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viernes, 22 de julio de 2016

Sara. ¿La hija de Jesús y María Magdalena?

Conocida como Sara la Negra, esta patrona de los gitanos posee afiliaciones extraordinarias. Entre ellas, la de ser hija de Jesús y María Magdalena.
Las primera leyendas sobre Jesús y su matrimonio con María Magdalena provienen de la época inmediatamente posterior a la del propio Jesús. Sin embargo, estas historias fueron relegadas y finalmente desplazadas hacia visiones consideradas como heréticas, de modo que se transformaron en historias clandestinas, secretas y sobre todo peligrosas.
La posibilidad de que Jesús haya contraído matrimonio con María Magdalena y que de esa unión hubiese nacido una niña cobró gran fuerza en la Edad Media; sobre todo en el sur de Francia, más precisamente en la región de Aix en Provence, donde la tradición asegura que Marta y Lázaro de Betania llegaron de su exilio junto a una María Magdalena embarazada.
Otras leyendas sostienen que Sara no nació en Francia, sino que llegó a las costas de la bretaña junto a José de Arimatea (y el Santo Grial) y una corte de seguidores de Cristo que habían huido de Palestina, entre ellos, María Salomé, María de Cleofás (tía de Jesús), Maximino, Marcela, Celidonia, Trófimo de Arlés y algunos otros.
El viaje hacia Francia se realizó gracias a un milagro náutico. La embarcación atravesó el Mediterráneo sin timón ni velas hasta llegar a Nuestra Señora de Ratios, que desde 1838 se llamó Saintes Maries de la Mer, (Santas Marías del Mar), en la región de Provenza, muy cerca de Arlés.

Según la tradición el grupo se dispersó en el año 48 d.C. Lázaro fue a predicar a Marsella, Marta y Marcela a Tarascón, Máximo se dirigió a Aix en Provence, Trófimo a Arlés y María se retiró a una cueva en las montañas de Saint Maximin la Sainte Baume.
La figura de Sara, en cambio, es mucho más esquiva. Las leyendas medievales apenas la sugieren como una posibilidad inquietante. Debido a que su tarea principal era mendigar para financiar las expediciones evangelizadoras de sus compañeros se la asoció al pueblo gitano, y desde entonces se la considera como su patrona o santa, a pesar de que nunca fue canonizada.
No obstante, las leyendas a menudo se contradicen, ofreciendo versiones muy disímiles del mismo personaje. Por ejemplo, se dice también que Sara vivió durante un tiempo en la ribera del Ródano en la Galia. Allí practicaba una especie de magia primordial muy poderosa. Los gitanos la adoraban, y una vez al año realizaban una procesión hasta su casa para recibir su bendición.
Esta misma tradición sostiene que Sara no era en realidad la hija de Jesús, y que su tarea fue ayudar a los exiliados de Palestina que buscaban refugio en aquella zona.
Los que defienden la teoría de que Sara era la hija de Jesús y María Magdalena sostienen que la verdadera identidad de la muchacha debía ser protegida a toda costa; y que no era extraño que se la haga pasar por sirvienta en orden de protegerla de sus enemigos.
Sara aparece en muchas tradiciones orales, pero recien en 1521 se la menciona en un texto de Vincent Philippon llamado: La leyenda de las santas Marías (La légende des Saintes-Maries).
Allí se comenta que en 1447 Renato de Anjou le solicitó al papa Nicolás V una bula para permitirle rastrear los cuerpos de los santos que se veneraban secularmente en la región. Renato encontró los restos mortales de María Magdalena y sus compañeras, y fueron colocados en relicarios ornamentados. La pobre Sara, en cambio, no calificaba como santa, de modo que sus restos fueron conservados en modestísimos relicarios, tal como luego lo registraría Jean de Labrune.
Históricamente no se reconoce ningún culto a Sara, la hipotética hija de Jesús, al menos anterior al 1800. El folklorista Fernand Benoit comenta que los gitanos realizan una extraña procesión anual justo antes de la procesión de las Marías. Esta tradición procede del siglo XV, aunque no se conoce a ciencia cierta si su objetivo era adorar secretamente a Sara.
Los que están a favor de la figura de Sara como hija de Jesús, sostienen que los gitanos buscaban enmascarar su culto, y que la adoraban bajo la forma de una mujer negra, cuya estatua era llevada en andas hasta las costas del mar.
En este sentido, la hipótesis es antropológicamente inviable. Los gitanos proceden de la India, donde adoraban a la diosa Kali representada como una mujer negra como el ébano, y su culto consistía en largas peregrinaciones hacia el mar. Demasiadas coincidencias como para tratarse de dos cultos diferentes.
La historia de Sara no concluye aquí. La idea de que Jesús contrajo matrimonio con María Magdalena y que juntos engendraron a Sara está fuertemente instalada en las leyendas locales. Sin embargo, no se han encontrado pruebas concluyentes que ubiquen su culto en la antigüedad.
Para los amantes de las sincronías etimológicas hay que decir que el nombre Sara, en hebreo Sarah, significa literalmente “princesa”

fuente/selenitacosnciente.com

jueves, 23 de junio de 2016

Según antiguo manuscrito egipcio, Jesucristo podía cambiar de forma.


Según antiguo manuscrito egipcio, Jesucristo podía cambiar de forma

Los antiguos relatos extraídos del Nuevo Testamento en la Biblia relatan muchos milagros realizados por Jesucristo, entre ellos revivir a muertos, curar enfermos, convertir agua en vino, multiplicar alimentos, etc.. No nos extrañaría que un personaje tan divino como Jesús haya podido realizar múltiples actos que nuestra mente muchas veces no puede concebir. Un antiguo texto egipcio, datado con 1200 años de antigüedad y hallado recientemente, narra parte de la vida y crucifixión de Jesús, aunque brinda datos que cambian sustancialmente la historia conocida.

