¿Qué podría suceder si se activaran en el ser humano nuevas conexiones sinestésicas?
viernes, 4 de marzo de 2016
jueves, 3 de marzo de 2016
¿Culto reptil? Antropóloga afirma que ancestrales manos pintadas en una cueva no son humanas
La Cueva de las Bestias es un lugar muy hermoso. Situado en el Wadi Sora II, en el desierto occidental de Egipto, las paredes de este refugio de piedra albergan un increíble conjunto de decoraciones de animales salvajes, algunos sin cabeza, y figuras y contornos de huellas humanas de hasta 8.000 años de antigüedad. Entre esas huellas llaman la atención 13 muy diminutas, que parecen haber sido dejadas por bebés o niños muy pequeños. Resultan sorprendentes, porque antes del hallazgo de este lugar en 2002 semejantes pinturas solo habían sido documentadas en el arte rupestre de Australia.
Tan sorprendentes que Emmanuelle Honoré, antropóloga del Instituto de Investigación Arqueológica en la Universidad de Cambridge, cree que esas pequeñas manos estarcidas no son humanas.
«La primera vez que las vi, en 2006, me quedé asombrada, porque la forma de los dedos con un extremo puntiagudo (como una garra), la forma de la mano, y por encima de todo, las proporciones de los dedos en comparación con la palma, no evocan la mano del hombre en absoluto», explica la investigadora.
Al principio, Honoré optó por quitarse la idea de la cabeza, ya que su hipótesis podía ser demasiado atrevida —incluso hay un par de manos pequeñas dentro de otras adultas, lo que para algunos investigadores es un claro ejemplo de simbolismo—, pero unos años más tarde decidió probarla. «Quise ser muy prudente al principio. Hay que decir que Wadi Sora II puede ser considerado el sitio de arte rupestre más importante en todo el norte de África, debido a la cantidad de pinturas. El refugio está situado en una zona muy remota y ha sido descubierto recientemente, así que no ha habido tantos intentos de leer e interpretar su arte», señala. «Las pinturas son susceptibles de ser fechadas en el 6000 aC. A excepción de eso, sabemos muy poco. Estamos descifrando los rastros de sociedades prehistóricas muy desconocidas».
Para empezar, Honoré comparó las huellas con las manos de los niños pequeños de su familia y se dio cuenta de que eran incluso más diminutas que las manos de los bebés recién nacidos. La investigadora sondeó a algunos de sus colegas en el campo de la arqueología y la antropología, que la animaron a ir más allá en sus inquisiciones. De esta forma, decidió emprender un estudio a mayor escala y reunir a un equipo de primatólogos, antropólogos, especialistas de la morfología de la mano y médicos especializados en neonatología. El grupo elaboró un protocolo para el estudio morfométrico comparativo y llevó a cabo el estudio de observación en la unidad de neonatos del Hospital Universitario de Lille.
Para la científica, los resultados no dejan lugar a dudas: «No son manos de bebé humano». Los ha publicado en la revista Journal of Archaeological Science.
Pero si no son huellas de manos humanas, ¿qué son? ¿quién las ha dejado ahí?
En búsqueda de una respuesta, Honoré pensó en manos de primates no humanos. Viajó al Parque nacional de Mosi-oa-Tunya en Zambia para observar a decenas de pequeños monos. Pero pronto tuvo que admitir que la forma de las manos de los monos no era similar a las diminutas plantillas de Wadi Sora II.
«Después de muchas discusiones con mis colegas del Museo Nacional de Historia Natural en París, en especial con la profesora Brigitte Senut, una gran primatóloga y paleoantropóloga, decidimos investigar la hipótesis reptil, dice. «Entré en contacto con muchos parques zoológicos y centros de investigación en todo el mundo para obtener mediciones de muestras del Varanus griseus griseus (varano del desierto). Los resultados del estudio comparativo eran de lejos los más convincentes», apunta.
