sábado, 2 de marzo de 2013

El misterio del orígen del Antíguo Egtipto.

 


Para el estudioso Richard Mooney, es mera casualidad la existencia de pirámides en la misma región en que vivió y floreció la civilización egipcia. Además, esos maravillosos monumentos de piedra habrían sido orientados por un conocimiento que no conseguimos aquilatar, sirviendo para fines igualmente desconocidos.

En el Antiguo Egipto, los escribas tenían la función de registrar el día del faraón y de la corte, las batallas ganadas y perdidas, así como los impuestos pagos por los pueblos que vivían bajo el dominio egipcio.

Lo que usted va a leer ahora fue encontrado en los “Anales” del faraón Thutmés 3º (Nuevo Imperio, 18a dinastía 1580-1320), y fue extraído de un papiro que está archivado en la sección egipcia del museo del Vaticano. En 1953, el príncipe Boris de Rachewitz consiguió traducir algunos de sus trechos, mas luego las autoridades del Vaticano recuperaron el papiro, llegando a insinuar que él no existía.

La parte que fue traducida dice lo siguiente:

“(...) En el 22º año, en el tercer mes de invierno, en la sexta hora del día (...) los escribas de la Casa de la Vida descubrían que era una bola de fuego que venía del cielo. (Si bien que) ella no poseía cabeza, el soplo de su boca tenía un olor hediondo. Su cuerpo, una vara de largo y una vara de ancho. No hablaba. Sus corazones estremecían y lanzaronse a la tierra de bruces (...). Ellos fueron a estar con el rey (....) para relatarles. Su Majestad ordenó (...) fue examinado (...) todo cuanto fue escrito en la Casa de la Vida, su Majestad meditó acerca de lo que llegará. Ahora bien, algunos días pasaron esas cosas, he aquí que ellas fueron más numerosas que nunca. Ellas brillaban en el cielo más que el Sol, hasta los límites de cuatro pilares del firmamento.

”(...) Poderosa era la posición de las bolas de fuego. La armada del rey las observaba y el rey se encontraba en medio de ellas. Era como la reparación de la noche. Sobre esta, las bolas de fuego se elevaron más alto en dirección al Sur. Peces y aves cayeron del cielo. Era una maravilla jamás vista desde la fundación de este país.”

¿Qué bolas de fuego eran esas? ¿Qué sería el “olor hediondo” y de qué boca habrá salido? ¿Y en medio de qué estaba Thutmés 3º, del ejército o de los círculos de fuego?

La gran verdad es que nosotros, los avanzadísimos hombres del tercer milenio, sabemos muy poco sobre los faraones y el Antiguo Egipto. La Gran Pirámide de Keops, principalmente, continúa hasta hoy siendo un enigma profundo y fundamental en la historia del hombre. Sabemos que ella concentra una cantidad enorme de energía y conocemos algunos de los números que pueden ser extraídos de sus dimensiones geométricas. El resto es misterio. Algunos dicen que ella sería un acumulador de energía cósmica, otros que sería un abrigo contra el Diluvio. El estudioso de profecías Plínio Rollim de Moura habla de la posibilidad de que ella puede haber sido la prisión de un ser muy poderoso (ver el artículo “Reinterpretando la Biblia”).

Los egiptólogos estiman que su construcción habría sido realizada en el 2900 a.C., mas el historiador árabe al-Masudi afirma que la Gran Pirámide habría sido construida hasta “300 años antes del Diluvio”.

Otro historiador de origen árabe afirma que ella fue construida en el 71000 a.C. La fuente normalmente consultada para la historia de la Gran Pirámide es un relato del historiador griego Heródoto, datado del siglo V a.C. Pero los especialistas consideran que este relato es muy cercano a la realidad.

“No hay razón para suponer que las pirámides fueron construidas para simplemente abrigar muertos, o tuviesen conexión con cualquier forma de religión (afirma el investigador Richard Mooney, autor del libro Colony: Earth). Es mera coincidencia el hecho que las pirámides y las ruinas de la antigua civilización egipcia ocuparan la misma área. Las pirámides no tienen una relación definida con la antigua civilización egipcia. Ellas no son, de hecho, típicamente egipcias. Ellas fueron construidas en un período particular de tiempo, con un propósito específico.”