El texto, escrito en lenguaje copto, describe a Poncio Pilato como un fiel discípulo y no como a u traidor. Narra una cena que mantuvieron con Jesús antes de la crucifixión, en la que Pilato ofreció a su propio hijo para ser sacrificado en lugar del mesías. También explica por qué que Judas debió besar a Jesús para identificarlo ante los romanos: según el texto, Jesús era capaz de cambiar de apariencia física. Además, sostiene que Jesucristo fue arrestado un martes y no un jueves, como se cree actualmente.

Entonces los judíos dijeron a Judas: ¿cómo lo arrestaremos, si no tiene una única forma, sino que su apariencia cambia? Algunas veces es negro, otras veces es blanco, otras es rojo, algunas veces tiene el color del trigo, algunas veces es pálido… algunas veces es joven, otras veces es un hombre viejo…”

Según ha podido traducir el profesor Roelof van den Broek, de la Universidad de Utrecht en los Países Bajos, un antiguo manuscrito egipcio escrito en copto y datado en hace 1.200 años aproximadamente, ha desvelado algunos datos hasta ahora desconocidos sobre la personalidad del propio Jesús y de algunos hechos acontecidos previamente a la noche que fue apresado para ser llevado a la cruz.

El descubrimiento del texto no significa que estos eventos ocurrieron, sino que algunas personas que vivían en aquel momento parecen haber creído en ellos, dijo Roelof van den Broek, que publicó la traducción en el libro «Pseudo-Cyril of Jerusalem on the Life and the Passion of Christ» (Brill, 2013).

Y así también consta en otra parte del manuscrito en la que relata un sorprendente y previo encuentro entre Poncio Pilatos y Jesús unos días antes en la propia casa del prefecto romano, donde cenaron juntos y en el que éste le ofreció el sacrificar a su propio hijo, Jesús declinó el ofrecimiento y agradeció el gesto, indicándole que él podía asumir ese sacrificio y se volvió incorpóreo ante los ojos de Pilato.


‘La última cena’ de Leonardo da Vinci. Un manuscrito recién descifrado afirma que Jesús podía cambiar de forma a voluntad y, de hecho, tuvo su última cena con Poncio Pilato, el prefecto romano que lo condenó a muerte. 


A pesar de las nuevas evidencias que ofrece el manuscrito, descubierto hace un siglo pero que ha permanecido en manos de un coleccionista privado hasta hace bien poco, el propio profesor van den Broek afirma que no todos los hechos tenían que haber sucedido de este otro modo, apuntando que algunas de ellas llegaron a través del boca a boca de los que vivieron en esa época para ser recogidos unos siglos más tarde.

fuente/codigooculto.com

jueves, 2 de junio de 2016

Las “curaciones milagrosas”. ¿Son un don de Dios?


