miércoles, 27 de febrero de 2013

El Sol. ¿Qué es el Sol?. o ¿ Quién es el Sol? ¿Es él, "DIOS"?. Por Mario Zorrilla.


Este artículo va dirigido a todos aquellos/as buscadores sinceros de la Verdad, que siempre quieren ir más lejos, amantes de la Vida, y que trabajan, silenciosamente, aportando cada uno/a su granito de arena, contribuyendo así a la modificación del cambio vibratorio de la Humanidad y, por tanto, al proceso de eterización de la Tierra.

¡El Sol!. El Sol, visto desde más allá de la estratosfera ya no es una bola de fuego incandescente, sino una esfera de un color dorado maravilloso.

Si dejamos de lado todas las consideraciones cosmológicas, el Sol, su naturaleza real, su esencia, en la actualidad no ha sido comprendida por la práctica totalidad de la población terrestre, del final de un Tiempo.

Este Tiempo, en el cual nos encontramos, ya se ha dicho y repetido, es el Tiempo de "la Revelación" (Apocalipsis), y, es en este Tiempo cuando empiezan a desvelarse y, se desvelarán muchos enigmas. Lo que "ayer", a veces, debía ser velado, "hoy" ya no debe ser guardado celosamente, es el tiempo de repartir las perlas sin temor a que sean mancilladas ya que, cada cual, recogerá solamente las que sean visibles a sus ojos y las que sus manos puedan recoger. Ha hecho falta que pasara mucho, mucho tiempo para que ciertas nociones pudieran ser expuestas lo más claramente posible y, para que empezaran a caer los velos que escondían algunos grandes misterios. Uno de esos grandes misterios, concierne..., ¡al Sol!.

¿Qué es, realmente, el Sol?, o, ¿quién es el Sol?. Aunque a muchos les cueste concebirlo, ciertamente, el Sol es algo más que una "bola de fuego", es ante todo, un Ser viviente, un Gran Ser, una Inteligencia Cósmica, inconcebible. Evidentemente, no es un ser en el sentido reductivo y humano de la palabra, sino que es una Conciencia, un Campo de Energía, pero en un estado de Sublimación, o Realización, tan descomunal, tan vasto y radiante que ninguna palabra humana conseguiría definirlo, a lo más que podemos llegar, es a hacer un esbozo de lo que Él es, en realidad. Al igual que nuestro planeta azul, la Tierra, que también es un ser viviente, un Gran Ser, y como todo ser humano, también tiene, en efecto, un Cuerpo, un Alma y un Espíritu. Nuestro planeta azul, al igual que todos los planetas del Universo, tiene también un Sol Central en su interior, de la misma naturaleza que el Sol que nos alumbra, es decir, un Núcleo (no ígneo) Solar, que es su Corazón palpitante y su fuerza de cohesión.

Es algo que ya se sabe, pero es importante recordar que, actualmente, el Núcleo Solar de la Tierra, en perfecta sincronización con el Sol de nuestro Sistema Planetario, están en proceso de máxima activación, para instaurar, progresivamente, la nueva y más elevada "tasa vibratoria" que transmutará toda forma de vida y energía en nuestro mundo y, sobre todo, en nuestro "mundo interior", en el de todos y cada uno de nosotros, impulsándonos hacia otras realidades y, por lo tanto, hacia otro nivel de conciencia más elevado y cristalino.

El Sol, es la mayor e inimaginable Fuente de Luz, de Amor y de Vida que existe en nuestro Sistema Solar, y Su Luz, es precisamente el primer visitante que todo ser recibe en cada mañana que nace. Su Espíritu nos inunda todos y cada uno de los días, aunque no Le percibamos. Nadie nota ya Su presencia ni su significado. ¡La Humanidad, ha olvidado su origen y su conexión inseparable con su Creador, "Dios", el Sol!.

El Sol, no es otro que "el cuerpo" de la Conciencia Crística, el Cristo, o también podríamos decir, de la naturaleza de "Dios", su manifestación visible. El Sol, en efecto, no es otro que el Cristo, o si preferimos podemos llamarle el Buda, que visita periódicamente nuestro mundo con diferentes personalidades, para recordar a la Humanidad Su existencia y su posible acción en ella. Al Sol, podemos también llamarle, acertadamente, el Padre, el Padre de todo cuanto existe en nuestro Sistema Planetario, es decir, "Dios". Todos los Soles del Cosmos son entidades Crísticas, o si preferimos Búdicas, es lo mismo, y cada Sol tiene su particular genética, cósmica, con longitudes de onda y frecuencias distintas.

No es difícil el llegar a comprender, sin demasiados esfuerzos, que el Sol es el Dios-Padre de toda energía y de toda forma de vida, visible e invisible que existe en nuestro Sistema Solar. Sin embargo, debemos entender, obviamente, que cuando se hace referencia a esa Fuerza Divina, es decir, al Sol, "Dios" si preferimos llamarlo así, sea cual sea su grado de Realización Solar, su "Identidad" no es ni masculina ni femenina porque, evidentemente, esa Fuerza Cósmica engloba las dos polaridades. Entonces, debemos comprender que no tiene ningún sentido decir Dios el Padre o Dios la Madre. Nosotros mismos, nuestro Espíritu, o, Yo Superior, engloba también las dos polaridades, la masculina y la femenina, porque el Espíritu es andrógino.

