miércoles, 1 de febrero de 2017

¿El Santo Sudario o Sábana Santa fue una obra maestra de Leonardo Da Vinci?. Buscamos respuestas.





Leonardo Da Vinci: el Sudario de Turín.

Da Vinci era un escéptico, un hombre renacentista movido más por la razón que por la fe, de hecho redactó una “refutación de la ciencias ocultas”. Aquí pisamos el terreno de la suposición, sabemos que Leonardo conoció la cámara oscura, sentando las bases de la fotografía. Podemos incluso afirmar, debido a su obsesión por la representación fiel de la realidad, que de vivir en el presente hubiera sido fotógrafo. Pero en realidad el tema de Leonardo Da Vinci y la fotografía pasa por la naturaleza de la Sindone, es decir la Sábana Santa.


La Sábana Santa, con los supuestos rasgos de Cristo en ella, ha sido datada del renacimiento, aparece en manos de una familia que ejerció el mecenazgo de Leonardo Da Vinci (extrañamente permaneció ignorada por 1500 años de cristianismo) y para colmo la representación en ella no puede haberse impreso por contacto con un objeto tridimensional (en tal caso la imagen se mostraría deforme), si no parece más realizada por proyección de una imagen sobre una sustancia fotosensible. Leonardo había sido encargado por el propio Papa para que preparase otro santo sudario mejor, con el que atraer a las multitudes. También dijo, sin embargo, que no fue Leonardo el primer elegido para ello y que otros, como Miguel Ángel, habían declinado el encargo.

Aunque muchos lo ignoren, lo cierto es que en pleno siglo XV ya se conocía una técnica llamada “Cuarto Oscuro”, utilizada en las cámaras fotográficas del siglo XIX. Supongamos, por un momento, que estamos encerrados en un cuarto donde no penetra la luz solar, es decir, no se ve absolutamente nada. Si hacemos un pequeño agujero en una de las paredes (cualquiera), dejando que la luz penetre hacia el cuarto, veremos en la pared del fondo una imagen invertida del exterior. Si hacéis la prueba, mirad a través del agujero hacia afuera, se podrá ver una imagen de tus vecinos caminando; lo que no es obvio es que si miras la pared contraria al agujero (desde dentro del cuarto), verás también a tus vecinos, caminando con los pies hacia arriba.

Este curioso método de captar una imagen sobre un fondo plano era utilizado por muchos pintores renacentistas (incluso Leonardo) para obtener un perfil más o menos perfecto de sus modelos. Sin embargo, esta forma de obtener perfiles tenía algunos problemas: primero, la situación obligaba al modelo estar fuera, y al pintor permanecer dentro del cuarto, por lo que la comunicación entre ambos se hacía complicada. Segundo, al intentar plasmar sobre la tela el perfil, el pintor tapaba con sus propias manos la luz entrante, por lo que el demarcado se hacía casi de memoria. Sin embargo, Leonardo encontró un método para lograr plasmar la imagen del exterior en la tela.

Leyendo unos libros de Alquimia, del alquimista árabe Abd-el-Kamir (siglo VI), descubrió que el nitrato de plata tendía a oscurecerse (por un efecto de combustión simple) cuando la luz actuaba sobre la sustancia. El nitrato de plata se usaba desde mucho antes del Renacimiento para impregnar perfiles en telas. Para los que en este momento tienen cara de incrédulos, imaginad lo siguiente; si cubro una tela blanca con nitrato de plata, dejo la tela en el suelo y coloco mi mano a cierta distancia del manto mientras la luz del sol apunta hacia ella, el manto se oscurecerá en aquellas zonas donde pasa la luz, es decir, en toda su extensión, menos la zona cubierta por la mano, quedando un hermoso perfil de mi extremidad en color blanco.

Leonardo-da-vinci-fotografia

Este mismo principio, llevado más allá, permite recoger la luz de una escena en un cuarto oscuro; si cubrimos una tela con nitrato de plata, y la colocamos sobre la pared posterior de nuestro cuarto oscuro, obtendremos una imagen invertida (en todo sentido) del exterior. La imagen se plasmará con los pies hacia arriba; las zonas oscuras tenderán a verse claras y las zonas claras tenderán a verse oscuras.

