En la sociedad de hoy en día, especialmente en el mundo occidental, si se le pidiera a alguien señalar el lugar en su cuerpo donde se encuentra su conciencia y la toma de decisiones, muy probablemente señalarán su cabeza.
Nuestros antepasados indígenas, sin embargo, responderían a la misma pregunta, señalando sus corazones.
Ellos entendieron la capacidad del corazón de percibir de manera inteligente y descifrar el mundo que les rodea, y reconocieron las limitaciones y naturaleza reduccionista de la vida de una manera en la que uno se basa principalmente en la mente.
Ellos fueron más allá de los pensamientos en la cabeza, usando el corazón como un órgano de percepción para conectar con los campos de energía de otros organismos – no sólo a otros seres humanos, sino con la tierra también – con el fin de sumergirse completamente en los significados más profundos conteniendo sus pensamientos.
Participando en este tipo de percepción basada en el corazón y comunicación con el mundo tiende a hacer relativamente sin sentido, aquello que antes parecía importante. Cuando una persona absorbe el significado de otro organismo utilizando su campo del corazón, un sutil cambio se produce en el interior, ya sea sutil o mayor, que les cambia por siempre.
Los antiguos griegos se referían a este tipo de comunicación silenciosa, invisible basada en el corazón como aesthesis, que significa “respirar hacia adentro – aspirar”.
La conexión corazón-cerebro
Aunque a muchos de nosotros nos han enseñado que el corazón responde a las órdenes del cerebro, enviadas en forma de redes neuronales, la verdad es que el corazón realmente envía más órdenes al cerebro a través de señales neuronales de lo que el cerebro le envía al corazón.
Debido a esto, el corazón es a veces referido como el “cerebro del corazón” y nuestra mente es conocida como el “cerebro craneal.”
Las señales nerviosas enviadas del corazón al cerebro craneal afectan significativamente el funcionamiento del cerebro y afectan a los procesos emocionales y cognitivos como la atención, la percepción, la memoria y la resolución de problemas.
Los diferentes patrones de actividad cardiaca tienen diferentes efectos sobre el cerebro.
Por ejemplo, los patrones erráticos, inestables de actividad del corazón experimentados cuando hay estrés y/o están presentes en los sentimientos negativos, envían correspondientes señales neuronales desde el corazón hasta el cerebro craneal, inhibiendo las facultades cognitivas.
Como resultado, la capacidad de razonar y pensar con claridad se ve afectada, lo que puede ser la razón por la que muchos actúan impulsivamente y toman malas decisiones en situaciones de estrés.
Por otra parte, los patrones estables, ordenados de la actividad del corazón durante situaciones agradables y en presencia de sentimientos positivos resultan en las correspondientes señales neuronales enviadas desde el corazón hasta el cerebro que mejoran las funciones cognitivas y fomentan la estabilidad mental.
Así, haciendo un esfuerzo para manifestar una vida que evoca sentimientos positivos puede aumentar en gran medida la capacidad cognitiva y la estabilidad emocional.
La conexión de cerebro y corazón en respuesta a estímulos.
Un estudio encontró que el corazón recibe y reacciona a los estímulos antes de que ocurran, formulando una respuesta a la información entrante antes que el cerebro incluso tenga la oportunidad de procesarlo.
Los investigadores se refieren a este fenómeno como una “premonición del cuerpo.”
Esto fomenta aún más la idea de que implementar el corazón como órgano de percepción puede ser mucho más sabio que aislar el cerebro como el centro principal de percepción y conciencia.
Los Campos de Corazón y de Energía
El corazón, que ostenta el título como el órgano del campo electromagnético más potente en el cuerpo, puede sentir el corazón de otra persona hasta diez metros de distancia.
Dado que el cerebro es muy sensible a las reacciones del corazón, es capaz de recoger este tipo de “detección electromagnética del corazón” y esencialmente altera las ondas cerebrales de otro individuo, así como a sí mismo, y/o en realidad sincronizar sus ondas cerebrales con las de otra persona.
El Campo electromagnético del corazón
La mayoría de nosotros hemos conocido a una persona cuya presencia, sin razón aparente, nos causa una sensación de incomodidad – ya sea tristeza, ira, ansiedad, o cualquier otra sensación incómoda – que justifica la decisión de no forjar una conexión más profunda con ellos.
Así como no podemos saber por qué nos sentimos de esta manera estando a su alrededor, ya que dijeron las palabras correctas y se presentaron de una manera “socialmente aceptable”, a menudo no podemos entender el hecho de que esto está ocurriendo a causa de la energía de la otra persona, y que, en realidad, no es absolutamente nada personal.
De esta manera, el electromagnetismo del corazón en gran medida forma nuestras relaciones, guiándonos por lo que parece ser una gravitación casi sin esfuerzo para conectar con los campos del corazón de algunas personas que se convierten en amigos y/o compañeros sentimentales, y dirigiéndonos lejos de la gente cuyas energías del corazón chocan con las nuestras.
