viernes, 3 de junio de 2016

¿Qué está sucediendo?. Otro descomunal OVNI verticalizado se deja ver en Austin

Austin es la capital de Texas y del condado de Travis. Localizada en el suroeste de Estados Unidos.


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Por qué el tiempo pasa más deprisa cuanto mayor somos y cómo evitarlo

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http://paradigmaterrestre.co
“Disfruta la vida, es muy breve” nos decían nuestros abuelos cuando éramos niños, advirtiéndonos de que el tiempo pasa muy veloz cuando envejeces. Una extraña paradoja que no comprendes hasta que los experimentas por ti mismo.
Obviamente un minuto dura lo mismo cuando eres niño que cuando eres anciano, es nuestra percepción sobre el tiempo la que cambia. Un fenómeno curioso que podemos ralentizar si logramos comprenderlo.

El tiempo relativo

Existen varias teorías sobre el por qué del paso del tiempo y su velocidad relativa. Una de las más conocidas es la del filósofo Paul Janet, quien postula que percibimos el tiempo de manera relativa en relación con el tiempo total que hemos vivido.
Es decir, como niños una hora parece un eternidad, porque esa fracción de tiempo es una porción muy grande de nuestra corta vida. Sin embargo como adultos esa misma hora es un grano de arena en un mar de tiempo.
Otra teoría interesante es la que nos habla de la rutina contra la experiencia.Según Willians James el cerebro valora y archiva las experiencias novedosas otorgándoles importancia y la infancia está llena de ellas: nuestro primer día de colegio, el primer beso, el primer examen…
Sin embargo la vida de los adultos cuenta con menos experiencias memorables y por ello entramos en un bucle donde la rutina se adueña de la percepción del tiempo haciendo que los días parezcan iguales. Las semanas se suavizan y los años se vuelven huecos, solo siendo capaces de recordar un puñado de situaciones novedosas.
David Eagleman señala además que es culpa del piloto automático de nuestro cerebro,ese que toma el control en la rutina haciendo que el tiempo pase sin darnos cuenta. En cambio cuando salimos de la zona de confort, nuestro cerebro debe actuar de forma plena y consciente ante la novedad haciendo que el tiempo pase más despacio.

El estrés, un poderoso acelerador del tiempo

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La rutina aplana los días, pero el estrés definitivamente lo acelera. ¿Por qué? Es fácil,cuanto más estresados estamos menos conscientes somos de lo que ocurre a nuestro alrededor.
Nuestra mente solo está concentrada en los problemas, las angustias, las preocupaciones, perdiéndose la vida y la creación de nuevos momentos memorables. Es por eso que el tiempo parece volar.

Cómo recuperar el control del tiempo

En este punto comprenderás que la mejor solución para recuperar el control del tiempo es vivir de forma consciente, obligando a nuestro cerebro a localizarse en el momento presente.
Es una especie de meditación, nada esotérica ni religiosa, simplemente una forma de apagar el modo automático, retirar el foco del futuro incierto y recuperar el ahora.
¿Qué estamos lavando los platos? Concéntrate en ello, en la espuma, en lo que sientes a través de los dedos, y piensa en lo que haces. Es un ejemplo tonto, pero lo mismo sucede un viaje, una salida con amigos, o nuestro aniversario… Si logramos estar presentes al 100% en esas situaciones será más fácil hacer que nuestro cerebro las considere memorables.
Para lograr vivir en el presente hay varias cosas que podemos hacer, una de ellas esolvidarte de los horarios durante el tiempo libre. Eso no quiere decir que no organices tus obligaciones y cumplas con ellas, sino que separes éstas de tu ocio, disfrutando de él a plena consciencia.
Yo suelo planear una rutina matinal en la que incluyo el trabajo y las obligaciones de la casa. Al final del día, me alejo del ordenador y procuro relajarme un poco. Una actividad de ocio, un encuentro con amigos, sin horarios fijos, solo viviendo el momento.
La segunda forma de hacer que el tiempo fluya despacio y se viva en plenitud es la de incluir nuevos momentos memorables en nuestro cerebro. La búsqueda de nuevas experiencias, de primeras veces.
Sal de tu zona de confort, e intenta decir “si” más a menudo. Sí a un viaje, sí a una fiesta, sí a un día de montañismo. Prueba a aprender cosas, apúntate a actividades, prueba una comida desconocida, visita un museo, haz cosas que no hayas hecho nunca. Puede dar algo de pereza, pero casi nadie que se abre a una nueva experiencia se arrepiente de haberlo probado. Son las cosas que no hicimos las que siempre nos atormentan.
Al principio me costó algo de esfuerzo pero en este año y a consecuencia de esta forma de vivir, he salido en numerosas ocasiones de mi zona de confort y considero que esto me ha hecho crecer como persona. Hoy hago de profesor de español en una ONG con inmigrantes y refugiados sirios, he participado en una mesa redonda de juventud, escribo sobre mi vida, me inicie en programación neurolinguistica, he sido guía turístico en mi ciudad, hice trekking por primera vez, he asistido a un concierto de música de un artista que no conocía y ahora me encanta, y muchas cosas más. Cosas que hasta ahora no había hecho nunca y que ahora me hacen sentir que este último año ha sido largo y completo.
“Es sorprendente la cantidad de experiencias nuevas que se presentan a lo largo del día simplemente con prestar algo de atención”.
Thorin Klosowski