Cualquiera que haya trabajado en fotografía sabrá que esto es una Imagen en negativo, y que el principio utilizado para obtener la imagen es justamente el principio básico de la fotografía (las cámaras del siglo XIX eran cajas con un pequeño agujero por donde entraba la luz creando una imagen invertida y a las que le situaba una lámina fotosensible que se oscurecía con la luz). Las cámaras de hoy (exceptuando las digitales) capturan la luz del mismo modo sobre un rollo fotográfico.

El único personaje que ha dejado plasmado en sus escritos el conocimiento de ambas técnicas es, justamente, Leonardo. Si un modelo se hubiese parado fuera del cuarto oscuro de Leonardo por algunos momentos, mientras penetraba la luz reflectante por el agujero, se habría creado en el manto abierto al fondo del cuarto una imagen negativa, invertida y bidimensional del modelo, tal como es la imagen del manto. De hecho, la mayoría de las incongruencias (siempre omitidas por los defensores de la veracidad de la síndone) quedan resueltas si las observamos de manera inductiva, proponiendo como hipótesis que la imagen del manto fuese una fotografía.

La mayoría de los argumentos contrarios a la veracidad del manto de Turín como la sábana sagrada que cubrió el cuerpo crucificado de Jesús, tendrían explicación si el manto es una fotografía de Da Vinci. Una de las curiosidades relacionadas con la investigación de la sábana relacionada al cuarto oscuro y al nitrato de plata, es que las proporciones del rostro del hombre del manto son similares a las proporciones mostradas en los autorretratos de Leonardo . ¿Es posible que el rostro de la figura de la síndone sea el de Leonardo? Esto ya es una tarea para la imaginación, pero, conociendo lo poco que se conoce sobre la personalidad de Leonardo, la probabilidad es alta.

La historia de la sábana está documentada desde el siglo III en adelante. Si la síndone es una falsificación, ¿de qué manera se separan los registros de la sábana “original” y la nueva sábana?. La verdad es que el registro histórico efectivamente señala que el manto no es el original, y su aparición es datada nuevamente en una fecha curiosa: el siglo XV. En 1389, el obispo Pierre D’Arcis denunció en una carta al papa de Aviñón que la imagen era un fraude, indicando que ya había sido denunciada anteriormente por su predecesor Henri de Poitiers, al que le extrañaba que no fuera mencionada en las Sagradas Escrituras.

Según D’Arcis, “Un examen riguroso descubrió eventualmente cómo la imagen había sido astutamente pintada, siendo la verdad corroborada por el propio pintor, esto es, que fue producto de la mano del hombre y no fue forjada ni se formó milagrosamente”. Sin embargo, si esta historia es cierta, no estaríamos hablando de la misma sábana, ya que la imagen, como hemos mostrado en este artículo, no es una pintura. Por lo tanto, la sábana de la que se tiene registro en el siglo XIV no es la misma de Turín.

En el siglo XV, la sábana fue comprada por el Duque de Saboya (1453) a la viuda de Humberto de Villersexel, quien era el propietario de la tela en ese momento. Se dice que el pago por la sábana fue un castillo en Francia. Sin embargo, la sábana es ocultada en 1471 (supuestamente) en un relicario de oro. De hecho, el relicario comienza a ser venerado por los fieles, pero no se deja a la vista el manto. No es sino hasta 1506 que el Papa Julio II permite replicar el manto para ser mostrado en otras ciudades. Es decir, entre 1471 y 1506 no hay testigos de la existencia del manto. Es en este periodo que supuestamente Leonardo habría hecho la falsificación.

A partir de este momento todas las ilustraciones del manto tienen un parecido con la sábana de Turín. Antes de 1471 todos los dibujos que mostraban el manto son muy distintos a la síndone. La teoría del Cuarto Oscuro y el nitrato de plata para la formación de la imagen de la Sábana de Turín nos presenta una versión más realista y humana del manto, lejos de la creencia de una imagen generada por algún tipo de milagro relacionada con la resurrección de un hombre…

