martes, 20 de diciembre de 2016

Graban en video los verdaderos creadores de los circulos de cosechas.

SBM Solo Buena Música....disfrútenla y siéntanla, es la mejor terapia.

Apocalipsis Neperiano.




Tanto para muchos que recuerdan sus días de colegio como para los estudiantes que las viven hoy en día, la lección de logaritmos debe estar entre los dolores de cabeza que se suele asociar con la clase de matemáticas. En el ABC de los ejercicios de matemáticas están los logaritmos de base 10 o logaritmos neperianos, representados por el símbolo Log. El término neperiano procede del nombre del matemático que precisamente inventó los logaritmos, el escocés John Napier (1550-1617). Otro de los personajes importantes de la historia de las matemáticas, Napier es por cierto un completo desconocido para la mayoría de lectores hispanoamericanos, pese a que, como veremos, su historia es tremendamente instructiva.

Napier puede caracterizarse como un puritano, un calvinista estricto, muy al talante del presbiterianismo que se imponía en el reino escocés, precisamente cuando las islas británicas eran cruzadas por la revolución religiosa del siglo XVI. La conmoción profunda que provocó la Reforma protestante en la sociedad de la época se expresó a su vez en las preocupaciones teológicas que se abrieron paso en la lectura de la Biblia, lo cual trajo al primer plano del debate cuestiones olvidadas hacía rato. Durante la edad media los temas escatológicos clásicos habían quedado relegados en general a un lugar de menor importancia. 
Desde que San Agustín había realizado una lectura alegórica de mucho del contenido del libro de Apocalipsis, prácticamente el asunto parecía zanjado. Esporádicamente los textos del Apocalipsis habían llamado la atención de algunos movimientos heterodoxos de los últimos siglos medievales, tales como valdenses y albigenses, quienes vieron en ellos argumentos para su polémica contra el sistema papal, pero en general los escolásticos – los hombres oficialmente a cargo de hacer teología - estaban más bien preocupados de debatir sobre la filosofía de Aristóteles que de releer la escatología bíblica. Probablemente en un mundo estable y que no parecía sujeto a grandes cambios, la lectura agustiniana era más que suficiente para las necesidades religiosas de la época.

La reforma del siglo XVI vino a cambiar todo eso. Hay que aclarar de entrada que el Apocalipsis no fue la lectura preferida de los reformadores. Ni Lutero, ni Calvino, ni Zwinglio dedicaron su tiempo y su pluma a escribir comentarios sobre el último libro de las escrituras. Es posible que ciertas dudas acerca de su canonicidad o de su cristología hayan levantado algunos recelos en los reformadores. Como fuere, la evolución política de los acontecimientos posteriores a 1517 hizo que las cosas giraran en otra dirección. Lutero terminó por decantar que la lectura del Apocalipsis le proporcionaba las herramientas bíblicas y teológicas que necesitaba para justificar su polémica contra el Papado: al identificar al Papa como el Anticristo, Lutero proporcionó a los protestantes su bandera de lucha y una lectura escatológica consistente. Por cierto que esta identificación no fue original de Lutero, ya hemos visto que había sido hecha antes por los heterodoxos medievales desde el siglo XII; pero el reformador alemán le dio un contenido histórico preciso: el conflicto Papado – protestantismo era ahora una lucha entre Dios y el diablo.

Desde que Lutero había hecho este feliz descubrimiento - que el Papa es el Anticristo - los protestantes de todos los países de Europa lo tomaron como una suerte de santo y seña de su causa. El Apocalipsis vino a tener un significado histórico muy real, mostraba el devenir de la iglesia del pasado, del presente y del futuro. La escatología se convirtió de pronto en una cuestión teológica fundamental para una gran mayoría de protestantes. La lectura del Apocalipsis vino a tomar una nueva luz cuando el choque contra los ejércitos católicos sembró los campos y ciudades de Europa con un rastro de sangre, destrucción y muerte. La locura dantesca de las guerras religiosas convenció a muchos de que los sueños y visiones de Juan eran ahora una realidad que se cumplía ante sus propios ojos. Por supuesto, esto a su vez retroalimentó a los estudiosos de las escrituras ante el desafío de leer el Apocalipsis y darle una interpretación que tuviese sentido para la audiencia protestante. Cuando su natal Escocia se pasó al bando calvinista, John Napier se halló precisamente ante ese desafío.

Por increíble que nos parezca a nosotros hoy en día, el creador de los logaritmos era un convencido estudioso de las escrituras y en particular de la escatología bíblica. Para poner las cosas en perspectiva hay que señalar que Napier publicó su texto sobre logaritmos hacia el final de su vida, mientras que sus reflexiones sobre el Apocalipsis vieron la luz mucho antes, en 1593, bajo el título de “A Plaine Discovery of the whole Revelation of Saint John”. En su momento la obra de Napier alcanzó gran popularidad en Escocia e Inglaterra; no sólo esto, luego disfrutó de amplia aceptación también en los medios protestantes del continente. Napier parece haber sido empujado a escribir su obra a la luz de los acontecimientos recientes de la lucha católico – protestante. Apenas unos años antes, en 1588, la famosa Armada Invencible de Felipe II de España había amenazado con una invasión a Inglaterra, que de haber fructificado habría significado la ruina del protestantismo en las islas. Pero la Armada fue destruida por las tormentas marinas, hecho que fue interpretado por ingleses y escoceses como una señal divina, una salvación provista por Dios contra las fuerzas demoníacas del Papa. Era la mano de Dios interviniendo en la historia. Es precisamente lo que ve Napier en la lectura del Apocalipsis.

¿Qué enseñaba Napier acerca del Apocalipsis? ¿Qué lecciones escatológicas derivaba para su época? ¿Cuándo sería el fin del mundo según sus cálculos? Es difícil resumir en un espacio breve el contenido total de las ideas escatológicas de Napier, pero algunos detalles generales nos ayudarán a entender las líneas de su pensamiento. Entre otros muchos detalles, Napier hacía una lectura muy precisa de Apocalipsis 9:1-3. Como él lo veía, la “estrella que cayó del cielo a la tierra” no era otro que Mahoma, el fundador del Islam. Las langostas que aparecen en el mismo pasaje corresponden a los turcos selyúcidas, cuyas victorias en Asia Menor entre los siglos XI y XIV les habían abierto las puertas de los Balcanes y de Europa. Esta idea específicamente no era novedosa, pues antes Lutero y otros habían identificado a los turcos como el “Gog y Magog” de la profecía de Ezequiel. Hay que tener presente que al momento de hacer esta identificación, los lectores protestantes asistían con espanto a la visión del “peligro turco” que había penetrado profundamente en Europa entre los siglos XVI y XVII, al punto de amenazar varias veces a la misma Viena, en el centro del continente. Por lo tanto, ver al imperio turco otomano como una fuerza demoníaca tenía mucho sentido para la audiencia de Napier. Siguiendo con su análisis, Napier identificaba el año 29, el año del bautismo de Jesús y del comienzo de su ministerio, como el momento de la apertura del primer sello (Apocalipsis 5 y 6). Luego, calculando que cada sello equivale a siete años, el séptimo sello, que coincide con la primera trompeta, le lleva hasta el año 71 (29 + 42), el año de la destrucción de Jerusalén y del fin del reino judío. Combinando la lectura del Apocalipsis con la del libro de Daniel, específicamente con Daniel 12:11-12, y definiendo la “abominación desoladora” como la que tubo lugar en el 365, el año que Juliano el Apóstata intentó reconstruir el templo de Jerusalén, Napier llega a la conclusión de que el fin de los tiempos ocurrirá en algún momento entre los años 1688 y 1786, fecha más lejana para el segundo regreso de Cristo.

