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martes, 25 de octubre de 2016

Las heridas más profundas no las hacen los cuchillos afilados.


Las heridas más profundas no las hacen los cuchillos. Las hacen las palabras, las mentiras, las ausencias y las falsedades. Son heridas que no se ven en la piel, pero que duelen, que sangran, porque están hechas de lágrimas tristes, de esas que se derraman en privado y en callada amargura…
Quien ha sido herido navega durante un tiempo a la deriva. Más tarde, cuando el tiempo cose un poco esas fracturas, la persona se da cuenta de algo. Percibe que ha cambiado, aún se siente vulnerable, y a veces comete el peor error posible: crear una férrea barrera de autoprotección. En ella, clava la desconfianza, a instantes el filo de la rabia e incluso la alambrada del rencor. Mecanismos de defensa con los que evitar ser lastimados una vez más.
Ahora bien, nadie puede vivir eternamente a la defensiva. No podemos convertirnos en inquilinos de las bahías de nuestras soledades, en expatriados de la felicidad. Gestionar el sufrimiento es una labor descarnada y concienzuda, que como diría Jung, requiere reencontrarnos con nuestra propia sombra para recuperar la autoestima.
Propiciar de nuevo esa unión es algo que nadie podrá llevarlo a cabo por nosotros. Es un acto de delicada soledad que haremos casi a modo de iniciación. Solo quien logra enfrentarse al demonio de sus traumas con valentía y decisión consigue salir airoso de ese bosque de espinas envenenadas. Aunque eso sí, la persona que emerge de este escenario hostil ya no volverá a ser la misma.
Será más fuerte.
mujer con flores sanando heridas

El bálsamo de la mente herida

El bálsamo del alma herida es el equilibrio. Es poder dar el paso hacia la aceptación para liberar todo lo que pesa, todo lo que duele. Es cambiar esa piel frágil y herida por una más dura y más hermosa que arrope ese corazón cansado de pasar frío. Ahora bien, hay que tener en cuenta que existen muchas raíces subterráneas que siguen alimentando la raíz del dolor. Ramificaciones que lejos de drenar la herida, la alimentan.
Odiar nuestra vulnerabilidad es, por ejemplo, uno de esos nutrientes. Hay quien la niega, quien reacciona frente a esta aparente debilidad. Vivimos en una sociedad que nos prohíbe ser vulnerables.
Sin embargo, un bálsamo para la mente herida es aceptar sus partes más frágiles, sabiéndonos heridos pero merecedores de encontrar la tranquilidad, la felicidad. Lo importante es querernos lo suficiente para aceptar esas partes rotas sin rencores. Sin convertirnos en renegados del afecto propio y ajeno.
Otra raíz que alimenta nuestra mente herida es la carcoma del resentimiento. Lo creamos o no esta emoción tiende a “intoxicar” nuestro cerebro hasta el punto de cambiar nuestros esquemas de pensamiento. El rencor prolongado cambia nuestra visión de la vida y de las personas. Nadie puede hallar bálsamo alguno en el interior de esta jaula personal.
mujer con flores sanando heridas
Esas heridas profundas e invisibles habitarán para siempre en lo más hondo de nuestro ser. Sin embargo, tenemos dos opciones. La primera es ser cautivos del dolor eternamente. La segunda, es quitarnos la coraza para aceptar y sentir la propia vulnerabilidad. Solo así, llegará la fortaleza, el aprendizaje y ese paso liberador hacia el futuro.

Todos estamos un poco rotos, pero todos somos valientes

Todos arrastramos nuestras partes rotas. Nuestras piezas perdidas en esos rompecabezas que no llegaron a completarse. Una infancia traumática, una relación afectiva dolorosa, la pérdida de un ser querido… Día a día nos cruzamos los unos con los otros sin percibir esas heridas invisibles. Las batallas personales que cada uno ha librado perfilan lo que somos ahora. Hacerlo con valentía y dignidad, nos ennoblece. Nos hace ante nuestros ojos, criaturas mucho más hermosas.
Hemos de ser capaces de reencontrarnos. Los rincones quebrados de nuestro interior nos alejan por completo de ese esqueleto interno donde se sustentaba nuestra identidad. Nuestra valía, nuestro autoconcepto. Somos como almas difuminadas que no se reconocen al espejo o que se convencen a sí mismas de que ya no merecen amar o ser amadas de nuevo.
mujer con flores sanando heridas

Claves para sanar las heridas con valentía

En japonés existe una expresión, “Arigato zaishö”, que se traduce literalmente como “gracias ilusión”. Sin embargo, durante mucho tiempo se le ha dado otra connotación realmente interesante dentro del crecimiento personal. Nos demuestra la sutil capacidad que tiene el ser humano de transformar el sufrimiento, los rencores y las amarguras en aprendizaje.
  • Abramos los ojos desde el interior, para ilusionarnos de nuevo. Porque centrarnos en la tortura que generan esas heridas nos aleja por completo de la oportunidad de adquirir conocimiento y perspicacia.
  • Para lograrlo, hemos de ser capaces de evitar que nuestros pensamientos se conviertan en ese martillo que, una y otra vez, golpea el mismo clavo. Poco a poco el agujero será más grande.
  • Frenar los pensamientos recurrentes de angustia, rencor o culpa es sin duda el primer paso. Asimismo, es conveniente también focalizar toda nuestra atención en el mañana.
  • Cuando nos encontramos en esa habitación oscura donde solo nos acompaña la amargura y el rencor, las perspectivas de un futuro se apagan, no existen. Hemos de acostumbrarnos poco a poco a luz. A la claridad del día, a generar nuevas ilusiones, nuevos proyectos.
Es posible que a lo largo de la vida nos hayan “enterrado” con el velo del dolor que generan esas heridas invisibles. No obstante, recuerda, somos semillas. Somos capaces de germinar aún en las situaciones más adversas para decir en voz alta “Arigato zaishö”.

feunte/selenitaconsciente.com

martes, 18 de octubre de 2016

La Consciencia y la Energía son lo mismo.

Resultado de imagen de consciencia y alma


LA CONCIENCIA Y LA ENERGÍA SON LOS DOS ASPECTOS ESENCIALES DE LA REALIDAD MÁS PROFUNDA; ÉSTA ES UNA VISIÓN SOSTENIDA POR EL BUDISMO, EL HINDUISMO Y OTRAS TRADICIONES NO DUALES QUE CONCIBEN EL UNIVERSO DESDE UNA ONTOLOGÍA DE SÓLO LUZ.

La teoría de Einstein, con su famosa fórmula E = mc2,  sugiere que la energía y la materia no son dos cosas separadas, sino dos aspectos de lo mismo. Las cosas pueden verse como objetos sólidos y separados de los demás o también –quizá de manera más acertada– como oscilaciones de energía en el espacio o excitaciones en el vacío que están constantemente surgiendo y desapareciendo. 

