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miércoles, 4 de abril de 2018

Relacionan la consciencia con un “movimiento cerebral etéreo”.

magen: geralt. Fuente: Pixabay.


Las ondas ultralentas del cerebro desempeñarían un papel central en la coordinación de la actividad neurológica

El cerebro es recorrido continuamente por una serie de ondas pasmosamente lentas a las que la neurociencia tradicionalmente no ha prestado demasiada atención. Ahora, un estudio realizado por científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis ha revelado que dichas ondas ultralentas resultan esenciales para la coordinación del cerebro como un todo, y para el surgimiento de la consciencia.

En 2009, Marcus Raichle, neurólogo de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis especializado en el estudio de la actividad cerebral, hablaba de la existencia de un “movimiento etéreo” en el cerebro, compuesto por ondas que recorren continuamente este órgano de un sitio a otro, a una “lentitud pasmosa”.

Lo hacía en una entrevista para el programa redes, en la que además comparaba dichas ondas con el resto de ondas cerebrales, mucho más rápidas.

A estas últimas son a las que, tradicionalmente, mayor atención ha prestado la neurociencia. Sin embargo, en un estudio reciente realizado con ratones, Raichle y su equipo han descubierto que ese “movimiento etéreo” resulta más fundamental de lo que se creía, pues está involucrado en la coordinación de la actividad entre regiones cerebrales distantes y relacionado con la consciencia.

Importancia inesperada

Si se observa una resonancia magnética del cerebro (una imagen de determinadas regiones cerebrales ejecutando una tarea), se distingue cómo, alrededor de cada diez segundos, este órgano es atravesado por una onda que es como un latido del corazón.

Estas ondas ultralentas se conocen desde hace décadas, pero hasta ahora se les había prestado poca atención, en comparación con la destinada a ondas cerebrales más rápidas como las gamma (vinculadas a la percepción) o las beta (relacionadas con el aprendizaje) .

Pero Raichle y sus colaboradores han descubierto que las ondas cerebrales ultralentas son más importantes de lo que se creía, pues desempeñan un papel central en la coordinación de la actividad cerebral y están directamente relacionadas con la consciencia.

"Estas señales que varían lentamente son el medio de coordinación a gran escala de las actividades de diversas áreas del cerebro. Cuando las ondas ultralentas aumentan, dichas áreas se vuelven más excitables, cuando diminuyen, se vuelven menos activas", explica Raichle en un comunicado de la Universidad de Washington.

Correlación con la consciencia

Para llegar a sus conclusiones, los científicos analizaron las ondas ultralentas del cerebro de ratones con dos técnicas de medición de la actividad eléctrica cerebral.

En uno de sus análisis midieron la actividad del cerebro a nivel celular. En otro, midieron la actividad eléctrica del cerebro, capa por capa, a lo largo de toda su superficie externa.

Hallaron así que las ondas ultralentas comenzaban espontáneamente en una capa profunda del cerebro de los ratones, y se extendían siguiendo una trayectoria predecible.

También descubrieron que, cada vez que las ondas pasaban por un área del cerebro, la actividad eléctrica de esta mejoraba. Es decir, que las neuronas de dichas áreas transmitían con mayor fuerza el impulso nervioso, constituido por ondas de naturaleza eléctrica.

Por último, encontraron que las ondas ultralentas persistían cuando los ratones eran sometidos a anestesia general, aunque con una dirección invertida. Según los investigadores, esto implicaría que la forma en que estas ondas ultralentas se mueven a través de la corteza cerebral se correlaciona con la diferencia entre los estados conscientes y los estados inconscientes.

La detención del ritmo cerebral

Raichle y sus colaboradores analizan ahora si las anomalías en la trayectoria de las ondas ultralentas del cerebro pueden explicar algunos trastornos neuropsiquiátricos, como la demencia o la depresión.

Estos trastornos no suponen una diferencia cerebral fisiológica importante con respecto al cerebro sano por lo que, teorizan los investigadores, tal vez dependan de modificaciones sutiles en la organización de la actividad cerebral como un todo, a su vez dependiente de las ondas ultralentas.

Previamente se habían relacionado algunas anomalías de las ondas cerebrales lentas (aunque no ultralentas) con otra enfermedad neurológica: el Alzheimer. Según el profesor Arthur Konnerth, de la Universidad Técnica de Múnich, autor en 2013 de un estudio sobre esta cuestión, la clave radicaría en que el cerebro “es una máquina de ritmo”, en la que las ondas lentas marcan la coordinación del todo.

Referencia bibliográfica:

Mitra A, Kraft A, Wright P, Acland B, Snyder AZ, Rosenthal Z, Czerniewski L, Bauer A, Snyder L, Culver J, Lee J-M, Raichle ME. Spontaneous Infra-Slow Brain Activity has Unique Spatiotemporal Dynamics and Laminar Structure. Neuron (2018). DOI: 10.1016/j.neuron.2018.03.015.

fuente/Tendencias21

martes, 16 de enero de 2018

El Hombre con el Cerebro más Pequeño del Mundo Descubre el Secreto de la Conciencia.

Resultado de imagen


NO SE TRATA DE LA MATERIA –COMO CANTIDAD–, SINO QUE LA CONEXIÓN ENTRE MATERIA Y ESPÍRITU –O CONCIENCIA– ES LO QUE PERMITE EL ÓPTIMO FUNCIONAMIENTO DE UN INDIVIDUO...


Con más de 100 mil millones de neuronas que utilizan más de 30 mil genes que se enlazan entre sí para formar mil millones de conexiones por cada milímetro cúbico de corteza cerebral, el cerebro es considerado uno de los elementos más hipnóticos del cuerpo humano. De hecho, se afirma que su complejidad permite la supervivencia del cuerpo mismo, así como del funcionamiento adecuado de procesos cognitivos –lenguaje, imaginación, conciencia…– y emocionales. Sin embargo, desde el 2003 surgió un caso clínico que ha dejado boquiabierto al mundo médico.

Se trata de un hombre al que, quejándose de un dolor de pierna, se le hizo un escáner cerebral en el cual se descubrió que tenía un cerebro que ocupaba un poco menos del 10% de la cavidad craneal, es decir, un cráneo relleno de líquido y una muy pequeña región de masa cerebral. De acuerdo con su historia clínica, el personaje sufrió durante sus primeros años de vida de hidrocefalia –acumulación de líquidos dentro del cráneo– y tras años de tratamiento su cerebro fue “relegado a las paredes de la cavidad craneal”.

La sociedad médica había supuesto que las afectaciones en la vida general del pequeño serían graves; no obstante, conforme fue pasando el tiempo, fue capaz de llevar una vida completamente normal: trabaja como funcionario, se encuentra felizmente casado y es padre de dos hijos. En otras palabras, es una persona en plena conciencia de sí mismo y de su realidad. Según los investigadores, esto se debe a que la posible ubicación de la conciencia en el cerebro se encuentra en una región muy específica, sin haber recibido algún daño aparente por la situación.

Si bien para uno de los investigadores, Axel Cleeremans, psicólogo de la Universidad Libre de Bruselas en Bélgica, “la ubicación de la conciencia puede ser flexible y puede ser aprendida por diferentes regiones del cerebro”, esto aún es una hipótesis que falta investigar a profundidad. Por ahora, esta hipótesis se adecua a la señalada años atrás como neuroplasticidad, la capacidad del cerebro de adaptarse a los cambios y asumir nuevos roles en caso de alguna lesión. Gracias a ello, Cleeremans explica, no importa el tamaño del cerebro: “la materia gris de la que dispone es suficiente como para crear una imagen de sí mismo, lo que significa que el hombre sigue siendo consciente de sus acciones”.

De modo que se podría llegar a considerar que no se trata de la materia –como cantidad–, sino que la conexión entre materia y espíritu –o conciencia– es lo que permite el óptimo funcionamiento de un individuo; del perfecto equilibrio entre estos dos últimos elementos para liberar miedos, superar obstáculos y descubrir los misterios del cuerpo humano.


via GIPHY

fuente/Pijamasurf





miércoles, 10 de enero de 2018

Un científico asegura que los cerebros humanos se comunican con una especie de wifi.

Este investigador británico asegura el hecho de que los humanos tengamos presentimientos e intuiciones demuestra que ese sistema existe.

Un científico asegura que los cerebros humanos se comunican con una especie de wifi
freepick.com

Digby Tantam, un científico de la Universidad de Sheffield (Reino Unido), afirma que los cerebros humanos están interconectados por una especie de wifi que permite que captemos mucha más información de la que somos conscientes sobre otras personas, reporta The Telegraph.