De momento, este reptil que habita el norte de África parece el auténtico dueño de las pequeñas huellas de la Cueva de la Bestias. En concreto, sus patas delanteras, que posiblemente fueron llevadas a la posteridad en estarcido por los artistas de la época. Pero Honoré no se queda aquí. Ahora estudia la hipótesis de cocodrilo. «No estamos seguros de si será posible obtener una respuesta definitiva entre los reptiles, pero nuestros resultados preliminares son muy prometedores», concluye.
fuente/ MysteryPlanet.com.ar
miércoles, 2 de marzo de 2016
¿Por qué en el siglo IV, el Sínodo de Laodicea prohibió la invocación o adoración a los ángeles?.
Los arcángeles Quiénes son los arcángeles y por qué no todos son conocidos.
¿Qué son los arcángeles?
Los arcángeles son los ángeles que hacen
cumplir los mandatos de Dios. Son
ángeles gobernantes que llevan mensajes
que transmiten la voluntad divina. Aunque
se les ha asignado una posición
relativamente baja en la jerarquía de los
ángeles, los arcángeles tienen papeles
muy importantes en varios textos
religiosos, como la Biblia y el Libro de
Enoc.
Los arcángeles tienen también
nombre propio y representan distintos
aspectos de la voluntad de Dios.
¿Quiénes son los arcángeles?
Aunque en la Biblia se mencionan por nombre solo a tres de los arcángeles,Miguel, Gabriel y Rafael, tradicionalmente se ha pensado que existen siete arcángeles de Dios. Esta interpretación se basa tanto en los siete espíritus que menciona el evangelio de San Juan, así como en el Libro de Enoc, de la tradición judía y los primeros cristianos.
Un texto de los antiguos cristianos, escrito por el profeta Hermas en Roma en el año 100, también mencionaba a seis arcángeles y uno más llamado Ichtus, que quiere decir pez.
El pez era un símbolo común para representar a Jesús. Esta visión inspiró la conversión de la menorá en una cruz con tres velas a cada lado: un símbolo de Jesús acompañado de los arcángeles.
Los nombres de los cuatro arcángeles que la Biblia no menciona varían. El Libro de Enoc menciona a Uriel (o Suriel), Raguel, Saraqael y Remiel. Una amatista tallada, de los tiempos de los primeros cristianos, menciona a Ichtus. También tiene grabados los nombres Renel, Uriel y Azael. El texto místico judíoMerkavah Rabbah menciona que Enoc se convirtió en el gran arcángel Metatrón y que los siete arcángeles bajo su mando son Miguel, Gabriel, Suriel, Aktariel, Rephael, Boriel y Yomiel.
La iglesia Ortodoxa menciona al arcángel Miguel más otros siete arcángeles: Gabriel, Rafael, Uriel, Seraphiel, Jehudiel, Barachiel y (Je)Remiel.
¿Por qué los otros arcángeles no son tan conocidos?
En el siglo IV, el Sínodo de Laodicea prohibió la invocación o adoración a los ángeles. Este concilio fue convocado por el papa Zacarías en respuesta a las quejas de San Bonifacio. Bonifacio era un misionero inglés a quien le fue asignada la tarea de evangelizar a Alemania. Allá se encontró con un rival llamado Adalbert, que decía que un ángel le había otorgado poderes milagrosos y otro le había dado reliquias muy importantes provenientes del mundo entero. Adalbert también usaba oraciones místicas para invocar a ángeles que no entraban en el canon de la Iglesia, como Uriel, Raguel, Tubuel, Adinus, Tubuas, Sabaoc y Simiel.
Adalbert ganó tanta popularidad, que Bonifacio le pidió ayuda al papa. Durante el concilio se prohibió la invocación a los ángeles. También se limitó el número de los arcángeles a tres, Miguel, Gabriel y Rafael. Otro concilio en el año 745 aprobó un día dedicado a los tres arcángeles de la Biblia, pero prohibió los otros nombres.
Aún así, existen obras de arte con fecha posterior a estos concilios que muestran 7 arcángeles. Es posible que se refieran a las visiones de San Juan, o que los demás arcángeles nunca fueran olvidados a pesar de que sus nombres quedaran proscritos hasta la era moderna.
¿Por qué 7 arcángeles?
En la antigüedad, especialmente en la tradición judía, los números tenían distintos significados. La gematria era una manera de añadir niveles de significado adicionales a un texto. Entre los números más poderosos se encontraba el 7. Este número aparece en la Biblia dotado de esta cualidad.
