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jueves, 5 de noviembre de 2015

El significado de las enfermedades y los dolores corporales.

El significado de las enfermedades y los dolores corporales

La metamedicina, también llamada medicina metafísica, busca ir más allá de la medicina tradicional. Para ello, trasciende el plano físico -el cuerpo y sus síntomas- para buscar las causas psicológicas o espirituales de la enfermedad. Recupera así la dimensión de la mente y el alma.

Se basa en una visión holística que considera que las dolencias son producto de nuestros patrones de pensamiento o creencias. De este modo, cuando una forma de hablar y pensar se vuelve costumbre, se lo termina expresando en comportamientos y posturas corporales, formas de estar y mal estar.

Bajo estos supuestos, la metamedicina recupera el significado de los síntomas y entiende que la única curación auténtica proviene del deseo sincero de querer sanar. Esto puede motivar a una persona a hacer los cambios necesarios en aquellas actitudes, sentimientos y emociones que ocasionan su sufrimiento.

Al comprender el patrón de pensamiento que se esconde detrás de tus enfermedades, podrás hallar las claves para lograr la autocuración.


El corazón representa el amor, la sangre y el júbilo

Este órgano se alimenta del amor para bombear júbilo por nuestras venas. Al privarnos de estos dos sentimientos, el corazón se enfría y la circulación se vuelve perezosa. Así llegan la anemia, la angina de pecho y los ataques cardíacos.

Para evitar las enfermedades cardíacas, debemos lograr hacer a un lado los problemas en los que nos enredamos cotidianamente para disfrutar de los placeres de la vida.

Los oídos representan la capacidad de escuchar

Los problemas en los oídos manifiestan que no queremos enterarnos de algo que nos está pasando o que aquello que escuchamos nos enoja. Por ejemplo, los niños suelen padecer problemas en esta parte del cuerpo ya no se los deja manifestar su enfado. Se encuentran, al mismo tiempo, con la incapacidad de modificar las cosas.

La cabeza nos representa a nosotros mismos

Es la parte de nuestro cuerpo por la que nos suelen reconocer. Cuando algo está mal en esta región se debe a que sentimos que algo está mal en nosotros mismos. Los dolores de cabeza, por ejemplo, pueden provenir del hecho de que nos desautorizamos. Así, quienes padecen migrañas o jaquecas suelen ser personas muy perfeccionistas con sí mismas que se presionan en exceso. Esto genera una intensa cólera reprimida.

La próxima vez que sientas un dolor de este tipo, piensa de qué manera y en qué momento has sido injusto contigo mismo. Cuando logres perdonarte y dejar de pensar en ello, el dolor de cabeza desaparecerá.

El pelo representa la fuerza

Al estar tensos y asustados, podemos generar tanta tensión en el cuero cabelludo que no lo dejemos respirar, provocando la muerte de los folículos y la caída del cabello. Si la tensión se mantiene, el folículo seguirá estando tan tenso que el pelo nuevo no podrá salir. El resultado: la calvicie.

Se trata de comprender que la fortaleza real radica en la serenidad, en estar centrado y relajado, y no en la tensión.

Los ojos representan la capacidad de ver

Cuando tenemos un problema con ellos, generalmente se debe a que hay algo que no queremos ver, ya sea en nosotros mismos o en la vida pasada, presente o futura. Se conocen experiencias de curación impresionantes en personas que han accedido a retroceder en el tiempo para encontrarse con aquello que no querían ver y desecharlo.

dolores-corporales

Las articulaciones permiten la producción de movimientos con gracia y soltura

Cuando están agarrotadas, nuestro cuerpo se torna rígido e inflexible, perdiendo así capacidad de expresión. Su inflamación denota resistencia o irritación con respecto al movimiento. Puede tratarse de un temor a lo que nos espera por delante o la dificultad de someternos a ello.