Este investigador estima que la lengua tiene un papel limitado en la comunicación, mientras que el cerebro humano obtiene constantes microseñales que comunican qué piensa cada persona. Este hecho explicaría por qué tenemos presentimientos sobre nuestros congéneres, que preveamos determinadas situaciones o el motivo de que la risa sea contagiosa.

"Podemos conocer directamente las emociones de otras personas y a qué están prestando atención" gracias a "la conexión directa" entre los cerebros, comunicación que sería "una fuga inadvertida" y podría estar relacionada con el olfato, explica Tantam.

Asimismo, este especialista supone que esta red de conexiones explicaría por qué a la gente le atraen las religiones o siente la necesidad de unirse a grandes multitudes, como sucede cuando acuden a estadios de fútbol o durante los conciertos.

Sin embargo, las personas con autismo carecerían casi por completo de este tipo de conexión, a pesar de que "a menudo, son capaces de entender o aprender lo que significan las expresiones".

La teoría completa de Digby Tantam está expuesta en su nuevo libro, 'The Interbrain'.

fuente/RT



martes, 4 de abril de 2017

La contaminación por plomo disminuye el nivel de inteligencia.

Más de 10 microgramos de plomo por decilitro de sangre a los 11 años supone 4.25 puntos menos de inteligencia a los 38 años

La contaminación por plomo disminuye el nivel de inteligencia, ha descubierto un estudio que analizó a más de 500 niños que crecieron en la época de gasolina con plomo. Más de 10 microgramos de plomo por decilitro de sangre a los 11 años supone 4.25 puntos menos de inteligencia a los 38 años. La explotación minera, la metalurgia, las actividades de fabricación y reciclaje y, en algunos países, el uso persistente de pinturas y gasolinas con plomo, contaminan todavía hoy a la población.

o realizado con más de 500 niños que crecieron en la época de la gasolina con plomo ha demostrado que su exposición a esta potente neurotoxina puede haber provocado una disminución en su nivel de inteligencia y afectado a su desempeño profesional cuando alcanzaron los 38 años de edad.

Los efectos son leves, pero significativos, mostrando que cuanto mayor es el nivel de plomo en la sangre en la infancia, mayor es la pérdida de puntos de cociente intelectual (CI) y la situación ocupacional en la edad adulta.

El estudio se ha publicado en el Journal of the American Medical Association, según se informa en un comunicado de la Universidad de Duke.

El estudio se realizó con más de 500 niños nacidos en Nueva Zelanda entre 1972 y 1973, una época en la que la gasolina contenía todavía plomo. En aquellos años, Nueva Zelanda era uno de los países en los que los índices de plomo en la gasolina eran de los más elevados del mundo.

Los participantes en este estudio fueron analizados desde su nacimiento hasta los 38 años con la finalidad de evaluar sus capacidades cognitivas, como el razonamiento y la memoria. A la edad de 11 años, se recogieron muestras de sangre a 565 niños, las cuales se analizaron para detectar plomo.

Los participantes que tenían más de 10 microgramos de plomo por decilitro de sangre a los 11 años tenían coeficientes de inteligencia a la edad de 38 años que, en promedio, eran 4.25 puntos más bajos que sus pares menos expuestos al plomo. El 94% de los niños analizados tenían niveles de plomo superiores a los aceptados por los organismos sanitarios.

También se encontró que habían perdido puntos de CI en relación con sus propias puntuaciones de infancia. El estudio estableció que por cada aumento de 5 microgramos de plomo en sangre, una persona pierde cerca de 1,5 puntos de CI.
A partir de los años 20 y como consecuencia de los mayores requerimientos de los motores de explosión, derivados del aumento de compresión para mejorar su rendimiento, se inició el uso de compuestos para aumentar su octanaje a base de plomo (Pb) y manganeso (Mn) en las gasolinas.

Esta decisión tuvo repercusiones medioambientales y sobre la salud, que ahora se han analizado en lo que respecta a su incidencia en el desarrollo de la inteligencia de las personas afectadas.

Persiste la contaminación por plomo

Según la OMS, el plomo es una sustancia tóxica que se va acumulando en el organismo, con efectos especialmente dañinos en los niños de corta edad. El plomo se distribuye por el organismo hasta alcanzar el cerebro, el hígado, los riñones y los huesos y se deposita en dientes y huesos, donde se va acumulando con el paso del tiempo.

La gasolina con plomo se eliminó gradualmente en los Estados Unidos y Nueva Zelanda entre mediados de los años setenta y mediados de la década de 1990, pero todavía se utiliza en algunos países de Asia y Oriente Medio.

No obstante, todavía existen fuentes de contaminación ambiental causada por el plomo, entre las que destacan la explotación minera, la metalurgia, las actividades de fabricación y reciclaje y, en algunos países, el uso persistente de pinturas y gasolinas con plomo.

Más de tres cuartes partes del consumo mundial de plomo corresponde a la fabricación de baterías de plomo-ácido para vehículos de motor. Sin embargo, este metal también se utiliza en muchos otros productos, como pigmentos, pinturas, material de soldadura, vidrieras, vajillas de cristal, municiones, esmaltes cerámicos, artículos de joyería y juguetes, así como en algunos productos cosméticos y medicamentos tradicionales. También puede contener plomo el agua potable canalizada a través de tuberías de plomo o con soldadura a base de este metal. En la actualidad, buena parte del plomo comercializado en los mercados mundiales se obtiene por medio del reciclaje.

Los niños de corta edad son especialmente vulnerables a los efectos tóxicos del plomo, que puede tener consecuencias graves y permanentes en su salud, afectando en particular al desarrollo del cerebro y del sistema nervioso. El plomo también causa daños duraderos en los adultos, por ejemplo aumentando el riesgo de hipertensión arterial y de lesiones renales. En las embarazadas, la exposición a concentraciones elevadas de plomo puede ser causa de aborto natural, muerte fetal, parto prematuro y bajo peso al nacer, y provocar malformaciones leves en el feto, según la OMS.

Referencia

“Association of Childhood Blood Lead Levels With Cognitive Function and Socioeconomic Status at Age 38 Years and With IQ Change and Socioeconomic Mobility Between Childhood and Adulthood,” JAMA, March 28, 2017. DOI: 10.1001/jama.2017.1712


fuente/tendencias21

lunes, 11 de julio de 2016

Escuchar demasiadas quejas arruina tu cerebro.


El estar expuesto a una negatividad constante perjudica el funcionamiento del cerebro. Aquí te mostramos como defenderte. ¿Odias cuando la gente se queja? Resulta que hay una buena razón para ello: escuchar demasiadas quejas es malo para tu cerebro en varias formas, de acuerdo con Trevor Blake, un emprendedor serial y autor de ‘Tres Simples Pasos: Un Mapa para el Éxito en los Negocios y en la Vida.’ (Three Simple Steps: A Map to Success in Business and Life).

En el libro, él describe cómo los neurocientíficos han aprendido a mesurar la actividad cerebral cuando se encuentra con varios estímulos, incluyendo una larga sesión de quejas.

“El cerebro trabaja más como un músculo de lo que pensábamos”, dice Blake. “Por lo que si estás clavado en un rincón por mucho tiempo escuchando a alguien siendo negativo, es probable que actúes de esa misma forma.”

Peor aún, estar expuesto a muchas quejas puede incluso hacerte tonto. La investigación muestra que el estar así por 30 minutos o más—incluso viendo tal material por la televisión—puede despegar las neuronas en el hipocampo cerebral. “Esa es la parte de tu cerebro que necesitas para resolver problemas”, aclara. “Básicamente, esto convierte a tu cerebro en papilla.”

Pero, si estás manejando una compañía, ¿no necesitas escuchar acerca de cualquier cosa que pueda haber ido mal?

“Hay una gran diferencia entre llevar tu atención a algo que está mal y a una queja”, dice Blake.

“Típicamente, las personas que se están quejando no quieren una solución; ellos sólo quieren que te unas a la indignidad de todo el asunto. Casi que puedes escuchar cerebros chocar cuando seis personas se juntan y empiezan a decir ‘¿No es eso terrible?’ Esto dañará a tu cerebro incluso si estás escuchando pasivamente. Y si tratas de cambiar el comportamiento de aquellas personas, tú pasarás a ser el blanco de las quejas.”

Entonces, ¿Cómo te defiendes a ti y a tu cerebro de toda la negatividad?