Se dice también que son 7 los aspectos de Dios y que cada arcángel representa uno de estos aspectos. Es por eso que sus nombres tienen significados distintos, que cuando se unen, forman un todo. Este concepto es representado por la menorá, que contiene 7 llamas representativas de los siete aspectos de Dios.
El Libro de Enoc representa a los ángeles como 7 individuos que a la vez son un todo. El Apocalipsis 8:2 menciona a "los siete ángeles que están de pie delante de Dios".
Los tiempos modernos han traído un resurgir del interés en los arcángeles. Sus nombres se estudian y se mencionan sin temor. Queda en manos del individuo decidir si los arcángeles son 3, 4, 6 ó 7. Es importante recordar, sin embargo, que los arcángeles representan ideas que solo pretenden impulsar al ser humano en dirección al amor divino. En ese sentido se puede decir que son solo una cosa: la voluntad y el amor de Dios en acción.
La percepción extrasensorial y la comunicación con los ángeles.
Cómo usar la percepción extrasensorial para entender los mensajes de los ángeles.
El ser humano confía en sus cinco sentidos para entender y conocer el mundo que lo rodea. Sin embargo, estos cinco sentidos humanos se limitan al mundo material y no se relacionan con el mundo del espíritu a menos que la persona cultive algo que ha llegado a llamarse el sexto sentido: la percepción extrasensorial.
Como la mayoría de los conceptos espirituales, la percepción extrasensorial se basa en la intuición y la fe. No se puede medir o explicar, y no tiene lógica. Se cree en ella o no. La mente lógica, junto con el ego humano, niega su existencia.
Por eso, la percepción extrasensorial solo se puede cultivar mediante la fe. Requiere aceptar como reales las cosas que normalmente se denominan imaginarias. La guía y conexión con Dios que los ángeles ofrecen al ser humano, son captadas por el alma humana, pero rechazadas por la mente lógica.
Los ángeles, como seres creadores de enlaces entre el mundo material y el espiritual, utilizan la intuición humana y la percepción extrasensorial (que muchas veces se pueden considerar la misma cosa) para comunicarse.
Parte del trabajo de sanación y comunicación con los ángeles es lograr que la mente lógica venza al ego humano y permita que los sentidos humanos puedan captar los mensajes de los ángeles y utilizarlos conscientemente. Para trabajar con los ángeles es necesario aprender cómo se manifiestan los mensajes a través de la percepción extrasensorial.
¿Cuáles son las formas de la percepción extrasensorial?
La forma más conocida de la percepción extrasensorial es la clarividencia, que es la habilidad para ver el mundo espiritual. La clarividencia incluye ver imágenes con la vista o en la mente.
Otro sentido que puede involucrarse en la percepción extrasensorial es el oído.
Algunas personas escuchan los mensajes de los ángeles por medio de su sentido del oído, o como una voz clara que se manifiesta en su mente. A veces el olfato también puede dar indicios del mundo espiritual, como cuando se percibe un olor que no tiene origen claro. Por medio del tacto la persona con habilidades psíquicas muchas veces puede percibir sensaciones de frío o calor que no tienen explicación lógica en el ambiente inmediato.
Otra manera en que los ángeles comunican sus mensajes es por medio de los pensamientos mismos. Algunos seres humanos, en vez de ver visiones o tener sensaciones extrañas, reciben los mensajes directo a sus pensamientos. Este es el caso cuando una persona sabe lo que otra va a decir, o cuando alguien puede explicar, sin saber cómo, la información que nunca ha recibido o estudiado. Este tipo de percepción también se manifiesta por medio de descubrimientos de textos que dan respuesta a preguntas previamente formuladas. En otros casos más complejos, textos enteros han sido dictados a una persona por un ser del mundo espiritual con enseñanzas para el ser humano o correcciones de las enseñanzas previas.
Este es el caso de Un curso de milagros, dictado a Helen Schucman, psicóloga y profesora de la Universidad de Columbia, quien escuchó "interiormente una voz" que le dictó el material durante un período de siete años.