En algunos países es común ver a peregrinos viajando a santuarios donde, supuestamente, otras personas se han restablecido de enfermedades incurables. En otras partes del mundo hay curanderos que afirman sanar a la gente usando poderes sobrenaturales. Y en muchos lugares se celebran reuniones religiosas en las que los eufóricos asistentes sueltan sus muletas o saltan de su silla de ruedas, asegurando haber sido curados milagrosamente.
Lo más curioso es que la mayoría de los que llevan a cabo tales curaciones pertenecen a diferentes religiones, y no es extraño que se acusen unos a otros de ser falsos profetas, paganos o apóstatas. Ahora bien, ¿es lógico esperar que Dios emplee a todas esas personas y organizaciones, muchas de las cuales están enfrentadas entre sí, para realizar milagros? La Biblia dice que “Dios no es Dios de desorden, sino de paz” (1 Corintios 14:33). Con todo, muchos afirman que Dios les ha concedido el don de realizar “curaciones milagrosas” en el nombre de Jesús. ¿Será cierto eso? Para hallar la respuesta, veamos cómo sanó Jesús a las personas cuando estuvo en la Tierra.
Las curaciones de Jesús
Hay muchas diferencias entre las curaciones de Jesús y las que efectúan los sanadores de la actualidad. Para empezar, Jesús curaba a todos los que acudían a él, y no solo a unos pocos seleccionados de entre la multitud. Además, las personas quedaban totalmente curadas, casi siempre de forma inmediata. La Palabra de Dios dice: “Toda la muchedumbre procuraba tocarlo, porque de él salía poder y sanaba a todos” (Lucas 6:19).
Otra gran diferencia es que los sanadores actuales no siempre logran curar al enfermo, a quien en esos casos suelen culpar por su falta de fe. Por el contrario, Jesús curaba a todo el que se proponía, sin importar que todavía no hubiera puesto fe en él. En cierta ocasión, por ejemplo, vio a un ciego y decidió devolverle la vista. Después de hacerlo, le preguntó: “¿Pones tú fe en el Hijo del hombre?”. “¿Y quién es, señor, para que ponga fe en él?”, contestó el hombre que había sido curado. Entonces Jesús le dijo: “El que habla contigo es ese” (Juan 9:1-7, 35-38).
Ahora bien, si tener fe no era un requisito para que Jesús sanara a los enfermos, ¿por qué solía decirles: “Tu fe te ha devuelto la salud”? (Lucas 8:48; 17:19; 18:42.) Con esas palabras, Jesús les indicó que se habían curado gracias a que su fe los impulsó a acercarse a él; en efecto, si se hubieran negado a acudir a Jesús, habrían perdido la oportunidad de curarse. Pero en realidad no era su fe lo que los curaba, sino el poder de Dios. Hablando sobre Jesucristo, la Biblia señala: “Dios lo ungió con espíritu santo y poder, y fue por la tierra haciendo bien y sanando a todos los que eran oprimidos por el Diablo; porque Dios estaba con él” (Hechos 10:38).
Por otra parte, el dinero suele desempeñar un papel importante en las supuestas curaciones modernas. De hecho, estos religiosos son bien conocidos por su habilidad para obtener fondos. Por ejemplo, se sabe que un telepredicador conocido en todo el mundo recaudó 89.000.000 de dólares en un solo año. De igual modo, muchas confesiones religiosas obtienen cuantiosos beneficios gracias a los peregrinos que viajan a los santuarios para curarse. ¡Qué diferente fue Jesús! Nunca cobraba a las personas a las que curaba; lo que es más, en cierta ocasión hasta les proporcionó comida (Mateo 15:30-38). Y cuando envió a sus discípulos a predicar, no solo les dijo que curaran enfermos, resucitaran muertos y expulsaran demonios, sino que también les ordenó: “Recibieron gratis; den gratis” (Mateo 10:8). Ahora bien, ¿a qué se deben todas estas diferencias entre Jesús y los sanadores modernos?
El verdadero origen de estas “curaciones”
A lo largo de los años, muchos profesionales de la salud han investigado los “milagros” de los sanadores. ¿Y qué han encontrado? El diario londinense The Daily Telegraph cita la conclusión a la que llegó cierto médico inglés tras veinte años de investigación: “No existe ni una sola prueba médica que confirme los informes carismáticos de curaciones milagrosas”. A pesar de todo, muchas personas creen sinceramente que han sido curadas gracias a una reliquia, un santuario o un sanador. ¿Qué hay de ellas? ¿Existe la posibilidad de que hayan sido engañadas?
Pues bien, en el conocido Sermón del Monte, Jesús predijo que algunos dirían: “Señor, Señor, ¿no [...] ejecutamos muchas obras poderosas [en tu nombre]?”. Pero su respuesta a estos falsos representantes suyos sería la siguiente: “¡Nunca los conocí! Apártense de mí, obradores del desafuero” (Mateo 7:22, 23). Si el poder de estos practicantes de la maldad no vendría de Jesús, ¿de dónde procedería? El apóstol Pablo reveló que sería fruto de “la operación de Satanás”. Solo así podrían realizar “toda obra poderosa y señales y portentos presagiosos mentirosos, y [...] todo engaño injusto” (2 Tesalonicenses 2:9, 10).
Además, ninguna curación realizada con reliquias, imágenes religiosas u objetos similares puede proceder de Dios. ¿Por qué? Porque la Palabra de Dios ordena claramente a los cristianos que “huyan de la idolatría” y que ‘se guarden de los ídolos’ (1 Corintios 10:14;1 Juan 5:21). Es evidente que los llamados milagros de curación no son más que otra de las trampas del Diablo para alejar a la gente de la religión verdadera. No en vano, la Biblia nos advierte que “Satanás mismo sigue transformándose en ángel de luz” (2 Corintios 11:14).
¿Por qué curaban Jesús y los apóstoles?
Las curaciones milagrosas que aparecen en las Escrituras Griegas Cristianas dejaron claro que Jesús y los apóstoles habían sido enviados por Dios (Juan 3:2; Hebreos 2:3, 4). Asimismo, servían para dar peso a su mensaje, pues la Biblia dice que cuando Jesús “recorría toda Galilea, enseñando en sus sinagogas y predicando las buenas nuevas del reino”, también iba “curando toda suerte de dolencia” (Mateo 4:23). Además de curar a las personas, Jesús alimentó a multitudes, controló las fuerzas de la naturaleza y resucitó muertos. Sin duda, todos estos milagros fueron auténticas buenas noticias, pues demostraron lo que él hará por los humanos fieles cuando el Reino de Dios gobierne la Tierra.
Ahora bien, todo indica que esas obras milagrosas —o dones del espíritu— dejaron de realizarse después que murieron Jesús, los apóstoles y las demás personas que habían recibido dichos dones. El apóstol Pablo escribió: “Sea que haya dones de profetizar, serán eliminados; sea que haya [dones de hablar en] lenguas, cesarán; sea que haya conocimiento [revelado por Dios], será eliminado” (1 Corintios 13:8). ¿Por qué serían eliminados? Porque una vez cumplido su objetivo —demostrar que Jesús era el Mesías y que la congregación cristiana contaba con la aprobación divina—, las curaciones y otros dones ya no serían necesarios.
Entonces, ¿nos benefician de algún modo en la actualidad las curaciones que Jesús realizó en el pasado con el poder de Dios? Por supuesto que sí. Nos hacen pensar en el tiempo en que las profecías bíblicas llegarán a cumplirse en sentido físico y espiritual. Si ejercemos fe en Jesús y obedecemos sus enseñanzas sobre el Reino de Dios, veremos el día en que nadie tendrá razones para decir: “Estoy enfermo” (Isaías 33:24; 35:5, 6; Revelación [Apocalipsis] 21:4).

viernes, 27 de mayo de 2016

ELÍ, ELÍ, LAMÁ SABACTANI



Mat 27:46 A eso de las tres, Jesús gritó con fuerza: Elí, Elí, lamá sabactani, que quiere decir: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"





En mi estudio personal de la Biblia, me he topado con textos que me cuesta trabajo discernir prontamente, como es el caso especial de las palabras que el Mesías dijo en arameo cuando colgaba del madero de suplicio. “ELI, ELI, LAMA SABCTANI” ¿Por qué el escritor bíblico tuvo que poner estas palabras y no su traducción, si se supone que estaba escribiendo para el entendimiento de los cristianos del primer siglo? El dio su propia traducción de estas palabras diciendo que estas palabras significaban: “Dios mío, Dios mío ¿Por qué me has desamparado?” Y la frase más parecida, está en el salmos 22:1 en donde proféticamente se detalla el suplicio de Yehoshúa.

Tal vez por los lectores a quienes iba dirigido el evangelio, el escritor bíblico no tuvo la necesidad de decir en que lenguaje exclamó el Cristo esa frase. Se supone que fue en arameo, por eso tuvo que traducir esa expresión para que los lectores griegos comprendieran la frase y como todas escritura es inspirada, no tengo más que aceptar que así es.

Sabemos que todo lo extra bíblico es más difícil que concuerde en su totalidad con la Biblia, aunque a veces hay sus excepciones como es el caso del libro de Enoc, y otros que desde luego nunca tendrán más autoridad que la propia Biblia.