Este tipo de sentir la energía también ocurre con lugares, objetos, etcétera.
Por ejemplo, cuando usted va a un restaurante y la anfitriona le dice que puede sentarse donde desee, es muy probable que no elija cualquier mesa determinada. Es mucho más probable que usted observe la habitación, revisando varias opciones de asientos, aunque su consideración de cada una sea fugaz.
Luego usted elije una mesa, a menudo de numerosas otras mesas iguales, pero ¿por qué?. Claro, hay factores como el ruido y el deseo de sentarse junto a una ventana – pero no siempre.
Creo que cada uno de nosotros puede admitir al menos una vez en la vida elegir sentarse en algún lugar porque nos sentimos atraídos a él, o no sentarse en algún lugar, porque por alguna razón no se “siente” tan bien como en otro lugar en la habitación. Pocas veces nos detenemos a preguntarnos por qué nos intuitivamente tomamos decisiones como esta.
Teniendo en cuenta la capacidad del corazón para recoger las energías de personas, lugares y cosas, y de manera intuitiva descifrar lo que “se siente bien” y lo que por alguna razón “no se siente bien”, junto con la sensibilidad del cerebro para detectar incluso los cambios sutiles en el campo energético del corazón y su capacidad para después modificar sus propios mecanismos de respuesta y cambiar nuestras ondas cerebrales, patrones de pensamiento, etc., parece bastante inapropiado prestar atención al consejo de pesimistas eternos que aconsejan en contra de seguir el corazón.
Ellos le dicen que le llevarán a problemas, pero esa misma manera de vivir, de colocar la conciencia exclusivamente en la mente y designarla como el único órgano de percepción inteligente en nuestros cuerpos, es quizás la razón por la cual esas personas son tan pesimistas en primer lugar.
Posicionar pensamientos sobre sentimientos al tomar grandes decisiones en la vida, decisiones especialmente grandes, puede ser peligroso – no en la forma en que la sociedad define peligro, sino por la forma en que el espíritu define el peligro, como el confinamiento de cualquier parte de su verdadera esencia interior, que es en muchos aspectos, un despertar de la muerte.
Discutiblemente igual de peligroso sin embargo, y sin duda igualmente importante, es no colocar los sentimientos sobre los pensamientos completamente al tomar decisiones. Sí, sobre todo las grandes decisiones.
El truco para la solución de este problema realmente no es tanto truco, sino que es más un antiguo camino, una manera de vivir hace mucho tiempo olvidada, en la que usted mantiene algo de equilibrio energético entre el corazón y el cerebro – y todas las partes de uno mismo para eso.
Aprender a sintonizarse con los cambios sutiles en la energía y distinguir sus orígenes, y aprender la diferencia entre “yo” y el “no yo” con el fin de ser capaz de decir si la negatividad que está usted sintiendo es suya propia o es de otra persona. Esto ayuda a evitar que las abrumadoras e inevitables energías negativas que ocurren a menudo cuando usted es susceptible a recoger la energía del otro y tomarla como si fuera suya propia.
Haciendo un esfuerzo mental para silenciar los pensamientos y escuchar sus sentimientos, y darse cuenta de cómo los sentimientos se alteran cuando las personas o las cosas que le rodean se alteran, permitiendo a la conciencia craneal y a la conciencia del corazón trabajar productivamente juntas sin que una domine a la otra.
Usando el corazón, el cerebro puede distinguir lo que realmente quiere de aquello a lo que estaba condicionado a querer, pero por lo que no tiene ninguna pasión profundamente arraigada.
De todos modos, el corazón puede sintonizarse con el cerebro y sentir sus pensamientos, combinando así los dos órganos de percepción.
Jugando con cómo le hacen sentir los diferentes pensamientos, sin luego adjuntar más pensamientos a esos sentimientos o historias, y en lugar de limitarse a dejarlos allí mientras usted conscientemente reconoce que están ahí, también es crucial para encontrar un equilibrio al trabajar con los dos órganos de percepción.
Al escuchar cómo el corazón se siente sin añadir pensamientos mentales e historias a esos sentimientos, entonces, usted puede optar por colocar sus pensamientos hacia lo que se siente más bien al tomar usted las decisiones.
por Shelley M. White 10 Abril 2015“El estrés constante crea un ambiente energético, afectando a la ciudad y el país, difundiéndose de nación en nación, causando desarmonía, enfermedades, tormentas y guerras.La inteligencia del corazón puede ayudar a disipar estas energías negativas, dando a la gente un nuevo comienzo en el aprendizaje de cómo llevarse bien.En la medida en que suficientes personas aprenden acerca de la aptitud emocional, causará un cambio global en la nueva conciencia de la que muchos están hablando, y luego la calidad de vida tiene la oportunidad de volverse mejor para el conjunto”. Doc Childr
del Sitio Web Collective-Evolution
traducción de Adela KaufmannVersión original en ingles
fuente/bibliotecapleyades.net