En sus dimensiones, maravillosos descubrimientos

Según Heródoto, la construcción de la Gran Pirámide habría tenido a 100 mil hombres trabajando durante 20 años. Y Richard Mooney calculó que, si diez de aquellas piedras hubiesen sido transportadas, lijadas, pulidas y perfectamente encajadas en cada día, esa tarea habría llevado 654 años.

Ninguna momia fue hallada en su interior, ningún tesoro, ningún papiro, ninguna comida, como generalmente sucedía en los sepulcros egipcios. Tal vez todo haya sido saqueado. Tal vez la Gran Pirámide sea apenas un sepulcro real, tal vez no.

Lo que nos resta son las maravillas matemáticas, geométricas y astronómicas de aquella aglomeración de piedras. Por ejemplo: su altura multiplicada por 1 billón, es igual a la distancia entre la Tierra y el Sol. El área de su base, dividida por 2, y el perímetro de su base, dividido por el duplo de su altura, resultan el numero Pi (3,14159...). Las sombras por ella producidas marcan las fechas de los equinoccios de la primavera y del otoño, y los solsticios de invierno y verano. A través de una de sus galerías, la pirámide recogía la luz de la estrella polar de aquella época, la Alfa del Dragón, cuando la estrella Sirius iluminaba perpendicularmente su fase meridional, anunciando el comienzo de las inundaciones periódicas. El largo de la cámara real indica la duración exacta del año en días, y los lados de la base indican la duración de un año bisiesto.

¿Quién diseñó todo eso a los constructores de la Gran Pirámide? ¿Quién transportó aquella montaña de piedras hasta el lugar, y quién apiló las piedras con precisión milimétrica? ¿Serían esclavos o gigantes al servicio de padres extraterrestres?

La mitología egipcia era casi toda volcada para los cielos, comenzando por el Sol, el dios Ra. ¿Sería realmente al Sol que rendían tributos o a algún visitante a bordo de una nave semejante al astro-rey, en “un círculo de fuego”, igual al que apareció para los escribas de Thutmés 3º?

Casi todas las momias del faraón encontradas intactas tenían en su cabecera un ejemplar del “Libro de los Muertos”, uno de los libros más antiguos ya escritos por la humanidad. El registro de antiquísimas fórmulas de oraciones que permitían a los faraones, después de muertos, penetrar en la inmortalidad a través del barco volador de Amon-Ra, el dios Sol. Mas la duda aquí es la misma de tantos otros casos: ¿serán las mismas oraciones o memorias de un remoto pasado, cuando los “dioses” visitaban la Tierra regularmente?

“¡Déjame subir a bordo de tu embarcación, oh Ra!”, pide el canciller jefe Nu, en el “Libro de los Muertos”. Y él se refiere también a los “marineros divinos del cielo”. En otro párrafo del libro, se menciona a la diosa Isis, esposa de Osiris. Cuando el marido de Isis muere, surge una barca celeste (“un disco de oro”), eso cuando el Sol ya se había puesto. Osiris, el ocupante de la barca, es descripto como teniendo “el cuerpo claro y rutilante metal (...) el brillo de la turquesa lo rodea”. Y Nu, el canciller-jefe, así habla a Osiris: “Honra a tí, oh tú que vuelas en el cielo y brillas sobre el filo de la corona blanca (...). Yo, inclusive yo, soy el que conoce las rutas del firmamento... visité las remotas, las iluminadas comarcas celestiales... navegó por el firmamento que separa el cielo de la Tierra”.

No hay respuestas simples para los misterios egipcios. Mas algunas hipótesis pueden ser intentadas. La obsesión de los faraones con la vida después de la muerte y la capacidad de las pirámides en preservar de la deterioración todo aquello que se coloca en su interior, hace pensar en la hipótesis de que en ellas está contenido el secreto del “congelamiento”. O sea, la posibilidad de que el cuerpo de los faraones fuese preservado para una posible resurrección futura.