Según una leyenda, los mayas eran una de las tribus perdidas de Israel que llegaron al continente americano y recientemente, adquirí un disco con música maya y me sorprendió escuchar un canto que venía en maya y su correspondiente traducción en español y al inglés y en el mismo traía la frase “HELI LAMAH ZABAC TANI” pero en la traducción al español de la frase, no se tradujo “Dios, mío ¿Por qué me has abandonado?, sino en esta forma:

MAYA        ESPAÑOL                        INGLES
HELI         AHORA                        NOW
LAMAH      ME HUNDO                  I SINK
ZABAC      EN LA PREALBA            IN THE PREDAWN
TANI         DE TU PRESENCIA        OF YOUR PRESENCE

Esto no le quita el mérito a la Biblia, lo que a mí me reafirma es que en realidad el Padre Yehowáh nunca abandonó a su hijo Yehoshúa porque precisamente unos días antes, en la transfiguración, lo había reconfortado con Elías y Moisés que aparecieron en esa visión y Dios le reafirmó a Yehoshúa que él era su hijo, con la frase “¡Este es mi Hijo, el amado; éste es mi Elegido, escúchenlo!” por lo que de manera personal desde mi lógica, antes de que el Mesías entregara su espíritu, tal vez podría ser otra traducción, para Eli, lama sabctani, y que el Ungido de Dios, haya pronunciado la frase para reconfortarse ya que al morir como humano, no habría ya ningún obstáculo para que él fuera a la presencia del Santo Padre Yehowáh después de su resurrección.

Un comentario respetuoso, pero muy personal.

Respetuosamente

por: Valente Arreola

Jesus y los mayas


Andreas Faber-Kaiser en su libro “Jesús vivió y murió en Cachemira”, nos explica una relación muy fascinante entre Jesús de Nazareth y la civilización mesoamericana, Los Mayas.
Después de un preámbulo detallado, dónde se expone las <evidencias> de una segunda vida de Jesús; es decir, no murió en la cruz; se nos habla sobre la extensa similitud que existe entre una lengua antigua hindú, el Naga; ya desaparecida y el idioma maya.
¿Cómo es posible que dos civilizaciones lejanas y separadas por medio mundo tuvieran semejanza?
La respuesta es sumamente controversial y la detallamos en un extracto del libro “Educadores del mundo” de Ignacio Megaloni Duarte (1).
Está establecido que la ciencia-religión conocida por Cristo en Egipto, la India y el Tibet  era maya. Existió un profundo ocultismo maya, conocido sin una duda por Cristo, quién eligió sus símbolos (mayas) como sustentación de sus ideas de amor fecundante.
Queda asentado que el lenguaje ritual de Cristo en el Tibet era el maya, pero a muchos asombra la afirmación hecha  por Le Plongeon y otros grandes investigadores de que Cristo en la cruz habló en su lenguaje ritual. Apoyando esta afirmación es de todos conocido que los Evangelistas están acordes en una duda: ninguno sabía a que atribuir las palabras “Heli Lamah Zabac Tani”. Mateo, dice textualmente que las palabras <deben ser interpretadas> de un modo; Juan, el otro evangelista, le sigue en la opinión.
Lo muy digno de observarse es que era un idioma para ellos desconocido, puesto que, según ellos mismos, habría de ser interpretado. Los evangelistas que estuvieron presentes en la crucifixión no dicen, pues cuál fue ese idioma, pero si hoy se crucificara, por ejemplo, a un alto sacerdote católico, cuyo idioma ritual sería el latín,  no extrañaría a nadie que en latín invocara a Dios antes de morir. Muchos comentaristas suponen que deben ser palabras de un dialecto hebraico perdido; ¡qué raro!, a la hora de morir. La suposición equivale a que un alto sacerdote católico actual hablara en idioma araucano. (2)
Papini en su libro Historia de Cristo, extremando en la investigación, llega a la descarriada suposición de que habló mitad en un dialécto y mitad en otro ¡para decir cuatro palabras!. Y esto indica ya un esfuerzo desesperado por encontrar el tal idioma. Pues bien, no existiendo las palabras en ningún otro idioma, antiguo ni moderno, en maya, el idioma ritual de Cristo cada una de las palabras tiene un significado y la frase formada con todas juntas es grandiosa, coherente, digna del gran maestro crucificado. Abrimos el diccionario Ticul, Maya-Español y leemos las palabras.
HELI: Significa, ahora, al fin, ya.
LAMAH: Significa, sumergirse.
ZABAC: Se dice, humo, pre-alba. (Un indígena maya al que interrogamos nos dijo que la palabra significa, además de otras cosas: perdear del alba.)

TANI: Es una palabra compuesta de: Tan, en presencia de; y ni, nariz: Tani significa, <ante la nariz> y obviamente equivale a lo que decimos: ante la frente, enfrente, <en presencia de>.
La frase ya organizada se traduce en:
AHORA HUNDIRME EN LA PREALBA DE TU PRESENCIA.
Sin embargo algunos obstinados asientan a que Cristo en el Tibet aprendió el idioma Naga, pero que éste no tiene nada que ver con el maya preamericano. Pues bien, como prueba gráfica damos a continuación los nombres de los números en los  idiomas naga y maya, por lo que se verá que aparentemente diferentes idiomas son sin discusión el mismo y uno solo:
numeroY además damos los numerales mayas y nagas:
numeLas anteriores comparaciones dejan comprobado sin una sola duda que el idioma naga aprendido por Cristo en el Tibet era el maya hablado hasta hoy en Preamérica.
Dentro de este análisis del investigador español, no cabe duda que el tema de Jesús y su extraña vinculación con el mundo maya se vuelve una empresa a discutir; de cualquier forma, nos deja mucha tela de donde cortar sabiendo que el antiguo reino maya adoraba la cruz..
Fuentes:
Jesús vivió y murió en Cachemira de Andreas Faber-Kaiser. Ediciones A.T.E. 1976, Barcelona.
(1) Educadores del Mundo de Ignacio Megaloni Duarte. Editorial Costa-Amic, 1971, México.¿Sacerdotes o Cosmonautas? de Andreas Faber-Kaiser. Ediciones A.T.E. 1971, Barcelona.

martes, 17 de mayo de 2016

“El verdadero Cristo”


Comenzaremos esta nueva etapa, viendo en profundidad conocimientos sólo transmitidos en los grados más altos, de los círculos más externos, de las órdenes esotéricas, o sea a partir del grado 30 hasta el 33 en la masonería y en los últimos tres grados rosacruces llamados iluminati. 

