Un desaparecido en Oliete,Teruel, tras la riada provocada por una fuerte tromba de agua
domingo, 4 de agosto de 2013
¿Cuándo vemos una estrella, estamos viajando en el tiempo?
Crononaútica astral: sin duda uno de los fenómenos científicos
más poéticos es el hecho de que al contemplar las estrellas nos estamos
proyectando al pasado.
"Non est ad astra mollis e terris via"
Séneca
Desde tiempos inmemorables el hombre ha
observado los cielos. Dicha actividad no solo ha servido como fuente
inagotable de inspiración, también nos ha proveído con información
crucial sobre los ciclos naturales de los astros, incluida la Tierra, y
del universo. Gracias a la costumbre de voltear la mirada hacia el
cielo, la humanidad aprovecha hoy herramientas calendáricas, se ha
familiarizado, con cientos de fenómenos climatológicos, y ha sido capaz
de entender, en cierta medida, el papel de nuestro planeta en el
infinito desdoblado, el cosmos.
Cuando ese mismo ejercicio se practica durante la noche entonces se torna en una experiencia de entrañable poiesis.
Mediante la contemplación de los astros, además de obtener preciada
información sobre el orden de las cosas, difícilmente una persona dejará
de experimentar esa especie de exhalación lumínica, ese abrazar al
vacío donde las fronteras se diluyen –la ineludible proyección del plexo
como infinito cuenco.
Más allá de las múltiples experiencias
informativas y místicas que el observar las estrellas nos brinda, existe
un intrigante fenómeno a cuya reflexión valdría la pena dedicar unos
momentos: la posibilidad de viajar a través del tiempo, de desafiar la
linealidad cultural que imponemos a esta variable del eje existencial
(el tiempo-espacio).
Como muchos sabemos, las estrellas que
podemos apreciar hoy, en realidad son entidades que bien pudieron
haberse desintegrado hace milenios. Sin embargo, el tiempo que tardan
sus partículas de luz en completar el trayecto que les separa de
nosotros, hace que la fuente de la información óptica que hoy podemos
apreciar, bien podría ya no existir o existir en un tiempo radicalmente
lejano al nuestro –por ejemplo, la luz solar que percibes en este
instante, en realidad existió hace 8 minutos y 19 segundos, y existen
estrellas observables a distancias miles de veces mayores que la que nos
separa del sol.
De acuerdo a lo anterior, podríamos
especular que al contemplar una estrella estamos, en cierto modo,
conectándonos con ‘un algo’ que ya no existe en el presente –y el hecho
de percibirlo sugiere una proyección en el tiempo a otro punto del axis.
Rupert Sheldrake, brillante biólogo de la Universidad de Cambridge –y a mi juicio una de las mentes más lúcidas de nuestros días–, advierte que al recibir la información visual emitida por una estrella y proyectar su imagen con nuestra mente,
estamos entablando una comunión con dicho objeto. Y dicha conexión se
lleva a cabo no con la estrella actual, sino con la existencia pasada de
ese cuerpo, es decir, estamos sosteniendo una relación más allá de la
linealidad temporal.
Independientemente de tecnicismos y
minuciosos argumentos, lo cierto es que el contemplar las estrellas es
en sí uno de los fenómenos científicos más poéticos que tenemos a
nuestro alcance –y si reflexionamos en torno a esta acción, en algún
punto pareciera confirmarse que bien podríamos hablar de una proyección a
través del tiempo.