Si bien esta implicación de la teoría de Einstein es aceptada por la ciencia, por otro lado, seguimos arrastrando la visión cartesiana de una diferencia irreconciliable entre mente y materia, la cual influye profundamente en nuestra concepción del mundo, y nos cuesta más trabajo ver a la mente también como materia (o a la materia como mente y no como dos cosas separadas). Por añadidura, nos cuesta concebir también a la energía como mente y a la mente como energía (pese a que nuestra experiencia nos dice que nuestros pensamientos afectan nuestro cuerpo y su capacidad de hacer algo, es decir, nuestra energía). Sin embargo, existen otras tradiciones, menos materialistas y dualistas que la ciencia moderna, que sostienen que la energía y la conciencia son dos aspectos de la realidad fundamental del universo y que, como la energía y la materia, son convertibles.

Hace unos años el físico Richard Feynman escribió: "Es importante notar que en la física actualmente no tenemos un conocimiento verdadero de lo que es la energía". Con esto se refería a que la conservación de la energía es un principio matemático abstracto, y no se tiene una noción concreta de lo que es la energía. Esto parece reflejar una de las paradojas de la ciencia, que si bien es capaz de producir modelos teóricos funcionales del universo que a veces logran traducirse en tecnología, no es igual de proficiente cuando se trata de explicar la naturaleza de una forma que incluya nuestra experiencia de la misma, ni tampoco resuelve cuestiones sobre el significado, el sentido o la esencia de las cosas –lo cual tradicionalmente es la dimensión de la metafísica–. La ciencia en este sentido reconoce sus limitantes, se dedica a describir la realidad más que a encontrarle sentido. Y, en este caso, su modelo de realidad no es suficiente, ya que, como seres humanos encarnados en el mundo, experimentamos una relación intensa y vívida con la energía, la cual buscamos entender en un nivel que haga sentido con nuestra experiencia subjetiva de la misma, es decir, con nuestra conciencia de la energía. 

Quizá la ciencia moderna no tiene un modelo satisfactorio para entender qué es la energía por la misma razón que no tiene un modelo satisfactorio sobre la conciencia, lo que se conoce como el problema duro de la ciencia, puesto que, como argumentaremos aquí, la conciencia y la energía están estrechamente unidas.

En la medicina tibetana se dice que "el rlung es el caballo en el que se sube la mente", rlung es equivalente al prana del hinduismo, al chi de la medicina china, al mana de los nativos americanos y al pneuma de los griegos; un término que se traduce como energía o aliento vital. De manera similar, en el qi-gong (o chi-kun), afianzado en la medicina tradicional china, se dice que a donde se dirige la atención, ahí le sigue el chi, y se usa el término dao-yin, lo cual hace referencia literalmente a dirigir la energía y también a una práctica ascética de utilizar la intención para dirigir la energía por los diversos canales para desbloquear puntos que se han obstaculizado, muchas veces debido a factores emocionales (notablemente en la medicina china las emociones son consideradas como vientos internos, es decir corrientes de energía, y están ligadas a ciertos órganos y elementos en un flujo de transformación interna).

Para estas tradiciones la energía no es un concepto abstracto, invisible o remoto, sino que es una realidad cotidiana que permea toda las dimensiones de la existencia. David Frawley explica el significado de prana en el hinduismo:

Prana tiene muchos niveles de significado, desde el aliento hasta la energía de la conciencia en sí misma. Prana no sólo es la fuerza vital básica, también es la forma maestra de toda la energía que trabaja al nivel de la mente, cuerpo y vida. En realidad, todo el universo es una manifestación de prana, que es el poder creativo original.

En realidad el yoga y el tantra no son más que sistemas que mapean la relación entre la conciencia y la energía y crean modelos para experimentar en el cuerpo su unidad, la cual es representada como la unión entre Shiva y Shakti. Shiva, en sistemas como el tantrismo de Cachemira, simboliza la conciencia absoluta y Shakti significa la manifestación de esa conciencia que no tiene forma. Al manifestarse esa conciencia, es el mundo; la conciencia se despliega como la energía de Shakti y el poder de la manifestación de existir como cualquier cosa. Ram Dass lo dice poéticamente: "La madre (Shakti, la diosa) es el instrumento para transformar el espíritu en materia. Entender que toda forma es espíritu vuelto materia es ver que en el origen del mundo de la materia yace la madre". En otras palabras, aquí nos está diciendo Ram Dass que la energía (Shakti) es el instrumento para que la conciencia o espíritu se haga manifiesto en la dimensión de la experiencia, para que pueda experimentarse a sí misma (a través de nosotros que somos sus extensiones). Esto es lo que significa el mantra Sat-Chit-Ananda, la manifestación del ser, que es pura conciencia, como gozo. Abhinavagupta, el más grande maestro tántrico del shivaísmo, escribe que "la conciencia está hecha de luz y gozo". Quizás esto mismo había entendido William Blake cuando escribió: "la energía es delicia eterna".

La relación entre Shiva y Shakti es poéticamente representada en el cuerpo a través del despertar de la energía kundalini. Shakti, la diosa dormida en la forma de una serpiente enrollada en la columna, despierta y se eleva por el cuerpo en un torrente de energía liberando los nudos de los nadis hasta alcanzar la corona donde duerme Shiva (quien es representado como un yogui meditando absorto en samadhi en la cima de una montaña o en la flor de loto de los mil pétalos). Cuando se realiza la unión de Shiva y Shakti (el hierosgamos de la conciencia y la energía en el microcosmos que es el cuerpo) no sólo se libera una energía alquímica que se derrama por el canal central, particularmente vertiendo gotas de ambrosía en la copa del corazón, se produce paralelamente (y este es el objetivo) un estado de conciencia en el que el individuo se fusiona con la divinidad y experimenta la totalidad del universo subjetivamente (Atman se vuelve Brahman). En cierta forma, es la energía que se libera la que funciona como el soporte de esa conciencia. Desde la perspectiva relativa del individuo, la divinización o la percepción de toda la realidad como teofanía no es posible más que a través de una cierta descarga o concentración de energía. La práctica tántrica es esencialmente una metodología que se utiliza para liberar esta energía que sostiene una percepción del mundo como el cuerpo de la deidad, donde todas las apariciones son fenómenos libres de sufrimiento que se transfiguran en gozo estético y en gnosis no dual. 

Abhinavagupta escribe en su Tantraloka

La realidad suprema (param tattvam) de lo cognoscible es Shiva, pura luz consciente (prakâsa), porque lo que no es luz consciente no puede llegar a ser luminoso ni tener existencia real.