El guardián de la sabiduría olvidada

Resumiremos en pocos pero precisos puntos, uno de los mayores enigmas de Egipto, la Gran Esfinge de Giza. La “historia oficial” afirma que la misma fue construida en la época de Kefrén, en torno al año 2500 a.C.; pero, como veremos a continuación, tal afirmación no tiene base alguna:

• Primeramente, el rostro de la Gran Esfinge, atribuido a Kefrén (sólo por el hecho que se halla cerca de esta Pirámide), no tiene parecido con el que aparece en las estatuas de este Faraón. Según un analisis hecho por un antiguo oficial forense de la policía de Nueva York en 1991, tanto del frente, como del perfil de ambas figuras, los rostros pertenecen a distintos personajes.

• La Gran Esfinge, situada sobre el eje este-oeste de la meseta de Giza y mirando hacia el este, está orientada hacia la constelación de Leo de los cielos del año 10500 a.C. Curiosamente en esa misma fecha las 3 Pirámides de Giza estaban alineadas perfectamente con la constelación de Orión, la cual, por cierto, reproducen fielmente en su alineación.

• En 1924 el psíquico norteamericano Edgar Cayce comenzó a hacer una serie de predicciones que hablaban del continente perdido de la Atlántida. Según éste, antes del año 2000 se descubriría una cámara secreta bajo la garra derecha de la Esfinge de Giza. En ese recinto, denominado por Cayce como “Sala de los Archivos”, se encontraría depositado todo el saber de los atlantes.

En 1982, el arqueólogo Mark Lehner, con la financiación de la Fundación Cayce, comenzó las indagaciones sismográficas. “Pusieron la sonda debajo de la garra derecha y siempre se recibía una señal clara, lo que indica que no existía una cavidad subterránea que la bloqueara. La pasaron a todo lo largo de la pata, por la parte exterior y el ángulo, y la señal seguía siendo nítida. Después, a instancias mías, la pusieron en el suelo de roca y en tres sitios no se recogió señal alguna, como si hubiera un vacío debajo que la bloqueara”.

• La inesperada cavidad detectada por el sismógrafo estaba situada precisamente donde Cayce dijo que estaría. Estas prospecciones fueron corroboradas por J. A. West y Robert Schoch, que, con un instrumental de alta tecnología, volvieron a captar bajo la Esfinge la presencia de anomalías indicativas de cavidades entre las garras del lecho rocoso y a lo largo de los costados del monumento. El patrón rectangular hallado en las mismas era impropio de las cavidades naturales...

• Se investigaron a fondo las marcas de erosión pluvial (por LLUVIA) presentadas en la Esfinge –marcas que, inexplicablemente, no se encuentran en la cabeza del monumento. Según los más recientes estudios geológicos realizados con tecnología espacial, unas precipitaciones tan torrenciales como para haber dejado esas señales no se produjeron en el Valle del Nilo en el 2500 a.C., época en que los egiptólogos mantienen que fue construida la Esfinge, sino miles de años antes.
¿Nos ayudarían en algo los “Textos de la Construcción” que se encuentran en el templo de Edfu, que hablan sobre Siete Sabios provenientes de una isla destruida por la acción de las aguas, de quienes especifican que iniciaron los trabajos de construcción en el Gran Montículo Primitivo y fueron los únicos seres dotados de conocimientos que sobrevivieron a un cataclismo que asoló la Tierra?
 
fuente/ Veritas-Voss

Bonita fotografía de Guatape Rock en Colombia.

Recuperamos un documental de los pioneros sobre la desclasifiación de la historia oculta.

viernes, 1 de marzo de 2013

Alertas. 25 seísmos en 5 días en la República Dominicana.

 

Se han registrado 25 temblores, dentro del renglón de 3.0 grados Richter o más, desde el 23 de febrero de 2013, solamente en las,regiones de Islas Vírgenes, Puerto Rico, República,Dominicana y Haití. Los mismos se han comportado como tipo enjambre, por lo que debemos estar alertas y preparados. Dios,les bendiga.

Fuente: Earthquake Alert App for Android

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Hasta el momento hay catalogado 80 modelos de OVNIS.

OVNIS en el Lago Titicaca.


Avistamientos de las naves de la Confederacion en el lago Titicaca.

Hay bases en el lago como en otras partes del planeta, estan camuflados y escondidos al ojo de la civilizacion humana , siempre asido asi, ellos cumplen una mision aqui, y son de seres de muchas civilizaciones que nos visitan ,preparandonos para los grandes acontecimientos mundiales que se avecinan ,estar preparados es hora de despertar para los grandes cambios.