Para nosotros hoy, que evidentemente contamos con la ventaja de la perspectiva histórica, nos puede sonar descabellada e inadmisible la interpretación escatológica de Napier, al menos a la luz de las líneas generales que resumimos antes. Sin embargo, es importante revisar algunos aspectos de contexto para hacer un juicio equilibrado del matemático escocés. Primeramente, llama la atención quiénes eran las personas involucradas en la investigación escatológica. Durante los siglos XVI y XVII, incluso hasta los primeros decenios del 1700, la Biblia en general y la escatología en particular eran tema de interés para los hombres que hacían ciencia o matemáticas, como es el caso de Napier. En aquellos tiempos no existía ninguna incompatibilidad entre hacer ciencia y estudiar las escrituras, leer filosofía y discutir sobre escatología. Los mismos hombres que llevaban adelante la investigación científica estaban a la vez personalmente involucrados en la conexión de la Biblia con su realidad histórica; Napier es otro ejemplo de un grupo en el que destacan además celebridades como el alemán Kepler y los ingleses Boyle y Newton, por citar algunos ejemplos. En segundo lugar es interesante dimensionar el calendario escatológico que manejaban estos personajes. Napier, ya hemos visto, situaba el fin del mundo para unos cien o doscientos años en el futuro. Newton creía que no tendría lugar antes del siglo XXI, a más de trescientos años de distancia de su época. Es cierto que había muchos otros autores contemporáneos que ubicaban el fin del mundo en su propia generación, pero quienes, como Napier y Newton, creían que el fin escatológico estaba distante en un mediano plazo asumían una disposición distinta al enfrentar la vida cotidiana. Este es el tercer aspecto a destacar, el compromiso personal con la época que les tocaba vivir. Napier era un fiel representante de quienes creían en un apocalipticismo que generaba consecuencias con su tiempo. Por un lado, no existe en él la renuncia al mundo que se ve en grupos cristianos de nuestros días, para quienes la inminencia del fin les lleva a desechar toda posibilidad de intentar otros cambios en el mundo de hoy, si total pronto se acabará todo. Para Napier este razonamiento era impensado; la certidumbre de un fin escatológico, aunque vislumbrado como algo distante a su tiempo, era la base de su “compromiso” religioso, en su caso y en el de la mayoría de sus correligionarios protestantes esto significaba tomar partido social y políticamente por la lucha contra el Anticristo. Por último, es notable que este involucramiento con lo escatológico estuviese exento de extremismos sociales, cosa muy frecuente entre quienes enarbolaban la bandera del Apocalipsis. Lejos de los experimentos a veces violentos que se vivieron en Alemania en días de Lutero, Napier no hizo apología de ninguna reacción de fuerza frente al orden establecido.

En resumen, Napier, el matemático, el inventor de los logaritmos, fue ante todo un hombre de fe, profundamente involucrado en los acontecimientos religiosos de su tiempo. Compartía con sus contemporáneos una genuina preocupación por la escatología bíblica, por el Apocalipsis en cuanto revelación divina del pasado, del presente y del futuro. Como muchos hombres de saber de su tiempo, para Napier el conocimiento matemático, científico, iba de la mano con el conocimiento bíblico; ambas eran dos caras de una misma búsqueda de la verdad. El apocalipticismo de Napier, como el de buena parte del movimiento protestante de la época, tenía un tono mesurado, pero optimista. Veían en el Apocalipsis el espejo de su lucha contra el Anticristo – el Papa – y tomaban en serio su parte de responsabilidad en esa lucha, aunque sin recurrir a extremismos sociales. Aun cuando critiquemos sus supuestos y las conclusiones a las que arribó, el apocalipticismo de Napier tiene el valor de no ser una espera resignada del fin del mundo; en este sentido se aleja de la postura extendida en muchos círculos evangélicos que reniegan de participar social o políticamente en la sociedad porque el fin del mundo es inminente. Para Napier y los protestantes de su tiempo esa no era una opción, actitud que ayuda a entender por qué la reforma no sucumbió a la reacción militar católica. El matemático escocés siguió afinando sus números para extraer los secretos de la Biblia, donde los logaritmos fueron una etapa final de ese desarrollo. Nosotros nos hemos quedado con sus logaritmos, aunque hace rato sepultamos en el olvido y el desconocimiento el esfuerzo teológico que estaba detrás de esa búsqueda.

fuente/Teologiasyciencias.blogspot.com/

lunes, 19 de diciembre de 2016

El Misterio de los Tres Reyes Magos.

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¿Quiénes eran aquellos tres extraños personajes bíblicos llamados los tres reyes magos?, ¿Por qué siguieron a la llamada estrella de Belén?, ¿Qué fue de Jesús durante aquellos 18 años de los que la biblia nada menciona?, estos y más misterios son tratados en el siguiente audio.

El audio corresponde al programa Sabiens emitido por la cadena pirenaica (Radio Valira de Andorra), dirigido y presentado por Ferran Prat, en el que intervienen José Luis Camacho, de Mundo Desconocido y Artur Homs.

Esperamos que os guste.



Hoy es tiempo de Reflexión...

domingo, 18 de diciembre de 2016

Parece ser que los sonidos de las fosas de las Marianes son de Ballenas. AUDIO

Hace tiempo que se recogen extraños sonidos desde la profundidad de la Fosa de las Marianas.

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Un sonido semi metálico y biológico parecido a un gemido que varia de frecuencia llegado de los 30Hz hasta los 8.000Herzios.

Recientes investigaciones apuntan que podría tener su orígen en las Ballenas.

Ahora escucjen este extraño sonido parecido venir de otros mundos...submarinos.




Apasra hongsakula y sus secretos.