El término sánscrito prakâsa es usado por Abhinavagupta para designar la unidad entre la conciencia y la luz. Lo que nos lleva al entendimiento más fino de este artículo: la luz como la síntesis de la energía y la conciencia. Y es que la luz para diversas tradiciones religiosas esotéricas, en Occidente y en Oriente, engloba tanto a la conciencia como a la energía; es justamente aquello que sella esta unidad entre la mente y su manifestación. Esto es interesante porque la luz, sin quererla definir científicamente, nos remite a algo que no es del todo material, pero que es lo que nos permite percibir la materia, y como si fuere, teje un puente entre el mundo físico y la experiencia del mismo (la luz es, regresando a la cita de Ram Dass, el instrumento para materializar o revelar el espíritu). Asimismo, tenemos todas estas metáforas que igualan a luz con la inteligencia o con la sabiduría, como si fuera una energía cargada de pura conciencia. La luz de manera muy intuitiva parece comunicarnos la idea de energía y de conciencia al mismo tiempo. 

En las religiones abrahamicas la luz nos remite siempre a la creación (el fiat lux), a la manifestación de la voluntad divina y a la vez al verbo, a la palabra o al pensamiento divino. El filósofo, teólogo y protocientífico Robert Grosseteste, quien es considerado un santo en Inglaterra a la vez que el padre del pensamiento moderno de ese país, creía que la naturaleza matemática del universo, sus mismas leyes, derivaban directamente de que estaba hecho de luz. Arthur Zajonc en su libro Capturar la Luz glosa la teoría de Grosseteste:

Según Grosseteste, la luz fue la primera forma de corporeidad, a la que siguieron todas las demás. Multiplicándose a partir de un sólo punto infinita e igualmente hacia todas partes, formó una esfera y de esta acción surgió la materia... Por consiguiente, toda la creación material es luz condensada.

[...] A su juicio, el "Hágase la luz", ordenado por Dios abarcaba dos vertientes. Una era la que a la postre se convertiría en la luz de nuestra existencia física, que se condensaba incluso en forma de materia; la otra era una luz de inteligencia encarnada en las creaciones puramente espirituales y angélicas de Dios.

Así tenemos esta doble vertiente de la luz, que es lo que se cristaliza como los cuerpos materiales y a la vez es el medio de la inteligencia o la forma en la que la conciencia divina se mantiene como presencia que experimenta el mundo (los ángeles pueden verse ciertamente como el sistema nervioso de la divinidad). El poeta y maestro budista estadounidense Traktung Yeshe Dorje escribe: "esta luz clara es lo más inexplicable... es percibida y a la vez es quien percibe". También Jung notó esta relación de la luz con la conciencia particularmente en sus estudios sobre la alquimia. Jung cita a Paracelso: "El hombre al nacer 'está dotado con la luz perfecta de la naturaleza'. Paracelso lo llama 'el mejor y primer tesoro que la monarquía de la naturaleza oculta dentro de sí misma"'. Y en su libro Sobre la naturaleza de la psique, escribe:

Ya que la conciencia siempre ha sido descrita en términos derivados del comportamiento de la luz, en mi perspectiva no es exagerado pensar que estas múltiples luminosidades corresponden a diminutos fenómenos conscientes. Esta luz es la "lumen naturae" que ilumina la conciencia. Si la luminosidad aparece en forma monádica como un sola estrella, sol u ojo, rápidamente asume la forma de un mandala y debe ser interpretada como el sí mismo.  

Jung aquí parece jugar con la idea de un especie de naturaleza cuántica de la conciencia cuya unidad mínima serían los fotones (pero que a la vez nos remite a los thigles del budismo tibetano, que son puntos de luz o energía vital pero que a la vez son unidades de información, como bits cuánticos). La forma en la que estas "múltiples luminosidades" se configuran como mónadas de las cuales deriva una identificación con un yo  (con un sí mismo), nos remite a ciertos aspectos cosmológicos del budismo tibetano donde se explica que la pura luz o energía de la mente que aparenta surgir de la vacuidad (sin dejar de ser igual a la vacuidad) se convierte en los cuerpos y en los objetos que aparentan estar separados de una mente que los percibe. La energía infinita de la vacuidad con su cualidad de cognoscitividad primordial no está limitada y puede, entre su infinito potencial de manifestarse, caer en un proceso de ignorancia en el que percibe el universo de forma dualista y da pie a sí a un mundo de objetos sólidos que emergen como si existieran separados de un yo que los percibe. Esto significaría que donde en realidad existe sólo pura luz dotada de conciencia primordial, nosotros empezamos a producir, a través de la percepción dualista, un universo ilusorio de objetos físicos separados de esa energía y de esa conciencia. Alan Wallace lo explica mejor en su artículo "Perspectivas científicas y budistas de la energía":

Los contemplativos budistas han sondeado más allá de este estado de la vacuidad relativa de la mente, penetrando a las dimensiones más profundas de la cognoscitividad [awareness], conocidas como conciencia primordial (jnana). Esto es el estado base no local, atemporal y último de la cognoscitividad, el cual es idéntico [no dual] al espacio absoluto de los fenómenos (dharmadhatu), del cual surge todo el cosmos del tiempo-espacio y la mente-materia. Este espacio luminoso de la conciencia primordial también está imbuido de infinita energía, de la que todas las otras formas de energía surgen, ya sea térmica, cinética, electromagnética o gravitacional. Como tal, esta dimensión de realidad trasciende todo concepto dualista de materia y energía, espacio y tiempo, sujeto y objeto, mente-materia e incluso existencia y no existencia. En la visión budista conocida como la gran perfección (dzogchen), todos los fenómenos, mentales o físicos, son vistos como manifestaciones de la unidad primordial entre la conciencia infinita, el espacio y la energía. Dudjom Lingpa, un reconocido contemplativo tibetano del siglo XIX, describe el espacio absoluto de los fenómenos así:

Debido al aspecto radiante y claro del espacio, puede aparecer como tierra, fuego, aire, agua, forma, sonido, olor, sabor, y objetos táctiles. Esto es, como la apariencia de planetas y estrellas reflejándose en el océano debido a su aspecto de claridad y limpidez. Pero todo estos reflejos, planetas y estrellas no son más que el océano mismo, y son de la misma naturaleza... Debido al poder incesante en la naturaleza de la conciencia primordial, existe un completo conocimiento de todos los fenómenos, sin que jamás se mezcle con o entre a los objetos. La conciencia primordial se origina por sí misma, es naturaleza clara, libre de oscurecimiento internos y externos; es el espacio infinito que todo lo permea, radiante y claro, libre de toda contaminación.

Aunque el budismo no concibe que exista una deidad creadora o un alma inmortal, los paralelos entre esta conciencia primordial del dzogchen que es igual al espacio y a la energía y la forma en la que describe la conciencia el tantrismo de Cachemira (cuyo máximo exponente es Abhinavagupta) son de notarse. Ambas escuelas son tal vez las dos cumbres de la filosofía no-dual y ambas practican una versión de  anuttara y anupaya, el no-método, para simplemente residir en ese estado de conciencia primordial sin elaboraciones. 