Julia Garcia/ Vía Facebook con la opinión de Gino Renzo Medina

El lago Titicaca es un cuerpo de agua ubicado en la meseta del Collao en los Andes Centrales a una altitud promedio de 3.812 msnm entre los territorios de Bolivia y Perú. Posee un área de 8.562 km² de los cuales el 56% (4.772 km²) corresponden a Perú y el 44% (3.790 km²) a Bolivia y 1.125 km de costa; su profundidad máxima se estima en 281 metros  y se calcula su profundidad media en 107 m. Su nivel es irregular y aumenta durante el verano austral.

 File:SatTiticacaSee-placenames.jpg







Está formado por dos cuerpos de agua separados por el estrecho de Tiquina; el más grande situado al norte es denominado lago Mayor o Chucuito tiene una superficie de 6450 km², estando en esta parte su mayor profundidad (283 m), cerca de la isla Soto. El otro cuerpo más pequeño llamado Menor o Huiñamarca situado al sur tiene una superficie de 2.112 km², con una profundidad máxima de 45 metros.
El lago Titicaca se encuentra entre las cordilleras andinas en una cuenca de alrededor de 58.000 km².3
Es el lago navegable más alto del mundo y ocupa el lugar 19º del mundo por superficie.


OVNI captado sobre Lee County, Florida.


Un joven aficionado filma lo que podría ser una nave nodriza en Texas el dia 26 de febrero del 2013.


El Misterio de Baalbek.

Baalbek (o Balbek) se encuentra en el este del Líbano, en el famoso valle de Beqa’a, entre los ríos Litani y Asi. Se localiza en el cruce de dos rutas comerciales de importancia histórica, una entre el Mediterráneo y la Siria Interior, y la otra entre el norte de Siria y el Norte de Palestina.

Los orígenes de Baalbek son un misterio. Se ha supuesto que inicialmente fue una ciudad fenicia, centro del culto al dios babilónico Baal-Hadad, y su nombre significaría “Ciudad de Baal”; posteriormente, los griegos asimilarían esta deidad a Helios, de ahí que pasara a llamarse Heliópolis. 
 
Sin embargo, no existe ninguna evidencia arqueológica de ese supuesto asentamiento fenicio inicial, y dada la ausencia de referencias en las fuentes históricas de un asentamiento semejante, lo más probable es que éste haya sido o de muy escasa importancia o, mucho más probablemente, inexistente. 
 
El nombre “Baalbek” no denota una inconmensurable antigüedad. Ni se usó durante la época romana, ni existe evidencia de que se haya utilizado alguna vez con anterioridad a ésta. No parece muy probable que el sitio comenzara a llamarse “Baalbek” en honor a un Baal cualquiera en tiempos posteriores, pues para entonces la región ya se había cristianizado, para ser más tarde sometida por el Islam.

La famosa terraza de Baalbek es una de las principales bazas de los defensores de la hipótesis de los “Antiguos Astronautas“, según la cual, en un pasado lejano, habitantes de otros mundos habrían visitado la Tierra. Esos navegantes de los espacios interestelares habrían dejado como prueba de su paso mitos dispersos y edificios inexplicables.

La Gran Terraza es una plataforma construida con las mayores piedras talladas conocidas, bloques megalíticos que fueron cortados con gran precisión y colocados para formar unos fundamentos de 460.000 metros cuadrados de superficie. 
 
En esta plataforma se encuentran los tres colosales bloques conocidos como el Trilithon, cada uno de los cuales mide casi 20 metros de largo, con una altura de aproximadamente 4 metros y un ancho de 3. El peso de cada uno de esos monolitos monstruosos se ha estimado entre mil y dos mil toneladas; son de granito rojo, y fueron extraídos de la cantera a más de un kilómetro de distancia, valle abajo respecto a la construcción.


Aún es más extraordinario el hecho de que en la cantera haya quedado un bloque aún mayor, conocido por los árabes como Hajar el Gouble, o Piedra del Sur.
En 1851, el estudioso francés Louis Felicien de Saulcy, quien más tarde realizaría una de las primeras excavaciones sistemáticas de Jerusalén, permaneció en Baalbek dos días, del 16 al 18 de mayo, y se convenció de que el basamento de la Gran Terraza eran los restos de un templo prerromano; dejó sentada esta opinión en su libro “Voyage autour de la Mer Morte” (“Viaje alrededor del Mar Muerto”) que data de 1864.