Existe una mujer tailandesa que podría guardar el secreto de la eterna juventud, su nombre es Apasra hongsakula, una mujer que fue miss universo y que a sus 69 años luce como una mujer de 30. Los medios se revolucionaron y nadie se creía su historia ni las fotografías, la gente empezó a especular que las imágenes estaban retocadas, pero múltiples análisis de las fotografías revelaron que no había trucaje alguno y que además la mujer no tenía indicios de haberse sometido a ninguna operación de cirugía estética…


¿Cuál será el secreto de esta mujer?


OOPARTS. ¿Qué es el Artefacto IMPOSIBLE que Encontraron Dentro de un Meteorito?

5 Cambios que Sufrirá el CUERPO HUMANO en el Futuro


viernes, 16 de diciembre de 2016

El misterio del cráneo Starchild ( El niño de las estrellas).

¿Porqué importantes personalidades del mundo estan visitando la Antártida?



Encuentran en las selvas de Guatemala «la primera red de supercarreteras del mundo».

Investigadores del Proyecto Arqueológico Cuenca Mirador han descubierto recientemente unas construcciones bajo la selva de Guatemala que constituyen unos «hallazgos de gran importancia» para el estudio de la cultura maya.

Un templo maya se sitúa en la ciudad de El Mirador, en el corazón de la selva de Petén, Guatemala.
Un templo maya se sitúa en la ciudad de El Mirador, en el corazón de la selva de Petén, Guatemala

El descubrimiento fue realizado gracias al escaneo con un láser de alta precisión del terreno donde se encontraba la ciudad maya de El Mirador, situada en el corazón de la selva de Petén, en la frontera con México.

En concreto, los investigadores han observado acrópolis, pirámides, terrazas, canales, diques, muros y una red de carreteras de más de 240 kilómetros de longitud en la zona. Estas infraestructuras, consideradas como «la primera red de supercarreteras del mundo», se utilizaban principalmente para el transporte de mercancías, según informa la agencia EFE.

Fotografía cedida por Proyecto Arqueológico Cuenca Mirador, tomada a través de un radar de alta precisión.
Fotografía cedida por Proyecto Arqueológico Cuenca Mirador, tomada a través de un radar de alta precisión

Los trabajos realizados en la zona permiten concluir que Guatemala «tiene el privilegio de ser la mera cuna de la civilización maya», con las pirámides más altas y una red de carreteras «única», según el científico estadounidense Richard Hansen, que lidera la investigación.

La zona de Petén en Guatemala es una región selvática que posee numerosas ruinas de la época del esplendor maya. Es además uno de los pulmones ambientales más importantes del continente americano.

Crédito: Proyecto Arqueológico Cuenca Mirador.
Crédito: Proyecto Arqueológico Cuenca Mirador.


fuente/mysteryplanet.com.ar

jueves, 15 de diciembre de 2016

Investigador descubre aterradora profecía de Nostradamus para el 2017

Resultado de imagen de Investigador descubre aterradora profecía de Nostradamus para el 2017


Nostradamus es famoso por las predicciones tan exactas que ha hecho hasta ahora, dejándonos a su paso un legado de profecías que durante siglos ha dejado a los expertos con la boca abierta, ya que siempre han ido más allá de la mera coincidencia.

Pero el tiempo pasa y una nueva generación descubre con más comprensión las frases descritas a lo largo de la historia por Nostradamus. Y además, parece que esto es lo que está pasando en estos momentos, que un nuevo intérprete, Chase, parece haber visto una gran revelación para el año 2017…

La revelación corresponde a un posible ataque alienígena, sí, así parece haber querido dar su mensaje el maestro Nostradamus esta vez, de acuerdo con el intérprete, cuenta que en las profecías de Nostradamus dice que los extraterrestres se están preparando para venir a la Tierra en 2017.

En el Libro de las Revelaciones tiene mucho que aportarnos aun, según el intérprete, los extraterrestres vendrán cuando se inicie la 3ª Guerra Mundial, acto seguido ellos harán acto de presencia. Este evento mide el tiempo en la profecías de la segunda venida de Cristo, que para decir verdad cuentan que será en el 2020.

También cuenta la profecía que los seres extraterrestres vendrán a cambiar nuestro ADN con el fin de hacernos más pacíficos y que tengamos una vida más larga y feliz.

En la profecía se describe a Putin como el hombre responsable de iniciar la Tercera Guerra Mundial.

Chase dijo que en el libro del Apocalipsis 19 se habla de una invasión Ovni, cosa que podréis verificar en cualquier Biblia. Sea lo que sea que vaya a ocurrir, esté escrito o no, estaremos atentos e intentaremos sobrevivir a cualquier tipo de aventura que nos aceche.


fuente/despiertavivimosenunamentira.com




Una noticia que en el año 2006 pasó desapercibida que deberíamos recordar.

Científicos norteamericanos detectan la existencia de dimensiones adicionales.

Las colisiones de neutrinos de alta energía con otras partículas corroboran uno de los postulados de la Teoría de Supercuerdas.

Instalaciones del telescopio Amanda en la Antártida

Científicos norteamericanos han detectado por primera vez indicios de la existencia de otras dimensiones más allá de las tres conocidas. Utilizando datos del telescopio Amanda, enterrado en el Polo Sur, han podido observar una decena de colisiones de neutrinos de alta energía con otras partículas elementales, obteniendo así la evidencia de las dimensiones adicionales sugerida por la Teoría de Supercuerdas. El descubrimiento no es concluyente y encontrará nuevas oportunidades cuando se inicie en 2009 el funcionamiento de otro telescopio 30 veces más potente, el IceCube, en el que participan diversas universidades europeas. Por Eduardo Martínez.

Analizando los datos proporcionados por el telescopio Amanda, enterrado en el Polo Sur, científicos nortemaricanos han observado las colisiones de neutrinos de una energía 10.000 veces más elevada que la de los neutrinos que emite nuestro Sol con otras partículas elementales, obteniendo así la evidencia de la existencia de otras dimensiones.

Los neutrinos son partículas elementales de masa prácticamente nula que se forman por reacciones nucleares. Mientras que el Sol y otros fenómenos cósmicos producen neutrinos de baja energía, los neutrinos de alta energía se producen por cataclismos cósmicos remotos y extremadamente violentos, tales como los agujeros negros, las supernovas y el Big Bang.

Una vez formados por cataclismos cósmicos, los neutrinos de alta energía se desplazan a una velocidad próxima a la de la luz y no se detienen nunca. Al tener una masa prácticamente nula, rara vez colisionan con otras partículas, lo que les permite desplazarse en línea recta hasta los límites del Universo atravesando las estrellas, los planetas, los campos magnéticos y galaxias enteras como si realmente no existieran.