fuente/veritasboss.com

El misterio de Sirio, de Robert K.G. Temple

Robert K.G. Temple, un lingüista norteamericano miembro de la Royal Astronomical Society británica y afincado en Londres, publicó un osado libro que tituló ‘El Misterio de Sirio ’, en el que aventuró que Nommo fue un extraterrestre que dejó en la Tierra, hace entre siete y diez mil años, toda clase de pistas sobre su origen estelar. “Cualquier otra interpretación de las citadas pruebas no tendría sentido”, concluyó Temple.
Y quizás no le faltase razón, pues sus argumentos, lejos de haber sido refutados con el tiempo, se ven reforzados por descubrimientos como el de Sirio C, que ya anunció en su obra hace casi veinte años. Pero el conocimiento del sistema triple de Sirio no fue patrimonio exclusivo de los dogones y de los pueblos vecinos, lo cual nos obliga a abrir aún más el radio de esa supuesta influencia extraterrestre en el pasado. Los antiguos egipcios, por ejemplo, mostraban una gran veneración hacia la estrella del Perro o Sirio, que se encuentra en la constelación del Can Mayor.
libro-misterio-sirio

Fue sir Norman Lockyer, astrónomo británico fundador de la revista Nature, el primero en darse cuenta de que muchos templos egipcios estaban alineados hacia Sirio, cuya aparición y desaparición en los cielos sirvió como base a uno de los dos calendarios usados en Egipto. El primero de ellos era de uso popular y de escasa complejidad matemática estableciendo la duración del año en 365 días exactos, pero el basado en Sirio, además de servir para fechar cuestiones sagradas y dinásticas, se fundamenta en observaciones astronómicas extraordinariamente precisas y establecía la duración del año en 365,25 días.
Se comprobó, por ejemplo, como muchos de los templos egipcios orientados hacia el sol naciente (lo que dio pie a que los arqueólogos especulasen con la existencia de una religión solar), estaban flanqueados por dos obeliscos que, ubicados en un lugar previamente determinado, servían a los sacerdotes para ver sobre la línea del horizonte por donde salía el sol a lo largo del año, pudiendo marcar así el inicio de los solsticios de verano e invierno.
Aquel control del Sol sirvió a los egipcios para comprobar que había un día en el que Sirio y el Sol salían por el mismo punto. Comprobaron igualmente que cada cuatro años Sirio se retrasaba un día en acudir a su cita, lo que originó el ciclo de Sirio o sóthico en honor de la diosa Isis o Sothis que se cumplía cada 1460 años; es decir, pasado ese periodo de tiempo el calendario sóthico y el vulgar volvían a coincidir al inicio del año nuevo (1460 años X 0,25 días de error = 365 días).
Robert K.G. Temple
Robert K.G. Temple
Este calendario sóthico ha permitido fechar con precisión acontecimientos que sucedieron 43 siglos antes de Cristo, lo cual demuestra que hace más de cuatro mil años los egipcios ya conocían estos ciclos. ¿Cuándo hicieron sus observaciones de Sirio para establecer su calendario? ¿Acaso fue un conocimiento llegado por los mismos dioses de los dogones y una nueva pista sobre su origen?
La identificación de Sirio con la diosa Isis (la Señora de los Dos Fuegos), refiriéndose a sus dos estrellas más grandes ( A y B), fue confirmada hace ya varias décadas por los estudiosos Otto Neugebauer y Richard Parker. Lo que nunca supieron interpretar fue porque en la iconografía egipcia Isis iba a menudo acompañada de las diosas Anukis y Satis, que ahora, desde luego, pueden entenderse como Sirio B y Sirio C.
Otra clave simbólica puede tener que ver con Osiris, mitológicamente hermano y compañero de Isis y encarnación de la Tierra, cuyo nombre en jeroglífico es representado frecuentemente como un ojo sobre o bajo un trono, lo que podría dar lugar a pensar en la rotación de nuestro planeta (y por ende, de todo el sistema solar) en torno a Sirio. No en vano Kant definió a Sirio como “el Sol de nuestro Sol”, hipótesis que llevó a muchos astrónomos decimonónicos a establecer la distancia entre Sirio y nosotros como “unidad astronómica. Y lo chocante es que los dogones conocían a Sirio A también como la “estrella sentada”. ¿Simple casualidad?
fuente/veritasboss.com

OVNIS-UFO. ¿Estáis preparados para la Gran Revelación este 2017?

Los científicos han encontrado un antiguo continente perdido hace mucho tiempo sumergido bajo el océano.