Pocos son los que han comprendido que todo aquello que nace, vive y se transforma brota del seno del Sol, que El es nuestro origen, y a Él, más tarde o más temprano, regresaremos. Y, que es ahí, en el Sol, donde reside nuestra verdadera Chispa Divina, nuestro Espíritu, nuestro Yo Superior, no nuestra Alma sino nuestro verdadero Ser de Luz, nuestro Atman, como lo llaman los orientales. El Sol es nuestro verdadero Hogar, y a El regresaremos, después de un largo peregrinaje, a través de todos los planetas de nuestro Sistema Solar, "purificados" y conscientes. Conscientes de todos los Valores Eternos y Leyes Inmutables, que estructuran y rigen no sólo la evolución de nuestro Sistema Solar sino de todo el Universo. Conscientes de la Eternidad y de nuestra verdadera naturaleza Espiritual y divina. Conscientes de nuestra conexión inseparable con el Creador de los Mundos y las humanidades: el Sol, el Señor-Cristo. A Él regresaremos después de haber alcanzado la completa evolución espiritual, por medio del Amor y de la unión de las dos almas gemelas en uno, la unión de la polaridad femenina y la másculina, la unión con nuestro otro yo.

A Él regresaremos, a pesar de que la mayoría de las religiones, han matado la Alegría y entusiasmo que debería conducirnos al "regreso a Casa". La Alegría en este caso no es una emoción sino una de las raíces de la Creación. Es el primer fruto del Amor, su fruto necesario, ya que un amor que no suscita alegría es como un sol cuyos rayos de luz no calientan el suelo que acarician. La Alegría no es en modo alguno un gran éxtasis que se descubre de repente, sino que nace de una sucesión de miles de pequeños instantes de conciencia luminosa, de posible alegría, que podemos desplegar a lo largo de nuestra vida cotidiana: un libro o un escrito que descubrimos, compartir una comida, una prenda limpia que nos ponemos, una conversación improvisada, la belleza de una mirada con la que nos cruzamos, el sabor de un café o un té, contemplar un amanecer...

La Alegría es por toda la eternidad el haz de luz de quienes saben escuchar, sin embargo, y a poco que miremos a nuestro alrededor, veremos que es, en la actualidad, la fuerza más cruelmente ausente de nuestro mundo, un mundo que ha llegado queramos o no, lo hayamos comprendido o no, ¡a su ocaso!. Esa Alegría-entusiasmo, ya no existe, debido a que, practicamente todas las religiones la han enterrado, amontonando dogmas, prohibiciones..., y petrificando de esa forma la percepción de lo divino en cada uno de nosotros. Lo que debería haber sido el entusiasmo y el sueño del "regreso a Casa" lo han paralizado, multiplicando obligaciones, arbitrariedades y temores.

A lo largo de los siglos, la obsesiva sed de poder temporal, que ha ido creciendo, ha logrado que el judeo-cristianismo (no su esencia) haya conseguido realizar auténticos estragos en las conciencias, amordazarlas y esclavizarlas, ya que desde un principio, ha traicionado el Mensaje de Amor que nos trajo el Sol-Cristo hace 2.000 años, a través del Maestro Jesús, presentando a un Dios distinto a su Creación que actúa como un juez exterior a ella, y al cual, hay que temer. ¡Esto es un disparate y absurdo..., cómo podemos tener miedo de la Fuente de Luz y de Amor más sublime que existe en el Sistema Planetario al que pertenecemos, la del Cristo, el Sol!.

La Vida, es decir, Dios, la Gran Luz, siempre ha esperado de las religiones, mejor dicho, de sus sacerdotes que, al menos, actuaran de transmisores, de reveladores de Su Fuerza en una atmosfera de tolerancia y de apertura. Sin embargo, muchos sacerdotes, no sólo de la Iglesia romana sino también de todas las religiones, apenas son, en realidad, algo más que funcionarios más o menos desengañados, y a sueldo, de lo que bien podría asemejarse a unas Multinacionales. La enseñanza, en su profundidad, que nos dejó el Sol-Cristo, no tiene nada que ver con lo que profesan algunos pesonajes de la jerarquía católica ni con sus formas de actuar. El cristianismo, su esencia, aún tiene que nacer de todas esas cenizas y su renacimiento ya no puede tardar más.

Por otra parte y, verdaderamente, no existe ningún gran Libro Sagrado que no haya sido retocado por la mano del hombre. Los poderes temporales político-religiosos y la sed de control de todas las conciencias, tanto a nivel individual como colectivo, han dirigido desde el principio, las plumas de los sacerdotes y de sus escribas. De tal forma, que las poblaciones han terminado por inclinarse, arrodillarse, se lo han "tragado" todo sin cuestionarse lo más simple y elemental, y se han petrificado. Los representantes de todas las religiones, desde siempre, han hecho prevalecer y mantener como fuese, una forma de totalitarismo, incluso, a través de la ocultación intencionada de la Verdad, antes que tratar de abrir y ampliar el campo de las conciencias de los fieles. ¡Esta actitud, la de frenar deliberadamente una evolución, tiene consecuencias muy graves en el proceso de maduración de las almas!. ¿A quién interesa que las conciencias se liberen verdaderamente de sus cadenas?. Precisamente, no a quienes manipulan hábilmente las nociones de infierno, castigo y pecado original.

