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jueves, 3 de noviembre de 2016

¿Por qué lo invisible es siempre superior a lo visible?

RECONOCER LA SUPREMACÍA DE LO INVISIBLE COMO UN CAMINO DE INVESTIGACIÓN DE LA ESENCIA DE LAS COSAS.

ntentaremos aquí exponer la primacía de lo invisible y revaluar aquello que no percibimos por nuestros sentidos ordinarios y que se escapa de la densidad material a la que estamos acostumbrados. En esta supremacía de lo invisible se encuentran y coinciden de alguna forma la ciencia, la filosofía y el misticismo. En el caso de la ciencia, cabe puntualizar, esto sólo se da en un aspecto cuantitativo, en el caso de la materia oscura: un misterioso tipo de materia invisible más abundante que la materia común en el universo; pero no ciertamente desde el paradigma dentro del que opera, en el cual predomina la determinación de estudiar y reducir los fenómenos solamente a sus componentes materiales, argumentando que lo que no se puede observar con los aparatos y la metodología científica no puede existir. Pero acaso la ciencia olvida que la forma y el lugar desde el cual formulamos la pregunta delimita la respuesta que podemos recibir. Haremos aquí entonces un recorrido desde otro lugar más cercano a la poesía y a la filosofía que, en cambio, se deleitan en lo misterioso, a la manera de una pequeña antología a favor de lo invisible; una invitación a mirar hacia aquello que permanece oculto, que no se revela, que seduce en silencio y que pide de nosotros la sutileza de ver más allá de las apariencias. 

Con el término "invisible" aquí nos referimos no sólo a cuerpos sutiles o entidades numinosas que yacen en una banda elusiva del espectro de la percepción, nos referimos también a las ideas, pensamientos, emociones,  valores, arquetipos y la suma de las partes que conforman unidades a las cuales llamamos la esencia de las cosas, la personalidad o el espíritu y que nunca se muestran de manera explícita y exhaustiva en la materia visible, sino que solamente se manifiestan a través de ella --que la utiliza como se usa un vehículo, como algo que irradia o que refulge pero que se retira igualmente de nuestra percepción, nunca permaneciendo como algo que ha sido enteramente revelado. Siempre, como escribió Saint-Exupéry, "lo esencial es invisible a los ojos". Siempre en el mundo de la conciencia existe una relación metafísica con la realidad, siempre se tienden puentes invisibles para poder relacionarnos con las cosas al nivel de la experiencia y la memoria.  

Ya sea que tomemos la postura platónica de la naturaleza o la postura aristotélica, la esencia al final de cuentas es invisible y superior a lo visible. Para Platón, lo equivalente a lo que aquí llamamos esencia no está circunscrito a los cuerpos, sino que los cuerpos son imágenes de formas o ideas universales, modelos o copias que han sido moldeados por las energías de la inteligencia, ya sea del individuo (como alma racional) o del cosmos mismo (como animal divino), en su movimiento bajo las leyes y los arquetipos matemáticos que existen sub specie aeternitatis, inmutables más allá del tiempo. En la filosofía de Platón la superioridad del alma sobre el cuerpo hace de la misma manera que lo invisible sea superior a lo visible, siendo que, como explica en la alegoría de la cueva, lo que pensamos que es real y luminoso es sólo una sombra de la verdadera luz y realidad, la cual está más allá de los cuerpos y los sentidos materiales. La labor del ser humano en este mundo, entonces, es abrir el ojo espiritual para ver las formas universales y recordar lo que el alma ha presenciado en el cielo o en el mundo de las ideas, ver, por ejemplo, en una flor no ya sólo la belleza de esa flor en particular, sino servirse del color y la forma de esta flor para percibir la invisible belleza que existe en todas las flores y en todas las cosas bellas, una especie de esencia o alma universal que se transparenta. La función de lo material es únicamente llevarnos a lo espiritual; de lo visible, llevarnos hacia lo invisible. En un sentido ciertamente místico, dice Platón en Las Leyes: "Todos los hombres perciben el cuerpo del Sol, pero ninguno su alma". Percibir el alma del Sol es el fruto radiante de la percepción y del trabajo filosófico, como para Einstein la física era el medio para el supremo deseo de conocer "los pensamientos de Dios", aquello que yace detrás del tejido del espacio-tiempo.  

A diferencia de Platón, Aristóteles creía que la esencia estaba unida al cuerpo (en Platón el alma sólo desciende parcialmente); pero esta esencia, a la cual llama también alma, es superior al cuerpo en tanto a que es su causa formal, eficiente y final. Si bien en Aristóteles el alma tiene una sustancia material, no puede reducirse solamente a su forma, sino que es su actualidad. Y, aunque el alma para este filósofo no puede separarse del cuerpo, el alma no es un cuerpo como tal y por lo tanto no es algo que podamos llamar visible. De alguna manera, Aristóteles concibe al alma como una fuerza vital, literalmente lo que anima a un cuerpo, a veces asociado con el corazón. Si lo anterior es un poco confuso, todo lo más si consideramos que Aristóteles argumenta en su tratado sobre el alma De Anima iii 5 que el intelecto activo (nous poiêtikos) tiene una existencia inmortal separada del cuerpo. Dice ahí que "la mente existe llegando a ser todas las cosas y un tipo de mente existe produciendo todas las cosas, como un efecto positivo, igual que la luz. Puesto que en cierta forma, la luz hace que los colores que existen en potencia se vuelvan colores en actualidad". Y esta mente se separa del cuerpo y "solo ésta es como es, y solo ésta es inmortal y eterna". El anterior pasaje es uno de los más controversiales y algunos han querido interpretar que Aristóteles no habla de la mente del individuo sino de una mente universal divina que sería lo que permite establecer la facultad intelectual en el individuo.