Blake recomienda las siguientes tácticas:

TOMA DISTANCIA

“Mi padre era un fumador empedernido” Blake confiesa. “Yo traté de cambiar su hábito, pero no es fácil hacerlo. Yo sabía que el humo emanado por el cigarro podía dañar sus pulmones también. Mi única salida era distanciarme. Deberías ver las quejas y reclamos de la misma forma”, explica. “El enfoque que siempre he tenido con ellas es pensar en ello igual como lo es el fumar pasivamente.” Tu cerebro te agradecerá si es que te alejas de los quejumbrosos, si es que puedes.

PÍDELE AL QUE SE QUEJA QUE ARREGLE EL PROBLEMA

A veces, tomar distancia no es una opción. Si no puedes alejarte fácilmente, una segunda estrategia es pedirle a la persona que arregle el problema. “Trata de hacer que la persona que se está quejando tome responsabilidad y busque una solución”, dice Blake. “Yo típicamente respondo a una queja con un: ¿qué harás al respecto?” Muchos quejumbrosos se van mal humorados en ese punto, pero puede que haya algunos que van a tratar de resolver el problema.

¡ESCUDO ENCENDIDO!

Cuando estás atrapado escuchando una queja, puedes usar técnicas mentales para bloquearlas y así salvar tus neuronas. Blake favorece una usada por el fallecido golfista español Seve Ballesteros durante un partido contra Jack Nicklaus — un partido que el público quería a Ballesteros como perdedor. “Él estaba teniendo dificultades para manejar la hostilidad de la multitud”, dice Blake. “Por lo que imaginó una campana de vidrio, que nadie más podía ver, descendiendo del cielo para protegerlo.”

Los lanzadores de la Major League Baseball a veces se les puede ver diciendo “¡Escudo encendido!”mientras se dirigen a la loma. Él agrega que su propia defensa imaginaria es “más como una capa de invisibilidad de Harry Potter.”

Una estrategia relacionada es retirarte mentalmente a tu lugar favorito, algún lugar al que irías si tuvieras una varita mágica.

“Para mí, era una cinta de hermosa arena blanca como el azúcar que se extendía de forma de herradura desde una isla privada”, dice Blake. “Yo me llevaría a mi refugio privado mientras la gente estuviese despotricando. Yo podía sonreírles y asentir en todas las ocasiones, mientras que me iba por un paseo a mi playa privada.”

La primera vez que Blake vio la foto de la isla fue en una revista, y la imagen se quedó con él. Eventualmente, él tuvo una oportunidad para probarla enserio. “Resultó que la isla estaba en renta, y era la misma que había visto” él dice. “Entonces la arrendé por una semana. Y pude dar aquella caminata.”

fuente del texto/ Accionpreferente.com

jueves, 7 de abril de 2016

Científicos encuentran evidencia de antimemorias.

Científicos encuentran evidencia de antimemorias

Investigadores de la Universidad de Oxford y el Colegio Universitario de Londres en Reino Unido han estado investigando la manera en que nuestro cerebro funciona para recordar información.

Sus investigaciones sugieren que la manera de olvidar cosas es gracias a las anti-memorias, conecciones entre nuestras neuronas que generan un patrón exactamente opuesto a la actividad eléctrica original de la memoria.
La hipótesis de las “anti-memorias” se genera en base a la idea de que el funcionamiento cerebral normal resulta de la interacción entre dos tipos de células cerebrales: neuronas excitatorias y neuronas inhibidoras. Como su nombre lo dice las neuronas excitatorias provocan actividad en nuestros cerebros y las inhibidoras reprimen.
Los científicos sugieren que sin el correcto balance de la función excitatoria/inhibitoria (E / I), la neuronas muy excitadas podría comenzar condiciones como epilepsia, esquizofrenia y autismo.

Cuando aprendemos algo se crean conexiones entre las neuronas excitatorias. Eso es bueno, porque nos permite crear nuevos recuerdos, pero también pone nuestro sistema de E / I fuera de equilibrio. Para restaurar ese equilibrio, conexiones inhibitorias, en forma de anti-recuerdos, entran en juego. Estos anti-recuerdos en realidad no destruyen nuestros recuerdos, pero lo hacen callar.
Para examinar esto, los investigadores utilizaron imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) y otras técnicas para tener una visión detallada de la actividad cerebral de los voluntarios. A los participantes les dieron a memorizar pares de formas.

“A lo largo de 24 horas, las asociaciones de formas en el cerebro se silenciaron. Eso podría haber sido porque el cerebro se vuelve a equilibrar o simplemente quedaron en el olvido las asociaciones”, dijo el neurocientífico Helen Barron de la Universidad de Oxford.

Al día siguiente, comenzaron pruebas adicionales para confirmar si el silenciamiento fue una consecuencia de reequilibrio. Si los recuerdos estaban presentes, pero silenciados por réplicas inhibitorias, pensaron que debería ser posible volver a expresar los recuerdos suprimiendo actividad inhibidora.

Usando estimulación transcraneal de corriente directa (tDCS), el equipo fue capaz de suprimir la concentración de ciertos neurotransmisores en el cerebro, incluyendo el GABA, que está vinculada a la inhibición. De esta manera, redujeron la actividad de las neuronas inhibitorias contra la memoria, y los recuerdos de asociaciones de forma se volvieron a expresar.

Vale la pena teniendo en cuenta que este fue un estudio pequeño con sólo un escaso número de participantes, por lo que es pronto, para comprender exactamente cómo funcionan estas conexiones inhibitorias. Pero los investigadores dicen que las pruebas de anti-recuerdos en los seres humanos y la capacidad de manipularlos podría ser un gran paso adelante en términos de nuestra comprensión y el tratamiento de las enfermedades neuropsiquiátricas.




fuente/cerebrodigital.org

viernes, 26 de febrero de 2016

Controlar el cerebro; el fin de los arcontes

Muy buen día para todos.

Hace como unos 15 años atrás me sentía plenamente convencido que dentro del cerebro existía alguna parte nociva que nos inducía a hacer las cosas muy mal.

Con el tiempo y la lectura de muchos libros y teorías se hablaba de *el otro yo*, algunos decían que dentro nuestro habitaban tanto ángeles como demonios.

Con el tiempo la Gnosis y su enorme Conocimiento vino a darme muchas explicaciones sobre ese tema.

Hoy, la mismísima Ciencia Médica afirma descubrir mecanismos de pensamiento a los cuales accedemos, y cuando lo hacemos...las cosas nos salen mal.

Es evidente que dentro de la caja craneal se encuentra algo que no es perfecto, tiene trampas..., hablo del cerebro.

Nadie perfecto puede crear algo imperfecto puesto que si dentro del cerebro accedemos a *ciertas áreas*..nos transformamos en imperfectos.

Dificulto que, quien dice habernos creado materialmente hablando, hubiera complicado tanto las cosas poniéndonos *trampas* dentro de nuestro cerebro para que nos equivoquemos y nos vaya tan mal.., si nos hubiera amado como dicen, nuestro cerebro no tendría sectores *fallados*, de los cuales abrevamos cada vez que *pensamos* y luego *sentimos*...para después...manifestarlo.

Dificulto que se nos haya puesto por amor una parte del cerebro que nos autodestruye, y nos enferma...

Habrá de ser que nuestro cerebro debió ser el original, puro, espiritual y perfecto, pero el relato Gnóstico nos explica cómo al atrapar a nuestro Espíritu en la carne, se le ató lo que llamamos *alma*, que a mi entender, no sólo es el ánima que nos permite estar vivos, sino también es la parte de nuestro cerebro infectada, a la cual accedemos cuando no hemos descubierto a la otra, la espiritual.

Los arcontes al preparar al nuevo viviente por nacer le atan un *alma* a su Espíritu intentando que ésta, lo mantenga inactivo, y nosotros en nuestro libre albedrío equivoquemos el acceso al área cerebral correcta. Libre albedrío que tampoco es tal si tenemos en cuenta que todas las trampas de éste mundo, como puede ser la ingeniería social, lo subliminal, el bombardeo mental e incluso el alimenticio, o las ondas ELF y demás artilugios que nos rodean para *controlarnos*, están íntimamente *unidos* a esa parte cerebral corruptora. Si fuésemos estimulados socialmente y en la vida cotidiana para acceder al lado correcto, no tengo dudas de que el trabajo de los arcontes no tendría éxito.

Cuán nociva y tramposa es esa zona cerebral, que hasta logra que nos enfermemos por nosotros mismos...