La energía se desplaza por las articulaciones, de modo tal que una dolencia en alguna de ellas indica que estamos tomando la fuerza de esa parte de nuestro cuerpo. El motivo se vincula con la zona afectada. Por ejemplo, las articulaciones del hombro, codos y muñecas nos permiten el flujo desde el corazón hasta las manos para que podamos expresar nuestros sentimientos afectivos. Además, permiten darle rienda suelta a nuestra creatividad y nuestras aptitudes manipuladoras y ejecutivas. Cualquier problema en alguna de ellas, puede implicar un temor a expresar esa energía, una contrariedad o resistencia a ello.

Los senos paranasales: la irritación que alguien nos está generando

Se trata de los problemas que se manifiestan en la cara, en la zona más cercana a la nariz. Suelen ser la manifestación de la irritación que nos genera una persona muy cercana. Incluso es posible que sintamos que ese individuo nos sofoca o aplasta.

La espalda: nuestro sistema de apoyo

Cuando tenemos problemas con ella, es porque no nos sentimos apoyados. La parte superior de la espalda se relaciona con la sensación de falta de apoyo emocional. La parte media, con la culpa, lo que ocultamos y no queremos ver.

La garganta: la capacidad de hacernos valer y el flujo creativo en nuestro cuerpo

Se vincula con nuestra capacidad de defendernos verbalmente, de pedir lo que queremos y expresar lo que somos. Si está afectada, suele ser porque no sentimos que tengamos derecho a hacer esas cosas, es decir, a hacernos valer.

También representa el flujo de creatividad en nuestro cuerpo. Cuando frustramos y sofocamos nuestro potencial creativo, es frecuente que aparezcan los síntomas. Es el caso de aquellas personas que viven complaciendo a otros.

El dolor de garganta siempre se asocia con un enojo, siendo su máximo exponente la laringitis, enfermedad en la que la bronca es tal que no se puede hablar. Si el dolor va acompañado por un resfrío, es porque además hay confusión mental. La amigdalitis y los problemas tiroideos también son creatividad frustrada que no encuentra cómo expresarse.

Cuando nos resistimos al cambio, o estamos intentando hacerlo, es frecuente que tengamos mucha actividad en la garganta. Cuando tosas, pregúntate: ¿Qué es lo que se acaba de decir? ¿A qué estoy reaccionando? ¿Es resistencia y obstinación o se está produciendo un proceso de cambio?

El exceso de peso y los temores

Representa una necesidad de protección vinculada tanto a temores específicos como a un miedo general a la vida. La mejor manera de combatir la obesidad no se encuentra en las dietas, si no en aprender a amarse y aprobarse a uno mismo. Al contrarrestar los pensamientos negativos, es posible resolver el problema del peso.

Las hinchazones del cuerpo, por su parte, representan atascos en el estado emocional. Estos son producto de aferrarnos al recuerdo de situaciones que nos hirieron. Librarnos de esas memorias puede ayudarnos a resolver estas dolencias.

fibromialgiaLas piernas: el miedo al progreso

Como son lo que nos mueve hacia adelante, los dolores en esta parte del cuerpo suelen señalar un miedo a avanzar o una renuncia a seguir andando en una dirección. Las venas varicosas indican que estamos en un trabajo o un lugar que nos enferma. Cuando esta afección aparece, las venas pierden su capacidad de transportar energía.

Las rodillas, como el cuello, se relacionan con la flexibilidad. Cuando avanzamos, nos da miedo inclinarnos y nos ponemos tiesos porque no queremos cambiar nuestra forma de ser. Así se vuelven rígidas las articulaciones. Las rodillas tardan en curarse porque lo que está en juego es nuestro yo. Cuando tengas problemas con ellas, pregúntate de qué estás justificándote y ante qué te estás negando a inclinarte.

Los accidentes son expresiones de cólera

Denotan una acumulación de frustraciones en aquellas personas que no se sienten libres para expresarse o hacerse valer. También señalan rebelión contra la autoridad. La bronca que genera esto termina volviéndose contra ellas mismas

Por otro lado, cuando nos sentimos culpables, un accidente es una forma de castigarnos. Al mismo tiempo, nos permite ubicarnos en el lugar de víctimas y recurrir a la compasión de los otros. Se trata de pensar que nosotros somos los que los generamos, no el destino.