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Habiendo repasado estas dos grandes corrientes originarias de la filosofía occidental, consideremos el lugar de lo invisible en la física moderna. Actualmente se piensa que la materia oscura constituye 85% de la masa total del universo y aunque sólo podemos observar esta sustancia invisible a través de su interacción con la fuerza de la gravedad, se cree que es una especie de sustancia o estructura de cohesión sobre la que las galaxias se integran. Algunos científicos recientemente han teorizado que la materia oscura es responsable de los ciclos de extinción de 26 millones de años que, por ejemplo, han borrado de la faz de la Tierra a los dinosaurios, esto a través de una atracción gravitacional que puede desviar cometas de sus órbitas. Así la materia oscura, dentro de su invisibilidad, podría estar ejerciendo toda una serie de importantes efectos que apenas estamos descubriendo.

La influencia y potestad de lo invisible sobre lo visible nos provoca temor e incomodidad, psicológicamente hemos aprendido a rechazar la incertidumbre y a suprimir lo que no podemos explicar. Ya lo dice el Libro 4 del Corpus Hermeticum: "las cosas visibles nos deleitan, pero las invisibles producen desconfianza". Esto, como hemos visto, es la ilusión fundamental de la materia, la seducción del maia, que nos hace cautivarnos en las formas físicas, en la celada (y en la celda) de los sentidos y dejar a un lado la naturaleza esencial. Hace unos 2 mil 500 años Heráclito había advertido que "la naturaleza ama ocultarse" y por lo tanto si queremos acceder al conocimiento verdadero debemos de ir más allá de lo aparente, hacia lo oculto. Es por esto que tenemos toda una tradición filosófica que llamamos ocultismo, ciertamente despreciada en la actualidad pero que tiene una razón de ser que se apuntala en este valor esencial de que existen cosas que van más allá de nuestras facultades sensibles y que se debe cultivar una percepción y un entendimiento de lo oculto si se quiere tener una visión completa del mundo.

En su poema "La rima del antiguo marinero", Samuel Taylor Cooleridge elije el siguiente epígrafe del texto Archaeologiae Philosophicae (1692):
Sin temor a equivocarme creo que existen más naturalezas invisibles que visibles en el universo. ¿Pero quien nos explicara la familia de estos seres, sus jerarquías, sus relaciones y características y funciones distintivas? ¿Qué hacen? ¿Qué lugares habitan? La mente humana siempre ha buscado saber estas cosas, pero nunca lo ha logrado. Sin embargo, no niego la utilidad de contemplar en la mente, por momentos, como en una tabla, la imagen de un mundo superior, para que así el intelecto, habituado a las pequeñas cosas de la vida, no se estreche y hunda en pequeños y triviales pensamientos cotidianos.

Existe cierto paralelo en esta enunciación de un enorme universo invisible con la moderna concepción de la materia oscura. Y de la misma forma un esfuerzo no del todo fructífero por hacer una cartografía y una clasificación de lo invisible, la cual tiene la enorme dificultad quizás de que pretende definir y fijar en la limitada red de la lógica humana a entidades o "naturalezas" superiores a la inteligencia humana, y por lo tanto posiblemente incognosibles en su totalidad, desde nuestra particularidad. Como dice el filósofo Manly. P Hall, “lo visible en realidad es apenas una parte pequeña de la naturaleza” y “la vida invisible debe de ser superior a su vehículo de manifestación”, por lo que podríamos entender que es poco razonable pedirle al alma o a cierto espíritu o divinidad que se manifieste según los términos del cuerpo y el paradigma del materialismo.

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El místico cristiano neoplatónico Dionisio Aeropagita expresa con fervor religioso este límite con el cual se encuentra el hombre cuando quiere conocer los mundos superiores divinos. La misma paradoja de que lo que para nosotros parece ser lo real, verdadero y luminoso podría y de hecho debería de ser lo ilusorio, erróneo y sombrío desde una perspectiva más alta y es por esto que Dionisio, siguiendo una teología negativa o apofática, habla de la divinidad como una oscuridad, como un abismo, como una ignorancia: “Oramos para que podamos entrar en la Oscuridad Radiante, y a través de la ceguera y la ignorancia podamos ver que esta ceguera y esta ignorancia están por encima de la vista y el conocimiento”. Y en otra parte:

La Oscuridad Divina es la luz inaccesible en la que se dice que Dios mora. En esta oscuridad, invisible debido a su brillo insuperable e insondable debido a la abundancia de sus torrentes supernaturales de luz, todos los que entren son considerados dignos de conocer a Dios: y por el hecho mismo de no ver y no saber, están verdaderamente en Él quien está por encima de toda vista y conocimiento.

En otras palabras, es necesario dejar de ver este mundo, trascender la materia visible, para acceder a la luz divina, ubicua, absoluta. Como escribió T. S. Elliot: 

Luz, Luz, el recuerdo visible de la Luz Invisible…
¡Oh Luz Invisible, te alabamos! Demasiado brillante para los ojos mortales.
Sir Thomas Browne escribió: "la vida es una llama pura y vivimos por un sol invisible en nuestro interior". El alquimista suizo Paracelso distinguió entre tres soles: el sol físico que nutre el cuerpo, el sol psíquico que nutre el alma, y el sol espiritual que nutre el espíritu. Marsilio Ficino escribe en su comentario a El banquete de Platon:
en verdad [que el ojo] no ve otra cosa que la luz aunque parezca que ve varias cosas; porque la luz que en él se infunde está ornada de varias formas de cuerpos. El ojo ve esta luz, en cuanto se refleja en los cuerpos; pero en su fuente no la puede comprender... Así pues, entendemos todas las cosas por la luz de Dios; pero esa pura luz en su propia fuente no la podemos comprender.

