lunes, 12 de enero de 2015

Los Cuatro Acuerdos y el Ángel de la Muerte


Los Cuatro Acuerdos y el Ángel de la Muerte

Si la carne ha sido hecha a causa del espíritu, es una maravilla. Si el espíritu ha sido hecho a causa del cuerpo, es la maravilla de las maravillas. Mas yo me maravillo de esto: ¿cómo esta gran riqueza se ha instalado en esta pobreza?

Tras la exposición sobre “el sueño de la humanidad o domesticación de los seres humanos“, paso a resumir el método Tolteca, según lo expone el Dr. Ruiz, para superar este sueño:

SE IMPECABLE CON TUS PALABRAS: El Primer Acuerdo es el más importante y también el más difícil de cumplir. Parece muy simple, pero es sumamente poderoso. ¿Por qué tus palabras? Porque constituyen el poder que tienes para crear los acontecimientos de tu vida. Pero son como una espada de doble filo: pueden crear el sueño más bello o destruir todo lo que te rodea.

Tú plantas una semilla, un pensamiento, y éste crece. Todas las mentes humanas son fértiles, pero sólo para la clase de semilla para la que están preparadas. La impecabilidad de tus palabras también te proporcionará inmunidad frente a cualquier persona; solamente recibirás una idea negativa si tu mente es un campo fértil para ella.

La palabra «impecabilidad». Significa «sin pecado». Un pecado es cualquier cosa que haces y que va contra ti mismo. Cuando eres impecable, asumes la responsabilidad de tus actos, pero sin juzgarte ni culparte. Utilizas tu energía en la dirección de la verdad y el amor por ti mismo. Si me amo a mí mismo, expresaré ese amor en mis relaciones contigo y seré impecable con mis palabras, porque la acción provoca una reacción semejante.

Si llegas a un acuerdo contigo para ser impecable con tus palabras, eso bastará para que la verdad se manifieste a través de ti y limpie todo el veneno emocional que hay en tu interior. Pero llegar a este acuerdo es difícil, porque hemos aprendido a hacer de la mentira un hábito al comunicarnos con los demás, y aún más importante, al hablar con nosotros mismos.

Cuando empleamos las palabras para propagar nuestro veneno personal: para expresar rabia, celos, envidia y odio, perpetuamos el sueño del Infierno. Contar chismes se ha convertido en la principal forma de comunicación en la sociedad humana. Es la manera que utilizamos para sentirnos cerca de otras personas, porque ver que alguien se siente tan mal como nosotros, nos hace sentir mejor. Tu opinión no es más que tu punto de vista, y no tiene por qué ser necesariamente verdad. Tu opinión proviene de tus creencias, de tu ego y de tu propio sueño.

Puedes medir la impecabilidad de tus palabras a partir de tu nivel de autoestima. La cantidad de amor que sientes por ti es directamente proporcional a la calidad e integridad de tus palabras.

NO TE TOMES NADA PERSONALMENTE: Durante el periodo de nuestra educación (o de nuestra domesticación), aprendimos a tomarnos las cosas de forma personal pero nada de lo que los demás hacen es por ti. Lo hacen por ellos mismos.

Todos vivimos en nuestro propio sueño, en nuestra propia mente; los demás están en un mundo completamente distinto de aquel en que vive cada uno de nosotros. Cuando nos tomamos personalmente lo que alguien nos dice, suponemos que sabe lo que hay en nuestro mundo e intentamos imponérselo por encima del suyo. Incluso cuando una situación parece muy personal, por ejemplo cuando alguien te insulta directamente, eso no tiene nada que ver contigo. Lo que esa persona dice, lo que hace y las opiniones que expresa responden a los acuerdos que ha establecido en su propia mente. Tomarse las cosas personalmente te convierte en una presa fácil para los depredadores. Te comes toda su basura emocional y la conviertes en tu propia basura. Te sientes ofendido y reaccionas defendiendo tus creencias y creando conflictos.

NO HAGAS SUPOSICIONES: Tendemos a hacer suposiciones sobre todo. El problema es que, al hacerlo, creemos que lo que suponemos es cierto. Hacemos suposiciones sobre lo que los demás hacen o piensan –nos lo tomamos personalmente–, y después, los culpamos y reaccionamos enviando veneno emocional con nuestras palabras. Hacemos una suposición, comprendemos las cosas mal, nos lo tomamos personalmente y acabamos haciendo un gran drama de nada. Siempre es mejor preguntar que hacer una suposición, porque las suposiciones crean sufrimiento.