Esta información es considerada metafísica pero en realidad es conocimiento esotérico esenio. Si usted es un creyente radical cristiano, evangelista, testigo de jehová, etc, no le recomiendo la lectura de este artículo hasta que no logre separarse de la programación implantada por su iglesia y de la falsa creencia de cielo e infierno, premio y castigo. Nadie es premiado o castigado por otro que no sea usted, como no es premiado o castigado ningún otro animal en esta tierra. Sus pensamientos, palabras y actos son los que lo condenan por la ley de causalidad y usted tiene el premio o el castigo que proyecta y crea en su realidad subjetiva.

Comencemos viendo la etimología de la palabra Cristo. Cristo (del griego χριστός, christós o /jristós/, ‘ungido’). Cristo es la traducción griega del término hebreo מָשִׁיחַ (trasliterado māšîaḥ o /mashiach/), ‘mesías’, que significa ‘ungido’. La palabra «ungir» ―del latín únguere― significa ‘elegir a alguien para un puesto o un cargo muy notable’ (como sumo sacerdote o rey). Hasta aquí la definición religiosa del término, ahora veamos la definición esotérica esenia. Cristo: cristal, traslúcido, cristalino, cristalizar, formar el espíritu y llegar al Ser, cristalizar el espíritu en el Ser. El Ser manifestado es Cristalino, puro, traslúcido, inocente como un niño. 

Los esenios fueron quienes instruyeron a Jesús en las artes del esoterismo, para que manifestara su Ser, y eran una de las sectas judías que existían en la época del nacimiento de Jesús. Practicaban una vida extraordinariamente ascética y vivían en comunidad. Guardaban el conocimiento y la sabiduría hiperbórea de los antiguos y tenían gran similitud con los pitagóricos. Edouard Schure cita esta similitud: “La oración a la salida del sol; los vestidos de lino; los ágapes fraternales; el noviciado de un año; los tres grados de iniciación; la organización de la orden y la comunidad de los bienes regidos por curadores; la ley del silencio; el juramento de los Misterios; la división de la enseñanza en tres partes: 

1) Ciencia de los principios universales o teogonía, lo que Filón llama la lógica; 

2) la física o cosmogonía; 

3) la moral, es decir, todo lo que se refiere al hombre, ciencia a la cual se consagraban especialmente los terapeutas”. No pretendo exponer un estudio sobre los esenios ni tampoco sobre la existencia de Jesús de Nazaret y sus enseñanzas, pero si mostrar el verdadero significado y misión de Cristo, porque su comprensión es fundamental para romper el engaño de las religiones que se apropiaron de algo que no les pertenece, o mejor dicho, que nos robaron a nuestro Ser.

Como ya expliqué en artículos anteriores, toda unidad de carbono está enlazada con su Ser que no habita directamente en su cuerpo, sino que al ser adimensional, se encuentra en un lugar espacio-temporal de vaet cero y espacio infinito, más allá de nuestra limitada comprensión tridimensional. El cuerpo de enlace entre el Ser y la materia es el espíritu, éste es el medio de comunicación entre la consciencia del Ser y el Ser propiamente dicho. Usted puede estar enlazado a su Ser y sin embargo no tener acceso a él por no tener formado y cristalizado el espíritu. Su consciencia artificial actúa de enlace a través del alma con la consciencia colectiva de la especie y es a través de ésta que usted tiene, digamos, la ilusión de estar vivo. No deja de ser un animal con cierto desarrollo mental como un delfín, ballena o elefante, en definitiva un primate más evolucionado que el resto, pero a la vez más manipulable que cualquier otro. 

En el plan del Do, estaban considerados dos choques para enderezar o acomodar la octava, mejor dicho un choque dividido en dos armónicos, uno para occidente y otro para oriente. ¿Por qué uno para occidente y uno para oriente? Porque es el recorrido o camino solar este-oeste que marca la espiral de la octava de creación en curso y divide culturalmente a la humanidad en dos partes que representan los dos hemisferios cerebrales y las dos energías de la dualidad, el yin y el yang entre otras cosas que no detallaré en este momento porque no vienen al caso. Se tomaron dos unidades de carbono en un lapso aproximado de 500 años. Siddhartha Gautama para oriente y Jesús de Nazaret para occidente, tanto uno como otro fueron preparados para manifestar su Ser de forma consciente y plena. Buda para Gautama y Cristo para Jesús. Buda (en sánscrito बुद्ध) es un nombre honorífico con contenido religioso que se aplica a quien ha logrado un completo despertar espiritual, la cristalización del espíritu y la manifestación de su Ser. Buda=Cristo=Ser.

La manifestación del Ser en su totalidad da como resultado la transmigración de la consciencia, ¿Qué es esto? El revertimiento completo de la esfera de consciencia a su estado original péntadimensional, logrando obrar los “milagros” relatados, tanto de uno como de otro. Tanto Jesús como Siddhartha demostraron cada uno en su tiempo y con su gente, que es posible transmigrar la consciencia y que Cristo-Buda es nuestro Ser manifestado. No existe un Cristo ni un Buda personalizado que sea nuestro salvador fuera de nosotros, el verdadero Cristo es nuestro Ser manifestado. 

La iglesia se apropió de Cristo usándolo como icono de salvación externo a nosotros, sacándonos la posibilidad de ser Cristos o Budas y reservándose el derecho de juzgar quién se merece y quién no, ser salvado por la gracia de dios. Llegó a tal punto la manipulación que se le atribuyeron dos frases en la cruz, “padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” y “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”, la primera está manipulada para dar el don del perdón a otro y la segunda nunca existió, fue para mostrar la debilidad de Cristo ante el castigo del hombre y cómo fue abandonado a su suerte por dios. Con esto justifican la imagen de Jesús crucificado, vencido por el demiurgo y abandonado por su padre, que la iglesia usa como icono de su poder ante sus feligreses y el creador.