Trillones de neutrinos atraviesan la Tierra cada nanosegundo llevando consigo información crucial sobre una serie de fenómenos cósmicos y sus orígenes. Sin embargo, son muy difíciles de detectar, salvo cuando entran en colisión con un átomo. La colisión desintegra el núcleo del átomo y el neutrino se transforma en otra partícula llamada muon.

El muon así formado continúa su trayectoria y puede ser reconocido por el destello de luz que engendra. Este destello se conoce con el nombre de radiación de Cherenkov y se asemeja a las ondas producidas en el aire cuando es atravesado por una bala de pistola.

Colisiones reveladoras

Científicos norteamericanos, utilizando los datos del telescopio Amanda, han podido observar la forma en que se producen las colisiones de estos neutrinos de elevadísima energía con otras partículas subatómicas, concluyendo que podrían existir en el universo otras dimensiones, aparte de las tres que nosotros conocemos y que conforman la realidad física que nos rodea. Un exceso de neutrinos de muy alta energía, como el que se ha constatado con AMANDA, constituye en sí mismo una señal inequívoca de la existencia de las dimensiones extras, consideran los investigadores.

Aunque de momento no se han captado más que una docena de estas colisones, nunca conseguidas en los aceleradores de partículas, se espera que rastreos posteriores, tanto con Amanda como con su sucesor, el telescopio IceCube, que tendrá una resolución 30 veces mayor que Amanda, registren más colisiones de este tipo y proporcionen así una evidencia más concluyente de la existencia de dimensiones adicionales hasta ahora ocultas para nosotros.

El rastreo de neutrinos de altísima energía en el Universo y de la forman en que colisionan con otras partículas sugiere no sólo que existen realmente dimensiones hasta ahora imperceptibles, sino que admás poseen una energía mucho mayor de la que podríamos imaginar.

Teoría de Supercuerdas

La existencia de estas dimensiones extras son fundamentales para explicar la Teoría de las Supercuerdas. La Teoría de las Supercuerdas afirma que existen estas dimensiones extras, pero que serían increíblemente pequeñas, bastante más pequeñas que un átomo, ya que si fueran de mayor tamaño se habría detectado su existencia.

Pero si realmente existen, estas dimensiones adicionales deberían a su vez dar lugar a una serie de nuevas partículas con alta masa. A estas nuevas partículas se les ha asignado el nombre de “Partículas Kaluza-Klein” (KK): supuestamente se forman cuando campos de ondas se asocian a partículas ya conocidas, y viajan dentro de esas dimensiones adicionales.

Fue para demostrar la existencia de estas partículas que se han diseñado detectores que permitan estudiar a través de ellas los acontecimientos cósmicos. Teóricamente, con estos detectores se podría demostrar la existencia de estas nuevas partículas de dimensión oculta.

Uno de estos detectores es AMANDA (Antartic Muon and Neutrino Detector Array). Consiste básicamente en cuerdas sensoras de luz que se entierran a una profundidad de más de tres kilómetros en los hielos Antárticos y que se han diseñado específicamente para detectar neutrinos de alta energía.

Si la teoría de las supercuerdas es correcta y si existen las dimensiones extras, AMANDA debería detectar estos neutrinos de alta energía provenientes del centro de la Galaxia, del Sol y del núcleo de la Tierra. Y los primeros indicios de esta constatación es lo que ha obtenido de momento AMANDA, a través de las colisiones de estos neutrinos de alta energía con otras partículas elementales.

El registro de las colisiones de los neutrinos de tan alta energía en el Universo podría dar la razón a esta teoría en lo que respecta a la existencia de otras dimensiones, así como constituir una pista de investigación para la Física, ya que cada vez que los astrónomos abren una nueva puerta sobre el cosmos, aparecen cosas de las que ni siquieran sospechaban de su existencia.


El funcionamiento de AMANDA

AMANDA es en realidad un telescopio rastreador de neutrinos instalado por la Northeastern University y la University of California, de Estados Unidos, en el Polo Sur. Su función ha consistido, desde el año 1997, en captar y registrar las presencias en el universo de muones y neutrinos.

AMANDA consiste en un detector formado por 677 sensores ópticos del tamaño de una pelota y circulares. Este telescopio rastreador de destellos de energía se encuentra hundido en el hielo, y los sensores están suspendidos en cables de fibra óptica como si fueran las cuentas de un collar. AMANDA es cilíndrico, mide 500 metros de alto y 120 de diámetro.

Cuando uno de estos poco comunes neutrinos de alta energía choca con otra partícula, como un protón o un neutrón, surge un muón, y entonces se genera una estela similar a un “flash” luminoso, de la mencionada radiación azul de Cherenkov.

Esta radiación es de tipo electromagnético, y se produce al paso de partículas por un medio, a velocidades superiores a la de la luz. Es una onda de choque que produce un brillo azulado. Recibe su nombre del físico Pavel Alekseyevich Cherenkov, que fue el primero en describirla y caracterizarla con rigurosidad. La estela producida en el choque es captada por Amanda gracias a los sensores ópticos que forman el peculiar telescopio.

Los resultados de esta investigación ha sido publicados en la revista Physical Review Letters. La versión íntegra del trabajo se encuentra en Arxiv. La Northeastern University ha publicado asimismo un interesante comunicado sobre el descubrimiento.

Hielo profundo

Para registrar neutrinos de esta energía y sus colisiones con partículas elementales, es preciso vigilar un volumen gigantesco de una sustancia que sea transparente y que esté al oscuro. Sólo así es posible detectar la radiación de Cherenkov que deja a su paso un muon.

En un primer momento se pensó en el fondo del mar para detectar estos destellos cósmicos y se instaló un telescopio en 1980 en las profundidades oceánicas de Hawai. Sin embargo, las condiciones meteorológicas y la inestabilidad marina frustraron el proyecto.

Fue de esta forma que se pensó que el hielo era ideal para el experimento, lo que llevó a la construcción de la primera generación de detector antártico de muones y neutrinos (AMANDA). La Segunda generación es el IceCube, que dispondrá de 5.000 detectores fotomultiplicadores encajados en más de un kilómetro cúbico del casquete polar, entre 1.400 y 2.400 de profundidad.

Este entorno no sólo está en total oscuridad, sino que debido a la presión, todas las bolsas de aire y otros elementos perturbadores han sido expulsados, lo que permitirá disponer de una transparencia igual a la del cristal. Las posibilidades de estudiar así los neutrinos de altísima energía y de verificar la existencia de otras dimensiones se multiplican, al igual que la aparición de posibles descubrimientos inesperados.

El IceCube estará terminado en 2009 y se instala por iniciativa de la Universidad de Wisconsin con fondos (295 millones de dólares) aportados por la National Science Foundation (NSF) de Estados Unidos, junto a diversas universidades europeas de Suecia, Bélgica, Alemania, Reino Unido y Holanda.

fuente/tendencias21.net


Protoelamita. El Lenguaje escrito más antiguo sin descifrar.