Para concluir solo me queda invitarlos a
contemplar las estrellas, no solo por el masaje visual o la
“sensibilizante” experiencia que esto conlleva, también por que desde el
punto de vista de la ciencia poética nos estamos sumergiendo en una
comunión transtemporal –el eco lumínico de un pasado aparentemente
distante. Y qué más estimulante que convertirnos, oficialmente, en
crononautas, y sobretodo, hacerlo de una manera tan estética como mirar
las luces allá arriba –además, se rumora, todos somos polvo de
estrellas.
fuente/ Pijamasurf
La única fotografía conocida de Einstein junto a su legendaria fórmula e=mc2 (y otras emblemáticas imágenes del genio)
A pesar de lo famosos que son tanto Einstein como la fórmula con
que relacionó la masa y la energía de la materia, se conoce solo una
fotografía en que ambos se encuentran reunidos, un raro testimonio
gráfico de 1934 que compartimos aquí junto con otras emblemáticas
imágenes del físico.
Por
razones que no siempre es fácil rastrear, hay descubrimientos
científicos notablemente complejos o sofisticados que se cuelan hacia el
conocimiento colectivo. En décadas pasadas ese fue el caso, por
ejemplo, de la física cuántica, o al menos de algunas de sus nociones,
que suscitaron la fascinación y la curiosidad de personas ajenas al
ámbito científico que, entusiastas, las divulgaron, con lo cual ahora
mucha gente (o más de la que se podría esperar para un conocimiento tan
especializado) tenga nociones elementales sobre el principio de
incertidumbre de Heisenberg, o la manera en que se comportan los fotones
o los paquetes de energía a nivel subatómico.
En cierta medida esto fue posible
gracias a los medios masivos de comunicación pero, sobre todo, a la
dinámica y los mecanismos propios del mass media, a los gustos a los cuales obedece y también a los que genera (o impone).
Desde esta hipótesis se puede pensar que
Albert Einstein lo tenía todo para convertirse en una figura de época,
en emblema de un discurso específico: judío exiliado de su país por un
régimen totalitario, genio excéntrico, científico brillante,
inteligencia destacada. Para la modernidad occidental, para el
liberalismo, incluso para la ideología capitalista, Einstein admitía ser
utilizado como prueba palpable del éxito del sistema.
Quizá por ello (o por razones que nada
tienen que ver con estas), su imagen nos seduce tanto. Nos impresiona su
rostro triste y melancólico de una ocasión en que discutía asuntos de
política internacional con Cord Meyer Jr., presidente de una
organización que buscaba comprometer a los gobiernos nacionales para
evitar guerras atómicas en el futuro. Nos impresiona, en otro sentido,
su desenfado en pantuflos y en la playa, o la diversión pueril de verlo
montado en una bicicleta.
Pero en un terreno más serio, y
retomando lo planteado inicialmente, resulta interesante rescatar esta
que, según se dice, es la única fotografía conocida del descubrimiento
más emblemático de Einstein, la célebre fórmula e=mc2
que de algún modo condensa su teoría de la relatividad y, en el
desarrollo de la física, planteó un punto de quiebre con respecto a todo
lo que entonces comenzó a diferenciarse como física newtoniana. Hasta
Einstein, la masa y la energía se consideraban propiedades más o menos
separadas de la materia, pero según esta fórmula ambas poseen una
relación de igualdad por mediación de una constante, c, la velocidad de la luz.
En cuanto a la imagen, esta proviene de
una conferencia que el físico ofreció en la Universidad de Pittsburgh en
1934 a un centenar de estudiantes, para quienes derivó la famosa
fórmula. Sin embargo, pese a su significancia histórica, la fotografía
permaneció ignorada hasta 2007, cuando David Topper y Dwight
Vincent (del Departamento de Historia y Física de la Universidad de
Winnipeg, respectivamente) la redescubrieron en un viejo periódico de la
época.
Como se ve, la calidad no es la mejor que se esperaría, pero aun así es posible distinguir el e=mc2 en la esquina inferior izquierda del pizarrón donde escribe el genio, con los signos ΔE0=Δm y E0=m. Esto último se debe, según Topper y Vincent, a que desde el inicio Einstein redujo la constante c a la unidad, con lo cual se explica la igualdad planteada.