Para concluir, después de entrever esta relación entre la conciencia y la energía en un nivel metafísico y cosmológico regresemos al cuerpo, que es a fin de cuentas el vehículo que tenemos para alcanzar la realización de esta unidad entre la energía y la conciencia. En su estudio de una serie de textos secretos, atribuidos a Padmasambhava, en los que se explica el papel de la sexualidad en el vajrayana, Kenard Lipman escribe:
Estos textos nos revelan que el estado de energía depende del nivel de desarrollo de un individuo. Inicialmente la energía es algo que le pertenece al cuerpo que "tenemos". Pero cuando uno va progresando más allá de esta visión posesiva del cuerpo, uno se da cuenta de que la energía y la mente no están separadas. Sentir, percibir y conocer son fenómenos energéticos. A fin de cuentas, la energía es inteligente. 

Lipman considera que el entendimiento de la energía del budismo tántrico, donde se utilizan una serie de visualizaciones que van ligadas a un proceso de dirigir los pranas por el cuerpo para crear un cuerpo "imaginal" en el que el individuo se identifica con los diferentes budas, tiene un paralelo con la forma en la que Jung entendió los arquetipos (el mismo Alan Wallace en el texto citado anteriormente hace referencia a que el estado de la conciencia basealaya-vijanana accede a una dimensión arquetipal similar al mundo de las formas platónicas o los arquetipos jungianos). Lipman cita a Jung:

Los arquetipos son, al mismo tiempo, imágenes y emociones. Uno puede hablar de un arquetipo sólo cuando estos dos aspectos son simultáneos. Cuando hay meramente una imagen, sólo tenemos una simple figura de poca consecuencia. Pero al estar cargada con una emoción, la imagen gana numinosidad (o energía psíquica); se vuelve dinámica, y de aquí necesariamente emanan ciertas consecuencias.  

A lo que comenta Lipman:
En la práctica del yoga tántrico, la concentración de las sensaciones puede guiar y controlar la energía biológica; la visualización arquetípica puede canalizar la energía emocional; y la presencia pura puede unificar la energía y la mente para lograr un conocimiento más allá del intelecto. Podemos entrenar nuestra energía para que sea más inteligente y a nuestra mente para que esté más enraizada en la energía. 

Herbert Guenther, maestro de Lipman, y controversial traductor, explica en su libro sobre las enseñanzas de Padmasambhava, que para el gran maestro tántrico, "la intensidad vitalizante del núcleo del ser" (snying-po), no es algo que haya nacido o que vaya a morir, está lleno de la propia sustancia de su infinitud. En otras palabras, nuestra energía no es algo que haya nacido o que vaya a morir y tampoco es algo que sea diferente a quien somos, a nuestra conciencia. De hecho, nos dicen estas tradiciones, no somos más que una expresión, una intensidad, de la energía de la totalidad, el punto de intersección o ligamento entre lo abstracto y lo concreto, lo trascendente como inmanencia. Nuestra esencia es la unidad de la conciencia con la energía, y en el reconocimiento de esta naturaleza está el gozo beatífico (el ananda de los hinduistas) o "la intensidad extática", (como traduce Guenther, el término rigpa, la conciencia primordial que es la luminosidad misma del espacio, según el dzogchen). Como escribió Padmasambhava en elBardo Thödol (traducido erróneamente como El Libro Tibetano de los Muertos), "la ignorancia es no reconocer que la luz que ves es el despliegue de tu propio ser" (rangnang).

fuente del texto/Pijamasurf

lunes, 11 de julio de 2016

Como convivir con Espíritus. Una pregunta que me hacen muy frecuentemente.

 Como convivir con un fantasma en casa.


Vamos a hablar de la convivencia con espíritus y entidades en nuestra casa

Me encuentro con muchos casos y mensajes, donde la gente siente tener algún espíritu en casa, así que he decidido hablar sobre el tema.

Muchas de las investigaciones han puesto de manifiesto que en muchas de las casas de alrededor del mundo, hay vibraciones negativas. Pero a qué se debe esto? Hay varios factores, los más comunes y sobre todo si es un edificio o casa con muchos años de antigüedad, es que ahí han ocurrido miles de historias, tanto buenas como malas, miles de sentimientos, que al final toda esa mezcla se acaba impregnando en el entorno donde han ocurrido. Y esas vibraciones si son negativas a más a más atraen a otras entidades negativas al lugar. Por ejemplo, una casa donde hubo un asesinato, esa maldad, angustia etc. de impregna en la casa, y esos espíritus malos a los que les gusta jugar sucio en ese lugar se sienten bien.

Primero que todo deberemos identificar y comprobar si realmente estamos acompañados. Como?

Hay varias señales que indican estas presencias, como;

- sentir que te han tocado.

-si vemos sombras por el rabillo del ojo, que no tiene explicación posible.

-sentirse observado aun no habiendo nadie.

-Puertas o ventanas que se abren o se cierran solas, empujadas por una fuerza invisible.

-olores de colonia, perfume, mal olor que no proceden de nadie de la casa.

Qué hacer si tengo alguna entidad o espíritu en casa<’

Primero que todo y muy importante no pierdas el control de tu vida, no te obsesione con el tema y jamás tengas miedo. Es normal tener miedo a estos fenómenos inexplicables, pero hay que tener el control y ponerlos en su sitio, sino tomaran el control ellos o él depende de cuantos haya. Yo en mi casa es que recibo muchas visitas. La mayoría de espíritus solo quieren hacer notar su presencia. Otro consejo es el de no hablar de este tema en casa, ya que le estarás dando bombo y más motivos a ese ente para interactuar y cada vez más fuerte.

El 99% de entidades que hay en las casas son inofensivas, y solo quieren llamar la atención. En otros casos ni si quiera es un espíritu es la energía residual que ha quedado en ese lugar, por eso es importante ir haciendo limpiezas en el hogar. Los fantasmas son personas como nosotros, pero están simplemente en otro estado de existencia. Siempre hay que intentar que los entes continúen su camino, y si no quieren, se les puede pedir que dejen de molestar. Yo recomiendo hacer un diario de los fenómenos que nos van ocurriendo, y poco a poco cuando releamos ese diario nos dará una idea de que fantasma quien y de qué tipo o que quiere. A veces los fenómenos solo ocurren cuando hay una luna concreta, cuando discutimos, todo eso lo iremos apuntando.

El hablarle al fantasma en voz alta y mostrarle límites etc. parece una tontería pero funciona. No hace falta oírlos para hablarles a veces nos contestan con un golpe, un soplo de aire frío etc.

No hay que tener miedo a decirles que no y ponerles límites. Siempre y cuando seas educado y con buenas intenciones. Si la situación se descontrola y va a más, es el momento de pedir ayuda a un experto sobre el tema.


Por Laura Martí.
fuente/blastingnews.com

jueves, 23 de junio de 2016

¿Qué es el animismo?