Si bien el Anticristo puede encarnarse en un individuo, es ante todo, una ideología, ciertamente opuesta a los valores del Sol-Cristo. A muchos les escandalizaría saber dónde se ubica "uno" de los rostros más notorios del Anticristo. ¡Donde menos se lo imaginarían!.

De toda formas, en un futuro cada vez más próximo, la Humanidad no tendrá ya necesidad de los dogmas religiosos, ni siquiera de las doctrinas políticas, ya que ambas están basadas, creámoslo o no, en los mismos principios, al igual que las sectas. Los dogmas siempre son de naturaleza política y su función es la de manipular y dar seguridad a quien los establece. El objetivo primordial de un dogma o una doctrina es el de convencer de su supremacía sobre los otros. Por lo que, siempre se tiende a conseguir alistar al mayor número posible de individuos para engordar las filas y así, poder dominar y gobernar. En un futuro próximo el motor de las conciencias no serán los oxidados y desfasados dogmas religiosos ni las sectarias doctrinas políticas sino el sentido común, el respeto, la tolerancia, la libertad, la igualdad y la fraternidad.

A pesar de todo, seamos conscientes de ello o no, somos todos Hijos del Sol, y Le debemos servir, esa es nuestra meta. Es un acto de voluntad y de decisión el hecho de servir a esa Fuerza Crística Solar, o lo que es lo mismo, el servir a la Vida, no hay ninguna diferencia. El poder llamarse Hijos del Sol, implica una total comprensión y aceptación del Principio: "Dios en uno mismo y uno mismo en Dios", quiere decir, ponerse totalmente a disposición de lo divino, quiere decir, procurar que todos los actos cotidianos, incluso los pensamientos los orientemos al servicio de lo más hermoso, noble y justo que podamos concebir. Pero debemos entender bien que la noción de "servir a la Divinidad" no significa una relación de fuerza con un Ser exterior a nosotros, todopoderoso, omnipotente, omnipresente, que espera pacientemente ser servido y adorado, como si fuera un gobernante absoluto y celoso que juzga, premia o castiga.

Debemos comprender, por fin, que la Divinidad, o si preferimos, la Gran Luz, el Sol, el Señor-Cristo, no castiga nunca a nadie, por la sencilla razón de que no juzga, no acusa, no condena, ¡nunca!. Cuando se dice: "Que Dios le perdone" o también, "Que Dios me perdone", no tiene sentido, es un error, porque esa Fuerza, a la que llamamos Dios, es el Amor Total, es la Vida, es el Sol, el Amor más inconcebible y sublime de todos los amores, y , por lo tanto, obviamente, no entra dentro de sus esquemas el acusar, ni juzgar, ni condenar. El Amor Es o no Es. El Amor es, evidentemente, incondicional. El Amor es algo que la Humanidad, aún no entiende qué Es y que función desempeña en la evolución de toda criatura que puebla el Cosmos. El perdón, el juicio, la condena..., son cualidades del ser humano que ha olvidado su conexión inseparable con esa Fuerza Divina Solar. Pero cuando el ser humano ha despertado y por lo tanto se ha unido al Sol, al Señor-Cristo, Aquel que dormita en su pecho, nunca tiene nada que perdonar porque el Amor incondicional, destrás de una ofensa o un error, percibe el aprendizaje de la Vida buscándose a sí misma a través de una forma humana.

El ser humano, ya se sanciona a sí mismo, cuando toma consciencia de la Verdad, después de la muerte física, en la "dimensión astral". Se le ha dado poder para hacerlo y lo utiliza con sorprendente regularidad, y a menudo, con bastante dureza contra sí mismo. Es el Alma de cada ser la que se encarga de aplicar sobre sí misma la Ley de Causa-Efecto, ¡nadie más!.

La Humanidad aún no comprende que el Sol, es una Fuerza Cósmica inconcebible, a la que, acertadamente, podemos llamar Dios, y que Dios forma parte integrante de nosotros, y nosotros de Él. Él es nosotros y nosotros es Él. No existe la Divinidad por un lado y los seres humanos y la Creación por otro. Hay una sola y única Fuerza que lo engloba Todo. Dios no es una Fuerza exterior a cada uno y a la que se puede invocar cuando las cosas no nos van bien. Esa Fuerza Cósmica a la que llamamos Dios, es nuestro mismo Principio. Pero, debemos comprender que Dios no es "alguien" en particular, que no es una persona. Cuando se dice que el ser humano fue creado a "imagen y semejanza" de Dios, a menudo tenemos tendencia a interpretar erroneamente, por lo tanto, que Dios es a imagen y semejanza nuestra. Somos semejantes a Dios en cuanto que, y al igual que Él, tenemos un cuerpo, un alma y un espíritu. Un espíritu que engoba las dos polaridades, la masculina y la femenina, igual que Él.

En este y en todos los Universos, para cualquier ser que ha alcanzado una cierta madurez de su Yo Superior, o Espíritu, o como dirían los orientales, de su Atman, el concepto de "Dios" tal como se concibe y describe hoy en la Tierra, es un concepto un tanto absurdo y pueril.