Sin embargo, no son los sentidos los que muchas veces perciben a los ángeles u otras personas o eventos del mundo espiritual, sino los sentimientos. Con frecuencia, personas que no se identifican como psíquicas y ni siquiera espirituales tienen sentimientos que los alertan de peligro para sí mismos o para sus seres queridos. la sensación de que "algo va a pasar" muchas veces demuestra ser una advertencia concreta.
Cómo te ayuda la percepción extrasensorial a comunicarte con los ángeles
Según la Dra. Doreen Virtue, los ángeles le están transmitiendo mensajes al ser humano todo el tiempo. Cuando la persona desarrolla su percepción extrasensorial, puede llegar reconocer esos mensajes. Ella afirma que todo el mundo tiene esta habilidad, aunque en unos está más desarrollada que en otros.
La mejor recomendación para desarrollar las destrezas de la percepción extrasensorial es experimentar y llevar un registro de los experimentos y sus resultados. Llevar un diario de tus propias experiencias, pensamientos y sensaciones puede iluminar tu camino en esta área.
Es recomendable también limpiar los chakras relacionados con el área que quieres desarrollar. Si notas que te comunicas mejor con los ángeles a través de tus sentimientos y sensaciones, debes enfocarte en el chakra del corazón. Si recibes a los ángeles a través de visiones, enfatiza el tercer ojo o chakra Ajna.
Aprende también a confiar en tus visiones o percepciones. El hecho de que veas o escuches algo solo en tu mente no quiere decir que sea solo un producto de tu "imaginación." La imaginación es en realidad el instrumento más importante para conocer el mundo espiritual. Como dijo Juana de Arco cuando el inquisidor la acusó de creer que Dios le hablaba cuando era solo su imaginación:
"¿Cómo más me va a hablar Dios, si no es por medio de mi imaginación?"
fuente/ Tania Torres
Un cuello de botella sería responsable de que los extraterrestres estén extintos.
El astrobiólogo Adittya Chopra, de la Universidad Nacional Australiana, propone que no hemos contactado con civilizaciones extraterrestres porque están extintos
En un articulo publicado en la revista Astrobiology, él y su colega Charley Lineweaver aportan una triste hipótesis: que el destino de la vida primtiva es la extinción. Esto explicaría lo que parece una paradoja: que vivamos en un universo repleto de planetas habitables, según se ha detectado ya y se proyecta estadísticamente, y sin embargo no nos hayamos encontrado con otras civilizaciones ni hayamos encontrado ni remotamente sus mensajes de radio.
La explicación más común, en teoría, es la baja probabilidad de aparición de la vida, lo que implica un cuello de botella en el origen debido a las complejidades de la receta molecular, dicen los científicos.
Contrario a eso, ellos proponen algo que llaman el “cuello de botella de Gaia”: Si la vida emerge en un planeta, en raras ocasiones evoluciona lo suficientemente pronto como para regular los gases de efecto invernadero y el albedo, y mantener las temperaturas de la superficie compatibles con la existencia del agua líquida y la habitabilidad. El cuello de botella de Gaia implica que, 1. el destino por defecto de la mayoría de la vida que ha surgido en las superficies de los planetas rocosos húmedos del Universo es la extinción y 2. los planetas rocosos tienen que estar habitados para permanecer siendo habitables.
En el modelo del cuello de botella de Gaia, el mantenimiento de la habitabilidad planetaria es una propiedad más asociada con una evolución inusualmente rápida de la regulación biológica capaz de controlar los compuestos volátiles de la superficie que con la luminosidad y la distancia hasta la estrella anfitriona.
Los autores creen que la fragilidad de la vida primitiva causa que “raramente” evolucione con lo suficientemente rápido como para establecerse.
“Para que se dé un planeta habitable, las formas de vida deben regular los gases de efecto invernadero, como el vapor de agua y el dióxido de carbono, para mantener estables las temperaturas de la superficie”, señala Chopra. Dice que hace 4.000 millones de años tanto la Tierra como Marte y Venus pudieron ser mundos habitables, pero que sólo 1.000 millones de años después Venus se convirtió en un infierno y Marte en un mundo helado. Su colega afirma que, si hubo vida microbiana en esos dos planetas, fracasó en estabilizar un ambiente cambiante.
“Es posible que la vida terrestre haya sido clave al momento de estabilizar el clima del planeta”, añade.