La hipótesis del origen extraterrestre de la terraza de Baalbek aún tardaría en llegar. El primero en exponerla fue el físico bielorruso Matest M. Agrest, en 1959. Agrest es considerado como el primer científico en avanzar la hipótesis de que la Tierra fue visitada en tiempos prehistóricos por inteligencias venidas del espacio exterior; su famoso artículo “Astronautas de la Antigüedad” (Kosmonauty Drevnosty) se publicó en 1961. 
 
En sus hipótesis, Agrest le da una gran importancia a la historia bíblica de Enoch , y a la oscura referencia del Génesis que habla de los Nefilin . Propuso, asimismo, que las tectitas son prueba de esas visitas extraterrestres y que lo que realmente ocurrió en Sodoma y Gomorra fue una explosión nuclear. 
 
Para Agrest, la Gran Terraza habría sido una pista de aterrizaje para los cosmonautas de la antigüedad. Curiosamente, la única fuente de información de Agrest respecto a Baalbek parece haber sido un indefinido libro publicado en París en 1898.

La hipótesis de Agrest respecto a Baalbek en particular, y a los “antiguos astronautas” en general, hizo escuela. Zacharia Sitchin y Däniken siguen también esta misma línea. Las innumerables toneladas de los bloques de Baalbek parecen ser tan fascinantes que existen autores que no se resisten a mencionarlas, aunque no tengan nada que ver con el tema del que están tratando; por ejemplo, Charles Berlitz, quien en medio de un catálogo de maravillas que aparece en su magna obra “El Triángulo de las Bermudas” menciona “las enormes piedras de las fundaciones del templo de Júpiter, en Baalbek, Siria, emplazadas allí mucho antes de la construcción del templo y una de las cuales pesa 2.000 toneladas”. Por cierto, en la actualidad Baalbek no queda en Siria, sino en el Líbano, pero pasémosle por alto este pequeño lapsus.

Es de hacer notar que las especulaciones que atribuyen la Terraza de Baalbek a la acción de los “antiguos astronautas” parten de dos supuestos básicos: que la plataforma fue construida en un pasado muy remoto, mucho antes de los templos que la coronan, que el peso de los grandes bloques supera la capacidad de transporte de la tecnología humana de la época en que se levantó la plataforma (¡y aún en el día de hoy!). Pero ¿son ciertas estas suposiciones? Si seguimos al pie de la letra la leyenda, tal y como se repite una y otra vez, sólo podemos concluir que las ruinas de Baalbek son simplemente imposibles e inexplicables, un misterio sin solución humana.

En los años 1904 – 1905 una expedición alemana realizó la primera excavación sistemática en las ruinas de Baalbek. Los arqueólogos alemanes excavaron a través de la plataforma y realizaron hallazgos muy interesantes. La aparentemente sólida terraza está construida de sólidos megalitos únicamente en sus muros externos. En el interior, bajo el foro, encontraron un laberinto de cámaras rellenas de escombros compactados, con paredes de ladrillo en la típica forma romana de panal; debajo de todo esto, el lecho de roca sólida. En resumen, sólo albañilería y restos romanos. Los cimientos de los templos están fundamentados en el lecho de rocas para poder soportar su peso, ya que la plataforma simplemente se hundiría si descansaran sobre ella. Las paredes megalíticas son en realidad un muro de contención en declive.

Del supuesto asentamiento fenicio previo no se encontraron restos, ni tampoco de ningún otro de una inconmensurable antigüedad. Mucho menos, restos de equipos de láser, pilas de fusión atómica o motores de plasma.

Uno de los recursos más efectivos e impresionantes de los que se sirvieron los ingenieros y arquitectos romanos fue la creación de masivas plataformas en terrazas para soportar grandes edificios o grupos de ellos. 
 