El animismo (del latín anima, alma) es un concepto que engloba diversas creencias en las que tanto los objetos (útiles de uso cotidiano o bien aquellos reservados a ocasiones especiales) como cualquier elemento del mundo natural (montañas, ríos, el cielo, la tierra, determinados lugares característicos, rocas, plantas, animales, árboles, etc.) están dotados de alma y son venerados o temidos como dioses.

La definición se extiende a que seres sobrenaturales personificados, dotados de razón, inteligencia y voluntad, habitan los objetos inanimados y gobiernan su existencia. Esto se puede expresar simplemente como que todo está vivo, es consciente o tiene un alma.

En África el animismo se encuentra en su versión más compleja y acabada, siendo así que incluye el concepto de magara o fuerza vital universal, que conecta a todos los seres animados, así como la creencia en una relación estrecha entre las almas de los vivos y los muertos. En otros lugares el animismo es en cambio la creencia en que los objetos (como animales, herramientas y fenómenos naturales) son o poseen expresiones de vida inteligente.

Creencias del animismo

El principio general del animismo es la creencia en la existencia de una fuerza vital sustancial presente en todos los seres animados, y sostiene la interrelación entre el mundo de los vivos y el de los muertos, reconociendo la existencia de múltiples Dioses con los que se puede interactuar, o de un Dios único aunque inaccesible en una adaptación moderna. Sus orígenes no son precisables al contrario que las religiones proféticas, siendo junto al chamanismo una de las más antiguas creencias de la Humanidad. Ya la religión del Antiguo Egipto está fundada sobre bases animistas.

Características generales

La vida de los ancestros continúa después de la muerte.
Se puede interactuar directamente con los espíritus.
Se reconoce la existencia de una gran variedad de espíritus y dioses.
El alma puede abandonar el cuerpo durante trances o sueños.
Se cree en la mediación de personas sagradas: chamanes, brujos.
Hay seres espirituales que viven en el alma o espíritu del ser humano.
Se fusionan conceptos: individuo-comunidad, presente-pasado, objeto-símbolo.
Se realizan ofrendas o sacrificios expiatorios
Vida después de la muerte
La mayoría de los sistemas de creencias animistas sostienen que existe un alma que sobrevive a la muerte del cuerpo. Creen que el alma pasa a un mundo más cómodo, de abundantes juegos y cultivos agrícolas continuos. Otros sistemas, como el de los Navajo de América del Norte, aseguran que el alma permanece en la Tierra como fantasma, a veces malvado.

Otras culturas combinan estas dos creencias, y afirman que el alma debe escapar de este plano y no perderse en el camino, de lo contrario se volvería fantasma y vagaría durante mucho tiempo. Para el éxito en esta tarea los sobrevivientes del muerto consideran necesario realizar funerales de duelo y adoración a los ancestros. En las culturas animistas a veces los rituales no son realizados por los particulares sino por sacerdotes o chamanes que se supone poseen poderes espirituales más grandes o diferentes a la experiencia humana normal.

La práctica de reducción de cabezas que realizaban algunas culturas de América del Sur deriva de la creencia animista en que el alma del enemigo puede escapar si no se atrapa dentro de su cráneo. El enemigo entonces transmigraría al útero de una hembra de animal depredador, de donde nacería para vengarse del asesino.

Orígenes y ubicación geográfica

Se encuentran trazas de animismo en África al sur del Sáhara, Australia, Oceanía, sudeste y centro de Asia y en toda América. La arqueología y la antropología estudian el animismo actualmente presente en las culturas indígenas. Algunos conceptos antiguos acerca del alma se pueden analizar a partir de los términos con que ésta era denominada. Por ejemplo, los lectores del poeta italiano Dante conocen la idea de que los muertos no tienen sombra (ombra). Esto no fue una invención del poeta sino una noción que proviene del folclore anterior al cristianismo. En las Islas Canarias, los guanches profesaban una religión animista (Mitología guanche).

En cambio en la cultura occidental hay conexión entre el alma y la respiración. Esta identificación se encuentra tanto en los idiomas indoeuropeos como en las lenguas semíticas. Aire en latín se dice spíritus, en griego pneuma y en hebreo ruach. Esta idea se encuentra también en Australia, varios puntos de la América precolombina y Asia.

Aunque a veces se distingue el alma o principio vital del cuerpo (que también poseerían los animales) como algo diferente del espíritu humano, hay casos en que un estado de inconsciencia se explica como debido a la ausencia de éste. Los indígenas del sur de Australia le dicen wilyamarraba (sin alma) a una persona desmayada.

También el trance autohipnótico de un chamán o de un profeta se cree que se debe a su visita al más allá, de donde trae profecías y noticias de personas muertas.

La enfermedad a menudo se explica como la ausencia del alma y a veces se toman determinadas medidas para atraer el alma errante de vuelta.


El animismo y el sueño

Los sueños son a veces explicados en pueblos como viajes realizados por el durmiente, o por animales u objetos de su entorno. Era importante el período diario de sueño con sus ideas e imágenes frecuentemente irregulares e incoherentes. La mera inmovilidad del cuerpo era suficiente para mostrar que su estado no era idéntico al de la vigilia. Cuando, además, el durmiente despertaba para dar razón de una serie de visitas a lugares lejanos, de los cuales, tal como sugieren las investigaciones psíquicas modernas, podía incluso arrojar o traer detalles verídicos, la conclusión irresistible debe haber sido que, en el sueño, algo que no era el cuerpo viajaba al más allá.

Si el fenómeno de los sueños fue de gran importancia en el desarrollo prehistórico del animismo, esta creencia debe haberse expandido rápidamente hasta convertirse en una filosofía de la naturaleza de la realidad. De la reaparición en sueños de personas muertas, el hombre primitivo fue inevitablemente llevado a la creencia de que existió una parte incorpórea del hombre, que sobrevivió a la disolución del cuerpo. El alma fue concebida para ser un facsímil, una especie de doble del cuerpo, a veces no menos material, a veces más sutil, a veces totalmente impalpable e intangible.

Como en los sueños no sólo se ven seres humanos sino también animales y objetos inanimados, la conclusión debe de haber sido que ellos también tenían espíritu, aunque las primeras religiones pueden haber llegado a esta conclusión mediante otra línea de argumentación.

Evolución del animismo al monoteísmo

La humanidad, en sus 150.000 años de haber evolucionado a Homo Sapiens vio las creencias en dioses hasta hace unos 30.000 años; siendo éstos politeístas. Según muchos eruditos, el monoteísmo evolucionó del politeísmo apenas cerca de unos 5.000 años.

Según Augusto Comte la creencia del monoteísmo tuvo su evolución desde el politeísmo y éste a su vez evolucionó del fetichismo (devoción hacia los objetos materiales, a los que se ha denominado fetiches. El fetichismo es una forma de creencia o práctica religiosa en la cual se considera que ciertos objetos poseen poderes mágicos o sobrenaturales y que protegen al portador o a las personas de las fuerzas naturales. Los amuletos también son considerados fetiches).

