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miércoles, 2 de julio de 2014

NEURONAS. Descubren una proteína que permite a las células madre del cerebro generar nuevas neuronas.


  • Los resultados podrían arrojar luz sobre el programa normal de activación de las células madre del cerebro adulto para producir nuevas neuronas a lo largo de toda la vida.
  • Las células madre del cerebro adulto están adheridas a otras células de su nicho por una proteína de adhesión celular llamada N-cadherin.

Descubren una proteína que permite a las células madre del cerebro generar nuevas neuronas

Un equipo de investigadores de la Unidad de Neurobiología Molecular de la Universitat de València (UV), dirigidos por la catedrática de Biología Celular Isabel Fariñas, acaba de publicar en la revista 'Nature Cell Biology' los resultados de un trabajo que podría arrojar luz sobre el programa normal de activación de las células madre del cerebro adulto para producir nuevas neuronas a lo largo de toda la vida.

Según han explicado desde la institución académica en un comunicado, los tejidos se renuevan constantemente gracias a las células madre, que generan nuevas células para sustituir a las células viejas. Estas células madre se localizan en ubicaciones muy concretas dentro de los tejidos, que se conocen como microambientes o nichos y en los que las células madre se relacionan con otros tipos de células.
Aunque la regulación de estas interacciones celulares es poco conocida en general, las células madre del cerebro adulto están adheridas a otras células de su nicho por una proteína de adhesión celular llamada N-cadherin, que actúa como lazo.

En este estudio de investigadores de la UV, realizado en ratones, se ha demostrado que existe una proteína, llamada MT5-MMP, que es capaz de cortar este lazo liberando así a las células madre del control del nicho. "El trabajo nos permite conocer mejor las relaciones entre las células madre y su entorno e identifica dianas moleculares sobre las que poder actuar para potenciar la activación de estas células durante la renovación de los tejidos o en procesos regenerativos", ha afirmado Eva Porlan, primera autora del trabajo.

Por otro lado, es "importante" tener en cuenta que la activación descontrolada de las células madre "puede dar lugar a tumores", ha indicado Fariñas. Por ello, este trabajo "está vinculado a otros aspectos de nuestra investigación orientados a la comprensión de cómo se controla la activación normal de las células madre, a fin de encontrar soluciones terapéuticas a la formación de tumores causados por la pérdida de dicho control", ha añadido.

Con todo ello, la neurobiología desarrollada en la UV aporta, una vez más, nuevos datos al estudio y avance de la medicina regenerativa, un campo de la ciencia que busca soluciones terapéuticas basadas en las células madre para procesos degenerativos, como puedan ser el Alzheimer o el Parkinson.

Esta investigación sale publicada en el número de julio de la revista científica Nature Cell Biology y, en ella, el equipo de la Universitat ha contado con la colaboración de los equipos de Antonella Consiglio del Institut de Biomedicina de la Universitat de Barcelona (IBUB), de Carlos López-Otín de la Universidad de Oviedo, y de Robert Kypta del CIC bioGUNE de Bilbao.

El equipo de Fariñas pertenece a la Unidad de Neurobiología Molecular del Departamento de Biología Celular y Parasitología y a la ERI de Biotecnología y Biomedicina de la Universitat, al Centro de Investigación Biomédica en Red en Enfermedades Neurodegenerativas (CIBERNED) y a la RETIC de Terapia Celular del Instituto de Salud Carlos III, y es grupo Prometeo de excelencia de la Generalitat Valenciana.

fuente/www.teinteresa.es

viernes, 20 de junio de 2014

CEREBRO. Cómo almacena nuestro cerebro recuerdos recientes, célula a célula.

Nuevas claves sobre la base neuronal de la memoria humana

 Neurona humana que muestra la formación de actina como respuesta a la estimulación. Imagen: Michael A. Colicos. Fuente: UC San Diego.

Un equipo de investigadores estadounidenses ha descubierto que el cerebro humano alberga los recuerdos episódicos en el hipocampo; utilizando una fracción distinta y distribuida de neuronas o células del cerebro individuales para cada uno de esos recuerdos. El hallazgo, realizado gracias a electrodos implantados en los cerebros de pacientes con epilepsia, arroja luz sobre la base neuronal de la memoria humana y podría ayudar a crear nuevos tratamientos para enfermedades y condiciones que afectan negativamente a la misma. 