Esta idea venía de Grecia, pero fueron los romanos quienes lograron desarrollar todas las ventajas estructurales de construir masivas subestructuras para explotar el potencial funcional de lugares geográficamente accidentados. Ejemplos de estas terrazas se han encontrado en Tiddis (África del Norte), Terracina (Italia), Praeneste (Palestina), y muchos otros sitios.

La conclusión, por extraño que parezca, es que, de acuerdo a los datos disponibles, el emplazamiento es de origen romano. Ni fenicio, ni extraterrestre. Y en cualquier caso, como pista de aterrizaje hubiera resultado francamente deficiente, pues cualquier nave espacial de regular peso hubiera hundido el pavimento.

¿Y los bloques del famoso Trilithon? ¿Cómo es posible que hayan sido desplazados desde la cantera hasta su posición final en la plataforma, por los romanos o por quien fuera?


Aquí son necesarias algunas precisiones. La primera: los bloques no son tan pesados como suelen afirmar los divulgadores de la hipótesis de los “antiguos astronautas”. Ya vimos que von Daeniken les atribuye “casi 2.000 toneladas” y “20 metros de lado”; esto último hace pensar de inmediato en un monstruoso cubo, pero en realidad se trata de “aproximadamente 20 metros de largo”, ya que cada megalito tiene forma de paralelogramo. Berlitz sigue a von Daeniken en el dislate, y habla también de “2.000 toneladas”. Puestos a fantasear, no falta quien les atribuya “millones de toneladas”. Todo esto hace sospechar que existe mucha gente que habla del tema sin molestarse en hacer algunas comprobaciones elementales, para las cuales no es necesario viajar a Baalbek ni excavar en la plataforma. Todo lo que se requiere es conocer la densidad del granito, las dimensiones de los bloques y una modesta calculadora de mano.

La densidad del granito, dependiendo de su tipo, varía entre 2,63 y 2,75 g/cm3. Respecto a las dimensiones de los bloques, no hay dos fuentes que den las mismas medidas; sin embargo, todas coinciden en que ninguno llega a los 20 metros de largo. Según parece, el mayor de los megalitos del Trilithon mide 19,80 por 4 por 3,6 metros. Esto daría un volumen de 285,12 m3. Asumiendo que la densidad de la piedra es de 2,75 g/cm3, el peso del bloque sería de 784,08 toneladas. Por debajo de las 800 toneladas y muy lejos de las 2.000 que Daeniken y Berlitz citan tan alegremente. Por supuesto, en este cálculo casero pueden haberse filtrado varios errores: las piedras pueden tener unas dimensiones reales un poco mayores (¡o menores!) que las mencionadas; la densidad del granito puede ser menor que 2,75 g/cm3 (intencionalmente he usado el valor mayor que he encontrado y no el menor); en la conversión de pies a metros siempre se pierden algunos decimales. De hecho, existen estimaciones aún más moderadas y probablemente más precisas, en torno a las 600 toneladas, y en todo caso, siempre por debajo de las 800.


En cuanto a la piedra más pesada, la llamada “Piedra del Sur” (otras fuentes le dan el nombre de “Piedra de la Mujer Preñada”), esta sí pesa más de 1.000 toneladas. Mide nada menos que 21,31 metros de largo, por 4,08 por 4,72, para un volumen de algo más de 410 m3. Diversas estimaciones le atribuyen un peso entre 1.050 y 1.200 toneladas (mi cálculo casero da aproximadamente 1.127 toneladas). Aunque estamos aún muy lejos de las “2.000 toneladas”, de todas formas resulta impresionante. Salvo por un detalle, que siempre se menciona de pasada y sin darle mayor importancia: este fenomenal pedrusco no llegó a salir de la cantera, por lo que de ningún modo se puede hacer un misterio de su transporte, ya que simplemente no fue transportado a ninguna parte. ¿Por qué dejaron los ingenieros romanos este monstruo en la cantera? A este respecto, y a falta de documentos, sólo se pueden aventurar hipótesis: quizás cometieron un error de cálculo y se encontraron con que habían tallado un bloque demasiado grande y que luego les fue imposible mover, o quizás modificaron el proyecto de la obra, o… En cualquier caso, la misma pregunta habría que hacérsela a los que le atribuyen el bloque a la tecnología alienígena.