Los investigadores, por cierto, se
tomaron el trabajo de manipular la imagen para aclarar lo que se
encuentra escrito en las pizarras:
Este, en suma, es el único momento
capturado en que Einstein se encuentra junto al desarrollo científico
que lo llevaría tanto a los libros de historia como a ese álbum
fotográfico colectivo, más o menos caprichoso, que muchos llevamos con
nosotros.
*Da clic sobre las imágenes para verlas en mayor tamaño.
También en Pijama Surf: La enigmática e inesperada belleza de las pizarras en los laboratorios cuánticos
En Internet: David Topper & Dwight Vincent. ”Einstein’s 1934 two-blackboard derivation of energy-mass equivalence” (PDF)
sábado, 3 de agosto de 2013
¿Qué los asustó durante 4 días? No lo sabemos, es un misterio. Una amenaza invisible y un enigma por resolver en el zoológico de Emmen.
Holanda: estudian el misterio de los monos paralizados.
Los monos estuvieron cuatro días sin moverse.
Los trabajadores de um zoológico de Holanda están tratando de descubrir el misterio por el que un grupo de monos babuinos permanecieron paralizados durante cuatro días.
Los animales comenzaron con este comportamiento extraño en la noche del martes cuando los babuinos se sentaron juntos y se recostaron unos sobre otros y comenzaron a comer poco.
Según un biólogo del zoológico de Emmen, los animales sólo retomaron su comportamiento habitual este viernes.
Pese a que los cuidadores siguen sin saber el motivo por el que los monos se paralizaron, consideran que el hecho de que hayan vuelto a comer y a moverse ya es una buena señal.
"¿Qué los asustó? No lo sabemos, es un misterio. Hay muchas posibilidades: un terremoto, cobras que huyeron, alienígenas, un trueno...", le dijo el biólogo Wijbren Landman a la BBC
fuente del texto/BBC
Si quieres saber más sobre los Babuinos, clica la imagen:
Diez cosas que no sabías sobre la fuerza de gravedad.
La gravedad es eso intangible que sabemos que cautivó a Newton y
a Einstein, y que sigue perturbando a la ciencia moderna, pero
¿realmente sabemos qué es?
La gravedad es una de las cuatro
interacciones fundamentales de la naturaleza, pero es la única que
afecta cualquier materia. Afecta todas las cosas pertenecientes al mundo
físico y su sustancia es tan elusiva que siempre ocupará a la ciencia.
En la antesala del estreno de la esperada cinta de Alfonso Cuarón, Gravity, empezamos la lista con una referencia cinematográfica de cultura popular, en homenaje a esa gran atracción.
1. Obi-Wan Kenobi dice en Star Wars
que la Fuerza “está a nuestro alrededor y nos penetra. Es lo que hace
que la galaxia esté unida y no se desintegre”, lo cual explica bien lo
que es la gravedad. Sus propiedades de atracción mantienen unido todo a
nuestro alrededor, y nos mantiene pegados a la Tierra. Sin embargo no
tiene dualidad, como lo tendría la Fuerza en la saga de ciencia-ficción:
solo atrae.
2. Los pasajeros de la Montaña Rusa o
juegos de ese tipo experimentan algo conocido como microgravedad, que
también es conocido como cero gravedad, aunque ese término es
incorrecto. Al caer a la misma velocidad que los vehículos se da una
sensación similar a la que se experimenta en la Estación Espacial
Internacional.
3. Alguien que pese 68 kilos en el
planeta Tierra pesaría 160 en Júpiter. Entre más grande la masa más
fuerte es su poder de atracción, es decir, de gravedad. El diámetro de
Júpiter es once veces más grande que el de la Tierra, y su volumen es
1,300 veces el volumen de nuestro planeta.
4. Sin embargo la gravedad es la fuerza
más débil de las cuatro que gobiernan el universo. Las otras tres son:
electromagnetismo, la fuerza nuclear débil y la fuerza nuclear fuerte,
que mantiene a los átomos unidos. Un imán del tamaño de una moneda tiene
tal fuerza electromagnética que desafía a la gravedad al quedarse
pegado al refrigerador.