Hecha ésta introducción, me despido y les dejo ésta interesantísima nota con la Dra. Neuróloga Suzanne O’Sullivan...como para que se pongan a pensar en éstas cosas...;


La mayoría de la gente acepta sin problema que el corazón le palpite con fuerza cuando ve a la persona de la que está enamorado o que le tiemblen las piernas cuando va a hablar en público. Son emociones que provocan síntomas físicos reales. Sin embargo, cuesta aceptar que los mismos pensamientos que te encogen el estómago puedan llegar a provocar dolencias tan graves como ceguera, convulsiones o parálisis. Y sin embargo, así lo recoge Suzanne O’Sullivan en su libro *Todo está en tu cabeza* , en el que hace un repaso por algunos de los casos de enfermedades psicosomáticas más impactantes con los que ha lidiado a lo largo de su carrera.

Una vez, la neuróloga O'Sullivan tuvo una paciente llamada Linda que se había notado un pequeño bulto en el lado derecho de la cabeza. Era solo una acumulación de grasa, pero no dejaba de hacerse pruebas y comprobaciones.

Al poco, perdió la sensibilidad del brazo y la pierna derechos: la paciente estaba segura de que el bulto había llegado al cerebro. Cuando O'Sullivan la vio, la parte derecha de su cuerpo, donde tenía el bulto, había perdido todo movimiento y sensibilidad. El hecho de que Linda no supiera que la parte derecha del cerebro controla la parte izquierda del cuerpo había hecho que su mente se equivocara al crear sus síntomas. Linda sufría un trastorno psicosomático: sus pensamientos le causaban síntomas de una enfermedad que no tenía.


*Tu cuerpo te está diciendo que algo no va bien dentro de ti y que no lo estás viendo*

Cuando O’Sullivan se estaba especializando como neuróloga, le enseñaron a despachar a los enfermos que tenían síntomas físicos causados por conflictos mentales. *Todos mis pacientes tenían convulsiones pero en el 70% de los casos no tenían epilepsia: por más que les examinaba no encontraba ninguna lesión ni causa neurológica que explicase sus síntomas. Tenía que ser algo psicológico*. Pero decirles que no tenían epilepsia y mandarlos a casa no les suponía ningún tipo de consuelo, así que la doctora se sintió obligada a encontrar la manera de ayudarles.

Fue en 2004 cuando empezó a hacer algo al respecto.

Desde entonces, cuando da con un paciente con síntomas pero sin lesiones neurológicas, intenta hacerle entender que el origen de sus males es un problema psicológico que no está resolviendo bien. Pero los pacientes no suelen aceptar este diagnóstico.

*Tienen un estrés mental del que no son conscientes y alguien les está obligando a enfrentarlo. Esos síntomas son una manifestación del organismo: tu cuerpo te está diciendo que algo no va bien dentro de ti y que no lo estás viendo*, cuenta la neuróloga.

Nadie está a salvo de estas enfermedades, hay cientos de causas que las originan. Según O’Sullivan, los casos muy extremos, como los ataques o las parálisis, suelen nacer de traumas psicológicos severos; los menos graves pueden surgir de un cúmulo de agobios pequeños que los pacientes no saben gestionar. *Depende de la atención que la persona presta a los dolores. Si se obsesionan y tratan de buscar una y otra vez una explicación médica que no existe, es posible que acaben desarrollando la enfermedad psicosomática*, explica O’Sullivan.

*Las discapacidades que ideamos son tan infinitas que ya he dejado de creer en los límites*...

Para curarse, la atención psicológica es indispensable. Según O’Sullivan, lo primero es abandonar la idea de que hay una enfermedad orgánica. La siguiente fase es ver cómo la mente afecta al cuerpo: si sientes palpitaciones y te das cuenta de que tienes ansiedad, empezarán a ser mucho menos graves al saber por qué están causadas. Pero si las asocias a problemas del corazón y las pruebas médicas no reafirman tu idea, probablemente te obsesiones y las palpitaciones empeoren.
*A veces los pacientes desean desesperadamente que encuentres un mal resultado en las pruebas, que pongas nombre a su enfermedad y les recetes unas pastillas que justifiquen sus dolores*, cuenta la neuróloga.

Este problema es mucho más común de lo que parece. El 30% de las personas lo sufre y la inmensa mayoría ni siquiera lo sabe.
Tras más de diez años de dedicación a las enfermedades psicosomáticas, Suzanne O’Sullivan sigue sin poder elegir cuál ha sido el caso más grave que ha visto. *Los casos más duros son los de la gente que enfermó cuando tenía 16 años y a los 50 sigue viendo a médicos. Están ciegos o en silla de ruedas y siguen operándose. Hay gente que conozco que come a través de un tubo pero no tiene ninguna enfermedad orgánica. Cada parte de su cuerpo ha sido afectada por su mente*.

Para Suzanne O’Sullivan ya nada es increíble.

*Las discapacidades que creamos con nuestra mente son tan infinitas que ya he dejado de creer en los límites*.


De una simple dolencia, como un dolor estómago por estrés, se puede pasar a un trastorno cuando los síntomas exceden la normalidad e incapacitan poniendo en peligro la salud. Este es el caso de Matthew, cuyas búsquedas en internet le hicieron creer que padecía esclerosis múltiple hasta el punto de que sus piernas llegaron a paralizarse. O el ejemplo de Yvonne, quien estaba convencida de haberse quedado ciega tras recibir un aerosol de limpieza en los ojos.

*Su sensación de ceguera era tan real que ella necesitaba hacerse pruebas una y otra vez para poder encontrar la causa.

Es como una adicción*, afirma la doctora.

Pero en ambos casos, experiencias vividas por O’Sullivan y detalladas en su libro, no había enfermedad alguna, todo lo estaba generando la mente que tiene un enorme poder sobre el cuerpo como demuestran las reacciones que no controlamos: lágrimas de tristeza, temblor de manos de nerviosismo o sonrojo de verguenza.

Detrás de las dolencias y trastornos psicosomáticos hay motivos psicológicos y trastornos emocionales no resueltos.

*Sólo se superan estas enfermedades si las detectas a tiempo, una vez establecidas es muy difícil deshacer el nudo*, apunta.


Y eso si el médico ha conseguido detectarlo, ya que muchos prefieren diagnosticar una patología física antes que cometer un error. *No se dan cuenta del daño*, apunta la doctora, quien resalta, además, el enorme gasto que esto genera el sistema sanitario.

En el centro de la controversia se sitúa la ausencia de pruebas que corroboren estas enfermedades psicosomáticas y se une la falta de formación en la carrera de Medicina.

*Pero algo está cambiando, hay un grupo de médicos, aunque se cuentan con los dedos de una mano, que están interesados*, señala la neuróloga, quien confía en que aumenten los recursos para poder investigar unas dolencias que se manifiestan de mil maneras diferentes, *por lo que no estoy muy convencida de que influya algún factor genético*.

*El cerebro juega con nosotros, tiene mil trucos para engañarnos. Siempre que doy una charla, pongo el ejemplo del gorila invisible.

Le enseñas a un auditorio inteligente un vídeo y le pides que se fijen en algo concreto, por ejemplo, que cuenten cuántas veces las personas que aparecen se pasan la pelota. Y un hombre vestido de gorila atraviesa la escena... ¡Es muy evidente! Pero la mitad de la audiencia no lo ve, porque se les ha pedido que se fijen en otra cosa. La gente piensa que controla su mente: pero nadie ha decidido que no quiere ver a ese gorila.

¡Simplemente no lo han visto!



*Hay un estudio de la Organización Mundial de la Salud que dice que una de cada cinco personas tiene seis síntomas médicamente inexplicables lo bastante severos como para causarles algún tipo de discapacidad, que las obligan a renunciar al trabajo...

Cuando te centras en los hospitales, el porcentaje va más allá. En un estudio realizado en Escocia analizaron a pacientes de una clínica neurológica, y su conclusión fue que una de cada tres personas tenían síntomas psicosomáticos.

Hay pacientes que nunca lo aceptan. Es parte del motivo por el que no están bien. Si puedes reconocer las conexiones entre cómo te sientes emocionalmente y las cosas físicas que te ocurren, lo más probable es que estas enfermedades psicosomáticas no te lleguen a afectar gravemente.

Pero si no puedes reconocer esa conexión, tienes muchas más posibilidades de que se convierta en un problema serio.

Gilgamesh
fuente/tiemposllegados.blogspot.com.es/

lunes, 4 de enero de 2016

¿Existe alguna relación entre los ingresos familiares, los logros académicos y el grosor de la corteza cerebral?