La contrapartida emocional de algunas enfermedades

La anorexia y la bulimia son la expresión máxima de odio hacia uno mismo. Se trata de identificar qué es lo que vemos tan mal y cambiar la visión que tenemos de nosotros mismos para alcanzar la aceptación.

La artritis se origina en una constante actitud de crítica hacia uno mismo o hacia los demás. Quienes padecen esta enfermedad suelen ser ellos mismos muy cuestionados, por lo cual frecuentemente son muy perfeccionistas.

El asma denota un amor que sofoca. Así, afecta a personas que no sienten que tengan derecho a respirar por sí mismos.

Los abscesos, quemaduras, cortes, fiebres, llagas e inflamaciones indican cólera que se expresa en el cuerpo. Hay que buscar la manera de dejar salir la presión acumulada de una manera inofensiva.

El cáncer es una enfermedad causada por un profundo resentimiento contenido durante mucho tiempo. Cuando en la infancia algo destruye nuestro sentimiento de confianza, nunca se olvida esa experiencia. Esto hace que el individuo viva compadeciéndose de sí mismo. La vida se presenta entonces como una serie de decepciones, con lo cual se vuelve muy sencillo culpar a otros de nuestros problemas. Las personas que tienen cáncer suelen ser también autocríticas.

Al lograr amarnos a nosotros mismos, recordamos que las situaciones las creamos nosotros. Nuestra frustración no es culpa de otras personas.

Recuerda que tú puedes sanar!



Fuentes:
http://www.asonatura.com/files/LA%20METAMEDICINA.pdf
http://misterio-ocultos.blogspot.com.ar/2014/11/dime-que-te-duele-y-te-dire-que-se-debe.html

lunes, 16 de marzo de 2015

Según la neurociencia moderna, el dolor está en tu cerebro (y puedes modificar su sensación)

¿EJERCER LA VOLUNTAD SOBRE LA EXPERIENCIA DEL DOLOR? DE ACUERDO CON INVESTIGACIONES RECIENTES, ESTO ES MÁS USUAL DE LO QUE PENSAMOS.


El dolor es un enigma, lo cual es paradójico, porque de alguna manera todos sabemos qué es y sin embargo no es sencillo explicarlo entenderlo. Es posible pinchar a dos personas con la misma aguja, ejerciendo la misma presión sobre la misma zona del cuerpo y a las dos les dolerá, pero no de la misma manera. Si decimos que el dolor es un estado de percepción, ¿esto significa, como en otros casos, que su condición es más subjetiva que objetiva? ¿Que sucede, pero que se experimenta de una manera distinta a su posible realidad?

En parte esa es la dirección a la que apuntan investigaciones recientes sobre la neurociencia del dolor. A partir del caso de un médico militar estadounidense, David Linden, profesor de esta especialidad en la Universidad Johns Hopkins y autor de Touch: The Science of Hand, Heart, and Mind, observó cómo el cerebro humano es capaz de modular la experiencia del dolor a pesar de las circunstancias físicas de este.

En 2003 Dwayne Turner se encontraba en Irak asistiendo a las tropas estadounidenses. Un día su unidad fue asaltada y él recibió, primero, la explosión de una granada y poco después una bala le rompió el brazo. Sin embargo, Turner asegura que nunca sintió ninguno de los dolores, lo cual le permitió continuar administrando primeros auxilios a otros soldados y ayudarlos a ponerlos a salvo.

El caso, sin duda, es extraordinario, y para Linden significó el ejemplo perfecto de la capacidad del cerebro para elevar o reducir la intensidad del dolor que se siente, como si utilizara un regulador de volumen, un fenómeno que a veces puede parecer involuntario pero que en ciertas personas es casi una elección, como se ha observado en quienes meditan con asiduidad, un práctica que permite regular los ritmos cerebrales al grado de bloquear la experiencia del dolor.