Investigadores del Dignity Health Barrow Neurological Institute de Phoenix, Arizona (EEUU) y de la Escuela de Medicina de la Universidad de California en San Diego han descubierto que el cerebro humano alberga los recuerdos episódicos en el hipocampo; y que en ese proceso está implicada una fracción distinta y distribuida de neuronas o células del cerebro individuales.
Los resultados de su investigación iluminan aún más la base neuronal de la memoria humana y pueden, en última instancia, arrojar luz sobre nuevos tratamientos para enfermedades y condiciones que afectan negativamente a la misma, como el Alzheimer o la epilepsia.

"Para entender realmente cómo el cerebro elabora la memoria, tenemos que entender cómo esta está representada por unidades fundamentales del cerebro -las neuronas individuales- y por las redes que conforman dichas unidades", explica Peter N. Steinmetz, autor principal del estudio, en un comunicado de la UC San Diego.

"Conocer el mecanismo de almacenamiento de la memoria y la recuperación de esta es un paso crítico hacia la comprensión de cómo tratar mejor enfermedades que afectan a nuestra creciente población de edad avanzada".

Recuerdos y neuronas
Steinmetz y sus colaboradores evaluaron a nueve pacientes con epilepsia, en cuyos cerebros fueron implantados electrodos para controlar las convulsiones. Estos tratamientos con electrodos se aplican a personas con un tipo de epilepsia que no puede ser tratada por otros medios. A menudo, la neurología ha aprovechado a pacientes con este sistema implantado para estudiar a fondo la actividad neuronal.

En este caso, los científicos lograron registrar la actividad que se producía a nivel de las neuronas individuales. En el proceso del estudio, los pacientes memorizaron en primer lugar una lista de palabras aparecidas en la pantalla de un ordenador. Después vieron una segunda lista, que contenía las palabras de la primera lista y otras nuevas.

Se les pidió que identificaran las palabras que habían visto en primer lugar y que indicaran hasta qué punto las recordaban. La diferencia observada en la actividad neuronal –el “encendido” de las neuronas- cuando los participantes veían palabras de la primera lista y cuando veían palabras nuevas indicó claramente qué neuronas del hipocampo estaban relacionadas con el recuerdo de los voluntarios de las primeras palabras.

De este modo, se descubrió que la memoria de las palabras vistas recientemente se almacenaba de manera distribuida por todo el hipocampo, con una pequeña fracción de células, aproximadamente del 2%, respondiendo a cada una de las palabras. Por otra parte, una pequeña fracción de palabras –alrededor del 3%- generaban un cambio fuerte en la activación de dichas células. 

 

Interpretaciones
"Intuitivamente, cabría esperar que cualquier neurona que responde a un elemento de la lista también responda a otros elementos de la lista, pero nuestros resultados no reflejaron esto. Lo sorprendente de estos resultados contraintuitivos es que no podrían estar más en línea con lo que han predicho desde hace tiempo los teóricos neurocomputacionales”, explican los investigadores.

Por otra parte, aunque solo una pequeña fracción de las células codificaba memorias recientes para cada una de las palabras, los científicos señalan que el número total de neuronas codificando recuerdos para cada palabra era grande, al menos del orden de cientos de miles. Eso implica que la pérdida de una neurona tendría un impacto insignificante en la capacidad de cualquier persona para recordar palabras específicas que acaba de ver.

En última instancia, Steinmetz y su equipo señalan que su objetivo es entender bien cómo funciona el cerebro humano al formar recuerdos de lugares y cosas de la vida cotidiana, qué células están implicadas en este proceso y cómo estas se ven afectadas por algunas enfermedades.

A continuación quisieran determinar si un tipo de codificación similar a la observada estaría involucrada en los recuerdos de fotos de personas y lugares. También la forma en que las células del hipocampo relacionadas con la memoria se ven afectadas en pacientes con formas más graves de epilepsia.

El hipocampo es una de las principales estructuras del cerebro y se localiza en el interior de la parte medial o interna del lóbulo temporal, bajo la superficie cortical.