Especialistas en neurociencia han encontrado relevantes diferencias en las partes del cerebro que almacenan la información.

Luego de muchos años de estudio, esta investigación revela que los métodos de evaluación convencionales suelen retrasar el progreso y el éxito académico de los estudiantes de clase social baja en comparación de los estudiantes de clase social alta.

Un nuevo estudio liderado por investigadores del MIT y Harvard le da mayor importancia al concepto del margen de rendimiento (“Achievement gap” en inglés): después de comparar los cerebros de los estudiantes de bajos recursos con aquellos que poseen mucho dinero, se han dado cuenta que los estudiantes con más dinero tienen una corteza cerebral más gruesa asociadas a las áreas como la percepción visual y retención del conocimiento. Por otra parte, las diferencias de este estudio están basadas en un solo parámetro: las calificaciones obtenidas en sus exámenes.

“Como cualquiera puede imaginárselo, el no poder contar con el apoyo familiar tiene un efecto negativo en el rendimiento académico. Podemos verlo no solamente en los resultados de las pruebas o en el nivel de preparación, sino también entre los cerebros de estos niños,” dice John Gabrieli, profesor en el área de ciencias cognitivas y cerebrales. Añade “Para mi, esto es un llamado de atención. Porque uno desea aumentar las posibilidades de éxito para aquellas personas cuyas vidas no son fáciles en su entorno o familia.”

Este estudio no exploró las posibles razones que pudieron provocar estas diferencias en la anatomía del cerebro. Sin embargo, estudios previos han demostrado que estudiantes provenientes de familias pobres son más propensos a padecer estrés a edades tempranas, tienen mayor dificultad de acceder a recursos educativos y se encuentran menos expuestos a otras lenguas e idiomas. Todos estos factores están relacionados a rendimiento académico bajo.

La diferencia en el rendimiento, medida a través de exámenes entre niños pobres y ricos, es un fenómeno generalizado y de larga data en la educación,” dice. “Actualmente hay mucho interés entre profesores y formuladores de políticas educativas. Intentan comprender cómo se forman esas diferencias entre estudiantes de bajos recursos y aquellos que tienen dinero. Y tienen un interés mucho mayor en querer reducir las distancias entre un grupo y otro.”

¿Cómo se explica la brecha?

El estudio tuvo a 58 estudiantes participantes que a su vez estuvieron divididos entre 23 estudiantes de bajos recursos y 35 estudiantes provenientes de familias con dinero, todos entre las edades de 12 y 13 años. Los de bajos ingresos fueron calificados como estudiantes que califican para ayudas sociales, como almuerzo gratuito y otras ayudas económicas.

Con la ayuda de la resonancia magnética, descubrieron diferencias en la corteza cerebral de los lóbulos occipital y temporal, cuyo rol principal radica en el procesar las imágenes y almacenar el conocimiento. Esas diferencias cerebrales se relacionan con los resultados de las pruebas y los ingresos familiares. De hecho, diferencias en la corteza en las regiones cerebrales antes mencionadas representa un 44% de la causa de la brecha de rendimiento.

Los investigadores han señalado que las diferencias encontradas a nivel cerebral no son permanentes. “Tenemos mucha evidencia que indica que el cerebro humano es muy plástico,” dice Gabrieli. “Nuestros hallazgos no indican que no pueda hacerse algo para revertir la situación. No significa que no podamos buscar más ayudas educativas a aquellos que más lo necesitan, podemos hacer grandes diferencias”.

En un estudio de seguimiento, los investigadores esperan aprender más sobre qué programas educacionales pueden servir para cerrar la brecha y, de ser posible, averiguar si estas investigaciones tienen efecto sobre la anatomía de nuestro cerebro.

Para concluir, West dijo: “De lo que no poseemos ninguna pista es hasta qué punto el estudiar en una buena escuela, tener un gran profesor o seguir un estricto programa académico mejora las notas y altera la estructura cerebral que hemos documentado, o si sufrieron esas modificaciones debido a otras cosas”.

En resumen: las personas con pocos ingresos económicos tienen más dificultades para desarrollar sus habilidades cognitivas porque su prioridad es sobrevivir. Esto no significa que los millonarios son los más inteligentes, porque basta con cubrir las necesidades económicas básicas para acortar esta brecha y las personas de escasos recursos puedan aprender más. La ciencia debe buscar caminos para acercarse más a la gente en vez de alejarse como lo ha hecho. De no detenerse el distanciamiento, habrá mucha más desigualdad en el mundo. Muchas cosas deben hacerse para evitar esto y mejorar el mundo en el que vivimos.

Por Aquiles Páez

Autor: Comofuncionaque.com

martes, 24 de noviembre de 2015

Encuentran la felicidad en el cerebro.

Científicos constatan que las personas felices tienen más cantidad de materia gris en el precúneo, una característica que puede conseguirse con meditación


Un equipo de investigadores de la Universidad de Kioto (Japón) ha conseguido mapear el origen de la felicidad en el cerebro a través del uso de resonancias magnéticas. Su estudio ha revelado que las personas felices tienen mayor cantidad de materia gris en el precúneo, una región cerebral que se activa al experimentar lo que nos ocurre de forma consciente. El hallazgo allana el terreno hacia una forma de medición objetiva de la felicidad y también señala que ejercicios como la meditación pueden potenciar este estado.


Científicos de la Universidad de Kioto usaron escáneres de imágenes de resonancia magnética para encontrar la localización de la felicidad en el cerebro. Fuente: Universidad de Kioto/Eurekalert!

Ejercicio, meditación, libros de autoayuda… lo intentamos todo para ser felices, pero ¿sabemos en realidad lo que es la felicidad? 

Wataru Sato y su equipo en la Universidad de Kioto (Japón) han descubierto una respuesta desde la perspectiva neurológica. La felicidad tendría su origen, según su estudio, en el precúneo o precuña ; una región del lóbulo parietal superior del cerebro que se activa al experimentar lo que nos ocurre de forma consciente. 

Las personas sienten las emociones de diferentes formas; por ejemplo, algunas experimentan la felicidad de forma más intensa que otras cuando se les piropea. Los psicólogos han descubierto que algunos factores emocionales como este, unidos a la satisfacción vital general, constituyen la experiencia subjetiva de sentirse “feliz”. 

Aun así, el mecanismo neurálgico responsable de la felicidad seguía sin estar claro. Según Sato, entender ese mecanismo resultaría un factor clave para la cuantificación objetiva de los niveles de felicidad individuales. 

Por eso, el científico y sus colaboradores se dispusieron a entender las claves del “cerebro feliz”. Para ello escanearon los cerebros de un grupo de voluntarios, usando resonancias magnéticas. También se hizo a los participantes en el estudio una encuesta sobre su nivel de felicidad, el grado de intensidad con que sentían sus emociones, y el nivel de satisfacción vital que tenían.

Búsqueda científica de la felicidad 

Todos estos análisis revelaron que aquellos voluntarios que reflejaban mayor felicidad en las encuestas presentaban más masa de materia gris en el precúneo. En otras palabras, las personas que sentían la felicidad de manera más intensa, la tristeza de forma menos intensa y que eran más capaces de encontrarle un significado a la vida eran aquellas que tienen una precuña mayor. 

“A lo largo de la historia, eminencias como Aristóteles se han cuestionado qué era la felicidad”, explica Sato. “Estoy muy feliz ahora que sabemos más sobre lo que significa ser felices”. Pero, ¿qué utilidad puede tener este conocimiento? 

Sato alberga grandes esperanzas sobre lo que esto puede suponer para el entrenamiento de la felicidad. “Varios estudios han demostrado que la meditación incrementa la masa de materia gris en la precuña. Este nuevo dato sobre dónde ocurre la felicidad en el cerebro será de gran ayuda para desarrollar programas que promuevan la felicidad, basados en investigaciones científicas,” concluye. 

Un estudio realizado en 2003 ya apuntó que la felicidad puede potenciarse haciendo meditación. Fue realizado por Richard Davidson, director del Laboratory for Affective Neuroscience de la Universidad de Wisconsin (EEUU) y halló niveles sin precedentes de felicidad entre personas que practicaban meditación. 

A raíz de este descubrimiento, los científicos norteamericanos señalaron que es posible modificar el estado emocional con un entrenamiento adecuado y que, mediante un despliegue controlado de la emoción, las personas pueden alejar los pensamientos y sentimientos que les conducen a la angustia, y suplantarlos por otros que les llevan al bienestar. 