Ese cuello de botella de Gaia indica, según los investigadores, que se daría una extinción casi generalizada de la vida extraterrestre. “Una intrigante predicción del modelo del cuello de botella de Gaia es que la gran mayoría de los fósiles en el Universo serán de vida microbiana extinta, no de especies multicelulares como dinosaurios o humanoides, que necesitan miles de millones de años para evolucionar”, dice Lineweaver.
Debemos señalar que esta hipótesis se contrapone totalmente con la presentada en el artículo Los cúmulos de estrellas podrían albergar civilizaciones tecnológicas de larga vida
Fuente: Adi Life. Aportado por Eduardo J. Carletti
fuente/axxon.com.ar
Un nuevo estudio explica por qué probablemente estamos pasando por alto señales de otros planetas
Llevamos décadas escuchando las diferentes señales que nos llegan del cosmos, pero hasta ahora nunca hemos recibido nada que haga pensar que hay vida inteligente en otros planetas. Dos astrobiólogos del Instituto Max Plank han publicado una conclusión muy interesante al respecto: estamos escuchando en la dirección equivocada.
René Heller y Ralph Pudritz son dos investigadores del Instituto Max Plank pata la Investigación del Sistema Solar y de la Universidad McMaster, en Canadá. Ambos proponen una solución bastante elegante para aumentar nuestras posibilidades de detectar vida inteligente en otros planetas, suponiendo que exista.
Uno de los métodos más utilizados para descubrir planetas extrasolares es detectar su tránsito. Cuando un planeta pasa por delante de su estrella, produce una sutil variación en su luminosidad. Así es, por ejemplo, como el telescopio espacial Kepler ha descubierto ya miles de exoplanetas de los cuales un pequeño grupo están a la distancia correcta de su estrella como para albergar agua líquida y vida tal y como la conocemos.
Lo que Heller y Pudritz explican es que, si existe vida inteligente ahí fuera y ha descubierto nuestra localización, es probable que lo haya hecho con el mismo método de detectar nuestro tránsito frente al sol. En consecuencia, lo que tendríamos que hacer es reorientar nuestros radiotelescopios y antenas precisamente a las zonas de tránsito de los exoplanetas que vayamos encontrando. Parece obvio, pero no se ha hecho hasta ahora. Aplicando este método, los investigadores han delimitado la búsqueda a 82 estrellas cercanas. Sus localizaciones podrían ser ya un objetivo directo para el programa SETI.
Si ampliamos la búsqueda a nuestra galaxia, el número de estrellas que podrían tener planetas en zona habitable con el tránsito de la Tierra a tiro aumenta a alrededor de 100.000. En 2024, la Agencia Espacial Europea lanzará su nueva sonda PLATO (Planetary Transits and Oscillations of stars) orientada a descubrir nuevos planetas extrasolares y que podría afinar aún más las zonas de la galaxia a las que orientar nuestros receptores. [Instituto Max Plank vía Phys.org]
Portada: Tránsito de un planeta frente al sol. Foto: NASA
autor/Carlos Zahumenszky
fuente/Gizmodo
La ciencia ya experimenta con híbridos que son mitad hombres, mitad animales.
Se propone incluso crear una quimera hombre-mono con fines terapéuticos
La especie humana ya está mezclada con otras. Se ha iniciado un proceso científico que pretende ampliar la diversidad genética del planeta con fines médicos mediante la creación de especímenes híbridos, mitad animal, mitad humano, con los que experimentar enfermedades y terapias. Ya hay células humanas en cerebros de ratón y de monos, así como ovejas que poseen hígados parcialmente humanos, corazones con células humanas y cerebros con huellas humanas. Algunos científicos se han propuesto incluso crear un “humanzee” (del inglés human y chimpanzee) que sería el cobaya ideal para los laboratorios de investigación. Rifkin ha dado la voz de alarma preguntándose: ¿estamos en la cúspide del renacimiento biológico, como algunos creen, o estamos dispersando las semillas de nuestra propia destrucción? Por Eduardo Martínez.