El animismo en la filosofía

El término ha sido aplicado más comúnmente al vitalismo, que sostiene que la vida y la mente son los principios directrices de la evolución y el crecimiento, y que éstos no se originaron en procesos químicos o mecánicos, sino que hay una fuerza directriz que parece guiar a la energía sin alterar su cantidad. Otra clase completamente diferente de ideas, también denominadas animistas, es la creencia en el alma del mundo, sostenida por el griego Platón, o los partidarios de Gaia (el alma de la Tierra).

Fenómenos que se cree llevaron al animismo

Diversos investigadores creían que el "salvaje" comenzó a creer en el animismo debido a la contemplación de ciertos fenómenos. Se formó una animada controversia entre los dos primeros acerca del orden de sus respectivas listas de fenómenos. Entre estos se encuentran el trance, la inconsciencia, la enfermedad, la muerte, la clarividencia, los sueños, las apariciones de muertos, los espectros, las alucinaciones, los ecos, las sombras y los reflejos.



El escritor y fotógrafo Jordi Esteva es el autor del documental "Retorno al país de las almas", resultado de una larga relación de más de 10 años con el mundo del animismo africano, de Costa de Marfil en concreto. Escuchamos la música de Barbara Kanam: "Teti", Alpha Blondy: "Sourokou Logo", Ex-Centric Sound System: "Lo flo", Apolo Bass: "Caminando", Les Garagistes: "Sobedja", Abdeljalil Kodssi: "Said" y Naima: "¿Buscas?"


Sabías que: La Biblia prohíbe estrictamente las prácticas de los animistas. "Cualquiera de ustedes, hombre o mujer, que sea nigromante o espiritista, será condenado a muerte. Morirá apedreado, y será responsable de su propia muerte." (Levítico 20:27 NVI). Las prácticas animistas son puertas abiertas para que los demonios entren en las vidas de las personas. La Biblia condena a quienes practican tales cosas en términos muy fuertes (Deuteronomio 18; Levítico 20; Isaías 47). Como en todas las religiones falsas, el animismo es simplemente otro esquema de Satanás, el padre de mentiras. Sin embargo, muchos en todo el mundo son engañados por el "adversario, el diablo, [quien] como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar" (1ª Pedro 5:8).






miércoles, 1 de junio de 2016

LA MISTERIOSA RELACIÓN ENTRE LA GLÁNDULA PINEAL, EL DMT Y LOS 49 DÍAS DE LA REENCARNACIÓN DEL ALMA

UNO DE LOS MÁS GRANDES MISTERIOS ESOTÉRICOS SE CENTRA EN LA GLÁNDULA PINEAL, "EL ASIENTO DEL ALMA" SEGÚN DESCARTES, EL TERCER OJO DE LAS TRADICIONES ORIENTALES, LA GLÁNDULA QUE SECRETA DMT Y LA CUAL PARECE EXHIBIR UNA EXTRAÑA CONEXIÓN CON LOS PROCESOS DE MUERTE Y REENCARNACIÓN.


La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es único, todo tu cuerpo estará lleno de luz.
Mateo 6:22

We are led to believe a lie, when we see not through the Eye.
William Blake

Los fuegos siempre están jugando alrededor de la glándula pineal pero cuando el kundalini los ilumina, por un breve momento el universo entero se hace visible.
Madam Blavatsky

Desde la antigüedad la glándula pineal ha sido objeto de la más alta especulación metafísica. Considerada como un tercer ojo o un misterioso ojo espiritual, es uno de los centros anatómicos principales a los que se dirigen el yoga tántrico y otras disciplinas místicas en el afán de abrir o activar una percepción sutil y, al provocar un estado de expansión de conciencia, unir al practicante con la divinidad o los principios universales. "En el  esoterismo la glándula pineal es el vínculo entre los estados objetivos y subjetivos de conciencia o, en términos exotéricos, entre los mundos visbles e invisibles de la naturaleza", dice Manly P. Hall (Man: Grand Symbol of the Mysteries).

Esta especulación (que en las tradiciones ocultas seguramente es acompañada de una serie de experimentos de anatomía teúrgica) ha sido revivida en la actualidad con el descubrimiento de que la glándula pineal secreta DMT (un poderoso enteógeno endógeno) y una misteriosa coincidencia encontrada por el doctor Rick Strassman: esta glándula se forma a partir de la séptima semana dentro del feto (el mismo momento en el que se identifica el sexo); son también exactamente 7 semanas o 49 días los que se dice que tarda un ser humano en reencarnar según el Libro tibetano de los muertos (Bardo Thödol), la gran autoridad en escatología que tiene el budismo. En este artículo intentaremos conectar la concepción antigua de la glándula pineal como una puerta espiritual y un órgano de percepción metafísica con los hallazgos y algunas de las hipótesis más radicales de Strassman. Para hacer esto primero sentaremos un contexto científico, histórico y simbólico de la glándula pineal.

Empotrada en el centro del cerebro, con forma de cono de pino, este pequeño órgano del sistema endócrino es responsable de producir melatonina a partir de la serotonina y dimetiltriptamina (DMT), una sustancia psicodélica endógena que está presente en pequeñas cantidades en buena parte de las especies del planeta (que tiene un precursor, como la serotonina, en el aminoácido triptofano), entre otras hormonas que emulan neurotransmisores. Su estructura, conformada por células muy similares a las de la retina, es considerada vestigio de un tercer ojo primitivo y en algunos reptiles este "ojo parietal" sigue funcionando como fotorreceptor. Estudios muestran que la glándula pineal es especialmente sensible a los campos magnéticos y su secreción de diferentes hormonas es mediada por la luz o la oscuridad a la cual es expuesta --la serotonina se incrementa con la luz y la melatonina necesita de la oscuridad (Strassman teoriza que el DMT podría ser generado naturalmente si se pasa mucho tiempo sin exponerse a la luz).

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Alrededor de 1630, René Descartes escribió su famosa hipótesis sobre la glándula pineal como el "asiento del alma". El padre del racionalismo explica: "este peculiar lugar de la residencia del alma es el Conarium, o Glandula Pinealis, un cierto núcleo que semeja un cono de pino, ubicado entre los ventrículos del cerebro", y dice que la razón por la cual este es el asiento del alma es "porque esta parte del cerebro es singular y sólo una". Añade el filósofo francés que los más inteligentes no son los que tienen una glándula pineal más grande sino una más móvil, en esto coincidiendo con la versión ocultista que sugiere que la glándula pineal se activa por el movimiento --una especie zumbido-- de la energía que es representada por la serpiente kundalini. Pese a que para algunos la idea de Descartes parece tener una extraña claridad intuitiva, en su época y posteriormente esta conjetura le ha ganado el escarnio de sus colegas.