Referencia bibliográfica: 

Wataru Sato, Takanori Kochiyama, Shota Uono, Yasutaka Kubota, Reiko Sawada, Sayaka Yoshimura, Motomi Toichi. The structural neural substrate of subjective happinessScientific Reports (2015). DOI: 10.1038/srep16891.

fuente/Tendencias21

miércoles, 18 de noviembre de 2015

CEREBRO. El cerebro de los músicos es diferente a los demás.

Los científicos estudiaron el funcionamiento del cerebro cuando se escucha música y se sorprendieron de la cantidad de zonas del cerebro que se estimulaban.
Pero cuando estudiaron el cerebro de aquellos que se dedican a interpretar y tocar algún instrumento se dieron cuenta la cantidad asombrosamente rápida de procesamiento de información en secuencias complejas que realizan.
Aunque la investigación es relativamente nueva los neurocientíficos descubrieron  que tocar un instrumento involucra casi todas las áreas del cerebro a la vez .


La música es una necesidad cerebral.

musica necesaria


La música constituye un lenguaje universal con el que convivimos desde el nacimiento, tiene la enorme capacidad de cambiar nuestro cerebro activando muchas regiones que intervienen en procesos motores, emocionales y cognitivos y, seguramente, ha desempeñado un papel esencial en el desarrollo de la naturaleza social del ser humano. Todo ello tiene enormes repercusiones educativas que no se pueden obviar en una escuela con cerebro.

Escuchar e incluso imaginar la música afectan de forma notoria a nuestro cerebro.

Cuando se han analizado los efectos de la música que nos resulta agradable sobre el cerebro, se ha comprobado que activa el sistema de recompensa cerebral de forma parecida a como lo hacen estímulos biológicamente relevantes como la comida y el sexo o, de forma artificial, las drogas (Blood y Zatorre, 2001).

Escuchar música aumenta la actividad en regiones que intervienen en procesos emocionales (ínsula), cognitivos (corteza orbitofrontal) o motores (cerebelo) y disminuye la actividad en regiones que se encargan de señalar emociones negativas o desagradables (amígdala y corteza prefrontal ventromedial).

Escuchar música resulta placentero porque se libera dopamina y endorfinas que nos hacen sentir bien, lo cual tiene múltiples beneficios terapéuticos: se ha demostrado que puede mejorar el sistema inmunológico en los niños y combatir el estrés en bebés prematuros (Gooding, 2010).

Y es que nacemos con una capacidad extraordinaria para detectar patrones auditivos, como se ha comprobado en bebés de 3 meses de edad que ya son capaces de discernir sonidos (Slugocki & Trainro, 2014) que luego la cultura y el aprendizaje irán moldeando de forma natural. Los bebés aprenderán a hablar habiendo escuchado antes los sonidos musicales del lenguaje.

Tu cerebro al tocar un instrumento.

Al tocar un instrumento musical existe una activación rápida y masiva de regiones cerebrales, en especial la corteza visual, la auditiva y la motora. Como consecuencia de la práctica continua, se van produciendo cambios en la estructura cerebral y por eso se ha comprobado que el volumen y la actividad del cuerpo calloso, el cerebelo o regiones concretas de la corteza motora y auditiva del cerebro de los músicos es mayor que en los no músicos. Y estos cambios, como consecuencia de la plasticidad cerebral, también se han comprobado en niños de 6 años de edad con entrenamientos de solo 15 meses de duración.

Articulo original: https://escuelaconcerebro.wordpress.com
fuente/quetescuchen.com

lunes, 19 de octubre de 2015

NEUROCIENCIA Manipular el cerebro. Por Eduard Punset.

Ahora sabemos que los circuitos electroquímicos que configuran nuestra mente no son inmutables, el entorno moldea continuamente el entramado de neuronas. Los retos de la neurociencia apuntan a aprovechar esa plasticidad, y encontrar los estímulos adecuados para tratar o incluso perfeccionar el funcionamiento del cerebro humano.


Punset descubre, junto a Álvaro Pascual-Leone, neurólogo del Harvard Medical School, el funcionamiento de la "estimulación magnética transcraneal", un método para modificar la actividad de las vías neurales sin la administración de fármacos ni la utilización de cirugía.

Si se puede alterar determinados circuitos neuronales, ¿se podrá también llegar a modificar el comportamiento o mejorar nuestras habilidades mentales? ¿Es posible manipular el cerebro para modificar nuestra forma de ser o acabar de una vez por todas con las enfermedades mentales? En esta primera emisión de la nueva temporada de redes lo investigaremos a fondo.


martes, 13 de octubre de 2015

El cielo en el cerebro: la fascinante relación entre la Luna y los neurotransmisores.

SIGUIENDO CON UNA EXPLORACIÓN DE LA CRONOBIOLOGÍA Y DE LA RELACIÓN ANTROPO-BIO-CÓSMICA PROBAMOS UN MÉTODO PARA AUMENTAR EL DESEMPEÑO COGNITIVO Y LA PRODUCTIVIDAD BASADO EN LA SINCRONIZACIÓN ENTRE LA MENTE Y LA LUNA