Los científicos han descubierto un antiguo continente perdido hace mucho tiempo se encuentra muy por debajo del Océano Índico. Los científicos dicen: Es sólo ahora a medida que exploramos más de los océanos profundos que estamos encontrando todos estos trozos de antiguos continentes alrededor del lugar.

Un antiguo continente que una vez que se encuentra entre la India y Madagascar ha sido recientemente encontrado esparcidos en el fondo del Océano Índico.

Según los expertos, hace tres millones de años, un continente cubierto el océano, donde la isla de África Oriental de Maritius se encuentra ahora, según un nuevo estudio.

En algunas de las rocas de la isla de Mauricio, el hogar de la república del mismo nombre, se pueden encontrar pequeños fragmentos de minerales que son alrededor de 3.000 millones de años. Esto no tendría que ser importante, si no fuera porque los jóvenes isla, de origen volcánico, es apenas siete a diez millones de años. Así que ¿de dónde estos trozos de roca vienen, y cómo es posible que sean tan viejo?

La respuesta es sencilla. Su origen se encuentra en un "continente perdido" que se encuentra debajo de la isla, ya que los investigadores de la Universidad de Witwatersrand (Sudáfrica) explicaron en un comunicado.

Según los científicos, los cristales se 'transportan' a la superficie por la actividad volcánica, realizado por la lava. Con el fin de obtener la edad de los cristales, los científicos utilizaron una técnica de imagen llamado espectrometría de masas.



Los resultados mostraron que existe una corteza continental por debajo de Mauricio, que habría sido parte del continente apodado 'Mauritia' que formaba parte del antiguo núcleo de Madagascar y la India.

El antiguo continente llamado 'Mauritia' una vez que se sentó entre Madagascar y la India.

"Nuestros resultados demuestran la existencia de la antigua corteza continental por debajo de Mauricio," Profesor Ashwal escribió en el estudio publicado en Nature Communications .

"Mauricio y otros fragmentos continentales de Mauricio son dominantemente sustentados en una corteza continental Archaean, y que estos originalmente formaban parte del antiguo núcleo de Madagascar y la India.

Los expertos advierten que el "continente hundido 'habría sido un lugar extremadamente peligroso en el pasado distante, cubierto de volcanes, terremotos y con experiencia regulares.

'Mauritia actuó como una zona de amortiguación entre el subcontinente indio occidental y oriental de Madagascar, y se fragmentó por numerosos eventos tectónicos y volcánicos ocurridos en esa región desde principios del Cretácico, dijeron los autores.

De nuevo en 2013, los científicos ya sospechaban que había un continente perdido ubicado debajo de la isla de Mauricio. En ese momento se descubrió la presencia de pequeñas trazas de minerales antiguos en la arena de las playas.

Sin embargo, esta vez es diferente. En esta ocasión, se han detectado dentro de las rocas, por lo que han podido descartar que estos minerales habrían llegado allí a través del viento.

Esta es la forma en que han llegado a la conclusión de que hay una muy antigua corteza continental se encuentra debajo de Mauricio que luego fue cubierta por la lava durante el proceso de formación del archipiélago de las Islas Mascareñas , incluido Mauricio.


Los científicos indican que esta masa de tierra hundida era parte del supercontinente de Gondwana. Al menos hasta hace 200 millones de años esta formación colosal comenzó a separarse en porciones más pequeñas, como resultado del proceso geológico de las placas tectónicas.

Localización de posibles fragmentos continentales en el Océano Índico.
Con el tiempo, el supercontinente se dividió en lo que ahora son los continentes de África, América del Sur, la Antártida, India y Australia.

Continentes montan en las placas que conforman el fondo del océano, lo que hace que el movimiento de los continentes.

Curiosamente, Alan Collins, de la Universidad de Adelaida (Australia) explicó recientemente que más y más restos de otros continentes viejos se están descubriendo ahora. Varios de ellos han sido encontrados cerca de Australia Occidental e incluso por debajo de la isla.

"Es sólo ahora a medida que exploramos más de los océanos profundos que estamos encontrando todos estos trozos de antiguos continentes alrededor del lugar.

fuente/ancient-code.com



¿Quién hay ahí afuera?. Miren y Observen.

SBM. Solo Buena Música