Tanto el choque producido por Buda como por Cristo, dos Seres provenientes directamente de la fuente, lograron crear con su pensamiento, palabra y obra, un enlace entre los hemisferios cerebrales que antes no existía, este enlace es el primer acto consciente del perdón. Los hawaianos lo practican con la antiquísima técnica de sanación “Ho´oponopono”, donde mediante el perdón y el amor se hacen cargo de los “pecados” del prójimo que son sus propios pecados. Porque somos los responsables de manifestar el universo donde existen los males nuestros y de los demás. El verdadero Cristo, nuestro Ser, es el responsable de nosotros, pero también de nuestro prójimo, el problema es que no dejamos que lo sea, porque negamos su existencia y en el mejor de los casos, lo reconocemos como un tercero llamado Jesús que vino a sacar el pecado del mundo y vendrá en una nube a salvar a los creyentes y juzgar al resto de infieles y pecadores. La única nube es la nube de la ignorancia impuesta por la iglesia, que nubla nuestra mente y nuestra conexión con el verdadero Cristo y nuestro niño interior, el Ser. Si quiere ver a Cristo, mírese al espejo y cierre los ojos para no ver su reflejo, sino su luz interior, pura, cristalina, traslúcida, inocente, su niño interior, el Ser-Humano, verdadero hijo de la luz del Do 


(http://selenitaconsciente.com/?p=245634).

Morféo de Gea
Detrás De Lo Aparente nada es lo que parece!!
detrasdeloaparente.blogspot.cl

miércoles, 4 de mayo de 2016

¿Cómo los Maestros Guían a la Humanidad?



No es como la gente se lo imagina, no es un programa predeterminado que cada persona tendría que seguir como en las escuelas. En realidad, los Maestros que componen la Jerarquía que guía el desarrollo de la humanidad, para poder realizar su labor, formar un egregor.

(En el esoterismo, un egregor es una “forma de pensamiento” generada por la mente colectiva de un grupo, esta forma se convierte en una entidad psíquica autónoma capaz de influir y afectar a los demás)

¿Por qué un egregor?

Por dos razones:

La primera, porque los Maestros por muy grandes que sean, no pueden estar en todas partes a la vez, tratando de inspirar a tal individuo en un lugar y al mismo tiempo inspirar a otro en el otro lado del planeta, sanar a través del que está en África y dar una conferencia a través del que está en América, etc.
La segunda, porque los Maestros a pesar de todos sus poderes, no podrían hacer evolucionar a la humanidad, haciéndolo de forma independiente. Si un Maestro proyectara su pensamiento solo, sería destruido porque al hacerlo, se echaría a la arena sangrienta que representa la Tierra y a pesar de todo su poder, no podría luchar solo contra los millones de pensamientos oscuros que existen, que se abalanzarían sobre él y lo aniquilarían.

Así que los Maestros para poder efectuar el plan de desarrollo se juntan, porque la Unión es la más grande de las fuerzas. Estando unidos, los Maestros pueden resistir a los millones y millones de pequeños diablos que son los humanos, mientras que no están todavía lo suficientemente evolucionados.


¿Cómo se elabora el plan?

No es a un nivel mental. Los Maestros no están en Shambala caminando en círculo, reflexionando cómo le van hacer para evolucionar a la humanidad. Dado que ellos conocen el mundo, puesto que están conectados con él (ver los maestros sufren con la humanidad) tienen conocimiento de la escala vibratoria en la que viven los humanos y saben que es justo un grado más arriba lo que necesitan. Entonces, se reúnen y emiten un pensamiento puro (el egregor). Ahí está el secreto. Y a través de este pensamiento puro, todos los cambios son posibles en la Tierra, porque el pensamiento puro es una fuerza extraordinaria.

Ustedes mismos lo pueden experimentar. Vayan a un lugar en donde no los quieran, en donde haya hostilidad hacia ustedes y emitan un pensamiento puro, pero de una pureza constante y no solo una pureza prefabricada para ver si funciona. Y verán que aquellos que estaban en contra de ustedes, vendrán hacia ustedes, si están dispuestos o son sensibles a esa pureza de pensamiento, mientras que los otros se alejaran. Es esa pureza en la vibración del pensamiento que el hombre debe alcanzar.

¿Qué hacen los Maestros?

Ellos envían un pensamiento puro, lleno de amor, lleno de armonía, con la noción de perfección y cuando esa energía llega al nivel vibratorio de los hombres y choca con lo contrario de lo que es su naturaleza, la energía crea ella misma un plan de acción. Esta energía está viva, puesto que fue elaborada por seres vivientes y puesto que está viva, puede crear.

Del mismo modo y eso es bien conocido por los magos, cuando quieren crear algo o cuando quieren que un acontecimiento se produzca. Se reúnen y piensan en el objetivo, lo visualizan, lo crean a nivel vibratorio, en otras palabras forman un egregor y casualmente un día este se manifiesta en el plano físico. El plan es eso. El plan no es un programa que los Maestros elaboraron mentalmente. El plan es un egregor de perfección que plana sobre la Tierra como un gran fénix de luz azul.


Y cuando pasa por encima de los humanos capaces de sentirlo, estos humanos son inspirados a actuar y se convierten en los emisarios del egregor. Así que aunque se pueda decir que tal persona ayuda por la acción del Maestro Kuthumi, o que tal otra cura por la acción del Maestro Morya u otro Maestro. Es cierto, pero, al mismo tiempo es falso.

Es falso porque no es Kuthumi en persona quien viene a ayudar, no es Morya en persona quien viene a curar o hacer otra cosa, pero al mismo tiempo es cierto, porque es su energía. Todo es verdad y todo es mentira, en la medida que hay una imagen. No digan: es Kuthumi quien viene, es Jesús quien viene u otro ser elevado. No digan que es tal personaje. Piensen que es su energía, es más justo.