Más allá de que estemos inclinados al misticismo o no, e incluso si tenemos un cierto rechazo a lo religioso, el deber de toda persona que se interesa por el conocimiento de la realidad y la naturaleza es profundizar, ir más allá de la superficie y de las apariencias, lo cual necesariamente nos lleva hacia lo invisible. "El hombre es un río cuya fuente es invisible", escribe Emerson. "Nuestro ser desciende a nosotros de no sabemos dónde". Es nuestro deber como seres animados en el misterio rastrear ese origen y seguir ese cauce secreto hacia su raíz. En esto estaremos manifestando la curiosidad, el asombro esencial que constituye el origen mismo de la filosofía y el impulso fundamental del hombre como explorador del cosmos. Escribe Federico González Frías:

Lo invisible es lo más atractivo. Lo que casi no existe, lo tenue, lo fugaz, lo delicado, lo más pequeño de todo, es lo más bello y lo más difícil de obtener; lo más escaso. Los entendidos son capaces de dar su fortuna por eso. Siendo así, es lógico pensar que aquello es lo que más cuesta. Tan increíblemente maravilloso como único; la gente realmente ambiciosa es lo que pretende. Sin duda lo mejor, si supiéramos qué es lo verdaderamente conveniente; resulta mucho más raro, cuando sabemos que lo hemos tenido desde siempre.

Pobre es el que se conforma con el reino de lo visible, con la posesión de lo que puede tocar puesto que sólo invisible y lo inmaterial perduran. Como nos diría el budismo, sólo el vacío es real. Pese a todo el ruido del mundo, al final siempre el silencio vencerá.

El llamado de lo invisible es un llamado hacia las cuevas del ser, por las joyas metafísicas de la naturaleza, hacia una necesaria alquimia psicológica. De la misma manera Jung nos exhorta a hacer consciente lo inconsciente para liberarnos de una tiranía invisible, dejando surgir en nosotros los arquetipos como llaves que revelan el enigma de nuestra identidad con el universo. En este caso, podemos entender este aspecto no tanto como la necesidad de enfrentar al dragón de nuestra mente y cortarle la cabeza, sino como la identificación de nuestro ser con esa profundidad inconmensurable, como perderle la desconfianza a lo invisible y situarnos de manera relajada en las hondonadas de la "oscuridad radiante", serenos ante las grandes energías cósmicas que no podemos ver y menos controlar, entre los ángeles y demonios, sabiendo que son más grandes que nosotros, pero que no nos son ajenos puesto que compartimos una misma raíz invisible. 

fuente/pijamasurf.com

lunes, 11 de enero de 2016

Por qué lo invisible es siempre superior a lo visible.


RECONOCER LA SUPREMACÍA DE LO INVISIBLE COMO UN CAMINO DE INVESTIGACIÓN DE LA ESENCIA DE LAS COSAS.


