Científicos en Escocia comprueban que el rostro humano graba lo que le sucede y puede leerse con cierta precisión, recomponiendo los pedazos del puzzle de una vida en la simetría de la cara.
Es parte de las más fundamental
intuición humana que lo que le sucede a una persona de alguna manera se
queda grabado en su rostro —a menos de que se haga un pacto con fuerzas
ocultas como en el caso de Dorian Gray. La forma en la que
experimentamos y vemos el mundo acaba siendo la forma en la que nos
vemos. Esta intuición, que por una parte denota un simple orden de
causalidad, parece haber sido confirmada por la ciencia.
Científicos de la Universidad de
Edimburgo descubrieron una correlación entre la simetría facial
—analizando diferentes facciones— y factores como la privación de
atención, el estrés y la mala nutrición sufrida en la infancia.
“La simetría en el rostro es pensada
como la marca de lo que se conoce como estabilidad en el desarrollo —la
habilidad del cuerpo de soportar el estrés ambiental [factores
estresantes]— y no ser desviado de su camino de desarrollo”, dijo el
profesor Ian Deary al diario Telegraph.
La investigación buscaba saber si la
simetría facial registraba los factores de estrés infantil a lo largo de
la vida, para lo cual se estudiaron 292 personas de 83 años de edad de
los cuales se contaba con información de toda su existencia. El estudio
pudo comparar la simetría facial de los participantes con cuestiones
como su estatus social de niños, la profesión de sus padres, qué tantas
personas había en su hogar, si tenían un baño interno o externo y muchos
otros factores.
El estudio sugiere que la relación entre
la simetría facial y la clase social fue más marcada entre los hombres y
podría estar ligada a los resultados de otras investigaciones que han
encontrado que las personas con rostros más simétricos son considerados
como parejas más atractivas (y las mujeres tienen más orgasmos con hombres de rostros simétricos, según otro estudio),
acaso proporcionando una señal a la parte inconsciente de la biología
humana de que una persona simétrica tendrá mejor salud a lo largo de su
vida.
Por otro lado el estudio permite
especular sobre varias cuestiones muy interesantes. Viene a la mente
primero la noción ampliamente difundida por Freud de que la infancia es
destino y de que existe una especie de determinismo en lo que nos sucede
tempranamente que nos acompañará como una infraestructura psíquica
difícil de modificar por el resto de la vida. Aunque es cierto que el
estudio aquí comentado no señala que estas “asimetrías” grabadas en el
rostro por la infancia sean indelebles.
También invita, de una manera un poco
más licenciosa, a jugar con la idea de que el ser humano es un
holograma, como se puede extrapolar de la la teoría cuántica de David
Bohm del Orden Implicado, en la que este genial físico expone que el
universo entero es un organismo en que cada parte contiene la totalidad
de la información, de tal manera que en una partícula están entrelazadas
todas las partículas y todos los procesos que jamás se han llevado a
cabo. Esto puede ser visto en el hecho de que para reconstituir a un
ser vivo no hace falta más que un molécula de su ADN —en ella yace la
información de todas sus células. Y acaso algo así ocurre en el hombre:
con solo ver sus ojos, la simetría de su rostro o alguna otra facción,
es posible, para quien sepa “leer”, acceder a toda su información, como
si la cara fuera una grabadora holográfica.
fuente/ [Telegraph]
fuente/Pijamasurf
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