Asimismo, las emociones son otro factor que debe tomarse en cuenta en la experiencia del dolor. Si, por un lado, hay todo un sistema del cerebro dedicado a procesar las sensaciones doloras, el sistema que procesa que las emociones puede involucrarse para dar a estas un significado completamente distinto. Según Linden, emociones como la tranquilidad, la seguridad y la empatía pueden hacer que un dolor se sienta menos, o más si a este se asocian las emociones negativas opuestos (como sucede, por ejemplo, en la tortura).

En sus Investigaciones filosóficas, Ludwig Wittgenstein siguió con persistencia el rastro del dolor para intentar entender las relaciones entre el pensamiento, el lenguaje y la percepción. Para el filósofo, el dolor es un poco esa categoría general para hacernos entender a propósito de algo que cada cual experimenta a su manera. Aunque nadie puede sentir y quizá ni siquiera imaginar el dolor de otra persona, aun así existe un nombre que da expresión a esa realidad “privada” y permite llevarla al mundo. Si es posible encontrar un punto en común entre la intuición del filósofo y los descubrimientos de la neurociencia contemporánea podría pensarse el dolor como la condición en donde se cifran muchos de los enigmas de nuestra humanidad, la compleja red que se teje en nuestras relaciones con el mundo, con los otros y con nosotros mismos.

fuente del texto/Pijamasurf

jueves, 23 de octubre de 2014

EMOCIONES & DOLOR. Cuando la emoción no se expresa y el Cuerpo duele.

cuello


Hay una frase que yo repito mucho a mis pacientes: EMOCIONES EXPRESADAS, EMOCIONES SUPERADAS. Algunos se identifican con ella, otros encuentran dificultad en su planteamiento, pero lo que nadie me puede negar es que cuando las emociones negativas se nos ponen de manifiesto nuestro cuerpo, a nivel físico, se resiente.Ante una misma dolencia o enfermedad su manifestación física se desarrolla de una u otra manera dependiendo del estado de ánimo con el que la afrontemos. En enfermedades como el cáncer o la fibromialgia está demostrado que el aprender a gestionar las emociones y encontrar cierto equilibro emocional, hace que la presencia de sentimientos positivos ayude a la recuperación del paciente.
¿Qué es una enfermedad en si misma?

No es más que una alteración del estado normal de nuestro organismo, o parte de él, por no poder recibir lo que necesita. Algo así como un CONFLICTO interno.

La persona se constituye en cuerpo (físico) y mente (raciocinio y emociones), ambos son necesarios para el buen funcionamiento del organismo. Por tanto, tan importante es atender la carencia física que está sufriendo un determinado órgano, como atender las necesidades emocionales que tiene un paciente para combatir dicha dolencia. ¿La solución? LA PREVENCIÓN.

Si aprendemos a cuidarnos física y emocionalmente evitaremos la aparición de muchas alteración psicofisiológicas o las combatiremos con mayor efectividad en caso de que se nos presenten.
Se trata de un proceso de ADAPTACIÓN a nosotros mismos y al medio en el que nos desarrollamos.

¿Cómo relacionaríamos una dolencia emocional con una alteración física?

Para hacerlo de manera clara y sencilla enumeraré los órganos que se suelen ver afectados cuando no hemos solucionado emocionalmente algo que nos preocupa.

– HÍGADO:
o Se le vincula con la ira, el enfado, y la agresividad.

– CORAZÓN E INTESTINO DELGADO:
o Relacionado con la euforia, histeria, excitación, hipersensibilidad y nerviosismo.

– ESTÓMAGO, BAZO Y PÁNCREAS:
o Se ven alterados por desequilibrios emocionales como la ansiedad, la duda, el escepticismo y los celos.

– PULMÓN E INTESTINO GRUESO.
o Guardan relación con las dificultades para comunicarse cuando uno quiere imponer su palabra, el exceso de autoridad y el dominio sobre los demás.

– RIÑÓN Y VEJIGA.
o Vinculados al miedo, la falta de autoestima, la timidez y la desesperanza

Como podemos ver EMOCIONES y ÓRGANOS van de la mano, por ello es tan importante hacerle caso a la expresión de las primeras para evitar disfunciones en los segundos.

CIARA MOLINA
Psicóloga Cognitivo
fuente/barcelonalternativa.es