El Maestro puede inspirar a varios discípulos a la vez, es cierto, pero ¿cómo lo hace?

Lo puede, porque no da de su persona, sino que envía su energía y como su energía es su conciencia, entonces se encuentra tanto en su monasterio, como al lado de sus discípulos en la tierra. Es por eso que Jesucristo dijo: “Permanezco entre ustedes, les dejo mi espíritu.”

Y es a través de ese medio que cada Maestro llega a cierta omnipresencia. Su omnipresencia es real, pero es energética, no es física. Entonces, cuando los Maestros emiten un pensamiento puro, un amor puro, todo un plan se realiza.

Esta energía es la condensación, la concentración, el sustrato, la esencia del pensamiento de todos los Maestros de la Jerarquía. Este egregor existe como una forma divina nacida del pensamiento puro de la Jerarquía que busca expresar las verdades divinas en el plano físico. Y puesto que esa entidad es inteligente, ella concibe el plan para lograrlo. Estando más cerca de los hombres, está más apta para inspirarlos de la manera propicia, entonces, crea situaciones como una organización no gubernamental, un movimiento ecologista, etc.

Y es gracias a esta forma que la humanidad avanza. Ella va intentar encontrar una solución a todos los pequeños problemas, incluso los más materiales. Por ejemplo se dice: “¡Hey, hey! Los hombres están saqueando la Tierra, están destruyendo el medio ambiente que les da vida.” De hecho para ella tal comportamiento es un enigma.

¿Cómo pueden los hombres derrumbar todos los árboles, si son los árboles los que les permiten respirar?

Por la avidez de bienes materiales superfluos, los hombres están destruyendo ¡su mayor tesoro! Os digo que si no tuviéramos el sentido del humor, a veces lloraríamos. Pero no podemos culparlos completamente, ya que están evolucionando. Es por eso que les enseñamos suavemente, gentilmente, olvidando los reproches que nos hacen y tratando de hacerles comprender cuál es su responsabilidad.

¿Qué hace la forma cuando ve que los hombres están destruyendo la naturaleza que les da la vida?

Inspira personas receptivas para crear un movimiento ecologista y estas a su vez van a inspirar a otras personas para la conservación del medio ambiente. Y así, esta forma inspira a millones de personas en los temas más diversos.

Es por eso que les digo después de cada sesión, que cualquiera de ustedes puede hacer que desde mañana un nuevo mundo se manifieste. Es posible, no porque Kuthumi los habrá visto y los encontrará dignos de ser su discípulo. Sino porque si tienen la actitud interior, la voluntad y alcanzan cierto grado de pureza, esta energía descenderá hacia ustedes. Esto quiere decir que en cualquier momento, cualquiera, si quiere, puede ser un constructor del nuevo mundo.

fuente/esoterismo-guia.blogspot.com

lunes, 11 de abril de 2016

¿ Por qué se salvó Barrabás y no Jesús de Nazaret ? y como segundo tema Chemtrails.


En el siguiente audio tratamos de la psicología de las masas dirigidas que crea situaciones similares al juicio de Barrabás, asimismo y como segundo tema, 
hablaremos de los chemtrails donde aportaremos nuevos datos descubiertos.

ch


El Audio corresponde a la Cadena Pirenaica (Radio Valira de Andorra) perteneciente al programa de radio Sabiens dirigido por Ferran Prat, en el mismo intervienen Jose Luis Camacho (Mundo Desconocido), Artur Homs y Jaime Verdú.

Esperamos que os guste.

jueves, 31 de marzo de 2016

Los 40 días Ignorados de Jesús.

Según la Biblia, Jesús resucitó y caminó por La Tierra durante 40 días antes de ascender al Cielo. Pero el Nuevo Testamento revela muy poco acerca de este determinante milagro para la fe cristiana. 

Con el uso de herramientas históricas, la tecnología, la ciencia y la fe, contaremos un relato poco conocido y enterrado en fuentes no bíblicas como el Evangelio de Tomás, el Evangelio de María Magdalena, la revelación secreta de Juan y los escritos del historiador judío Flavio Josefo. 

¿Podrán estar las palabras de Jesús en estos antiguos manuscritos?


martes, 17 de noviembre de 2015

Las “curaciones milagrosas”: ¿son un don de Dios?.