Si preguntáramos a la población de la Tierra, quién es Dios y por qué razón cree en la realidad de Dios, la inmensa mayoría de los hombres y mujeres nos darían respuestas tan vagas, imprecisas y pueriles que se necesitaría una pizca de nada para que esa misma creencia se tambaleara y se rompiese en mil pedazos. La mayoría de nosotros creemos en algo, en una cosa, en una fuerza, no porque sea una resultante de nuestras propias experiencias, sino porque nuestros padres, o el colegio, nos han educado en tal vía y no en la otra, porque nuestra sociedad o cultura ha creado modelos de la existencia arbitrarios, levantados en los altares de las verdades absolutas y sobre los credos de algunos líderes religiosos que se arrogan el derecho de pensar por todos nosotros y digieren por anticipado, lo que creen conveniente y oportuno dar o no dar, en qué debemos creer y en qué no.

Pero, para todos y cada uno de esos seres, de fuera de la Tierra, independientemente del lugar que ocupen en el Universo, "Dios", en efecto, no es "alguien" sino una Fuerza Cósmica, una Campo de Conciencia hasta tal punto sublimada que se expande continuamente y crece a través de nuestro propio crecimiento espiritual. Es una Fuerza de Amor inconmensurable que aumenta y se expande en función del ritmo de crecimiento de nuestros Espíritus y de la unión de ellos.

Cuando todo hombre y toda mujer de la Tierra alcance, por fin, su maduración real, comprenderá en su carne, en su alma y en su espíritu que forma parte indisoluble con la Gran Luz, el Sol, el Señor-Cristo, o el Buda si preferimos llamarle así.


El Sol-Cristo, es el Amor Absoluto y se nutre, crece y se expande gracias también al Amor que expresan no sólo los Grandes Seres-Planetas sino que también al que expresan y manifiestan todas y cada una de las criaturas que viven en este Sistema Planetario.


¡El Sol, es el Camino, la Verdad y la Vida!. ¡Sin Su Luz, nuestra vida se apagaría!. El Sol, y todos los Soles del Universo, son la residencia de los Espíritus Solares Puros, más conocidos como los Elohim. Seres celestiales que han alcanzado la completa evolución espiritual y la consciencia de la propia individualidad.

Las antiguas culturas, las antiguas civilizaciones, tenían un perfecto conocimiento de la naturaleza del Sol, porque llegaron a comprender que en El residía el Principio de la Divinidad, el Origen de la Creación, la única Fuente de Vida de todo cuanto existe. ¿Acaso el Sol no es, efectivamente, la primera y la más pura de las representaciones del Creador?. Si el desapareciera, la vida, obviamente, moriría. Sin el Sol, no existiría ninguna expresión ni manifestación de vida, no habría océanos ni mares, ni árboles ni bosques, ni flora, ni fauna, ni climas, ni desiertos, ni montañas, ni hielos, ni seres humanos..., ¡no habría nada!.

El Sol es la única Fuente que sostiene y alimenta la Vida en cualquiera de sus manifestaciones, en nuestro Sistema Solar. No existe otra fuente capaz de generar y de regenerar la Vida. En este maravilloso astro reside la Fuerza Omnicreante, el Origen, Dios, si preferimos llamarlo así. Su Luz compenetra cada átomo de toda energía y de toda forma de vida que existe en nuestro Sistema Planetario. El Sol, su energía, está presente absolutamente hasta en la más pequeña partícula de oxígeno que respiramos, y esto, no es una metáfora, sino una realidad absoluta.

Son muchos los que dicen no creer en Dios. ¡Dios no existe..., si existiera no permitiría el estado de cosas actual en el mundo, el hambre, las guerras, las injusticias!. Estas afirmaciones que se alzan así intentan desafiar a un Dios hecho a imagen y semejanza del ser humano, a su medida, con la intención de provocar una respuesta. "¡Véis, Dios no existe..., si existiera no consentiría tantas injusticias y sufrimiento como hay en el mundo!". Sin embargo, la Fuerza Cósmica a la que llamamos Dios, nunca responderá a la provocación, porque espera pacientemente que comprendamos, por nosotros mismos, que no tiene sentido rebelarse contra la Vida, es decir, contra "Dios", por la razón de que está apurando sus fuerzas en vano al intentar afrontar lo insondable. Esa Fuerza, a la que llamamos Dios y que no es otra cosa que el Sol-Cristo, nunca, ciertamente, responderá a la provocación, pero sin embargo observará y envolverá con su Amor la quemadura que infligimos a nuestra alma..., hasta que crecemos y logramos la madurez, no la de la mente sino la del Corazón. ¡Y, entonces..., comprendemos que la Gran Luz, el Sol, esa Fuerza a la que llamamos Dios, no tiene necesidad de que creamos en Ella, porque sólo existe Ella y, Todo se resume en Ella, pues Ella es nosotros y nosotros, es Ella!.