Aunque tiene origen en una estructura del cerebro de los vertebrados denominada palio, que comprendía funciones olfativas, en su actual diseño en los mamíferos desempeña principalmente funciones importantes en la memoria y el manejo del espacio. Por esa razón, cuando esta región es dañada por trastornos como la enfermedad de Alzheimer, aparecen problemas de memoria y desorientación como primeros síntomas.

Referencia bibliográfica:

J. T. Wixted, L. R. Squire, Y. Jang, M. H. Papesh, S. D. Goldinger, J. R. Kuhn, K. A. Smith, D. M. Treiman, P. N. Steinmetz. Sparse and distributed coding of episodic memory in neurons of the human hippocampus. Proceedings of the National Academy of Sciences (2014). DOI: 10.1073/pnas.1408365111.

  fuente/Tendencias21

 

 

 

martes, 25 de febrero de 2014

El aprendizaje transforma nuestras neuronas a nivel molecular.

Científicos identifican un mecanismo clave para la conectividad de las células cerebrales y, en consecuencia, para la formación de la memoria

Aprender cosas nuevas estimula a las células de nuestro cerebro hasta tal punto que las transforma. A nivel molecular, en ellas se da un proceso que potencia la conectividad interneuronal, y con ésta la formación de recuerdos relacionados con lo aprendido. Científicos canadienses describen en Nature Neuroscience por vez primera dicho proceso.

Un estudio de la Universidad de Columbia Británica (UBC), en Canadá, ha identificado un importante cambio molecular que se produce en el cerebro cuando aprendemos y recordamos.

La investigación, detallada en la revista Nature Neuroscience, ha demostrado que el aprendizaje estimula a las células de nuestro cerebro, provocando que, en ellas, un pequeño ácido graso‎ (una biomolécula de naturaleza lipídica) se acople a una proteína conocida como catenina delta.

Esta modificación bioquímica resulta esencial para la producción de cambios en la conectividad de las neuronas. Y es en esa conectividad donde está la clave para el aprendizaje.

“La actividad cerebral puede cambiar tanto la estructura de esta proteína como su función”, afirma Stefano Brigidi, uno de los autores de la investigación, en un comunicado de la UBC.

Casi el doble

Concretamente, analizando modelos animales, los científicos encontraron casi el doble de cantidad de cateninas delta modificadas en el cerebro, tras el aprendizaje sobre nuevos entornos.

Por el contrario, cuando introdujeron en los animales analizados una mutación que bloqueaba la modificación bioquímica propia de sujetos sanos, no se produjeron los cambios estructurales de las células del cerebro que se sabe son importantes para la formación de recuerdos.

Aunque la catenina delta ya había sido relacionada previamente con el aprendizaje, este estudio es el primero que describe su papel en el mecanismo molecular subyacente a la formación de la memoria.

“Se necesitará más investigación, pero este descubrimiento nos aporta una comprensión mucho mayor de las herramientas que usa el cerebro para aprender y recordar; y arroja luz sobre cómo estos procesos se trastornan cuando existen enfermedades neurológicas”, explica Shernaz Bamji, coautora del estudio.

Relación con enfermedades

También proporciona una explicación para algunas discapacidades mentales, añaden los investigadores. Por ejemplo, las personas que nacen sin el gen que codifica esa proteína presentan síndrome del maullido de gato‎, un trastorno que provoca retraso psicomotriz y de las capacidades intelectuales. La interrupción del gen de la catenina delta ha sido observada asimismo en algunos pacientes con esquizofrenia.

Los trastornos en las conexiones entre neuronas se han asociado asimismo a enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer o la enfermedad de Huntington.

Los científicos esperan llegar a establecer completamente la importancia de la catenina delta en la composición de la conectividad neuronal subyacente al aprendizaje y la memoria, a partir de futuros trabajos de investigación.