Jeremi Rifkin ha dado la voz de alarma en Los Angeles Times acerca de lo que está pasando en el campo de las investigaciones genéticas, que persiguen la creación con fines terapéuticos de especímenes híbridos, mitad humanos, mitad animales, sin que se sepa a ciencia cierta a dónde conducirán estos trabajos.
La Universidad de Stanford se propone inyectar células humanas en el feto de un ratón, creando así una variedad de ratón humanoide en un 1%. También pretende crear un ratón con el 100% de células humanas. Por otro lado, tal como informa Der Spiegel, científicos del Instituto Max Planck de Alemania han implantado células madre humanas en el cerebro de monos, con la finalidad de desarrollar posibles tratamientos genéticos de algunas enfermedades neurodegenarativas.
Por último, en la Universidad de Reno, Estados Unidos, tal como informa Business Week, hay un rebaño de cincuenta ovejas que poseen hígados parcialmente humanos, corazones con células humanas e incluso cerebros con huellas humanas. Es el primer rebaño de animales “humanos” del que se tiene constancia.
Llega “Humanzee”
En otros experimentos, se han inyectado células madre humanas en ratones, se ha introducido el ADN humano en conejos, se han creado cerdos que llevan en sus venas sangre humana y corderos con hígados y corazón en gran parte humanos.
Según Rifkin, algunos científicos se han propuesto incluso crear un “humanzee” (del inglés human y chimpanzee) que sería el cobaya ideal para los laboratorios de investigación. El chimpancé comparte con nosotros el 98% del genoma humano y un ejemplar adulto tiene el nivel mental de un niño de cuatro años.
La primera experiencia de creación genética tuvo lugar hace unos años en Edimburgo, Escocia, cuando los cientificos mezclaron un embrión de cordero con uno de cabra, dos especies animales sin ninguna parentezco entre sí y que son incapaces de acoplarse. El resultado, una criatura que tenía cabeza de cabra y cuerpo de cordero.
El intento que subyace detrás de estas investigaciones es cruzar nuestra especie con animales para obtener híbridos de todas clases que representarían la panacea de las investigaciones médicas. Los científicos consideran que cuanto más se parezca un animal a un humano, más fácil será simular en sus carnes la progresión de enfermedades humanas, experimentar nuevos medicamentos y recoger tejidos de órganos que puedan ser implantados en personas. Esta idea implica asimismo la creación mediante manipulaciones genéticas de órganos animales que luego puedan ser trasplantados en su integridad a personas enfermas.
La Universidad de Stanford se propone inyectar células humanas en el feto de un ratón, creando así una variedad de ratón humanoide en un 1%. También pretende crear un ratón con el 100% de células humanas. Por otro lado, tal como informa Der Spiegel, científicos del Instituto Max Planck de Alemania han implantado células madre humanas en el cerebro de monos, con la finalidad de desarrollar posibles tratamientos genéticos de algunas enfermedades neurodegenarativas.
Por último, en la Universidad de Reno, Estados Unidos, tal como informa Business Week, hay un rebaño de cincuenta ovejas que poseen hígados parcialmente humanos, corazones con células humanas e incluso cerebros con huellas humanas. Es el primer rebaño de animales “humanos” del que se tiene constancia.
Llega “Humanzee”
En otros experimentos, se han inyectado células madre humanas en ratones, se ha introducido el ADN humano en conejos, se han creado cerdos que llevan en sus venas sangre humana y corderos con hígados y corazón en gran parte humanos.
Según Rifkin, algunos científicos se han propuesto incluso crear un “humanzee” (del inglés human y chimpanzee) que sería el cobaya ideal para los laboratorios de investigación. El chimpancé comparte con nosotros el 98% del genoma humano y un ejemplar adulto tiene el nivel mental de un niño de cuatro años.
La primera experiencia de creación genética tuvo lugar hace unos años en Edimburgo, Escocia, cuando los cientificos mezclaron un embrión de cordero con uno de cabra, dos especies animales sin ninguna parentezco entre sí y que son incapaces de acoplarse. El resultado, una criatura que tenía cabeza de cabra y cuerpo de cordero.