Y, si algún día, tenemos necesidad de hablar con Dios, frente a frente, "cara a cara", es sorprendentemente sencillo el poder hacerlo, si queremos. Esto, puede parecer una metáfora, pero no lo es, es una realidad que hemos olvidado. Sólo tenemos que esperar al alba, cuando sale el Sol por el horizonte, o si preferimos, al final de la tarde, cuando el Sol está a punto de ocultarse. Es, en esos momentos, y sin necesidad de arrodillarnos, cuando podemos sin que su Luz nos dañe la vista, mirar a la cara al Sol, y hablarle, sinceramente desde el corazón, al Señor-Cristo, al Padre-Madre de la Creación. ¡"Si vuestra mirada se gira hacia el Sol, no hay una mañana que no pongamos nuestras manos sobre vuestros hombros"!. (Los Elohim)

Dios, el Sol-Cristo, no está precisamente en los templos de piedra, como muchos creen, sino en nuestros corazones y Su Luz en nuestros Espíritus. Las religiones y los templos de piedra, son necesarios para aquellos que, por el momento, tienen necesidad de rituales o de puntos fijos, porque, aún no han descubierto Aquello que vive y late hasta en la más pequeña de sus células. Para algunos hombres y mujeres, las religiones son una barrera donde acodarse y, para otros, un parapeto o una bandera que justifica la violencia, o su "guerra santa". Pero, al final, todo nos remite a nuestro verdadero "templo interior", ahí donde también reside el Sol, el único santuario que realmente se necesita.

Es conocido, que el Sol irradia su Luz, física y "astral", con diferentes frecuencias y longitudes de onda a cada planeta de nuestro Sistema Solar, en función de la "tasa vibratoria" que expresa cada uno de ellos. Pero esta "bola de fuego incandescente" a la que llamamos Sol, no es más que la carcasa físicamente visible de otro Sol que obra en su seno y cuya realidad espiritual alimenta nuestra Chispa Divina, nuestro Atman, como lo llaman los orientales. El Atman, es nuestro verdadero Yo, es la auténtica Chispa Divina perfecta, pura en su esencia, desde el origen de los Tiempos, pase lo que pase y suceda lo que suceda.

Ciertamente, y como podemos vislumbrar, todos los Soles del Universo son Fuentes Generadores de Luz y, por lo tanto, de Vida. Y, la Luz, en efecto, es la única substancia que baña el Universo entero. Pero, no es sólo la Luz física que impregna todo el Universo sino tambien la luz astral, la cual, es una manifestación más sutil del Sol, de todo Sol, y no es analizable ni detectable por los instrumentos científicos terrestres. Aunque los rayos de todo Sol "físico" sólo afectan al nivel más denso de la Vida, sin embargo, todos los aspectos, frecuencias y longitudes de onda del Sol se complementan.

Sin ir más lejos, a otros espacios, en nuestro Sistema Solar, los planetas que han alcanzado una tasa vibratoria más elevada, o sutil, no gozan del mismo Sol, o mejor dicho, del mismo "aspecto" del Sol, que la Humanidad de la Tierra. Aunque también tienen sus días y sus noches, a diferencia de la Tierra, sus noches no son oscuras sino que los cielos adoptan una tonalidad más anaranjada y menos luminosa. El Sol nutre a estos planetas desde su faceta etérea, o astral, y, por lo tanto, el Sol para ellos no aparece tan "denso" y claramente visible en sus cielos. Sin embargo, Su presencia se infunde mucho más directamente y nutre mejor a cada uno de los átomos que constituyen esos mundos. De este modo, todo es vivificado no desde afuera sino a partir del corazón de su propia constitución. Este estado vibratorio, que han alcanzado, más sutil de la existencia, reduce y retrasa notablemente lo que en la Tierra llamamos envejecimiento y muerte.



La forma de beber de la Fuente de Luz que tienen las humanidades de los mundos que, a su vez, giran alrededor de sus Soles, se modifica en función de la "tasa vibratoria" que las Eras permiten alcanzar y desarrollar en sus conciencias. El Día Eterno, la Luz Absoluta, solamente serán conocidos en la fase final de la ascensión en el Sistema Cósmico actual de nuestra Ola de Creación. También es conocido como el Estado de Cristismo.

Hace unos 3500 años, un Maestro de Sabiduría, al igual que el Buda Gautama, el Maestro Jesús y otros, vino para transmitir al pueblo de la Tierra Roja, llamado así antiguamente Egipto, un reflejo de esa Fuerza Divina que reside en el Sol. Me refiero al Alma del Maestro K...., de la fraternidad de Shambhala, que visitó nuestro mundo en la persona del faraón Akhenatón. La última vez que su Alma ha visitado nuestro mundo fue en la persona del querido Padre Pio, de Pietralcina. Akhenatón inspiró a su pueblo, el culto al Dios Uno, la veneración a Dios en su forma solar, Atón.

Al igual que muchos milenios atrás, la civilización atlante, la civilización más avanzada de todas las que hasta ahora han existido sobre la Tierra, veneraban al Sol como Padre-Madre de la Creación.

Uno de los objetivos del faraón Akhenatón, en aquel entonces, y al igual que el de todos los Maestros de Sabiduría, y Elohims, era (y sigue siéndolo) la desdogmatización de las conciencias de los hombres y mujeres de la Tierra, pero en aquel tiempo, al pueblo de Egipto, que tenía más de 300 dioses, le resultaba muy dificil venerar a esa Fuerza de la Vida Una, Dios, en su forma solar, Atón, Aquel al que Akhenatón llamaba Padre.

Para Akhenatón, también, el Sol que nos alumbra, no era más que la carcasa visible, la máscara de fuego, una apariencia que brilla, un disco ilusorio, "detrás" del cual se ocultaba y se encuentraba en realidad su Padre, el que irradia la Luz perfecta, la que no proyecta sombra, el Sol que se encuentra detrás del Sol.