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Intentaremos aquí exponer la primacía de lo invisible y revaluar aquello que no percibimos por nuestros sentidos ordinarios y que se escapa de la densidad material a la que estamos acostumbrados. En esta supremacía de lo invisible se encuentran y coinciden de alguna forma la ciencia, la filosofía y el misticismo. En el caso de la ciencia, cabe puntualizar, esto sólo se da en un aspecto cuantitativo, en el caso de la materia oscura: un misterioso tipo de materia invisible más abundante que la materia común en el universo; pero no ciertamente desde el paradigma dentro del que opera, en el cual predomina la determinación de estudiar y reducir los fenómenos solamente a sus componentes materiales, argumentando que lo que no se puede observar con los aparatos y la metodología científica no puede existir. Pero acaso la ciencia olvida que la forma y el lugar desde el cual formulamos la pregunta delimita la respuesta que podemos recibir. Haremos aquí entonces un recorrido desde otro lugar más cercano a la poesía y a la filosofía que, en cambio, se deleitan en lo misterioso, a la manera de una pequeña antología a favor de lo invisible; una invitación a mirar hacia aquello que permanece oculto, que no se revela, que seduce en silencio y que pide de nosotros la sutileza de ver más allá de las apariencias. 
Con el término invisible aquí nos referimos no sólo a cuerpos sutiles o entidades numinosas que yacen en una banda elusiva del espectro de la percepción, nos referimos también a las ideas, pensamientos, emociones,  valores, arquetipos y la suma de las partes que conforman unidades a las cuales llamamos la esencia de las cosas, la personalidad o el espíritu y que nunca se muestran de manera explícita y exhaustiva en la materia visible, sino que solamente se manifiestan a través de ella –que la utiliza como se utiliza un vehículo–, como algo que irradia o que refulge pero que se retira igualmente de nuestra percepción, nunca permaneciendo como algo que ha sido enteramente revelado. Siempre, como escribió Saint-Exupéry, “lo esencial es invisible a los ojos”. Siempre en el mundo de la conciencia existe una relación metafísica con la realidad, siempre se tienden puentes invisibles para poder relacionarnos con las cosas al nivel de la experiencia y la memoria.  
Ya sea que tomemos la postura platónica de la naturaleza o la postura aristotélica, la esencia al final de cuentas es invisible y superior a lo visible. Para Platón, lo equivalente a lo que aquí llamamos esencia no está circunscrito a los cuerpos, sino que los cuerpos son imágenes de formas o ideas universales, modelos o copias que han sido moldeados por las energías de la inteligencia, ya sea del individuo (como alma racional) o del cosmos mismo (como animal divino), en su movimiento bajo las leyes y los arquetipos matemáticos que existen sub specie aeternitatis, inmutables más allá del tiempo. En la filosofía de Platón la superioridad del alma sobre el cuerpo, hace de la misma manera que lo invisible sea superior a lo visible, siendo que, como explica en la Alegoría de la Cueva, lo que pensamos que es real y luminoso es sólo una sombra de la verdadera luz y realidad, la cual está más allá de los cuerpos y los sentidos materiales. La labor del ser humano en este mundo, entonces, es abrir el ojo espiritual para ver las formas universales y recordar lo que el alma ha presenciado en el cielo o en el mundo de las ideas, ver, por ejemplo, en una flor no ya sólo la belleza de esa flor en particular, sino servirse del color y la forma de esta flor para percibir la invisible belleza que existe en todas las flores y en todas las cosas bellas, una especie de esencia o alma universal que se transparenta. La función de lo material es únicamente llevarnos a lo espiritual; de lo visible, llevarnos hacia lo invisible. En un sentido ciertamente místico, dice Platón en Las Leyes: “Todos los hombres perciben el cuerpo del sol, pero ninguno su alma”. Percibir el alma del sol, es el fruto radiante de la percepción y del trabajo filosófico, como para Einstein la física era el medio para el supremo deseo de conocer “los pensamientos de Dios”, aquello que yace detrás del tejido del espacio-tiempo.  
A diferencia de Platón, Aristóteles creía que la esencia estaba unida al cuerpo (en Platón el alma sólo desciende parcialmente); pero esta esencia, a la cual llama también alma, es superior al cuerpo en tanto a que es su causa formal, eficiente y final.  Si bien en Aristóteles, el alma tiene una substancia material, no puede reducirse solamente a su forma, sino que es su actualidad. Y, aunque el alma para este filósofo no puede separarse del cuerpo, el alma no es un cuerpo como tal y por lo tanto no es algo que podamos llamar visible. De alguna manera, Aristóteles concibe al alma como una fuerza vital, literalmente lo que anima a un cuerpo, a veces asociado con el corazón. Si lo anterior es un poco confuso, todo lo más si consideramos que Aristóteles argumenta en su tratado sobre el alma  De Anima iii 5, que el intelecto activo (nous poiêtikos) tiene una existencia inmortal separada del cuerpo. Dice ahí que “la mente existe llegando a ser todas las cosas y un tipo de mente existe produciendo todas las cosas, como un efecto positivo, igual que la luz. Puesto que en cierta forma, la luz hace que los colores que existen en potencia se vuelvan colores en actualidad”. Y esta mente se separa del cuerpo y “solo ésta es como es, y solo ésta es inmortal y eterna”. El anterior pasaje es uno de los más controversiales y algunos han querido interpretar que Aristóteles no habla de la mente del individuo sino de una mente universal divina que sería lo que permite establecer la facultad intelectual en el individuo.
Habiendo repasado estas dos grandes corrientes originarias de la filosofía occidental, consideremos el lugar de lo invisible en la física moderna. Actualmente se considera que la materia oscura constituye el 85% de la masa total del universo y aunque sólo podemos observar esta sustancia invisible a través de su interacción con la fuerza de la gravedad, se cree que es una especie de sustancia o estructura de cohesión sobre la que las galaxias se integran.  Algunos científicos recientemente han teorizado que la materia oscura es responsable de los ciclos de extinción de 26 millones de años que, por ejemplo, han borrado de la faz de la Tierra a los dinosaurios, esto a través de una atracción gravitacional que puede desviar cometas de sus órbitas. Así la materia oscura, dentro de su invisibilidad, podría estar ejerciendo toda una serie de importantes efectos que apenas estamos descubriendo.
