viernes, 24 de abril de 2015

La relación entre el inconsciente y el origen de la enfermedad.

Nuestra vida es el resultado de la suma de todas las creencias y programaciones grabadas en nuestra mente inconsciente.
Podemos hacer multitud de acciones sin tener que pensar conscientemente en ellas mientras que las hacemos. Caminar, respirar, sudar, parpadear e incluso podemos llegar a conducir un coche durante un rato sin ser conscientes de ello. ¿Por qué? Porque lo tenemos programado en nuestro inconsciente, ya sea por herencia, por repetición e incluso por otros factores.
La ventaja de esto es que no tenemos que estar constantemente pensando en todo lo que tiene que hacer nuestro cuerpo. Pero el gran inconveniente es que a veces, por una interpretación incorrecta por parte de nuestro inconsciente, se crean programaciones que degeneran en problemas y enfermedades.
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Esto se debe en gran parte a que nuestro inconsciente no distingue entre lo que es real y lo que es imaginario. Si nos imaginamos ahora mismo exprimiendo medio limón dentro de la boca, notaremos inmediatamente como empezamos a segregar saliva, ¿verdad que sí?
Esto ocurre debido a que todas las imágenes que ve nuestro inconsciente en realidad proceden de impulsos nerviosos, ya tengan un origen real o imaginario. Las imágenes que captan nuestros ojos se transforman en impulsos nerviosos que viajan a través del nervio óptico hasta la zona correspondiente del cerebro donde se recrea la imagen. Lo mismo ocurre con nuestros pensamientos, se recrean en la zona correspondiente del cerebro para que podamos verlos.
Así pues, nuestro inconsciente, se cree como verdaderos nuestros “montajes” imaginarios. Recordemos el limón y la saliva. Pero esto va más allá de las imágenes. Ocurre lo mismo con las palabras que utilizamos y con las situaciones que vivimos.
Si nos fijamos en dos personas distintas haciendo un mismo trabajo, y a una de ellas le encanta hacerlo y a la otra le disgusta, nos daremos cuenta de que a  la primera a penas le ha desgastado y a la segunda le ha supuesto un desgaste considerable. Desde el punto de vista biológico, esto resulta totalmente ilógico. Pero aquí es cuando entra en juego la interpretación del inconsciente sobre la situación de cada persona.
Si la primera, aunque no lo llegue a pensar, lo asocia con una situación que le recarga las pilas, entonces su inconsciente se encargará de poner en marcha todos los mecanismos biológicos para poder estar al 100%. Pero la segunda, aunque tampoco llegue a pensarlo, si lo asocia con algo muy pesado, entonces su inconsciente, para evitar que cargue tanto tiempo con un “peso” que interpreta como real, reacciona de la manera más apropiada para que no disponga de los recursos necesarios para tener que “cargar” con tanto peso durante mucho tiempo y resulte lastimado con el supuesto sobre esfuerzo.
Hay un método de terapia que se llama Biodescodificación que trabaja para deshacer la confusión que se crea en nuestra mente entre lo que es biológico y lo que es emocional.
Nuestro inconsciente, entre otras cosas, tiene la misión de protegernos y proporcionarnos todo aquello que necesitamos. La manera que tiene de hacerlo es regulando todas nuestras funciones biológicas para que siempre tengamos de todo: oxígeno (respiración automática), alimento (hambre), refrigeración (sudor), etc.
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El problema surge cuando no expresamos nuestras emociones sobre lo que nos ocurre, entonces el inconsciente lo interpreta como algo de carácter biológico. Si yo digo o pienso que mi trabajo es muy pesado, aunque sea un trabajo que no requiera de esfuerzo físico, entonces nuestro inconsciente puede interpretar que lo estamos cargando literalmente y provocarnos  dolor  de  espalda para  que  dejemos de cargar con él  y  poder descansar.



El dolor en si no es real, ya que por ejemplo hay gente que le han amputado un pie y a veces aún le duele aunque ya no lo tenga. Por lo tanto el dolor tan solo es un mecanismo de protección que sirve para avisar de que algo anda mal.
En lugar de vivir la vida emocionalmente, solemos vivirla biológicamente. “Me duele su actitud, me cuesta digerir esta situación, mi marido me asfixia, lo que ha hecho me ha destrozado, me hace daño a la vista ver estas cosas, etc”. En todas estas frases de como interpretamos la vida, se usan verbos con un significado biológico en lugar de usar los que realmente corresponderían, es decir, con un significado emocional, por lo tanto nuestro inconsciente lo malinterpreta como algo biológico y provoca las consecuentes reacciones biológicas: dolor, acidez para poder digerir mejor, tumores en los pulmones para poder aumentar la superficie respiratoria y poder respirar mejor, problemas de visión para evitar ver aquello que no queremos ver, etc.
Las enfermedades suelen manifestar soluciones biológicas y que en realidad no tienen un origen biológico, sino emocional, y que incluso algunas concluyen con la muerte, porque aunque se  produzca un tumor en donde sea para aumentar la capacidad biológica de ese órgano, jamás llegará a satisfacerla porque en realidad no existe esa necesidad biológica, ya que es una situación emocional no expresada e interpretada erróneamente por lo tanto como biológica.
Así pues, lo que hace la biodescodificación, bajo mi punto de vista,  es buscar esas emociones no expresadas para poder trabajarlas y poder deshacer la confusión que existe  en  nuestro  inconsciente  sobre  la  situación  relacionada  con las enfermedades. Al expresar la emoción reprimida, el inconsciente se da cuenta de que no era una cuestión biológica y entonces deshace todas las modificaciones biológicas que había producido por error.
fuente/labioguia.com

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