Aún hay algo más que decir sobre el Sol y, para ello, tendremos que retroceder en el tiempo 2.000 años. En aquel entonces ocurrió un acontecimiento extraordinario e inconcebible, sin precedentes en la Historia de la Humanidad de la Tierra e incluso de nuestro Sistema Planetario. Inconcebible, porque en nuestro actual Ciclo de Vida (no Ola de Creación) y en nuestro Sistema Solar, era la primera vez que el Sol Central de la Galaxia, es decir, el Espíritu Solar del Logos Galáctico, se manifestaba a través de un ser encarnado, a través del Maestro Jesús. ¿Qué significa esto?. Significa que, practicamente nadie, entendió en aquel entonces, ni entendemos hoy día, lo que ocurrió realmente hace 2.000 años, cuando Aquel Ser llamado Jesús recorría los caminos de Palestina. ¿Quién era Aquel ser llamado Jesús que cuando fue crucificado, al instante se produjo un eclipse total de Sol?. ¿Fue una coincidencia?.

Es comprensible que, en aquel entonces, ninguno de los que caminaban a diario junto al Maestro de Maestros, Jesús, podían concebir Quién era, en realidad, aquella Presencia. ¡Han transcurrido 2000 años..., se han escrito ríos de tinta sobre la figura de Jesús, se han dicho y escrito muchas cosas sobre Él, e incluso, sobre su nuevo advenimiento, pero, y a pesar de todas las consideraciones teológicas que podemos encontrar sobre el "Hijo de Dios", seguimos sin tener la más mínima idea de Quién era, y es, Aquel Gran Ser!. Resumiendo mucho..., Aquel Ser que portaba el Sol, fue un Avatar. Un Avatar es, según las Tradiciones, un Maestro de Sabiduría que personifica a la Fuerza Divina que proviene del Sol, el Cristo.

Los Avatares son Maestros Ascendidos a los que se les ha confiado, en un momento dado de su evolución, una misión pública a escala planetaria, solar o galáctica. Un Maestro Ascendido se convierte en Avatar a partir del momento en el que es investido por un Campo de Conciencia que sobrepasa su personalidad y a partir de ese momento se expresa en nombre de esa descomunal Fuerza luminosa inconcebible, el Sol.

Son muchos los Avatares que ha dado la Tierra, Antulio (en la Atlántida y antigua encarnación de Jesús), Osiris, Rama, Krishna, Babaji, Buda, Quetzalcóalt, Jesús...

Periódicamente, esa Fuerza Divina, el Sol-Cristo, acude a visitar al ser humano de la Tierra. ¡Y, hoy, lo hace con más potencia que nunca!. Esa Fuerza Crística, Su Energía entra en el ser humano, Lo recubre con Su Principio, el Amor, e invita a la Humanidad a entrar en Ella, a acogerLa, a fundirse en Ella. Es el Amor total e incondicional, el único portal abierto de par en par que hay para la Ascensión individual y colectiva. De la resistencia a esa unión surgen, y surgirán, las múltiples pruebas y sufrimientos que, hoy más que nunca, zarandean a la Humanidad y, representan una proposición para que cambie el estado de cosas actúal en el mundo. Si el estado de cosas actúal en el mundo es el que es, es debido, sobre todo, a que lo que hay en nuestro corazón, se inscribe tarde o temprano fuera de nuestro corazón y se expande inevitablemente por el mundo. ¿Hay amor y compasión en nuestro corazón?. ¡¿No lo hay?!. ¿Entonces cómo pretendemos cambiar la faz de este mundo?. Para ello, haría falta una Revolución..., y la única que la Humanidad aún no ha emprendido es, la Revolución del Amor.

Hace unos cuantos siglos, antes del nacimiento del Maestro Jesús, la Conciencia Solar, es decir, el Logos Solar, de nuestro Sistema Planetario, el Cristo, "invistió" al Buda Gautama para transmitir el Mensaje de Amor al pueblo del Oriente. Y, antes de que naciera el Buda Gautama, esa misma Fuerza Divina, la Conciencia Solar del Cristo, Su Espíritu, "compenetró" al Avatar Krishna, y a través de él se expresaba para las gentes de aquel entonces.

Pero..., la misión del Maestro de Sabiduría Jesús, fue la de ser "investido" durante unos pocos años, no solo por la Conciencia de la Mayor Fuente de Luz y la más sublime que existe en nuestro Sistema Planetario, la del Cristo, el Sol, sino que también, y al mismo tiempo, la de ser investido por la Conciencia de la Mayor Fuente de Luz y más sublime de nuestra Galaxia, la Vía Láctea. ¡¿Cuántos pueden llegar a concebir esto?!.

El maestro Jesús fue investido por la Conciencia Crística durante una "muerte iniciática", una prueba iniciática de tres días de duración, dentro del sarcófago, en la Cámara del Rey, que vivió en el corazón de la Gran Pirámide de Keops. ¡Aún sigue allí el sarcófago!. Nadie se lo ha podido llevar, ya que es más grande que la puerta de acceso.