5. Aunque no es cierto que una manzana
le cayó encima a Isaac Newton, sí lo hizo equiparar la fuerza que obliga
a una manzana a caer con la fuerza que impulsa a la Luna a dar vueltas
alrededor de la Tierra. Gracias a eso Newton descubrió la ley del
cuadrado a la inversa (F = G * (mM)/r2), que dicta que
un objeto al doble de lejos hace una fuerza gravitacional de un cuarto
de fuerza. Esta ley también implica que la atracción gravitacional es
técnicamente infinita.
6. La otra definición de la palabra
“gravedad”, cuando algo es serio o importante, vino antes que la
acepción de atracción, y se originó del latín gravis: pesado.
7. La fuerza de gravedad acelera todo de
igual manera, sin importar el peso. Si tiráramos dos pelotas del mismo
tamaño pero de peso distinto desde el techo caerían al suelo al mismo
tiempo. La inercia del objeto más pesado cancela la velocidad que podría
tener sobre el objeto liviano.
8. La teoría de la relatividad de
Einstein fue la primera en tratar a la gravedad como una distorsión del
espacio-tiempo, el “tejido” físico del universo. Entonces, cuando un
objeto distorsiona el espacio-tiempo a su alrededor debido a la
gravedad, puede redirigir la luz que pasa a través de él. Esto puede
magnificar la luz que emite una galaxia o hacer que la luz se comporte
en formas extrañas.
9. Aunque las otras tres fuerzas
fundamentales concuerdan con la mecánica cuántica, que tiene que ver con
la ciencia de lo más pequeño, la gravedad es incompatible con ello. Las
ecuaciones cuánticas se rompen al tratar de incluir a la gravedad.
Reconciliar estas dos descripciones del universo que se oponen entre sí
es una de las grandes cuestiones de la física contemporánea.
10. Según Amber Stuver del Laser
Interferometer Gravitational-Wave Observatory de Louisiana, para
comprender mejor a la gravedad se buscan olas gravitacionales, ondas en
el espacio-tiempo a partir de hoyos negros y estrellas que explotan. Una
vez que logren detectar estas ondas gravitacionales podrán usarlas para
observar el cosmos como nunca antes se había podido. “Cada vez que
hemos visto el universo de una manera nueva”, dice Stuver, “ha
revolucionado nuestro entendimiento”
fuente/ Pijamasurf.
viernes, 2 de agosto de 2013
La relación entre la exploración espacial y la búsqueda de trascendencia.
El filósofo de la televisión y explorador Jason Silva discute la verdad y la belleza de la ciencia en una suerte de jazz existencial, recordándonos que lo que se busca en la era espacial es no es sólo la expansión del espacio físico sino la expansión de la mente también.
Jason Silva estudió cine y filosofía en Miami. En la revista The Atlantic lo llaman “el Timothy Leary de la época del video viral”. Presenta el programa de Nat Geo llamado “Brain Games”, y se describe a sí mismo como “techno optimista” en su cuenta de Twitter. Dada su manera de transmitir ideas a través de la palabra Silva ha sido descrito como un filósofo-performance, y aquí queda claro por qué. “En su nuevo video Exploring Space: Cosmic Revolutionaries, Silva explora la relación entre la búsqueda de conquistar el espacio y ir más allá de los límites de nuestro sistema planetario con la búsqueda interior de la trascendencia, entendiendo que “como es afuera, es adentro” y las estrellas son parte de una constelación psíquica.
En su característico tono de grandilocuencia, este video que nos llama a asumirnos como “revolucionarios cósmicos” está hecho “a partir de imágenes cautivadoras y palabras que inspiran, y nos recuerda que la exploración espacial también es una cuestión existencial que va hacia los confines internos del ser humano”.
fuente/ Pijamasurf
fuente/ Pijamasurf
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