La influencia y potestad de lo invisible sobre lo visible nos provoca temor e incomodidad, psicológicamente hemos aprendido a rechazar la incertidumbre y a suprimir lo que no podemos explicar.  Ya lo dice el Libro 4 del Corpus Hermeticum: “las cosas visibles nos deleitan, pero las invisibles producen desconfianza”. Esto, como hemos visto, es la ilusión fundamental de la materia, la seducción del maia, que nos hace cautivarnos en las formas físicas, en la celada (y en la celda) de los sentidos y dejar a un lado la naturaleza esencial. Hace unos 2500 años Heráclito había advertido que “la naturaleza ama ocultarse” y por lo tanto si queremos acceder al conocimiento verdadero debemos de ir más allá de lo aparente, hacia lo oculto. Es por esto que tenemos toda una tradición filosófica que llamamos ocultismo, ciertamente despreciada en la actualidad pero que tiene una razón de ser que se apuntala en este valor esencial de que existen cosas que van más allá de nuestras facultades sensibles y que se debe de cultivar una percepción y un entendimiento de lo oculto si se quiere tener una visión completa del mundo.
En su poema La Rima del Antiguo Marinero, Samuel Taylor Cooleridge elije el siguiente epígrafe del texto “Archaeologiae Philosophicae” (1692):
Sin temor a equivocarme creo que existen más naturalezas invisibles que visibles en el universo. ¿Pero quien nos explicara la familia de estos seres, sus jerarquías, sus relaciones y características y funciones distintivas? ¿Qué hacen? ¿Qué lugares habitan? La mente humana siempre ha buscado saber estas cosas, pero nunca lo ha logrado. Sin embargo, no niego la utilidad de contemplar en la mente, por momentos, como en una tabla, la imagen de un mundo superior, para que así el intelecto, habituado a las pequeñas cosas de la vida, no se estreche y hunda en pequeños y triviales pensamientos cotidianos.
Existe cierto paralelo en esta enunciación de un enorme universo invisible con la moderna concepción de la materia oscura. Y de la misma forma un esfuerzo no del todo fructífero por hacer una cartografía y una clasificación de lo invisible, la cual tiene la enorme dificultad quizás de que pretende definir y fijar en la limitada red de la lógica humana a entidades o “naturalezas” superiores a la inteligencia humana, y por lo tanto posiblemente incognosibles en su totalidad, desde nuestra particularidad. Como dice el filósofo Manly. P Hall, “lo visible en realidad es apenas una parte pequeña de la naturaleza” y “la vida invisible debe de ser superior a su vehículo de manifestación”, por lo que podríamos entender que es poco razonable pedirle al alma o a cierto espíritu o divinidad que se manifieste según los términos del cuerpo y el paradigma del materialismo.
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El místico cristiano neoplatónico Dionisio Aeropagita expresa con fervor religioso este límite con el cual se encuentra el hombre cuando quiere conocer los mundos superiores divinos. La misma paradoja de que lo que para nosotros parece ser lo real, verdadero y luminoso podría y de hecho debería de ser lo ilusorio, erróneo y sombrío desde una perspectiva más alta y es por esto que Dionisio, siguiendo una teología negativa o apofática, habla de la divinidad como una oscuridad, como un abismo, como una ignorancia:  “Oramos para que podamos entrar en la Oscuridad Radiante, y a través de la ceguera y la ignorancia podamos ver que esta ceguera y esta ignorancia están por encima de la vista y el conocimiento”. Y en otra parte: “La Oscuridad Divina es la luz inaccesible en la que se dice que Dios mora. En esta oscuridad, invisible debido a su brillo insuperable e insondable debido a la abundancia de sus torrentes supernaturales de luz, todos los que entren son considerados dignos de conocer a Dios: y por el hecho mismo de no ver y no saber, están verdaderamente en Él quien está por encima de toda vista y conocimiento”. En otras palabras, es necesario dejar de ver este mundo, trascender la materia visible, para acceder a la luz divina, ubicua, absoluta. Como escribió T.S. Elliot: 
Luz, Luz, el recuerdo visible de la Luz Invisible…
¡Oh Luz Invisible, te alabamos! Demasiado brillante para los ojos mortales.
Sir Thomas Browne escribió: “la vida es una llama pura y vivimos por un sol invisible en nuestro interior”. El alquimista suizo Paracelso distinguió entre tres soles: el sol físico que nutre el cuerpo, el sol psíquico que nutre el alma, y el sol espiritual que nutre el espíritu. Marsilio Ficino escribe en su comentario al Banquete de Platon: “en verdad [que el ojo] no ve otra cosa que la luz aunque parezca que ve varias cosas; porque la luz que en él se infunde está ornada de varias formas de cuerpos. El ojo ve esta luz, en cuanto se refleja en los cuerpos; pero en su fuente no la puede comprender… Así pues, entendemos todas las cosas por la luz de Dios; pero esa pura luz en su propia fuente no la podemos comprender”
Más allá de que estemos inclinados al misticismo o no, e incluso si tenemos un cierto rechazo a lo religioso, el deber de toda persona que se interesa por el conocimiento de la realidad y la naturaleza es profundizar, ir más allá de la superficie y de las apariencias, lo cual necesariamente nos lleva hacia lo invisible. “El hombre es un río cuya fuente es invisible”, escribe Emerson. “Nuestro ser desciende a nosotros de no sabemos dónde”. Es nuestro deber como seres animados en el misterio rastrear ese origen y seguir ese cauce secreto hacia su raíz.  En esto estaremos manifestando la curiosidad, el asombro esencial que constituye el origen mismo de la filosofía y el impulso fundamental del hombre como explorador del cosmos. Escribe Federico González Frías:
Lo invisible es lo más atractivo. Lo que casi no existe, lo tenue, lo fugaz, lo delicado, lo más pequeño de todo, es lo más bello y lo más difícil de obtener; lo más escaso. Los entendidos son capaces de dar su fortuna por eso. Siendo así, es lógico pensar que aquello es lo que más cuesta. Tan increíblemente maravilloso como único; la gente realmente ambiciosa es lo que pretende. Sin duda lo mejor, si supiéramos qué es lo verdaderamente conveniente; resulta mucho más raro, cuando sabemos que lo hemos tenido desde siempre.
Pobre es el que se conforma con el reino de lo visible, con la posesión de lo que puede tocar puesto que sólo invisible y lo inmaterial perduran. Como nos diría el budismo, sólo el vacío es real. Pese a todo el ruido del mundo, al final siempre el silencio vencerá.
El llamado de lo invisible es un llamado hacia las cuevas del ser, por las joyas metafísicas de la naturaleza, hacia una necesaria alquimia psicológica. De la misma manera Jung nos exhorta a hacer consciente lo inconsciente para liberarnos de una tiranía invisible, dejando surgir en nosotros los arquetipos como llaves que revelan el enigma de nuestra identidad con el universo. En este caso, podemos entender este aspecto no tanto como la necesidad de enfrentar al dragón de nuestra mente y cortarle la cabeza, sino como la identificación de nuestro ser con esa profundidad inconmensurable, como perderle la desconfianza a lo invisible y situarnos de manera relajada en las hondonadas de la “oscuridad radiante”, serenos ante las grandes energías cósmicas que no podemos ver y menos controlar,  entre los ángeles y demonios, sabiendo que son más grandes que nosotros, pero que no nos son son ajenos puesto que compartimos una misma raíz invisible.