En algunos países es común ver a peregrinos viajando a santuarios donde, supuestamente, otras personas se han restablecido de enfermedades incurables. En otras partes del mundo hay curanderos que afirman sanar a la gente usando poderes sobrenaturales. Y en muchos lugares se celebran reuniones religiosas en las que los eufóricos asistentes sueltan sus muletas o saltan de su silla de ruedas, asegurando haber sido curados milagrosamente.
Lo más curioso es que la mayoría de los que llevan a cabo tales curaciones pertenecen a diferentes religiones, y no es extraño que se acusen unos a otros de ser falsos profetas, paganos o apóstatas. Ahora bien, ¿es lógico esperar que Dios emplee a todas esas personas y organizaciones, muchas de las cuales están enfrentadas entre sí, para realizar milagros? La Biblia dice que “Dios no es Dios de desorden, sino de paz” (1 Corintios 14:33). Con todo, muchos afirman que Dios les ha concedido el don de realizar “curaciones milagrosas” en el nombre de Jesús. ¿Será cierto eso? Para hallar la respuesta, veamos cómo sanó Jesús a las personas cuando estuvo en la Tierra.
Las curaciones de Jesús
Hay muchas diferencias entre las curaciones de Jesús y las que efectúan los sanadores de la actualidad. Para empezar, Jesús curaba a todos los que acudían a él, y no solo a unos pocos seleccionados de entre la multitud. Además, las personas quedaban totalmente curadas, casi siempre de forma inmediata. La Palabra de Dios dice: “Toda la muchedumbre procuraba tocarlo, porque de él salía poder y sanaba a todos” (Lucas 6:19).
Otra gran diferencia es que los sanadores actuales no siempre logran curar al enfermo, a quien en esos casos suelen culpar por su falta de fe. Por el contrario, Jesús curaba a todo el que se proponía, sin importar que todavía no hubiera puesto fe en él. En cierta ocasión, por ejemplo, vio a un ciego y decidió devolverle la vista. Después de hacerlo, le preguntó: “¿Pones tú fe en el Hijo del hombre?”. “¿Y quién es, señor, para que ponga fe en él?”, contestó el hombre que había sido curado. Entonces Jesús le dijo: “El que habla contigo es ese” (Juan 9:1-7, 35-38).
Ahora bien, si tener fe no era un requisito para que Jesús sanara a los enfermos, ¿por qué solía decirles: “Tu fe te ha devuelto la salud”? (Lucas 8:48; 17:19; 18:42.) Con esas palabras, Jesús les indicó que se habían curado gracias a que su fe los impulsó a acercarse a él; en efecto, si se hubieran negado a acudir a Jesús, habrían perdido la oportunidad de curarse. Pero en realidad no era su fe lo que los curaba, sino el poder de Dios. Hablando sobre Jesucristo, la Biblia señala: “Dios lo ungió con espíritu santo y poder, y fue por la tierra haciendo bien y sanando a todos los que eran oprimidos por el Diablo; porque Dios estaba con él” (Hechos 10:38).
Por otra parte, el dinero suele desempeñar un papel importante en las supuestas curaciones modernas. De hecho, estos religiosos son bien conocidos por su habilidad para obtener fondos. Por ejemplo, se sabe que un telepredicador conocido en todo el mundo recaudó 89.000.000 de dólares en un solo año. De igual modo, muchas confesiones religiosas obtienen cuantiosos beneficios gracias a los peregrinos que viajan a los santuarios para curarse. ¡Qué diferente fue Jesús! Nunca cobraba a las personas a las que curaba; lo que es más, en cierta ocasión hasta les proporcionó comida (Mateo 15:30-38). Y cuando envió a sus discípulos a predicar, no solo les dijo que curaran enfermos, resucitaran muertos y expulsaran demonios, sino que también les ordenó: “Recibieron gratis; den gratis” (Mateo 10:8). Ahora bien, ¿a qué se deben todas estas diferencias entre Jesús y los sanadores modernos?
El verdadero origen de estas “curaciones”
A lo largo de los años, muchos profesionales de la salud han investigado los “milagros” de los sanadores. ¿Y qué han encontrado? El diario londinense The Daily Telegraph cita la conclusión a la que llegó cierto médico inglés tras veinte años de investigación: “No existe ni una sola prueba médica que confirme los informes carismáticos de curaciones milagrosas”. A pesar de todo, muchas personas creen sinceramente que han sido curadas gracias a una reliquia, un santuario o un sanador. ¿Qué hay de ellas? ¿Existe la posibilidad de que hayan sido engañadas?
Pues bien, en el conocido Sermón del Monte, Jesús predijo que algunos dirían: “Señor, Señor, ¿no [...] ejecutamos muchas obras poderosas [en tu nombre]?”. Pero su respuesta a estos falsos representantes suyos sería la siguiente: “¡Nunca los conocí! Apártense de mí, obradores del desafuero” (Mateo 7:22, 23). Si el poder de estos practicantes de la maldad no vendría de Jesús, ¿de dónde procedería? El apóstol Pablo reveló que sería fruto de “la operación de Satanás”. Solo así podrían realizar “toda obra poderosa y señales y portentos presagiosos mentirosos, y [...] todo engaño injusto” (2 Tesalonicenses 2:9, 10).
Además, ninguna curación realizada con reliquias, imágenes religiosas u objetos similares puede proceder de Dios. ¿Por qué? Porque la Palabra de Dios ordena claramente a los cristianos que “huyan de la idolatría” y que ‘se guarden de los ídolos’ (1 Corintios 10:14;1 Juan 5:21). Es evidente que los llamados milagros de curación no son más que otra de las trampas del Diablo para alejar a la gente de la religión verdadera. No en vano, la Biblia nos advierte que “Satanás mismo sigue transformándose en ángel de luz” (2 Corintios 11:14).
¿Por qué curaban Jesús y los apóstoles?
Las curaciones milagrosas que aparecen en las Escrituras Griegas Cristianas dejaron claro que Jesús y los apóstoles habían sido enviados por Dios (Juan 3:2; Hebreos 2:3, 4). Asimismo, servían para dar peso a su mensaje, pues la Biblia dice que cuando Jesús “recorría toda Galilea, enseñando en sus sinagogas y predicando las buenas nuevas del reino”, también iba “curando toda suerte de dolencia” (Mateo 4:23). Además de curar a las personas, Jesús alimentó a multitudes, controló las fuerzas de la naturaleza y resucitó muertos. Sin duda, todos estos milagros fueron auténticas buenas noticias, pues demostraron lo que él hará por los humanos fieles cuando el Reino de Dios gobierne la Tierra.
Ahora bien, todo indica que esas obras milagrosas —o dones del espíritu— dejaron de realizarse después que murieron Jesús, los apóstoles y las demás personas que habían recibido dichos dones. El apóstol Pablo escribió: “Sea que haya dones de profetizar, serán eliminados; sea que haya [dones de hablar en] lenguas, cesarán; sea que haya conocimiento [revelado por Dios], será eliminado” (1 Corintios 13:8). ¿Por qué serían eliminados? Porque una vez cumplido su objetivo —demostrar que Jesús era el Mesías y que la congregación cristiana contaba con la aprobación divina—, las curaciones y otros dones ya no serían necesarios.
Entonces, ¿nos benefician de algún modo en la actualidad las curaciones que Jesús realizó en el pasado con el poder de Dios? Por supuesto que sí. Nos hacen pensar en el tiempo en que las profecías bíblicas llegarán a cumplirse en sentido físico y espiritual. Si ejercemos fe en Jesús y obedecemos sus enseñanzas sobre el Reino de Dios, veremos el día en que nadie tendrá razones para decir: “Estoy enfermo” (Isaías 33:24; 35:5, 6; Revelación [Apocalipsis] 21:4).