Los voluntarios del proyecto del protoelamita, cada uno en su especialidad, se esfuerzan por resolver un misterio milenario

Protoelamita, considerado como el lenguaje escrito más antiguo

El reto de descifrar el protoelamita, considerado como el lenguaje escrito más antiguo de los que están aún sin descifrar, ha llegado a internet, gracias a la digitalización de textos en fotografías de altísima calidad mediante un sistema especial.

El fácil acceso a estos textos ignotos brindado por internet está movilizando a un ejército de voluntarios de todas partes del mundo, en un fenómeno comparable en entusiasmo al de SETI@Home y otros proyectos multitudinarios de ciencia ciudadana.

Lingüistas, criptógrafos, matemáticos, e incluso el nieto de Gustave Jequier, uno de los arqueólogos que desenterraron las tablillas protoelamitas hace un siglo, se han ofrecido a ayudar.

Los voluntarios del proyecto del protoelamita, cada uno en su especialidad, se esfuerzan por resolver un misterio milenario que puede encerrar sorpresas tan contundentes como para obligar a reescribir libros de texto sobre los orígenes de la escritura.


Los Elamitas, que se llamaban a sí mismos Hatamtis, eran protagonistas de una avanzada y brillante civilización en el sur de Persia, entre el cuarto y segundo milenio antes de Cristo. Era un pueblo de origen asiánico y étnicamente nada tenían que ver con los iranios que llegaron a la meseta iraní a mediados del II milenio a.C.

Al parecer, los elamitas tomaron la escritura de sus vecinos, los sumerios, aproximadamente en el 2800 a.C.


Según se puede desprender de algunas inscripciones, como la hallada en la ciudad de Reishahr, cerca de Bushehr (golfo Pérsico), esta civilización llegó a dominar muchas zonas de lo que es hoy el sur y sureste de Persia, llegando a poseer las regiones costeras de dicho golfo. La población elamita más civilizada vivía en la ciudad de Susa y alrededores.

La primera vez que los elamitas son mencionados en la historia fue cuando fueron atacados por el semita Sargón de Acad alrededor del siglo XXV o XXVI, que, a pesar de la resistencia que ofrecieron liderados por su rey Luhhi-Ishshan, fueron finalmente derrotados por el poderoso rey acadio. Después de éste, su hijo Hishep-Rashir se aviene con los acadios y para mantener la paz le hace llegar un tributo.

Escritura protoelamita.

A finales del reino de Sargón, los elamitas fueron reprimidos por su hijo Rimush. Éste es sucedido por Manishtusu que también ataca el norte de Elam y se trae su rey arrastrado hasta colocarlo a los pies del dios acadio Shamash.

Pero la derrota definitiva de los elamitas fue llevada a cabo por el rey Naram-Sin, sucesor de Manishtusu, que logró imponerse sobre los elamitas. En Susa construye templos con ladrillos sellados con su nombre y es durante este período cuando la influencia de la cultura y civilización acadias en Elam es evidente. Naram-Sin es sucedido por Shar-Kali-Sharri, quien también se declara rey de Acad. Tras su reinado, Acad se sume en la anarquía y es devastado por los lulubíes.

El último rey elamita de este período es Puzur-Shushinak, cuya imagen podemos ver en una estela guardada en el Museo de Louvre. Logró algunas victorias pudiendo finalmente arrebatarles el poder que ejercían a los acadios en la región, avanzando hasta Babilonia.

No tardaron en retroceder, pero a la vuelta de las expediciones Puzur-Shushinak es nombrado rey. La gloria del dios elamita Shushinak es ensalzada tras aquellas victorias, su templo es reedificado, los músicos tocan mañana y tarde y se instaura el sacrificio de dos carneros diarios en honor de su dios. 


La importancia de Puzur-Shushinak en la historia de Elam es también debida a que es el único rey del que se conservan inscripciones en caracteres protoelamitas, sistema que empleaba en sus inscripciones junto al acadio. 

El reino de Puzur-Shushinak no perduró debido a los ataques e incursiones de los lulubíes y gutíes, dos poblaciones que vivían en los montes Zagros central y septentrional y que hablaban lenguas emparentadas, tras lo cual la historia de Elam permanece bajo el dominio de estos pueblos hasta que aparece lo que los historiadores denominan III Dinastía de Ur (2200 a.C.?).

Fuentes: Historia Secreta
http://despiertacordoba.wordpress.com/2013/02/12/9067/


Más información:
El período proto-elamita discurre entre alrededor del 3200 a. C. al 2700 a. C. cuando Susa, más tarde capital de los elamitas, empezó a recibir influencia de las culturas de la meseta iraní. En términos arqueológicos se corresponde con el período Banesh tardío. Esta civilización es reconocida como la más antigua de Irán y fue ampliamente contemporánea con su vecina, la civilización sumeria, la más antigua del mundo, que comenzó alrededor de 5200 a. C.

Se sabe que el territorio de Elam está habitado desde el VIII milenio a. C. En el VII milenio a. C. se inicia una civilización agrícola basada en la irrigación fluvial, en VI milenio a. C. se pasa a una irrigación artificial similar a la de Mesopotamia, en el IV milenio a. C. nos encontramos con una comunidad calcolítica muy implantada y con contactos comerciales con Mesopotamia, Beluchistán y el valle del Indo. En este milenio surge también la ciudad de Susa, la cual es tan antigua como las ciudades de Sumeria en Mesopotamia. En el III milenio a. C. se construyen muchas otras ciudades por el territorio de Elam.

La escritura proto-elamita es un sistema de escritura de principios de la Edad del Bronce brevemente en uso para el antiguo idioma elamita antes de la introducción del elamita cuneiforme.


martes, 13 de diciembre de 2016

La Perdida Civilización Marciana.

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¿Hubo una antigua civilización que habito Marte?, ¿Cómo eran aquellos habitantes del planeta rojo?, ¿Qué les ocurrió?, donde están ahora?, Cuales son los vestigios que quedan de ellos?, sobre estas y más preguntas teorizamos en el siguiente programa donde hablamos de los secretos de Marte.

De todo esto y mucho más, hablamos en el siguiente audioprograma.

El audio corresponde al programa Sabiens emitido por la cadena pirenaica (Radio Valira de Andorra), dirigido y presentado por Ferran Prat, en el que intervienen Jose Luis Camacho, de Mundo Desconocido.

Esperamos que os guste.



fuente/Mundo Desconocido.es

El poder de los números.