Referencia bibliográfica:

G Stefano Brigidi, Yu Sun, Dayne Beccano-Kelly, Kimberley Pitman, Mahsan Mobasser, Stephanie L Borgland, Austen J Milnerwood, Shernaz X Bamji. Palmitoylation of δ-catenin by DHHC5 mediates activity-induced synapse plasticity. Nature Neuroscience (2014). DOI: 10.1038/nn.3657.

fuente/Tendencias21

lunes, 16 de septiembre de 2013

El origen de las enfermedades mentales podría estar en los intestinos.

El psiquiatra James Greenblatt, además de analizar la historia clínica de los pacientes que acuden a verlo, enfatiza en el estado de su sistema digestivo. Según él (y un número creciente de investigadores alrededor del mundo), los intestinos juegan un papel fundamental en la salud mental. En el caso de “Mary”, Greenblatt logró que los síntomas de un severo trastorno obsesivo compulsivo y ADHD cedieran en seis meses utilizando psicoterapia, medicación y probióticos, medicamentos que ayudan a balancear los microbios de nuestra flora estomacal.

“Los intestinos en realidad son tu segundo cerebro”, afirma Greenblatt, pues “existen más neuronas en el tracto digestivo que en cualquier otro lugar, además del cerebro.” 

Y es que los psiquiatras saben hace años que existe una conexión entre el sistema digestivo y las enfermedades mentales: la ansiedad provoca diarrea y náusea, y la depresión dificulta la ingesta de alimentos. El cambio que Greenblatt y otros pioneros han propuesto es que el estómago no está subordinado al cerebro, sino que el cerebro reacciona a los intestinos.

Puede parecer difícil de creer, excepto cuando consideramos que cerca del 90% de las células de nuestro cuerpo son bacterias: desde el momento en que salimos de la placenta, los microbios comienzan a habitar en nuestro cuerpo, tan cerca de nosotros que sin ellos nuestra vida sería impensable.

 En experimentos con ratones, bacterias probióticas han surtido efecto para reducir los niveles de ansiedad y hormonas del estrés, e incluso investigadores como John Bienestock han comparado el efecto de los probióticos a benzodiazepinas como el Valium o el Xanax.

Aunque los efectos sean impresionantes, aún hacen falta muchas investigaciones para seguir desarrollando la relación entre nuestro sistema digestivo y los padecimientos de la mente.
 
vía/ Pijamasurf
 

sábado, 14 de septiembre de 2013

7 formas para generar células nuevas en el cerebro y volverse más inteligente


 

 Hace algunos años se creía que el cerebro era un sistema relativamente estático —nuestras conexiones neurales podían desligarse y nuestras neuronas destruirse pero no transformarse, regenerarse o formar nuevas conexiones sinápticas. Esta creencia hizo que muchos creciéramos bajo un extraño paradigma en el que se nos decía que debíamos de atesorar nuestras neuronas —porque jamás podríamos recobrarlas— y en este sentido ingerir drogas era un acto severo, contranatural, digno de la más abyecta estupidez. Bajo esta impronta uno incluso podía experimentar una nostalgia por neuronas perdidas, una especie de efecto de miembro fantasma entre los tallos neurales de flores decapitadas.
 
 
 
 Evidentemente el daño cerebral es una realidad —pero es una realidad dinámica y reversible. Por suerte para aquellos que exploraron quizás un poco demasiado las dimensiones psiconáuticas, también es una realidad la neuroplasticidad —la capacidad de transformarse estructuralmente que tiene el cerebro adulto—, y la neurogénesis —la capacidad que tiene el cerebro adulto de regenerar células o generar nuevas neuronas. El cerebro se comporta como un sistema abierto (por no decir holístico) que puede ser cincelado lo mismo por estímulos químicos que por estímulos emocionales o meméticos  y nuestras neuronas, particularmente las del hipocampo y la zona subventricular, son como salamandras que transmutan en el fuego electroquímico de la sinapsis.
 
Investigación científica reciente muestra que la neurogenésis y la neuroplasticidad podrían tener un papel importante en el aprendizaje y la memoria en el cerebro adulto, así como ser un factor vital en la reducción del estrés y en el tratamiento de la depresión. Un estudio incluso sugiere que nuestro estado de ánimo podría ser regulado por la plasticidad  —por el movimiento dinámico de nuestras neuroconexiones—– más que por la química.
 