POR: ALEJANDRO MARTINEZ GALLARDO


fuente/ Pijamasurf

martes, 22 de septiembre de 2015

Descubren un material capaz de invisibilizar aviones al ojo humano.

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Los investigadores estadounidenses declaran haber inventado un nuevo material capaz de manipular ondas electromagnéticas que podría ayudar a diseñar aviones indetectables por radares e invisibles al ojo humano, publica HispanTV.
Boubacar Kante y sus colegas, los científicos de la Universidad de California en San Diego (UCSD), inventaron y realizaron pruebas de un nuevo material denominado ‘dielectric metasurface cloak’ (manto metasuperficial dieléctrico).
El mismo es un material no metálico muy delgado, que manipula ondas electromagnéticas, incluyendo la luz visible y las ondas de radio.
“Estoy muy entusiasmado con este proyecto”, afirmó Boubacar Kante al portal de noticias Army Times, explicando que las ondas electromagnéticas y la forma en que se desprenden de un objeto son cruciales para la capacidad de detectarlo.
Los radares no pueden detectar un avión sin ondas de radio rebotando en sus receptores, y las personas no pueden detectar un objeto sin que la luz que choca contra este objeto pase por el globo ocular. La manipulación de las olas de luz y las ondas electromagnéticas podría, en teoría, ayudar a evitar la detección de los aviones, comentó Kante.
Este proyecto podría ayudar a los militares a conquistar la superioridad aérea, según los analistas.
Kayla Matola, una analista del Centro Nacional de Análisis de Información de Defensa y Seguridad del Departamento de Defensa de EE.UU (HDIAC, por sus siglas en inglés), aseguró a Army Times que el nuevo material es más ligero y más barato que cualquier otro material que se utiliza para la construcción de aviones y es “básicamente lo que el Ejército está buscando”.
“En todo caso esto podría ayudar a los militares a conquistar la superioridad aérea”, sostuvo Matola. La analista estima que la aplicación de la nueva tecnología de construcción de aviones furtivos será posible en los próximos 5-10 años.
fuente/entrelineas.com.mx

domingo, 28 de septiembre de 2014

INSÓLITO. Un hombre desaparece frente a la cámara de un noticiario en Puerto Rico.

Grabado en la ciudad de Bayamón, el video muestra una entrevista realizada por un canal local de noticias, en la que un hombre cruza detrás del entrevistado y desaparece frente a la cámara.

En redes sociales se ha señalado al hombre de Puerto Rico como un fantasma, un ángel o un ente, que camina entre los hombres y sencillamente desaparece como si se desmaterializara.


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Científicos de la Universidad de Rochester descubren capa de invisibilidad.

La llamada Capa Rochester no es una capa tangible, ni tampoco una crema o pomada que deba embarrarse en los objetos. De hecho, tiene más apariencia de un equipo utilizado por un optometrista, ya que cuando un objeto es colocado detrás de las capas de lentes parece desaparecer.

Científicos de la Universidad de Rochester descubren capa de invisibilidad
    Foto/Reuters.

Nueva York, Estados Unidos.- Científicos en la Universidad de Rochester dieron a conocer su más reciente y fenomenal descubrimiento, ya que encontraron una manera de ocultar grandes objetos de la vista con el simple uso de unas lentes baratas, una tecnología que parece haber salido de las páginas de la famosa serie de fantasía Harry Potter.

De acuerdo con los científicos, el ocultamiento es el proceso por el que un objeto “desaparece de la vista”, mientras todo lo que rodea al objeto se sigue viendo tal cual estaba antes.

"Muchas personas han trabajado mucho en diferentes aspectos del ocultamiento óptico durante años", comentó este viernes John Howell, un profesor de física de la universidad.

La llamada Capa Rochester no es una capa tangible, ni tampoco una crema o pomada que deba embarrarse en los objetos. De hecho, tiene más apariencia de un equipo utilizado por un optometrista, ya que cuando un objeto es colocado detrás de las capas de lentes parece desaparecer.

Los métodos previos fueron complicados, caros e incapaces de ocultar objetos en tres dimensiones mirados desde diversos ángulos variados.

"Por lo que sabemos este es el primer aparato de ocultamiento que brinda un ocultamiento tridimensional continuamente multidireccional", aseguró Joseph Choi, un estudiante que ayudó a desarrollar el método en Rochester, universidad que es reconocida por su investigación óptica.

En sus análisis, los investigadores ocultaron una mano, un rostro y una regla, haciendo que cada objeto fuera "invisible" mientras la imagen detrás de estos objetos aún era visible.

Los científicos señalaron que las aplicaciones que se le pueden dar a este descubrimiento son infinitas, "esto podría ser utilizado para ocultar un trailer en la parte de atrás de un camión para que el conductor pueda ver directamente detrás suyo", comentó Choi. "Tambien podría ser usado para cirugía, en las fuerzas armadas, en diseño de interiores, arte", agregó.

John Howell dijo que la Capa Rochester no distorsiona los objetos de fondo, tal y como sucede con la capa ficticia descrita en las páginas de Harry Potter.

Construir el aparato tampoco salió caro, ya que Howell y Choi gastaron poco más de mil dólares en materiales y creen que puede ser incluso más barato.

Aunque está pendiente la patente de dicho descubrimiento, los investigadores científicos divulgaron unas simples instrucciones de cómo construir una Capa Rochester Cloak en casa por menos de 100 dólares.

fuente/sdpnoticias.com

viernes, 23 de mayo de 2014

ÚLTIMA TECNOLOGÍA. El MIT desarrolla un algoritmo de camuflaje que esconde casi todo.