La reciente historia de los mineros de Atacama, en el desierto del norte de Chile, se convirtió – para sorpresa de muchos – en una suerte de hito de las comunicaciones, gracias al despliegue tecnológico que permitió llevar las imágenes de la operación de rescate a una audiencia estimada de unos mil millones de personas en el mundo. De entre los muchos detalles que rodean la saga de los mineros, uno que ha sido destacado profusamente por la prensa es la extraña coincidencia de un número, el 33, que se repite en distintos momentos a lo largo de esta odisea. Los números siempre han representado un papel especial en la comprensión humana de la vida y la naturaleza, situación que está presente también en la Biblia.

Los números están repartidos por todas las páginas de la Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis. En cualquier diccionario bíblico puede hallarse alguna información básica acerca del significado de los números más usados en las escrituras; así sabemos que el 7 era el número de la perfección, el número divino; que el 6 era todo lo opuesto, el número del hombre, de lo imperfecto, de ahí el famoso 666; que el 12 constituyó una suerte de simbolismo del pueblo de Israel (las doce tribus); en fin, hay muchas cosas que podemos consultar sin mayores dificultades acerca del significado de ciertos números que se hallan en la Biblia.

Sin embargo, hay que reconocer que al lector moderno de las escrituras suele escapársele el sentido último de los números dentro del contexto del relato bíblico. Los números están ahí, repartidos entre las historias de la Biblia, pero la función específica que cumplen dentro esa historia a veces nos es más distante incluso que el texto mismo. La cuestión es más compleja, porque normalmente tenemos consciencia del esfuerzo que debemos realizar para interpretar el texto, pero solemos dejar pasar los números por fuera de este filtro hermenéutico, después de todo son sólo números, ¿no es verdad?

El problema que nos plantean los números está relacionado con el papel que cumplían en la antigüedad, versus el papel que les asignamos hoy en día. En la sofisticada civilización occidental en la que vivimos en la actualidad tenemos un concepto bastante preciso de los números, o mejor dicho, de la función cultural que les asignamos. Producto del nacimiento de la ciencia moderna en el siglo XVI, pero más específicamente de su triunfo en los siglos XVII y XVIII, los números son para nosotros fundamentalmente contadores, son los elementos con los que expresamos la naturaleza computable, mensurable, de la ciencia y la tecnología. Los números dan expresión a nuestra necesidad de medir, de cuantificar todo: el mundo, la naturaleza, la sociedad, el espacio, la música, el arte, la riqueza, la sexualidad, las enfermedades, las noticias, la política, la economía, incluso la historia. Entender o conocer son verbos que conjugamos con números, sin cuya ayuda no podríamos aprehender la realidad que nos rodea. Desde los primeros años de escolaridad el sistema de educación formal nos prepara para asociar los números con un lenguaje exacto, con la precisión de las matemáticas. Así, cuando ponemos números sentimos que estamos dimensionando las cosas en su justa medida. Sin el concurso de los números tenemos la sensación de que es imposible captar la realidad de las cosas en toda su multiforme expresión. Sólo en muy contadas ocasiones los números escapan de esta dimensión “aséptica”; es lo que ocurre, por ejemplo, cuando nos topamos con el número 13, fecha que evoca ideas antiguas, asociaciones de malos augurios, supersticiones que se han colado entre nuestra educación científica (martes 13). Salvo este y otros escasos ejemplos, los números han sido “secularizados” por así decirlo, son elementos neutros, usados como meros contadores o dígitos en los procesos científicos o tecnológicos.

En la antigüedad, por el contrario, las cosas eran muy diferentes. “El número es el principio de todas las cosas”. Para los griegos clásicos los números jugaron un papel crucial en su comprensión de la naturaleza y del hombre, sobre todo merced a la influencia de pensadores como Pitágoras y Platón. Así, si viviéramos en la Grecia clásica, lugar fundacional de la matemática occidental, y preguntáramos por un matemático, lo más probable es que la gente pensara que estamos buscando una secta místico-filosófica, la secta de los pitagóricos, a quienes se les conocía como “matemáticos”. El lenguaje nos puede jugar una mala pasada; por “matemático” nosotros entendemos algo muy distinto a lo que entendían los antiguos griegos. Si quisiéramos tener mejor suerte, debiéramos consultar por un “geómetra” y ahí sí que podríamos llegar a dar con lo que nosotros creemos es un matemático.

El ejemplo griego nos puede dar alguna idea de la distancia sideral que separa nuestro concepto de los números del que tenían otros pueblos de la antigüedad, como era el caso de los habitantes del antiguo Medio Oriente. Fue en Mesopotamia donde los números comenzaron su largo camino civilizador. Sumerios y babilonios tienen a su haber la reputación de ser las primeras culturas donde un grupo específico de personas de la sociedad comenzaron a estudiar los números. Tal es así, que ahora sabemos que el famoso teorema de Pitágoras fue conocido y resuelto en Babilonia unos mil años antes del famoso griego. Los habitantes de Mesopotamia recurrieron a los números para resolver una serie de problemas prácticos, como por ejemplo la fijación del calendario y la medición del tiempo. Vale la pena recordar aquí que ellos definieron el sistema sexagesimal (en base al número 60) para medir el tiempo, un sistema que todavía seguimos usando después de varios milenios. Se aproximaron bastante al valor de p y llegaron a resolver ecuaciones cuadráticas. Pero acaso el rasgo más sorprendente del manejo de los números en Mesopotamia esté en su carácter simbólico. Fue el nacimiento de la numerología, práctica que consiste en asociar a los números con significados espirituales, como representaciones de divinidades, personas u objetos. Ello llevó a su vez a la creación de “números sagrados”, esto es, números especiales, asociados con cosas buenas o malas. Para los sumerios y babilonios el número 60 – al que ya hemos aludido – era precisamente uno de esos números sagrados.

Como muchos investigadores señalan hoy en día, es incuestionable que los antiguos hebreos retuvieron parte de esta tendencia a lo numerológico, es decir, a usar los números con un sentido simbólico. Si bien la estadía en Egipto los expuso a un sistema decimal, los hebreos retuvieron en su conciencia colectiva el uso numerológico, herencia ancestral de los patriarcas que habían dejado Mesopotamia muchos siglos antes. En las escrituras el uso simbólico es más que evidente, incluso para un lector no experto. En el Génesis, por ejemplo, el arreglo del texto y el uso de las palabras tienen connotaciones numerológicas. Así, en Génesis 1:1 abrimos la Biblia leyendo “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. Esta sencilla frase debe haber tenido para los lectores hebreos una connotación muy especial, pues estaba compuesta por siete palabras.