Sólo vemos lo que queremos ver y oímos lo que queremos oír. No percibimos las cosas tal como son. Tenemos la costumbre de soñar sin basarnos en la realidad. Literalmente, inventamos las cosas en nuestra imaginación. Como no entendemos algo, hacemos una suposición sobre su significado, y cuando la verdad aparece, la burbuja de nuestro sueño estalla y descubrimos que no era en absoluto lo que nosotros creíamos.


HAZ SIEMPRE EL MÁXIMO ESFUERZO: Este acuerdo permite que los otros tres se conviertan en hábitos profundamente arraigados. Bajo cualquier circunstancia, haz siempre tu máximo esfuerzo, ni más ni menos.

En tus estados de ánimo diarios, lo máximo que podrás hacer cambiará de un momento a otro. A medida que vayas adquiriendo el hábito de los cuatro nuevos acuerdos, tu rendimiento mejorará. Cuando haces tu máximo esfuerzo, aprendes a aceptarte a ti mismo, pero tienes que ser consciente y aprender de tus errores. Eso significa practicar, comprobar los resultados con honestidad y continuar practicando. Así se expande la consciencia. Haces tu máximo esfuerzo porque quieres hacerlo y te hace feliz, no porque te sientas obligado, ni por complacer al Juez o a los demás.

No esperes ser siempre impecable con tus palabras. Tus hábitos rutinarios son demasiado fuertes y están firmemente arraigados en tu mente. Pero puedes hacer tu máximo esfuerzo. No esperes no volver nunca más a tomarte las cosas personalmente; sólo haz tu máximo esfuerzo. No esperes no hacer nunca más ninguna suposición, pero sí puedes hacer tu máximo esfuerzo.

La práctica forma al maestro. Cuando haces tu máximo esfuerzo, te conviertes en un maestro. Todo lo que sabes lo has aprendido mediante la repetición. Aprendiste así a escribir, a conducir e incluso a andar. Eres un maestro hablando tu lengua porque la has practicado. La acción es lo que importa


El paso final para obtener la libertad personal es prepararnos para la iniciación a la muerte, tomarnos la muerte como nuestra maestra. Hemos de tomar consciencia de que podemos morirnos en cualquier momento; sólo contamos con el presente para estar vivos. 

EL ÁNGEL DE LA MUERTE nos enseña a vivir cada día como sí no hubiera un mañana. Nos enseña a permanecer completamente abiertos, a saber que no hay nada que temer, ya que es nuestro último día. Trato a las personas que quiero con amor porque sé que éste puede ser el último día para poder decirles cuánto las amo.

Sí lo haces, te preparas para la iniciación a la muerte. Lo que ocurrirá en esta iniciación es que el viejo sueño que tienes en la mente morirá para siempre. Sí, tendrás recuerdos del parásito –del Juez, de la Víctima y de lo que solías creer–, pero estará muerto. No resulta fácil emprender esta iniciación porque el Juez y la Víctima luchan con todas sus armas disponibles. No quieren morir y entonces sentimos que quien va a morir somos nosotros, y tenemos miedo de esta muerte.

Cuando vivimos en el sueño del planeta, es como si estuviésemos muertos. Sobrevivir a la iniciación a la muerte, es la resurrección, es convertirse otra vez en un niño, ser salvaje y libre, pero con una diferencia: en lugar de inocencia, tenemos libertad con sabiduría. Esto es lo que el ángel de la muerte nos enseña en la tradición tolteca. Se nos aparece y nos dice:

«Todo lo que hay aquí me pertenece; no es tuyo. Tu casa, tu pareja, tus hijos, tu coche, tu trabajo, tu dinero: todo me pertenece y me lo puedo llevar cuando quiera, pero por ahora, puedes utilizarlo».

El ángel de la muerte se lleva de cada momento pasado, la parte que está muerta, y nosotros continuamos viviendo en el presente.

Extracto del libro “Los Cuatro Acuerdos” de Miguel Ruiz




fuente del texto/Ágora Libre

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