El MIT desarrolla un algoritmo de camuflaje que esconde casi todo


La invisibilidad al más puro estilo Predator está un poquito más cerca gracias a un nuevo algoritmo desarrollado en el Instituto de Tecnología de Massachusetts. Investigadores del centro trabajan en un software capaz de analizar los diferentes puntos de vista de un espectador y generar una imagen para que un objeto quede completamente oculto en su entorno.

Los creadores del sistema probaron varios algoritmos cuya función era partir de una serie de imágenes tomadas desde diferentes puntos de vista para proyectar una imagen sobre un objeto tridimensional de manera que este se haga invisible. Los algoritmos fueron puestos a prueba midiendo el tiempo que tardaba un grupo de voluntarios en localizar la posición del objeto con cada uno de ellos.

El modelo de algoritmo más avanzado, que sus creadores han apodado Greedy, utiliza datos de ángulos de cámara y colores para componer la imagen que sirve de camuflaje. Por supuesto, el sistema es aún teórico, pero los investigadores del MIT ya están pensando en posibles aplicaciones prácticas, y no tienen nada que ver con esconder soldados en el campo de batalla.


¿Puedes ver al francotirador en estas fotos?

¿Puedes ver al francotirador en estas fotos?
¿Puedes ver al francotirador en estas fotos?

Si el algoritmo está basado en objetos poligonales con forma más o menos de caja es porque sus creadores piensan en un sistema para ocultar de la vista objetos que no concuerden con el entorno, como una máquina de aire acondicionado en la fachada de un museo, o un generador en medio de un jardín.

Seguro que los altos mandos militares no piensan exactamente en paisajismo urbano. Sea como sea, si algún día desarrollamos un nanomaterial capaz de proyectar imágenes en tiempo real, necesitará de estos algoritmos para funcionar. Os dejamos con un vídeo en el que se ven (o más bien no se ven) los resultados. 

[vía MIT News]



fuente/es.gizmodo.com

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Crean el primer 'manto de invisibilidad' electrónico de banda ancha.

Corbis

Un grupo de científicos han inventado una 'capa de invisibilidad de banda ancha', un nuevo tipo de recubrimiento que puede convertir a los objetos en 'invisibles' en una amplia gama de frecuencias.

Hasta ahora los desarrollos más avanzados en este campo funcionaban solo para un rango específico de frecuencias de la gama en sus partes visibles o en las de microondas. En las demás frecuencias estas 'capas de invisibilidad' hacían a los objetos aún más visibles, establecieron los físicos.

No obstante, científicos estadounidenses lograron encontrar la solución a este problema: una capa ultrafina del sistema electrónico, informa la cadena BBC.

"Si usted quiere convertir a un objeto en transparente en todos los ángulos de observación y en una banda ancha de frecuencias, esta es la mejor opción", explica el profesor de la Universidad de Texas en Austin, EE.UU., Andrea Alu. "Estamos considerando la posibilidad de su uso práctico, pero todavía nos encontramos en la etapa inicial de la investigación", añadió.

A pesar de que aparentemente los dispositivos existentes de este tipo no sean exactamente como un manto fabuloso de Harry Potter o del 'hombre invisible', el principio de su funcionamiento no difiere mucho de esas herramientas mágicas.

El primer modelo del 'manto de invisibilidad' que logró ocultar un pequeño cilindro de cobre de la radiación de microondas, provocando que las ondas se doblaran alrededor del objeto, fue presentado en el año 2006.

El dispositivo constaba de una capa delgada de un tipo concreto de metamaterial: los plásticos compuestos, cuya estructura atómica les permite adquirir propiedades que no existen en la naturaleza.

Según los investigadores, este material de ocultación puede encontrar su uso en la esfera militar, la microscopía electrónica, el escaneo biomédico y en el sector de la energía en las centrales eléctricas.

fuente/ http://actualidad.rt.com/ciencias/view/111088-crean-manto-invisibilidad-electronico

miércoles, 12 de junio de 2013

Inventan la primera pantalla de invisibilidad LOW COST.

Un científico estadounidense y su hijo adolescente muestran en un vídeo un aparato que les hace invisibles para todo el espectro óptico. Además, la fabricación del invento le ha costado tan solo 150 dólares.

martes, 21 de mayo de 2013

Una impresora 3D fabrica un manto de invisibilidad en unas horas.

Ingenieros de la Universidad de Duke acercan a cualquiera la posibilidad de volver indetectables los objetos.

Yaroslav Urzhumov con el dispositivo de invisibilidad fabricado con una impresora 3D. Fuente: Universidad de Duke.

Yaroslav Urzhumov con el dispositivo de invisibilidad fabricado con una impresora 3D. Fuente: Universidad de Duke.


Es de esperar que para conseguir la invisibilidad de cualquier objeto haya que aplicar complejas tecnologías. Sin embargo, científicos de la Universidad de Duke han demostrado que una impresora 3D de solo un par de miles de dólares puede hacer este trabajo. Los investigadores crearon con ella, en cuestión de horas, una capa que desvía las microondas, reduciendo la sombra y el reflejo de cualquier objeto colocado en su interior. El logro supone un nuevo avance hacia la consecución de la invisibilidad óptica, aseguran los científicos.


Hace siete años, un equipo de ingenieros de la Universidad de Duke (EEUU) hizo público un "manto" de invisibilidad compuesto por metamateriales que funcionaba, en complejos experimentos de laboratorio. Ahora parece que la creación de este tipo de aparatos podría volverse mucho más simple de lo que cabría esperar.