Fue allí donde se llevó a cabo el estadio principal de la sublimación del cuerpo y del Alma del maestro Jesús, en el lugar concreto en el que todas las energías pueden concentrarse en el punto que vincula el átomo-germen de todo ser con el Espíritu del Logos Solar, el Cristo. De esa forma, la Conciencia del Cristo, es decir, Su Espíritu, compenetró al Maestro Jesús. Es por esta razón que el Espíritu del Maestro Jesús, pasó, aunque temporalmente, a "convivir" con el Espíritu de Juan, el evangelista. Esa es la razón por la cual, estando el Cristo en la cruz, viendo que estaban allí cerca, María la madre de Jesús, y junto a Ella el discípulo que El amaba, Juan (el evangelista), dijo mirando a María su madre: "Mujer he ahí a tu hijo", y mirando a Juan, dijo: "He ahí a tu madre" (Juan 19-v. 26).

                           

El Maestro Jesús, en efecto, fue un Avatar, encargado de llevar a cabo una misión cósmica, que muy rara vez se ha visto en este Universo, por la razón de que vivió una doble "investidura", que evidentemente, muy pocos o casi nadie, ha comprendido. Fue investido por la Conciencia Crística, la del Sol de nuestro sistema planetario, en la Gran Pirámide de Keops, y por el Espíritu Solar y Logos de la Galaxia, en el bautismo del río Jordán.

Por lo tanto, el Maestro de Sabiduría y Avatar, Jesús, durante unos pocos años de su vida en la Tierra, fue el receptáculo, el vehículo, el Instrumento Sagrado de ese Campo de Energía, de esa Omniconciencia y Amor Total, que llamamos Cristo, el Sol, y también del Logos de la Galaxia, el Sol Central (de uno de los brazos de la galaxia).

Cuando se habla de Jesús-Cristo, debemos comprender que, en realidad, estamos hablando de tres Potencias distintas. Jesús, es un Maestro de Sabiduría, el más Realizado, es decir, el que más ha arriesgado y saboreado la Vida a lo largo de las Edades, o Eras, y es también un Avatar.

Cristo es el Espíritu, o Conciencia, más realizada y sublime de nuestro Sistema Planetario. Cristo es el Maestro más avanzado de toda una Ola de Vida que el Incognoscible, o la Suprema Inteligencia Universal, emitió antes que la nuestra. Es el regente de nuestro Sistema Solar.

El Logos galáctico, es el Sol Central de la Galaxia (de uno de los brazos), es la Presencia manifestada más sublime y avanzada de la Vía Láctea. El Sol Central de una Galaxia, es su Corazón, su Conciencia, es decir, el resultado de la fusión de todos los Soles, de todos los Cristos de esa Galaxia en la Ola de Creación anterior a la actual.

Debemos comprender que no es la totalidad de la Conciencia Solar, la del Cristo o la del Logos y Sol de la Galaxia que se manifiestó para investir al Maestro Jesús, sino una emanación de Ellas. Si no hubiera sido así, la venida directa de estas dos inconmensurables Conciencias Cósmicas, la potencia y energía inconcebible a la que vibran sus Espíritus Solares habrían creado un cataclismo en el planeta, lo habrían desintegrado. Para ser investido, aunque fuera unos pocos años, por la Presencia contínua del Sol-Cristo y del Logos y Sol galáctico, el cuerpo-vehículo del Maestro Jesús debía ser perfecto y puro como el diamante.

Hay que hacer aquí un breve inciso y decir, para aquellos que quieran escuchar, que Él, el Gran Instructor, está de nuevo entre nosotros, sí, el Maestro Jesús, que prestó su cuerpo al Verbo Solar, el Cristo, y al Logos de la Galaxia. No es el Cristo el que ha vuelto entre nosotros en tanto que realidad física, pero sí es verdad que el Sol-Cristo volverá a tomar un hábito de carne y que millones de hombres y mujeres Lo reconocerán, PERO..., eso no ocurrirá, entendámoslo bien, hasta que "TODO HAYA PASADO", es decir, hasta que la Humanidad, por la mutación de la conciencia que la anima, haya elevado un grado su "tasa vibratoria", es decir, hasta que haya franqueado un umbral vibratorio propio de una cierta madurez del corazón y del alma.

¡Cuando un Ser así, llega a pisar nuestro suelo, significa que algo se ha purificado hasta en lo más profundo de la materia y que la obra de la Oscuridad ha terminado!. Por lo tanto, y recordando que ya hemos entrado en la última y más turbulenta etapa de lo que algunos libros llaman: Apocalipsis, Revelación, mucho cuidado y prudencia cuando aparezca..., alguien que se levantará "gritando": " Soy yo..., es a mí a quien esperáis". 


Y, más aún, cuando más tarde, aparezca otro más habilidoso, que se hará designar, en vez de proclamarse a sí mismo y, al que todos (excepto los Hijos, conscientes, del Sol) escucharán, y creerán, incluso los gobiernos. ¡Será el "gran impostor" y engañará a muchos, a la inmensa mayoría de hombres y mujeres que, fascinados, le escucharán, ya que adoptará muy hábilmente el lenguaje de la Luz!. No olvidemos, que hemos entrado ya en el final de un Tiempo, de un Tiempo "señalado" en el cual aparecerán, no tardando mucho y entre otras muchas cosas, falsos cristos y falsos profetas.