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El hombre cobra vida a través del qi del cielo y la tierra; madura al ritmo de las leyes de las cuatro estaciones.
El Clásico Interno del Emperador Amarillo
Cuando le preguntaron a Pitágoras qué era el tiempo, respondió que era el alma del mundo.
Plutarco
Para el hombre antiguo era un hecho incontrovertible que su vida estaba ligada a los procesos astronómicos y a los ciclos estacionales que marcaban los astros. No sólo dependiendo del cielo y de la tierra –y de su relación de creatividad y receptividad– para cosechar sus alimentos, sino también para cultivar una vida sana y virtuosa física y mentalmente. El hombre, como parte de la tierra, también recibe del cielo la energía que le permite crecer. Esto era parte de una cosmogonía que tiene como piedra angular la visión del microcosmos como un espejo del macrocosmos: una filosofía natural perenne que encontramos presente en mayor o menor medida en todas las culturas antiguas. El hombre moderno, no sin arrogancia, ve en esto un rasgo del pensamiento mágico-primitivo que el pensamiento racional ha rebasado. Despojado de este espíritu, el paradigma médico del hombre occidental no toma en cuenta la influencia de factores ambientales y mucho menos cósmicos. Pero hoy sabemos, por experiencia propia, que la medicina occidental moderna es muy buena para atacar y extirpar padecimientos agudos, pero sufre cuando se trata de curar y no sólo aliviar los síntomas de enfermedades crónicas (las enfermedades del tiempo). Tradiciones de medicina antigua, por ejemplo la espagiria (alquimia vegetal) o la acupuntura, curan balanceando y despertando los procesos de autosanación del cuerpo; la medicina alópata moderna “cura” suprimiendo síntomas con fármacos que generan efectos secundarios en otros sistemas y órganos, porque estos no son concebidos como estrechamente interdependientes. Existen, sin embargo, señales de una mayor apertura a sistemas holísticos dentro de la ciencia médica occidental, especialmente a partir de recientes hallazgos en la epigenética, y particularmente en la cronobiología.
Como vimos en un artículo anterior sobre la cronobiología, existe una relación entre la cualidad particular del tiempo y la salud humana y su disposición y aptitud para realizar ciertas tareas. En otras palabras, no todos los momentos son iguales, y realizar cierta acción en determinado momento puede ser contraproducente o, en el sentido contrario, doblemente provechoso, siendo catalizada por la energía que predomina en ese momento (el universo como proceso de aikido). Ser conscientes de esto, de los cambios, de los ciclos y de las diferentes cualidades de los momentos, es ya un paso importante para armonizar el cuerpo y la mente, ahorrar recursos y almacenar energía.
Después de este acercamiento teórico, sigamos con una aplicación práctica de la cronobiología con la intención de comprobar que esta relación entre el hombre y el cosmos no es sólo analogía poética sino correlación energética.
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La praxis de la Luna
Hace unas semanas entrevisté al doctor Mark Filippi, cuyo Método somático descubrí leyendo Present Shock, de Douglas Rushkoff, analista de medios que quizás sea el más legítimo heredero de Marshall McLuhan. Rushkoff empleó el sistema de Filippi, basado en una conexión entre las fases de la Luna y cuatro neurotransmisores básicos, para maximizar su desempeño escribiendo su libro (una especie de walk-the-talk, ya que uno de los temas del libro de Rushkoff es la importancia de tomar conciencia de los efectos que tiene vivir conectado a internet 24/7 y abandonar los ciclos naturales). Rushkoff explica cómo trabajó con este método en la escritura de su libro:
Usaba la primera semana de la Luna para organizar los capítulos, hacer entrevistas, y hablar con amigos y colegas sobre las ideas que estaba trabajando. En la segunda y más intensa semana, me encerraba en mi oficina, con una tarea definida, y lograba escribir la mayor parte del libro. En la tercera semana, editaba lo que había escrito, leía material nuevo y saltaba hacia cualquier sección que me llamara, probando ideas nuevas. En la última semana, revisaba la estructura y pasajes difíciles y reprogramaba la pesadilla que es mi sitio web. Mi propia experiencia es que mi productividad aumentó cerca de un 40%, y mi paz mental durante todo el proceso se transformó completamente para bien. Aunque esto resulte anecdótico para cualquier otra persona, ciertamente me convenció de seguir consciente de estos ciclos de ahora en adelante.
Filippi describe su sistema, en su concepción más amplia, como una conciencia de “la relación entre el mundo interior y el mundo exterior”. Esto basado en una interiorización del aspecto cuaternario que rige los ciclos en la naturaleza: cuatro estaciones, cuatro fases lunares, cuatro cuartos de hora, cuatro elementos, cuatro fases de la respiración, etc. El cuatro es parte esencial del ritmo y de la medición. “El cuatro es una constante en la forma en la que las cosas se organizan en la naturaleza y en cómo absorbemos información, dividiéndola en grupos de cuatro”, explica Filippi.
El método de Filippi es una continuación del trabajo de Irving Dardik, Joel Robertson y David Goodman, quienes, cada uno en su ámbito, han elaborado una teoría sobre las oscilaciones en el desempeño fisiológico, emocional y mental del ser humano. “Mi ecología se desprende de la confluencia del modelo de Goodman de cuatro fases y las ideas de Robertson sobre performance. También sé que existe una correlación con el sistema de acupuntura [esto es el sistema de acupuntura lunar que se describe en Clásico del Emperador Amarillo]”. Particularmente la historia de esta correlación entre la Luna y los neurotransmisores se origina en Goodman, quien en las últimas décadas ha recopilado minuciosamente información sobre sueños y estados emocionales en un diario propio y de diferentes sujetos de estudio. Goodman sugiere que existe un patrón: “Surgen cuatro cambios emocionales naturales. Estos los he reportado desde 1996 como: pasivo ascendente, activo ascendente, pasivo ascendente y activo descendente”. La idea de que estos ciclos emocionales están ligados a la Luna viene del libro Body Time (1971), de Gay Gaer Luce, en donde se propone la siguiente hipótesis:
Un sondeo calendárico de los síntomas de las personas sanas probablemente revelará que una sorprendente cantidad muestran oscilaciones en peso, vitalidad, desempeño óptimo, pesimismo, apetito, sueño; oscilaciones en brillantez y apagamiento, empeño y apatía, volubilidad e imperturbabilidad, malestar y robusto bienestar.
moon1Efectivamente, Goodman documentó la presencia de estas oscilaciones, las cuales relacionó con una secreción dominante de neurotransmisores según la fase lunar. Con esto sentó las bases para explicar por qué las personas atraviesan diferentes estados de ánimo y de capacidad cognitiva sin que modifiquen sus hábitos: existen factores ambientales cíclicos que regulan la producción de nuestros neurotransmisores. Esto es importante ya que algunas personas después de sentirse deprimidas o especialmente ansiosas por unos días no tardan en hurgar en su gabinete de medicamentos. Es necesario señalar que el sistema de Filippi difiere del orden que Goodman estableció, sin embargo, después de ponerlo a prueba en reiteradas ocasiones, ha mostrado tener coherencia y arrojar resultados positivos.
El método somático de Filippi  no sólo está basado en la sincronización con el ciclo lunar, sino en una sincronización general de los procesos cognitivos, de manera interna y externa. Aquí, sin embargo, nos concentraremos sólo en la conexión entre las fases lunares y los neurotransmisores. La correspondencia básica es:

-Primera semana lunar: acetilcolina
-Segunda semana lunar: serotonina
-Tercera semana lunar: dopamina
-Cuarta semana lunar: norepinefrina (o noradrenalina)

Los neurotransmisores son mensajeros químicos que viajan en el espacio sináptico llevando información de neurona a neurona.  La mayoría de los neurotransmisores son sintetizados a partir de los aminoácidos presentes en nuestros alimentos, pero sabemos también que factores ambientales influyen en la conversión de estas moléculas neuromediadoras. Un ejemplo muy conocido es la disminución de la serotonina en invierno debido a la menor exposición al Sol, lo que produce el trastorno afectivo estacional; podemos observar aquí un efecto de carácter literal, la luz del Sol se convierte en serotonina, lo cual nos mantiene animados; la oscuridad nos deprime. Existen numerosos neurotransmisores, pero tanto Goodman como Robertson y Filippi identifican a la acetilcolina, la serotonina, la dopamina y la norepinefrina como los dominantes en cuanto a su influencia en el estado de ánimo y en el desempeño psicofísico. “Son diferentes sabores de coherencia”, dice Filippi, “y los cuatro vienen a ti todo el tiempo, pero uno es el principal en determinado momento”.
Algunas personas parecen tener una mayor inclinación hacia alguno de estos cuatro grandes dominios. “¿Cuál es tu tendencia? “¿Cuál es tu forma predominante de mostrarte en el mundo”, dice Filippi. “Conoce tu soma,  para que puedas adoptar una estrategia de refinamiento de las áreas en las que tienes cierta carencia natural”.
Se pueden seguir ciertas indicaciones para balancear una deficiencia en la producción de neurotransmisores, sin tener que tomar antidepresivos o buscar “highs” permanentes a través de cosas como el sexo y el deporte extremo. Por ejemplo, Joel Robertson, en su libro Natural Prozac, nos dice que escuchar a Bach es una forma de provocar la secreción de serotonina: nos produce una calma energética. Podemos también hacer reformas a nuestra dieta. Otra forma es simplemente estar conscientes del calendario lunar y de los picos y valles que seguimos en el curso de 1 mes (o el ciclo que determinemos, ya que algunos de nosotros podríamos estar un poco desfasados). Esto permite una especie de neurofeedback: si nos vemos reflejados en el espejo del cosmos, un bajón en nuestro desempeño no será recibido con frustración, sino aceptado como un proceso de regeneración en el que estamos participando colectivamente. Una marea externa que se vuelve interna. 
yellowAunque el sistema de Mark Filippi tiene la virtud de incorporar multidisciplinariamente nuevos hallazgos científicos, personalmente lo que más confianza me da es que coincide en espíritu con las observaciones realizadas por el gran clásico de la medicina china: El Clásico Interno del Emperador Amarillo (Huangdi Neijing), para algunos la biblia de la acupuntura. En el texto atribuido al Emperador Amarillo, se dice:
Al principio de la luna creciente, el qi y la sangre se originan como esencia, y el qi de defensa se empieza a mover. Cuando el disco de la Luna está lleno, la sangre y el qi están repletos, los músculos y el tejido  firmes. Cuando el disco de la Luna se vacía los músculos y el tejido menguan, los conductos y los vasos se agotan y el qi de defensa se pierde.
La apariencia física existe por sí sola. Es por eso que uno sigue las temporadas del cielo para regular la sangre y el qi… Uno sigue la secuencia del cielo y los tiempos de abundancia y agotamiento. La posición [del qi] está determinada en observancia de los cuerpos celestes moviendo [la posición de su] luz.
Algunos verán superstición y pensamiento mágico en esta indicación que sirve como guía para modular la intensidad del tratamiento de acupuntura; otros (me incluyo) verán aquí una muestra de sabiduría milenaria, ya que este método sigue aplicándose con resultados avalados empíricamente después de más de 2 mil años en China y numerosos otros países en los que se practica medicina china.
El qi en la medicina china es un término que generalmente se traduce como energía o aire, pero que tiene también la connotación de “información” que puede dirigirse en el cuerpo (con el dao-yin) para reprogramar funciones orgánicas. Aunque evidentemente no es lo mismo, para fines prácticos podemos substituir qi por los diferentes neurotransmisores y descubrimos un patrón similar, el cual, por otro lado es marcado de manera literal por la misma Luna: más luz es más energía y claridad. Como en el cielo en la tierra, y como en los cuerpos celestes en el cuerpo humano.
Spain Supermoon
Los cuatro neurotransmisores y las cuatro fases lunares
Con el interés de que este método pueda ser estudiado de manera sencilla y llevado a la práctica, revisemos los efectos particulares de los distintos neurotransmisores y la clasificación que hace Mark Filippi en su sistema somático:
Filosomático—Acetilcolina-Luna Nueva/Cuarto Creciente:
La primera semana del ciclo lunar corresponde al neurotransmisor acetilcolina y a una inclinación filial. “Cuando estamos surcando en acetilcolina, nos volvemos más sensibles, más aptos a actividades grupales y más receptivos emocionalmente”, dice Filippi. Esta semana se caracteriza por mucha energía pero no tanta concentración. Rushkoff observa que en la semana de la acetilcolina “las personas tienen buena energía y vivacidad, es genial para introducirla a nuevas ideas”. La acetilcolina neurológicamente está asociada con la memoria y el aprendizaje (fármacos que suprimen los receptores de acetilcolina afectan la memoria y el aprendizaje). La luna nueva es el momento para iniciar nuevos proyectos, para sembrar plantas pero también ideas, imágenes e intenciones y aprovechar la energía ascendente.
Ontosomático—Serotonina—Cuarto Creciente/Luna Llena
La segunda fase de la luna, que va del cuarto creciente a la luna llena, corresponde a la serotonina. Esta semana se tiene mucha energía y además mucha concentración mental por lo que es ideal para la realización de trabajo creativo. Esta es la semana en la que Rushkoff escribió la mayor parte de su libro. Filippi recomienda encontrar un espacio solitario para aprovechar estos momentos de lucidez en los que nos acompaña nuestra musa. La serotonina participa en numerosas funciones orgánicas, incluyendo un rol principal en la digestión (por lo que muchas enfermedades gastrointestinales son tratadas con antidepresivos), pero está sobre todo identificada con regular el estado de ánimo. En la semana del cuarto creciente nos sentimos saciados y plenos. Este estado, sin embargo, puede desbordarse y desfondarnos si no encontramos ese espacio reflexivo para canalizar nuestra energía. En otras palabras, aunque muchas personas pueden sentir la atracción de utilizar (y dilapidar) esta energía socialmente, es un momento de trabajo y cultivación personal.
Ecosomático—Dopamina—Luna Llena/Cuarto Menguante
La semana de la dopamina, es una semana de distracción y divertimento, de involucrarse en actividades sociales y ecológicas, con una cualidad empática. La dopamina neurológicamente está asociada con las experiencias y los estímulos que producen las experiencias, el placer, la recompensa y la excitación. En la semana de la dopamina podemos aflojar y disfrutar lo que hemos hecho.
Exosomático—Noradrenalina- Cuarto menguante/Luna nueva
La semana en la que entramos en la fase de “huir o pelear” (fight or flight), un estado defensivo en el que instintivamente nos protegemos (ya que tenemos menos reservas). Hay mucho análisis, pero poca inspiración. “Es  un estado hiperbinario, unidireccional y agresivo”, dice Filippi. Rushkoff bromea con que es como la mentalidad de Barack Obama. Un regreso parcial al cerebro reptiliano. Si no dilapidamos nuestra energía, será más fácil superar esta semana de fragilidad nerviosa.