"Yo diría que, básicamente, cualquier persona que pueda gastarse un par de miles de dólares en una impresora 3-D podría fabricarse un manto de plástico (de esta clase) durante la noche", afirma Yaroslav Urzhumov, autor del invento y profesor de ingeniería eléctrica e informática de la Pratt School of Engineering de la Universidad de Duke, en un comunicado de dicho centro.

De hecho, esta técnica permitiría fabricar un manto de invisibilidad en un periodo muy breve, de entre tres y siete horas. Sus detalles han sido publicados por la revista Optics Letters.

La impresión 3D

La impresión tridimensional o fabricación por estereolitografía se está haciendo cada vez más popular, no sólo en los sectores industriales sino también en otros terrenos. Por ejemplo, recientemente hemos sabido que este tipo de impresoras se usa para elaborar galletas de bichos con un aspecto bastante apetitoso.

En general, estos aparatos realizan "impresiones" tridimensionales, a partir de diseños realizados por ordenador, para generar piezas o maquetas volumétricas.

En el caso del manto de invisibilidad, el programa de ordenador dirigiría la disposición de sucesivas y delgadas capas de un material plástico - por lo general un polímero -, que desarrollaría la impresora 3D para producir un objeto tridimensional.

Aspecto de frisbee con agujeros

Urzhumov afirma que este sistema podrá abaratar y facilitar la fabricación de mantos de invisibilidad. De hecho, él y sus colaboradores ya han usado la impresora 3D para fabricar un pequeño manto de este tipo, cuyo aspecto en realidad no recuerda al de la capa que hacía invisible a Harry Potter, sino más bien al de un disco volador o frisbee elaborado con queso suizo, por los agujeros.

En el proceso de fabricación, una serie de algoritmos (del software empleado) determinó la ubicación, el tamaño y la forma de los orificios de la superficie del manto, de tal manera que estos pudiesen desviar las microondas.

Lo mismo se hizo con el manto de invisibilidad fabricado en 2006, según explicaron entonces los científicos: en ambos casos, las superficies creadas desvían los haces de microondas para que estos rodeen el objeto “escondido” (dentro del manto) con poca distorsión, lo que hace que se reduzcan el reflejo y la sombra de dicho objeto. De este modo, se imposibilita su detección.

En la nueva capa de invisibilidad, los investigadores colocaron un objeto opaco en el área central y abierta del “frisbee”, e hicieron incidir haces de microondas sobre él, con su consecuente “desaparición”.

Hacia la invisibilidad total

Aunque tanto en 2006 como ahora, lo que se ha conseguido es desviar microondas, los investigadores están seguros de que, en un futuro no muy lejano, la capa podrá funcionar también con otras longitudes de onda, incluidas las de la luz visible.

Para conseguir que un objeto literalmente se desvanezca ante los ojos de una persona, la capa de invisibilidad debería interactuar simultáneamente con todas las longitudes de onda –o colores- que conforman la luz.

Sin embargo, "creemos que este método es un avance hacia la consecución de la invisibilidad óptica", asegura Urzhumov. Según él, ya se cuenta con la nanotecnología precisa para fabricar mantos de este otro tipo, con polímeros o con vidrio transparente. “Las propiedades de estos otros materiales no diferirían mucho de las del polímero que desvía las frecuencias de microondas”, ya conseguido.

Urzhumov afirma, además, que esta misma técnica se podría usar para crear dispositivos mucho mayores. "Las simulaciones por ordenador me hacen creer que sería posible crear un manto de invisibilidad a base de polímeros, de un grosor de una pulgada (unos 23 mm), para colocarlo alrededor de un objeto de varios metros de diámetro", afirma. "He realizado ya algunas simulaciones que parecen confirmar este punto."

Otros acercamientos a la invisibilidad

En los últimos años, diversos proyectos han supuesto adelantos hacia la consecución de la invisibilidad. Uno de los más recientes se ha desarrollado en España: en 2012, investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona, con la colaboración de un equipo de la Academia de Ciencias de Eslovaquia, fabricaron un cilindro indetectable mediante campos magnéticos, con materiales superconductores y ferromagnéticos disponibles en el mercado.

Por otra parte, en 2008, científicos de la Universidad de Granada, en colaboración con investigadores del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), en Estados Unidos, lograron ocultar un objeto en una determinada franja de frecuencias, dentro de un simulador electromagnético. Para ello aplicaron una técnica numérica conocida como método de Modelado por Líneas de Transmisión (TLM).

Según publicó entonces la Universidad de Granada, este experimento constituiría el germen para conseguir la invisibilidad ante radares e incluso ante el ojo humano.

Además, en 2005, ingenieros de la Universidad de Filadelfia (EEUU) desarrollaron una técnica que reducía la visibilidad de los objetos, desde cualquier ángulo, deteniendo la dispersión lumínica que estos emitían. Para conseguirlo, los investigadores recubrieron los objetos con una capa de ondas de electrones (plasmones) de tal forma que cuando estos resonaban en sintonía con las emisiones de plasmones de dicha capa, sencillamente no podían ser vistos por el ojo humano. La técnica, aunque asombrosa, solo pudo aplicarse a nivel microscópico.

Referencias bibliográficas:

Yaroslav Urzhumov, Nathan Landy, Tom Driscoll, Dimitri Basov, David R. Smith. Thin low-loss dielectric coatings for free-space cloaking. Optics Letters (2013). DOI: 10.1364/OL.38.001606.

D. Schurig, J. J. Mock, B. J. Justice, S. A. Cummer, J. B. Pendry, A. F. Starr, D. R. Smith1. Metamaterial Electromagnetic Cloak at Microwave Frequencies. Science (2006). DOI: 10.1126/science.1133628.

Por Yaiza Martínez.
fuente/Tendencias21