Sigamos con las precisiones. La cantera de donde se extrajeron los famosos bloques no se encuentra “valle abajo” respecto a la construcción; se encuentra entre 10 y 15 metros por encima de ella. La cantera está a 1.160 metros de altura y el templo a unos 1.145. Indudablemente siempre resultará más fácil transportar una gran masa cuesta abajo que cuesta arriba. Por otra parte, la cantera se encuentra a sólo 600 metros de la plataforma, aunque al tener que sortear una zanja, la distancia a recorrer se alarga hasta unos 1.100 metros.

Sin embargo, podría parecer que aunque algo minimizado, el misterio aún persiste. ¿Tenían los romanos la capacidad técnica para movilizar bloques de semejante peso, aunque fuera en una distancia relativamente corta?

Los ingenieros romanos fueron expertos en la movilización de bloques pétreos de gran tamaño, incluso en condiciones mucho más difíciles que las que pudieran haberse dado en Baalbek, donde la cantera se encontraba relativamente próxima. Durante la época imperial, muchos obeliscos egipcios fueron transportados desde sus emplazamientos de origen hasta la península itálica; al menos una docena de éstos fueron erigidos de nuevo en Roma misma. Entre éstos el que actualmente se encuentra en la plaza de San Juan de Letrán, erigido inicialmente por Tutmosis III en Karnak, hacia el siglo XV a.C. Su altura es de 32 metros, los lados de la base miden 2,70 y los de la cúspide 1,88.

Durante el reinado de Teodosio I (379-395), otro obelisco procedente de Karnak fue colocado en la “spina” del hipódromo de Constantinopla. Los detalles al respecto se conocen a través de la obra del historiador bizantino Marcelino Comes (siglo VI d.C.) y por las inscripciones en el plinto de mármol de seis metros de alto sobre el que fue erigido. Este obelisco mide 19,59 metros de altura. Los relieves de la cara norte del plinto muestran escenas de la erección del monumento, bajo la vigilancia atenta del Emperador. Estos relieves son un valioso registro de las técnicas de la época.

El obelisco tuvo que ser trasladado una distancia de alrededor de tres kilómetros en subida desde el nivel del mar hasta su emplazamiento final en el hipódromo, mientras que en Baalbek la distancia fue bastante menor y cuesta abajo. Para realizar el trabajo, los romanos no dependían de la pura fuerza bruta de un ejército de esclavos tirando al unísono a una orden del capataz, sino que empleaban máquinas diseñadas ex profeso. Una de las novedades tecnológicas introducidas por los ingenieros romanos fue el amplio uso del movimiento rotatorio; por ejemplo, el uso de grúas potenciadas por norias. Para el traslado de bloques de gran peso, utilizaban malacates, en los que el movimiento rotatorio se transformaba en tracción.


El transporte del obelisco de Teodosio se logró al parecer con doce malacates, manejado cada uno por veinticuatro hombres.

Los malacates eran colocados en postes enterrados en el suelo a los lados de la vía de transporte, en dos hileras paralelas, a ambos lados del bloque a desplazar; cada malacate se ubicaba a cinco metros del siguiente. Cada una de las parejas de malacates de cada lado tenían un ángulo diferente para halar el peso. Cuando el ángulo de dos de los malacates era impracticable, los malacates se desmontaban y se colocaban más adelante. Por supuesto, el transporte era lento (se ha estimado en unos 30 metros diarios), por la necesidad de desmontar y volver a montar las máquinas cada pocos metros para aprovechar mejor la fuerza. Sin embargo, en vista de que en Baalbek se movieron varios bloques, es posible que los malacates se hayan armado en forma de callejón sin llegar a desmontarlos, para utilizarlos con los bloques sucesivos. El traslado de cada bloque hubiera sido así algo más rápido.

Sin la menor duda, la construcción de Baalbek fue una verdadera hazaña. Pero una hazaña humana, no el producto de alguna privilegiada mente extraterrestre. Si bien no ha alcanzado aún, ni quizás alcance nunca, la fama de la Gran Pirámide, Baalbek sigue siendo una referencia ineludible a la hora de especular sobre viajeros procedentes del espacio exterior. En rigor, su misterio ni siquiera debiera haber nacido, pues ya en 1905 no era misterio. Y sin embargo, la misma historia sigue repitiéndos.

fuente/Mundos Paralelos