Comenzar el libro sagrado con siete palabras - en hebreo se lee de derecha a izquierda - en su primera frase no debe haber sido un detalle menor en un libro donde el número siete juega un papel muy importante, por no hablar del papel que desempeña en el primer capítulo de la Biblia (la creación en siete días). Ya de entrada somos advertidos, por así decirlo, de que el autor va a arreglar su material, la historia que nos quiere contar, de modo tal que sus elementos muestren una armonía numérica, una coherencia que numéricamente era atractiva y significativa para su auditorio, el pueblo hebreo. Probablemente esta búsqueda de armonía numérica (o numerológica) esté asimismo detrás de las genealogías de Génesis 5 y 11. Allí hallamos un arreglo bastante claro: hay 10 nombres desde Adán hasta Noé (Adán, Set, Enós, Cainán, Mahalaleel, Jared, Enoc, Matusalén, Lamec, Noé) y luego otros 10 nombres desde Sem hasta Abraham (Sem, Arfaxad, Sala, Heber, Peleg, Reu, Serug, Nacor, Taré, Abraham). En el listado de nombres vemos otra vez simetría numérica, aparte del hecho de que las cifras de años de vida de casi todos estos venerables personajes son… múltiplos de sesenta, o combinaciones de cinco y siete (años o meses). En Génesis 4:15 leemos, por declaración de Dios, que “ciertamente cualquiera que matare a Caín siete veces será castigado”. En Génesis 4:24 Lamec reclama derecho a ser vengado “setenta veces siete”. Podríamos multiplicar los ejemplos y arreglos de este estilo.

En resumen, el texto de las escrituras hebreas nos invita a recordar que los números tenían una connotación simbólica, tanto o más importante que su papel como contadores. Este hecho se ve reforzado por los resultados de la investigación histórica y arqueológica de las últimas décadas, todo lo cual apunta a destacar la trascendencia de lo numerológico para los habitantes del antiguo Medio Oriente. Que duda cabe que los hebreos, descendientes de los patriarcas que habían venido desde Mesopotamia, compartían este bagaje común donde los números jugaban un rol muy especial como representaciones o símbolos de cosas materiales o espirituales. Este es un hecho de la mayor importancia para el lector moderno, pues ya apuntamos antes que nuestra cultura da a los números un tratamiento radicalmente distinto: los ha vaciado de todo significado numerológico, son sólo números. Pero cuando leemos las escrituras, entramos en un contexto histórico y cultural absolutamente diferente; tomar notar de este hecho es un asunto fundamental para hacer justicia al espíritu de los autores bíblicos. También hay que reconocer que incluso en esta materia se han cometido excesos, como nos parece es el tratamiento equivocado de los cabalistas medievales, pero esa es ya otra historia.

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lunes, 12 de diciembre de 2016

Mateo y el Judaísmo Enocista



El relato del nacimiento de Jesús que nos proporciona el evangelio de Mateo está probablemente entre lo más distintivo de las historias de Navidad: el anuncio de un ángel a José, la estrella de Belén, la llega de los (reyes) magos, la matanza de los inocentes, la huida a Egipto, son algunos de los hechos que rodean el nacimiento de Jesús y de los que sólo nos enteramos por Mateo, pues los demás evangelistas no se detienen en ellos. Cuán distinta sería la celebración de la Navidad si no tuviésemos este relato, ¿verdad?

Hace ya bastante tiempo que el consenso entre los entendidos nos dice que Mateo es un evangelio escrito desde la perspectiva judía – para la mayoría es el más judío de los evangelios - y probablemente redactado en Judea o cerca de ella (¿Siria? ¿Transjordania?). Pero la naturaleza estrictamente hebrea del texto podría ir mucho más allá de las tradicionales consideraciones sobre el autor, el lugar o la fecha de su composición: podría estar conectado con el Judaísmo Enocista. Esa es al menos la tesis que Amy E. Richter desarrolla en su trabajo doctoral, “The Enochic Watcher`s Template and the Gospel of Matthew” (Marquette University, Wisconsin, USA, 2010). ¿Mateo y la tradición (o mitología) Enocista? Vamos por parte, comencemos por entender qué es el judaísmo Enocista.

De lo que tratamos aquí es de una tradición milenaria y muy extensa, que intentaremos reducir a algunos puntos fundamentales para abreviar su análisis. Los expertos denominan judaísmo Enocista a una particular cultura o tradición dentro del mundo judío que tuvo sus inicios y desarrollo en el periodo intertestamental y que afectó en mayor o menor medida al judaísmo de la época y a las dos religiones que se derivaron de él: el judaísmo rabínico y el cristianismo. Desde fines del siglo IV AC la caída del imperio persa supuso el triunfo del helenismo o de la civilización griega en todo el mediterráneo oriental. En medio de las vicisitudes más bien trágicas que acarreó este periodo para los judíos – que en más de tres siglos tuvieron apenas unos setenta años de independencia – los cuestionamientos sobre el origen del mal y el sufrimiento del pueblo de Dios llevaron a los maestros judíos a formular respuestas que explicaran el origen del pecado y las dos más populares se conectaron con famosos patriarcas de la historia bíblica. 


Por un lado, los judíos Adanistas plantearon el papel central que jugaron los primeros humanos, y por cierto Adán, en la transgresión en el jardín del Edén, de donde se deriva el estado actual de la maldad en la tierra como consecuencia de la desobediencia humana a los mandatos de Dios; esta tradición apelaba a Génesis 2-3 como su base textual. Por otro lado, los judíos enocistas rastrearon el origen del mal en una causa extra mundana, cósmica: la desobediencia de los ángeles caídos. A diferencia del grupo anterior, estos judíos leían el origen del mal no en la historia del jardín del Edén, sino en una historia posterior: Génesis 6:1-4. Según este críptico relato, los “hijos de Dios” se unieron (sexualmente) con las “hijas de los hombres” y de esa unión nació una raza de gigantes. Aunque el texto no hace ningún juicio de valor sobre dicha unión, los versos siguientes – que narran el aumento de la maldad humana previa al diluvio – parecen dar una connotación negativa a tal enlace o así al menos lo leyeron algunos judíos. Para estos últimos lectores los “hijos de Dios” eran ángeles que estaban ante el trono de Dios pero que se vieron atraídos por la belleza de las féminas humanas e incurrieron en la transgresión de violar la frontera que separa a humanos de ángeles, a seres terrestres de seres celestiales. Como resultado de esta unión sexual anti natura nació una raza de gigantes, hombres perversos y violentos. Además, los ángeles pecadores enseñaron a los humanos una serie de conocimientos secretos sobre metalurgia, astrología y cosmética, entre otras materias, todo lo cual llevó a la idolatría y a la fornicación que finalmente culminaron con el juicio de Dios: el diluvio castigó a los hombres desobedientes y los ángeles caídos fueron arrojados del cielo. Nos enteramos de toda esta fantástica historia a través de 1 Enoc, un texto seudoepigráfico cuyo supuesto autor sería el patriarca Enoc – de ahí lo de “enocista” – y que habría sido compilado alrededor del siglo I, reuniendo materiales mucho más antiguos.