Manly P. Hall en Man: Grand Symbol of the Mysteries nos dice que la glándula pineal corresponde a la sefirá de Kether, la corona, la unidad divina que contiene a todas las cosas, y es El Ojo que Todo lo Ve de los masones, el Ojo de la Providencia, el Ojo Único de las escrituras [Mateo 6:22] y también el Ojo de Horus y el Ojo del Cíclope (los titanes griegos que evocan un estado primigenio o de una humanidad previa, que supuestamente tenía acceso a una percepción directa del cosmos como realidad interna). 

Según el egiptólogo E. A. Wallis Budge, en algunos papiros se muestra a la persona fallecida con un cono de pino adherido a la corona de su cabeza al entrar a la sala del juicio de Osiris. En los misterios griegos a veces se llevaba un bastón simbólico con un cono de pino adherido --el tirso o báculo de Dionisio. Esta misma investidura ritual se mantiene aún entre algunos líderes de la Iglesia católica (¿el que lleva el báculo con el cono de pino es el que tiene el ojo interno abierto y por lo tanto puede guiar?) y en la plaza de San Pedro podemos ver una enorme escultura de una glándula pineal flanqueda por dos pavos reales (las plumas de los pavos reales están adornadas por patrones similares a ojos, llamados ocelli y simbolizan también la omnividencia). Manly P. Hall señala que en la iconografía china se pueden observar plumas de pavo real adheridas a la cabeza de ciertos personajes de la nobleza en la zona que corresponde a la glándula pineal... todo lo cual puede ser una coincidencia, o uno de los misteriosos pathosformel que detectó el historiador Aby Warburg y que se repiten transculturalmente como si hubiera un origen común a toda la simbología.  

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Acercándonos más en el tiempo a lo que nos concierne en este caso tenemos el intrigante trabajo del doctor Rick Strassman, autor del libro The Spirit Molecule, en el que registra los resultados de sus experimentos administrando DMT a voluntarios en la facultad de medicina de la Universidad de Nuevo Mexico y sus posteriores hipótesis y especulaciones sobre la función del DMT en el organismo. Una de las cosas que más ha fascinado a los lectores de este texto es la increíble coincidencia notada por Strassman entre los 49 días que tarda un individuo en tomar una siguiente vida, según el Libro tibetano de los muertos, y el momento en el que la estructura pineal se manifiesta en el feto humano, 49 días después de la concepción. El mismo Strassman explica:

Sugiero que la fuerza vital del individuo entra al cuerpo a través de la pineal 49 días después de la concepción y se libera a través de la glándula pineal en la muerte. Este período prenatal de 49 días corresponde a las primeras señales del tejido pineal fetal, la diferenciación de las gónadas en masculino y femenino y el intervalo de tiempo entre la muerte de un individuo y la reencarnación de su alma según el budismo tibetano. Sugiero un modelo metafísico en el que los impulsos biológicos, psicológicos y espirituales existen en una tensión dinámica con esta glándula espiritual. 

Desde la publicación de su libro Strassman había teorizado que la glándula pineal era responsable de producir DMT, la molécula psicodélica que había sido detectada en el organismo humano. Años después de la publicación se confirmó que, al menos en el caso de los ratones, la glándula pineal en efecto produce DMT. Strassman además cree que el DMT podría estar correlacionado con el componente visual de los sueños y con las visiones reportadas en las experiencias cercanas a la muerte. Con esto Strassman empieza a trazar una especie de doble umbral entre la vida y la muerte localizado en la glándula pineal: lo que de un lado es una urna acaba siendo una cuna en otro lugar y viceversa. En su libro The Spirit Molecule intenta interpretar esta misteriosa coincidencia, la cual lo lleva de la ciencia hacia la especulación metafísica:

Hay algo que nos 'vivifica' cuando se une al cuerpo. Cuando presente en la materia, se muestra como movimiento y calor. En el cerebro provee el poder de recibir y transformar en conciencia nuestros pensamientos, sensaciones y percepciones...

Lo que propongo es una "doctrina del tiempo pasado". Si los textos budistas y la embriología humana revelan que diferentes desarrollos requieren 49 días, los eventos pueden estar relacionados. 

"Al morir", nos dice Strassman, "parece haber una alteración profunda en la conciencia que se desliga de su identificación con el cuerpo. El DMT pineal hace disponibles esos contenidos particulares no corporalizados de la conciencia... es probable que la pineal sea el órgano más activo al momento de la muerte". Strassman especula que en los 49 días después de la muerte "las experiencias acumuladas, memorias, hábitos, tendencias, sensaciones" son procesados, eliminados o integrados y lo que queda es luego asimilado a la siguiente vida "por resonancia, o vibración simpática de campos similares" (esto es lo que en el budismo se conoce como losskandhas o agregados). El cuerpo está listo para recibir ese material psíquico una vez que es capaz de sintetizar DMT, cuando "la glándula pineal puede actuar como una antena o un pararrayos del alma". 

En el caso del budismo tibetano son 49 días también los que se suele mantener el luto, el cual consiste, entre otras cosas, en rezarle a los muertos oraciones y mantras del Libro tibetano de los muertos, bajo la creencia de que el compuesto psíquico de la persona fallecida vaga por el mundo intermedio (el bardo) en búsqueda de la liberación que encuentra su vehículo en la Luz Clara (ösel), una luz que es la conciencia misma. Se cree que las oraciones pueden servirle como una guía para unirse con esta luz que es la realidad más allá de la ilusión del samsara o el ciclo de muerte y renacimiento. Hay que mencionar (y precisarle a Strassman) que para el budismo lo que "reencarna" no es un alma como la conocemos en la teología cristiana, por ejemplo, sino un componente psíquico o un agregado de la mente, que existe solamente hasta que sus acciones o karmas hayan cumplido con su cadena de causas y efectos. René Guénon incluso sugiere que la idea de la reencarnación es una invención moderna y que lo que predican las religiones orientales es solamente la transmigración, es decir una continuidad de la mente (o del alma en el caso del hinduismo) pero en otros mundos y planos de existencia.

El viaje por el bardo consta de siete niveles, los cuales duran cada uno 7 días y en los cuales el individuo se ve enfrentado a diferentes estratos de visiones, algunas más terroríficas que otras (suelen aparecer las iracundas deidades tántricas en una región similar a lo que en otras tradiciones se conoce como el astral o el mundo del deseo). Se dice que si el individuo es capaz de distinguir estas visiones como meras proyecciones de su mente o reflejos de sus actos y pensamientos pasados, entonces ocurre una purificación y puede alcanzar la liberación. Si esto no se logra, entonces, el Bardo Thödol narra una inquietante secuencia en la que la atención del individuo, que vaga en un caliginoso mundo de espectros y deseos, es atrapada por una imagen irresistible y abominable: una pareja que tiene sexo. El individuo se identifica con esta cópula interdimensional y se echa a andar el proceso de renacimiento en el rayo de la inseminación (¿de los dos lados, en la muerte y en la vida, una luz avanza en un túnel?).

