo enmascarada mientras nuestros sistemas biológicos aún están sintonizados con esa frecuencia sanadora. El efecto de “amarrarnos” a esta frecuencia natural mejora la función inmunológica, la calma interior y un profundo sentido y conexión espirituales. La investigación de laboratorio ha demostrado que suministrar un campo 7.83 Hertz puede contrarrestar los efectos de los nauseantes campos hechos por el hombre y proveer un medioambiente más saludable para que nuestros cuerpos se sanen, permitiendo así que las células aumenten su protección inmunológica y disminuya la absorción de sustancias químicas dañinas.
La Frecuencia Schumann está “sintonizada” con los estados del cerebro humano alfa y theta; cuando se acelere sentirá que el tiempo se ha acelerado.
La Gran Pirámide resuena a una frecuencia de 8.1 Hertz debido a su estructura, dimensiones y ubicación en el momento de la construcción. Esta frecuencia fue “capturada” por la Gran Pirámide. La Madre Tierra actúa como un diapasón y la Gran Pirámide fue afinada a esa frecuencia. Esta onda sonora, conocida como onda viajera, fue amplificada en la antecámara y pasada a la Cámara del Rey para formar una onda estable. La onda de sonido amplificado que llega a la Cámara del Rey está compuesta de la tónica de 8.1 Hertz como el primer armónico. Este primer sobretono o segundo armónico, que es un entero múltiple de la frecuencia fundamental, es entonces de 16.2 Hertz.
Los Cristales Fantasma sanan acontecimientos en el pasado y son grandes sanadores psíquicos y físicos. Ya que muchos de los minerales que conforman un Fantasma son sanadores por derecho propio, su combinación con Cuarzo, el “sanador maestro” mismo, da lugar a algunas poderosas energías sanadoras. Al conectarse con el pasado y evocar el estado original de perfección, podemos enviar estas vibraciones rejuvenecedoras a la Madre Tierra para que sane. Una piedra de consciencia universal, el Cristal Fantasma, también puede ser utilizada para conectarse con los reinos más elevados. El Cristal Fantasma permite que accedamos al conocimiento oculto. Conecta con la guía espiritual y realza la meditación. Un Fantasma puede acceder a los Registros Akáshicos, leyendo las vidas pasadas y recuperando los recuerdos reprimidos (de esta vida también). Un Cristal Fantasma simboliza la conciencia universal. Su propósito es estimular la sanación para el planeta. Los Fantasmas también tratan los trastornos de audición y abren la clariaudiencia (causas de la vida anterior.)
Como la Gran Pirámide, cada uno de esos hermosos y poderosos Fantasmas alberga la Resonancia Schumann dentro de su cavidad piramidal. Coloquen su conciencia en los espacios intermedios de los Cristales Fantasma y accedan a la vibración del OM, de adentro hacia afuera, permitiendo que él ingrese en todo su campo de conciencia y experiencia. El sonido del OM es el latido del corazón de la Madre Tierra y la vibración sanadora de la Resonancia Schumann. Salir de este holograma loco durante unos pocos minutes cada día sincronizará su mente para asociarle con esa paz y buscar su fuente más frecuentemente.
Creo que podemos ordenarnos en secuencia con esta energía sanadora. He visto el efecto que tiene en las aguas, vientos, árboles y vida silvestre. Todos se pacifican interiormente, porque ellos también son afectados por el bombardeo constante de una multitud de energías en la Tierra y fuera de ella. Si están interesados en los Cristales Fantasma, vayan a:
http://thequantumawakening.com/wordpress/index.php/the-frequency-of-om/
fuente//compartiendoluzconsol.wordpress.com