La historia del Judaísmo Enocista es un capítulo más de la a su vez compleja y dilatada historia del judaísmo del Segundo Templo, periodo que abarca más de seis siglos y que constituye un intervalo esencial en la historia de Israel y de la religión judía. Los enocistas ejercieron una enorme influencia cultural, religiosa y política: allí están la literatura enocista y la vertiente apocalíptica. Desde el tiempo de la revolución macabea los enocistas en general se volvieron críticos del Templo de Jerusalén y probablemente ello dio origen a una de sus variantes más notables: el movimiento esenio. 

Su diagnóstico era asimismo crítico: el pecado es un problema cósmico, supra humano y originado en los ángeles caídos, consiguientemente la humanidad está irremisiblemente perdida en el pecado y aún la religión oficial judía – incluidos el Templo y sus sacerdotes – es impura y corrupta. Pero Dios va a intervenir en el final de los tiempos y va instituir un nuevo Templo, restaurando el sacerdocio puro de los descendientes de Enoc. El “Libro de los Vigilantes”, la porción de 1 Enoc que contiene el relato de génesis 6:1-4 que comentábamos antes, es en esencia un Apocalipsis. Tanto el “Libro de los Vigilantes” como el “Libro Astronómico” habrían sido redactados alrededor del 300 AC, lo que hace de ambos los más antiguos Apocalipsis (extra bíblicos) que se conocen, los que posteriormente fueron recopilados por el o los editores de 1 Enoc e incluidos junto con otros materiales en esta última obra.

Varios aspectos de 1 Enoc y sobre todo del “Libro de los Vigilantes” tienen su equivalente en Mateo. Así, por ejemplo, el uso de títulos tales como “Hijo del Hombre”. Como es sabido esta última designación es originaria del primer Apocalipsis bíblico, el libro de Daniel, y fue usada posteriormente por el o los autores del Libro de los Vigilantes para adjudicársela a su héroe cósmico y escatológico, el patriarca Enoc. 

El título apunta al aspecto celestial de la carrera de Enoc, al hecho de que tuvo acceso al mundo divino como ningún otro hombre antes que él. En tal sentido es llamativo el derrotero inverso que siguen Enoc y los ángeles caídos. Mientras estos últimos abandonan su sitial de privilegio junto a Dios para descender a este mundo terrenal, Enoc hace lo contrario, abandona este mundo corrompido para ascender al trono de Dios a interceder por los ángeles corrompidos. 

Pues bien, la expresión “Hijo del Hombre” se usa varias veces en los evangelios sinópticos, siendo Mateo el que más la emplea (aparece en 32 versículos en Mateo, 13 en Marcos y 26 en Lucas). Si tal terminología tenía una connotación apocalíptica, mesiánica o escatológica más o menos conocida a partir de su uso por los círculos enocistas, entonces la apropiación de la misma por parte de Jesús no debe haber pasado desapercibida para quienes tuvieran algún conocimiento de las discusiones doctrinales o teológicas que cruzaban al mundo judío. Al menos para los enocistas – pensemos en los esenios – este aspecto del discurso de Jesús debe haber sido muy llamativo. ¿Tenían en mente Jesús o los evangelistas a los enocistas cuando usan esta terminología? ¿Debemos leer esta expresión, “Hijo del Hombre”, como una interpelación dirigida a los enocistas, a quienes creían que Enoc era el personaje cósmico – escatológico, cuando en realidad ese papel le correspondía a Jesús?

Otro aspecto que vincula a la literatura enocista y a Mateo es el tema apocalíptico. Hoy en día es difícil precisar qué se entiende por Apocalipsis o apocalíptico, pues hay variadas definiciones. A modo de resumen podemos entender por literatura apocalíptica a aquel género que se caracteriza, entre otra cosas, por: la atribución seudoepigráfica, los viajes celestiales (fuera de este mundo), la revelación de secretos divinos, el fin del mundo (cataclismo cósmico), las figuras mesiánicas, las visiones, los mediadores de otro mundo (ángeles), la revisión de la historia. Muchos de estos aspectos vuelven a conectar a Mateo con la literatura enocista. Mateo tiene una veta apocalíptica y escatológica muy importante, incluso capítulos enteros hacen de este su tema central (Mateo 24-26; notar que casi un tercio de las menciones que hace Mateo al “Hijo del Hombre” ocurren en estos pasajes de alcances cósmicos). 

De particular interés para nuestra materia es la presencia de mediadores de otro mundo, a saber, ángeles, que intervienen como parte del relato escatológico – apocalíptico. Los ángeles juegan un papel central en la literatura enocista, como queda de manifiesto en el “Libro de los Vigilantes” con la aparición de los ángeles rebeldes. El lector seguramente no necesita que le recordemos a su vez el papel que juegan los ángeles en el relato evangélico (ángel o ángeles se usa en 19 versos en Mateo, 5 en Marcos, 23 en Lucas, 4 en Juan) y ni hablar del Apocalipsis, donde el concepto “ángel” o “mensajero” se emplea 75 veces (el 40% de todos los usos en el Nuevo Testamento). Si en los círculos enocistas los ángeles aparecen frecuentemente asociados a Enoc (incluso el patriarca se transforma en un ser semi angélico en 2 Enoc), en el Nuevo Testamento los ángeles forman parte del mundo sobrenatural que rodea a Jesús desde su infancia (Mateo y Lucas) hasta su advenimiento escatológico (Mateo y Apocalipsis).

Según Richter los paralelos entre la literatura enocista y el relato de la natividad de Mateo en particular son muy llamativos y deben ser tenidos en cuenta al momento de entender el nacimiento de Jesús. En los próximos artículos trataremos de profundizar en esa relación.

Crédito imagen:
http://www.4enoch.org/wiki4/index.php?title=Category:Enochic_Studies

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sábado, 10 de diciembre de 2016

OVNI-UFO nodriza sobrevuela la superfície lunar este mes de diciembre del 2016.

El rotativo informativo 'The Express', muestra una las imágenes lgrabadas en directo sobre la superficie de la Luna desde el Observatorio de Miami en Florida (EE.UU.) el 3 de diciembre. en el que se capta algo asombroso.




viernes, 9 de diciembre de 2016

Ovni aterriza en Ostankino Rusia.

Octubre de 1995 la televisión rusa de Ostankino presentaron imágenes de un aterrizaje ovni a un costado del camino, incluso se logra ver a personas que tratan de acercarse hacia donde desciende el disco volador, analizamos las imágenes y lo comparamos con el caso de cotula Texas del 5 de julio del 2012..