Somos cambio, somos aprendizaje

Si vivimos con plena consciencia y llenamos nuestra vida de nuevas experiencias, aprendemos mucho de todo lo que nos rodea y esto inevitablemente nos cambia.
Piensa en cuanto tenías 10 años. Es posible que parezca que ha pasado una eternidad pero ¿por qué? Una de las razones por la que tu infancia parece tan lejana es porque has cambiado mucho. Tu yo de ahora nada tiene que ver con lo que aquel niño sabía de la vida.
De igual modo y si consigues crecer a nivel personal, tu yo del futuro echará la vista atrás y comprobará cómo has cambiado a base de sumar experiencias por el camino. Viviendo con plenitud, evitando que el tiempo “vuele”.
fuente/selenitaconsciente.com

4 DONES de las Personas Altamente Sensibles (PAS)

LOS 4 DONES DE LAS PERSONAS ALTAMENTE SENSIBLES (PAS)

¿Por qué veo las cosas de manera diferente de los demás? ¿Por qué sufrir más que otros? ¿Por qué encuentro alivio en mi propia soledad? ¿Por qué me siento y veo cosas que otros no se dan cuenta? Cuando estás en esta minoría, la primera sensación es sentirse en desventaja y con miedo.

Ser parte del 20% de la población que se reconoce como altamente sensible no es una desventaja y no hay que poner etiquetas como “diferente”. Es muy posible que, durante toda su vida y, especialmente, durante su niñez has sido consciente de esta distancia emocional, y con frecuencia has tenido la sensación de vivir en una burbuja de alienación y soledad. Elaine N. Aron en los años noventa hizo una investigación de las personalidades introvertidas, explicó en detalle las características que reflejan una realidad social: las personas altamente sensibles son pensativas, empáticas y emocionalmente reactivas.


Si este es tu caso, si estás identificado con las características que la Dra. Aron publicó en su libro “El Don de la sensibilidad“, es importante saber que esta sensibilidad no es una razón para sentirse extraño o diferente. Por el contrario, debes sentirse feliz de haber recibido estos cuatro regalos.

Los dones de las personas altamente sensibles

1. El don del conocimiento interior.

Desde la infancia, el niño altamente sensible percibirrá aspectos de su vida diaria que le traerá una mezcla de sentimientos de: ansiedad, conflictos y mucha curiosidad. Sus ojos captarán las cosas que los adultos no perciben. Esa mirada de frustración de sus profesores, la expresión preocupada de su madre … Ser capaz de ver cosas que otros niños no ven les enseña desde el principio que a veces la vida es difícil y contradictoria. Es un niño precoz que ve el mundo sin la suficiente madurez para entender las emociones.

El conocimiento de las emociones es un arma poderosa. Nos hace entender mejor a la gente, y también nos hace más vulnerables al dolor y al comportamiento de los demás. La sensibilidad es una luz brillante, pero siempre escuchar comentarios como: “te lo tomas todo muy en serio” o “eres demasiado sensible.” Eres lo que eres. Esto requiere una gran responsabilidad, su conocimiento de las emociones requiere cuidado y protección.

2. El don de disfrutar de la soledad.

Las personas altamente sensibles encuentran placer en los momentos de soledad. Son personas creativas que les gusta la música, la lectura, aficiones. Eso no quiere decir que no les guste la compañía de los demás, sino que también se sienten feliz solos.
Ellos no tienen miedo de la soledad. Es en esos momentos son capaces de conectar con ellos mismos, con sus pensamientos, libre de las ataduras y de las miradas indiscretas.

3. El don de vivir con el corazón.

Las personas altamente sensibles viven a través del corazón. Viven intensamente el amor, la amistad y se sienten muy feliz con los pequeños gestos de la vida cotidiana. A menudo se asocian con el sufrimiento por su tendencia a desarrollar depresión, tristeza y vulnerabilidad frente al comportamiento de las personas. Sin embargo, viven el amor con gran intensidad. No estamos hablando solamente de las relaciones afectivas, también de la amistad, el afecto del día a día, la belleza de un cuadro, un paisaje o una canción especial. Todo se experimenta con gran intensidad por la persona altamente sensible.

4. El don de crecimiento interior.

La alta sensibilidad no se puede curar. La persona nace con esta característica y este don se manifiesta desde la infancia. Sus preguntas, su intuición, su malestar con las luces u olores fuertes y su vulnerabilidad emocional ya demuestran su sensibilidad excesiva. No es fácil vivir con este don. Sin embargo, si reconoces que eres muy sensible, debes aprender a manejar esta sensibilidad. No dejes que las emociones negativas te desestabilicen y te hagan sufrir.

Darte cuenta de que otros tienen un ritmo diferente del tuyo. A menudo no viven las emociones tan intensamente como tu. Esto no quiere decir que amen menos; sólo una forma diferente de vivir las emociones. Trata de entenderlos y respetarlos.

La alta sensibilidad es un don, una herramienta que le permite profundizar y tener empatía con todas las cosas y personas. Pocas personas tienen esta capacidad de aprender de la vida.

fuente/consejosdelconejo.com