El intento que subyace detrás de estas investigaciones es cruzar nuestra especie con animales para obtener híbridos de todas clases que representarían la panacea de las investigaciones médicas. Los científicos consideran que cuanto más se parezca un animal a un humano, más fácil será simular en sus carnes la progresión de enfermedades humanas, experimentar nuevos medicamentos y recoger tejidos de órganos que puedan ser implantados en personas. Esta idea implica asimismo la creación mediante manipulaciones genéticas de órganos animales que luego puedan ser trasplantados en su integridad a personas enfermas.
En la frontera legal
Hasta el momento, todos estos experimentos se desarrollan dentro de la legalidad, según sus artífices, si bien algunos están siendo investigados. La Academia de la Ciencia de Estados Unidos se limita por el momento a “recomendar” que no se inserten células humanas en embriones de chimpancés ni de otros primates.
Sin embargo, el Consejo Nacional de la Ética de Alemania ha elevado una protesta por los experimentos del Instituto Max Planck, que han conseguido desarrollar tumores en el sistema nervioso de los simios después de implantarles células humanas en el cerebro.
Pero las consecuencias de estas investigaciones, que por lo demás tardarán años en proporcionar resultados válidos para la medicina, pueden ser considerables. Socialmente ya está planteado el debate ético de si se pueden humanizar animales y luego privarles de la dignidad que nos hemos reconocido como especie.
Por otro lado, está el peligro de que unos híbridos creados en laboratorio se escapen y pueblen la Tierra, sin que se sepa todavía qué consecuencias pueden alumbrar para otras especies, el entorno e incluso la sociedad humana.
Pregunta sin respuesta
Tal como plantea Rifkin, los científicos han alcanzado el poder de volver a escribir la historia de la evolución: esparcir partes del Homo sapiens en el resto del reino animal y fusionar partes de otras especies con nuestro propio genoma e incluso crear nuevas subespecies y superespecies. La pregunta todavía sin respuesta es: ¿Estamos en la cúspide del renacimiento biológico, como algunos creen, o estamos dispersando las semillas de nuestra propia destrucción?
Jeremy Rifkin es profesor de la Escuela Wharton de Finanzas y Comercio, y presidente de la Foundation on Economic Trends, con sede en Washington, dedicada al estudio de las tendencias económicas. Ha escrito 14 libros sobre el impacto de la ciencia y la tecnología en la economía, en la sociedad y el medio ambiente. Sus reflexiones han sido objeto de valoraciones diversas.
Hasta el momento, todos estos experimentos se desarrollan dentro de la legalidad, según sus artífices, si bien algunos están siendo investigados. La Academia de la Ciencia de Estados Unidos se limita por el momento a “recomendar” que no se inserten células humanas en embriones de chimpancés ni de otros primates.
Sin embargo, el Consejo Nacional de la Ética de Alemania ha elevado una protesta por los experimentos del Instituto Max Planck, que han conseguido desarrollar tumores en el sistema nervioso de los simios después de implantarles células humanas en el cerebro.
Pero las consecuencias de estas investigaciones, que por lo demás tardarán años en proporcionar resultados válidos para la medicina, pueden ser considerables. Socialmente ya está planteado el debate ético de si se pueden humanizar animales y luego privarles de la dignidad que nos hemos reconocido como especie.
Por otro lado, está el peligro de que unos híbridos creados en laboratorio se escapen y pueblen la Tierra, sin que se sepa todavía qué consecuencias pueden alumbrar para otras especies, el entorno e incluso la sociedad humana.
Pregunta sin respuesta
Tal como plantea Rifkin, los científicos han alcanzado el poder de volver a escribir la historia de la evolución: esparcir partes del Homo sapiens en el resto del reino animal y fusionar partes de otras especies con nuestro propio genoma e incluso crear nuevas subespecies y superespecies. La pregunta todavía sin respuesta es: ¿Estamos en la cúspide del renacimiento biológico, como algunos creen, o estamos dispersando las semillas de nuestra propia destrucción?
Jeremy Rifkin es profesor de la Escuela Wharton de Finanzas y Comercio, y presidente de la Foundation on Economic Trends, con sede en Washington, dedicada al estudio de las tendencias económicas. Ha escrito 14 libros sobre el impacto de la ciencia y la tecnología en la economía, en la sociedad y el medio ambiente. Sus reflexiones han sido objeto de valoraciones diversas.
fuente/Tendencias21
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