Elogio de la Luna (y un argumento personal a favor de la Luna)
La Luna en los sistemas simbólicos de la antigüedad regenteaba el agua. Sabemos científicamente que la Luna controla las mareas, coordina la menstruación y afecta la ovulación, la retención de orina, y se correlaciona con episodios de diarrea y problemas cardiovasculares. El ser humano, según nos enseñaron en la escuela, es mayormente agua. Esa agua compuesta que es la sangre lleva oxígeno (potencial de energía), nutrientes y productos neuroquímicos a las diferentes partes del cuerpo. Es concebible que la fuerza de la atracción de la Luna ejerza un efecto, aunque sea sutil, en este sistema de distribución. En el Clásico Interno del Emperador Amarillo se dice: “En la tierra hay arroyos, ríos,y océanos. En los seres humanos hay canales y meridianos. Todos ellos con influencia mutua”.
Apelamos aquí entonces a contemplar la posibilidad de que, aunque en un principio sea muy sutil y difícil de percibir, nuestra productividad y bienestar general pueden ser fácilmente mejorados siguiendo una práctica de armonización lunar, una especie de meditación distribuida a lo largo de 1 mes, cuyo fundamento es simplemente observar el tiempo (lo que Pitágoras llamaba “el alma del mundo”) y los efectos particulares que ejerce sobre nuestro organismo, suspendiendo la incredulidad de que somos independientes y estamos separados de los otros procesos naturales, que estamos en un río aparte, que corre solo, sin influencias. Juega con la idea que animaba la filosofía china: somos, como el emperador, el hijo del cielo. Realmente no tienes mucho que perder.
Cuando vivimos en un mundo que ha perdido la sincronía, que está fuera de tono, es apropiado recordar la frase de William Blake: “Debo de crear mi propio sistema o seré esclavizado por el sistema de otro hombre”. William Burroughs en The Revised Boy Scout Manual propone como primer paso para retomar el control de la realidad “proclamar una nueva era y desarrollar un nuevo calendario”. Rushkoff actualiza: “Si no sabes cómo funciona el sistema que estás usando es probable que el sistema te esté usando”.
Existe, por supuesto, una alternativa más tradicional y más segura a crear un propio sistema autónomo. Abandonar el sistema impuesto por el mainstream de la sociedad y encontrar, en equilibrio entre la observación individual –el conocimiento de uno mismo, “Know thy soma”, dice Filippi—y la observación de la naturaleza, un sistema integral. Uno de los sistemas milenarios que mejor ha sobrevivido el paso del tiempo –porque es un reflejo orgánico del tiempo mismo— es el calendario lunar. Las palabras mes, menstruación y moon, en inglés, todas tienen la misma raíz (medir). La Luna es un viejo reloj de luz y agua. Tanto los chinos como los hebreos siguen usando una base lunar para dar coherencia y estructura a sus vidas; los mayas, en su asombrosa percepción astronómica, también desarrollaron un importante calendario lunar; son innumerables las culturas antiguas que rigieron sus vidas por la Luna. El calendario lunar, además, tiene una ventaja, puede ser experimentado en el cuerpo (ese antiguo reloj interno), algo que muchas mujeres han comprobado, más allá de que esté o no legitimado por la ciencia.
Screen shot 2015-04-07 at 1.58.16 AMRecordar, tal vez como aliciente, que la Luna en el mandala tibetano de la Rueda de la Vida es lo que señaliza una posibilidad de escapar del ciclo ilusorio del sufrimiento y la reencarnación; es un símbolo de la liberación del sistema impuesto. Buda meditando apunta a la Luna. Imagina esta paradoja: una experiencia temporal más coherente es lo que nos lleva a lo intemporal, a lo que no está sujeto ya a la impermanencia y las mutaciones. 
Después de 2 meses siguiendo un protocolo lunar en mi trabajo y actividades, mi impresión es que el sistema de Filippi (que además coincide con los consejos del Emperador Amarillo) tiene una cierta coherencia, es decir, se ajusta elegantemente a los efectos de la Luna en la biología humana, aunque permita ciertas interpretaciones y variaciones en función de una adaptación individualizada. Siento una mayor energía y una mayor concentración cuando la Luna crece y una peligrosa plenitud en la luna llena (que puede derramarse y drenar si no se practica una especie de tensegridad), un sutil descenso en la función cognitiva y una mayor aprehensión en la fase menguante (que, sin embargo, se puede paliar si uno se relaja y no se obsesiona con la energía que pierde: entonces hay una pequeña y tranquila muerte al final del mes lunar).
A fin de cuentas, el calendario no debe convertirse en un dogma o en un determinismo cronobiológico, sino en una plantilla que nos permite organizar mejor nuestras actividades y catalizar la cualidad vibrante (el qi) del tiempo. El hecho de observar los efectos y las correlaciones entre las diferentes fases y estaciones de la naturaleza y nuestro cuerpo y mente es probablemente la virtud principal de este ejercicio de cultivación de la salud a través de la regulación energética y emocional. Genera el efecto, que no deberíamos desestimar como secundario, de crear conciencia corporal de nuestra relación con la naturaleza y el cosmos. Nos regresa ese sentido asombroso de pertenencia: nuestros actos tienen más sentido y profundidad cuando están unidos a los procesos del universo.

autor/Alejandro Martinez Gallardo
fuente/Pijamasurf