Los tibetanos no son los únicos que tienen este conocimiento tradicional, en Occidente encontramos una extraña mención de esta creencia. En un pequeño texto de la época del Renacimiento, incluido en la edición de Angela Voss de las obras astrológicas de Marsilio Ficino, el gran platonista florentino señala que uno de los momentos definitivos de la concentración psíquica de los individuos es aquel en el que "por primera vez el feto es imbuido con la vida. Dicen que esto sucede en el segundo mes, cuando Júpiter actúa poderosamente. No queda claro si la vida entra la primera mitad de este mes o en el día 49 después de la concepción; la naturaleza usualmente emplea procesos septenarios en los asuntos humanos". Esto es una creencia numerológica ligada a los siete aspectos del alma, según se explica en la astrología hermética, equivalente a los siete planetas del sistema astrológico antiguo y los 7 días de la Creación, así como varios otros septenarios que parecen ser reflejos de los siete poderes creativos y de una especie de código creativo que permea el cosmos. 

Siguiendo con la lista de ominosas coincidencias, en el taoísmo se explica que la menopausia llega a los 49 años. Se tiene también en esta religión la creencia de que la esencia vital --cuyo origen se cree que es divino-- se pierde a través del sangrado excesivo, por lo cual la mujer debe controlar su menstruación, si bien nunca erradicarla del todo, ya que en ella, como en el semen en el caso del hombre, está la sustancia esencial (Jing) que puede transformarse en espíritu (Shen). 
Tenemos también el caso de la religión judía en la que el 49 tiene un significado especial. La fiesta de Shavuot, una de las más importantes del calendario religioso judío, se celebra 49 días después de la fiesta de Pésaj (la celebración de la liberación de Egipto). "Shavuot" significa "semanas", esto es las 7 semanas que se debe hacer "la cuenta del Omer" (Omer es una unidad de medida de cebada y también la ofrenda que se llevaba al templo de Jerusalén). En esta fecha (Pentecostés en griego; 50 días) se celebra la entrega de la Torá de Dios a Moisés en el monte Sinaí. Esto es el momento que culmina la liberación de la esclavitud y el cumplimiento del destino, ya que se dice que el pueblo judío fue elegido para recibir la Ley.  

Los 49 días, según enseña el aspecto místico de la religión judía, son contados cada uno como una puerta o un escalón hacia el conocimiento; en cada uno de ellos se debe meditar y purificar la mente para en el día 50 entrar en el conocimiento de la deidad. Es en alusión a esto que Roberto Calasso tituló uno de sus libros de ensayo Los 49 escalones (un guiño probablemente a los estudios cabalísticos de Walter Benjamin). Esos 49 escalones o 49 días son el intervalo que debe recorrerse para la unión con la divinidad. Algo que se vuelve a revelar por el hecho de que entre las diferentes vías para subir el árbol de las sefirot se puede tomar un camino de 49 escalones por la columna central de Malkhut, Yesod y Tiferet, y así acceder en el cincuentavo escalón de Daat a las tres sefirot superiores. Las siete sefirot inferiores son equivalentes a los 7 días de la Creación y los tres superiores al conocimiento de la divinidad más allá del mundo manifiesto.  

Para aquellos interesados en la numerología y en la gematría, los referimos a un fascinante análisis computacional que ha encontrado un código en algunos pasajes de los cinco primeros libros de laBiblia. A intervalos de 49 letras después de la aparición de la primera letra hebrea del nombre "Torá" se encuentran letras que deletrean sucesivamente la palabra "Torá", el libro de la Ley, en lo que podemos ver una especie de fractal lingüístico, un guiño de un libro dentro de un libro. 

Podemos especular que de alguna manera estos 49 escalones son una multiplicación (7x7) de la escalera del sueño de Jacob (que aparece en capítulo 28 del Génesis), la cual une al cielo con la tierra, y la cual a veces es representada con siete escalones. Es probable que tengamos aquí una fórmula cabalística con el 7 que requiere de una elucidación esotérica más profunda. Por otro lado, la teosofía, en su esquema de la evolución, considera que hay siete razas raíz o siete humanidades y cada una de ellas se divide en siete épocas. Cotejando todo con esto con la investigación de Strassman, pareciera que existe una analogía entre el proceso creativo macrocósmico y el proceso embrionario microcósmico. Un poder del 7 que se repite en el espacio cósmico como en el espacio celular. El gran misterio del universo, según el físico John Archibald Wheeler, es cómo de un aparente caos azaroso emergieron leyes físicas tan perfectas, las cuales podemos conocer a través de las matemáticas. Podría ser que el 7 es de alguna manera parte esencial del desenvolvimiento de este patrón inmenso que llamamos universo.

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Claro que siempre cabe la posibilidad del error humano y el exceso de proyección de la mente hacia la naturaleza y tal vez Strassman y nosotros aquí estemos conectando demasiados puntos en el cielo con el cerebro, creando una nueva constelación de un animal espiritual donde no hay más que astros inconexos, cielo vacío y procesos químicos ciegos. 

En la siguiente parte de este ensayo exploraremos los aspectos más esotéricos relacionados con la glándula pineal, las visiones de los profetas bíblicos y algunas técnicas ocultistas para activar este centro de percepción espiritual. Como anticipo mencionaremos aquí brevemente el trabajo del "rabino psicodélico" Joel Bakst (y aquí es donde las cosas realmente se ponen esotéricas y quizás un tanto desaforadas). Bakst leyó el libro de Strassman y conectó sus hallazgos con su conocimiento de la cábala, avanzando la tesis de que la visión de Jacob, en la que sostiene haber visto "cara a cara a Dios" y la cual ocurre en un lugar llamado "Peniel" (lugar donde se construiría luego el Templo de Jerusalén), es en realidad una alusión a la activación de la glándula pineal, la cual sería la mítica Ciudad de Luz que aparece en la Biblia. Asimismo, Bakst sugiere que el DMT es el vehículo material del arcángel Metatrón, quien es el "sistema nervioso de Dios", esto bajo la concepción de que el cosmos es la anatomía misma de la deidad y que el cuerpo humano es un pequeño universo o una imagen de Dios. 

Lo anterior sugiere que algunos de los episodios crípticos que encontramos en los textos sagrados tienen correspondencias puntuales con procesos de yoga o alquimia dentro del cuerpo humano. En la siguiente entrega exploraremos más a fondo estas hipótesis que podrían sonar un tanto descabelladas en principio, pero que ciertamente tienen un aire poético; y se entiende la licencia bajo el deseo de aproximarse a esta región numinosa, ya que este caso que congrega a la glándula pineal, la activación del kundalini, el DMT y las puertas espirituales en el cuerpo humano es uno de los grandes misterios esotéricos de todos los tiempos.



fuente/Pijamasurf