Volviendo al tema..., no debe desconcertarnos lo que de entrada parece una diferencia o separación, porque en realidad no la hay, no hay un Padre eterno y luego otro Padre más. Sólo hay Uno y Los que Lo encarnan en diversos grados en los millones y millones de Galaxias que hay en el Universo. También nosotros, a lo largo de la vida somos hijos, padres, abuelos... Cuando, hace 2.000 años, Aquel que portaba el Sol, al Cristo, decía "mi Padre" o "vuestro Padre" se refería al Amor del Gran Creador del Cosmos del que todo procede y con lo que todo está tejido, porque en realidad no hay nada que no forme parte integrante de Su Cuerpo y fruto de Su Espíritu.

Ya, para finalizar, hay que insistir y repetir hasta donde sea necesario, que el tiempo apremia y que ya no nos queda demasiado, apenas unas dos decenas de años... Que el Universo está listo, y preparándose para dar un salto cuántico, siguiendo los Ciclos de crecimiento que imponen las Grandes Leyes Universales... Que el Gran Sol Central Universal, el Logos de este Universo, el Incognoscible, ha "invitado", en esta gran fiesta de Ascensión, a todos los Soles de los millones y millones de galaxias que existen, a ascender, a crecer con Él, a subir un peldaño en la Gran Escalera del Cosmos... Que nuestro planeta azul, La Tierra, ya está preparada, y se encamina a grandes pasos hacia una inminente eterización, hacia una nueva etapa vibratoria más elevada, más sutil. (ver, "La Tierra, el Universo, van hacia una eterización" por M. Zorrilla Gallego.)


La piedra tiene que hacerse gema; la brizna de hierba, árbol; el reino animal tiene que despertar a la humanidad; el ser humano tiene que mudar la piel para hacerse un ángel, semejante a los Hermanos de las Estrellas; en el ángel se despierta el arcángel; el planeta crece hasta convertirse en un Sol, y al final, el Sol ha de agrandarse hasta convertirse en un Sol Central de la Galaxia...

¡Recordemos, también, y reflexionemos, que toda forma de existencia está siendo sometida a un proceso de "purificación" tanto externa como interna, como fase previa a una eterización no sólo de la materia, sino también de todas las conciencias de nuestro planeta, la Tierra!.

"Sois, por esencia, un sol capaz de irradiar y calentar, un sol que, lejos de vivir para ser amado cueste lo que cueste, vive por Amor y para amar". (Los Elohim)

Mario Zorrilla Gallego
Fuente // Los Elohim

2 comentarios:

  1. Oir hablar de amor, espiritualidad, purificación...es un alivio en estas épocas tan duras.Suelo tener en mi mente una imagen de alguien que a modo de lider espiritual nos empuje como hizo Cristo a ser conscientes de lo que es realmente importante, y a veces suelo imaginar que si a lo largo de la historia las mujeres han estado supeditadas y escondidas detras de las figuras masculinas, y si Dios es masculino y femenino, tiene que ser una figura femenina la que está por venir. La que da la vida,la que la protege, la que cuida y piensa en los demás antes que en ella misma...Creo que puede ser la era de mas mujeres?

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  2. Hola Miren, ¿qué tal vas?
    Gracias. Sí, aunque más que la figura femenina, es el Principio femenino el que está por llegar. Es verdad, que las mujeres están llamadas a jugar un papel decisivo en este tiempo en el que nos encontramos, de grandes mutaciones (cambios) y de transición hacia una Nueva Era. Actualmente, las capacidades de adaptación de las mujeres son infinitamente superiores a las de los hombres. También han desarrollado una visión más clara de las aberraciones actuales y, por lo tanto, de las soluciones o remedios que habría que tomar... La Humanidad ha pasado por siglos de dominio del hombre, de lo masculino, pero ahora, ha llegado el despertar del Principio femenino, que hay, también, en todo varón. Cada vez hay más hombres que despiertan y toman conciencia de que "algo" está cambiando dentro de ellos y que ese "guerrero" interior va a entregar el poder a lo femenino e "iniciador" que se haya en cada uno de nosotros. Por fin, el Principio femenino debe recuperar su lugar y la Mujer debe despertar también, ya que la Mujer aún duerme en la Mujer. Porque en Ella existe un Principio desestabilizador que todo lo transforma y que AÚN no ha despertado y que cuando lo haga, el mundo cambiará. La Mujer verdadera, en cuanto al Principio femenino aún no se ha expresado. Es necesario que la mujer vea a la Mujer en ella y que el hombre admita a la Mujer -el Principio femenino- en él y la exhume: la ternura, la compasión, el respeto, el Amor en definitiva. No hay otra manera para conseguir que el mundo en el que vivimos cambie. El mundo está como está y se ha estancado debido a que todos o casi todos, hombres y mujeres nos comportamos de una "forma varonil". Porque aún son las "virtudes" varoniles, las del "macho", las que predominan en todos nosotros. Y, es así, como el Fuego varonil sigue reprimiendo al Fuego femenino y que el Fuego femenino acepta un poco más el ser absorbido. Es decir, es el macho que aún se esfuerza en ser un poco más macho y la hembra quien aún busca las virtudes varoniles. Sin lugar a dudas, será el Principio femenino el que conseguirá transformar el mundo pero antes debe crecer un poco más todavía en los corazones de todos los hombres y mujeres de la Tierra. ¡Uno de los planetas más bellos del Universo!. No sé si te lo dije...
    Un abrazo fraternal

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