Emerge un nuevo paradigma, un nuevo mapa —y el mapa no es el territorio porque el territorio se está moviendo siempre. La neuroplasticidad sugiere que las conexiones individuales en el cerebro están siempre recreándose, según cómo se usan. En inglés se dice “neurons that fire together, wire together”/”neurons that fire apart, wire apart” (las neuronas que disparan al mismo tiempo se conectan entre sí, las que disparan o se encienden por separado conectan aparte). Esto significa que constantemente están emergiendo nuevas relaciones sinápticas, nuevos mapas corticales —colectivos que desempeñan funciones específicas pero que pueden estar separados. La sinfonía cerebral actúa de manera global, continentes aparentemente inconexos llegan a sincronizarse para ejecutar operaciones complejas al unísono.
 
La capacidad neuroplástica del cerebro puede ejemplificarse en el desarrollo de la capacidad de ecolocación que algunas personas ciegas logran recableando su cerebro. Resonancias magnéticas muestran que estas personas adaptan áreas de procesamiento visual para esta nueva habilidad de ecolocación, en la que intervienen áreas de procesamiento auditivo.
 
De la neuroplasticidad y de la neurogénesis surge la posibilidad de tomar control de los procesos neurales y, como si nuestro cerebro fuera una etérea plastilina, esculpir estados mentales de diseño. Según Michael Merzenich, uno de los pioneros en el campo de la neuroplasticidad, los ejercicios mentales pueden ser tan útiles como las drogas para tratar padecimientos tan severos como la esquizofrenia (pero, ¿quizás la gimnasia mental podría curar no sólo enfermedades del cerebro sino de todo el organismo?). De este nuevo acercamiento se atisba toda una gama de posibilidades: la dirección de orquestas neurales, el self-hacking, la reingeniería de neuronas y la manipulación de mapas corticiales para el aumento de funciones específicas o, por supuesto, para la sanación de daño cerebral —así que nunca es demasiado tarde para hacer de tus neuronas, especialmente de los astrocitos, vitales en la neurogénesis, nuevas y brillantes constelaciones en tu propio firmamento.
 
 
 
1. Ejercicio físico
Un estudio realizado por el Dr. Kwok Fai So de la Universidad de Hong Kong mostró un correlación entre personas que solían correr frecuentemente y la neurogenésis. “Investigación ha demostrado que el ejercicio puede mejorar el estado de ánimo y la cognición y también se ha demostrado que un déficit en la neurogénesis adulta puede resultar en una depresión”. El estrés, especialmente la depresión, llegan a encoger el hipocampo —una de las zonas en la que ocurre la neurogénesis. Científicos creen que existe una relación entre el ejercicio, y en general aquello que reduce el estrés, con la neurogénesis.
 
 2. Meditación
Uno de los líderes en el campo de la investigación neurocientífica de la meditación, el Dr. Herbert Benson, de la Universidad de Harvard, ha estudiado lo que llama “la respuesta de relajación”, la cual induce una serie de cambio bioquímicos en el cerebro. Benson sugiere que la meditación renera células cerebrales, reduciendo de esta manera el estrés.
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Oregon indica que la técnica de meditación conocida com IBMT (entrenamiento integral de mente cuerpo) puede facilitar la neurogenésis.
 
3. Comida /Antocianinas
Consumir antocianinas, pigmentos hidrosolubles que pueden encontrarse en las zarzamoras, arándanos, frambuesas y hasta en el vino, parece tener propiedades neuroregenerativas. Comer este tipo de moras silvestres es recomendado para prevenir el Alzheimer y podría tener un efecto positivo en la función del hipocampo.
Otros alimentos que se cree podrían fomentar la nuerogénesis son los alimentos ricos en Omega-3 o fitonutrientes como la oroxilina.
 
4. Reducción de calorías /ayuno
Un estudio publicado en el Journal of Molecular Science muestra que la restricción de calorías produce estados favorables para la neurogénesis: ratas a dieta desarrollaron nuevas neuronas en el hipocampo.
Diferentes tradiciones, particularmente en Oriente, hablan sobre la importancia de celebrar ayunos con cierta regularidad para restaurar las funciones corporales y cognitivas. Es posible que una ciencia del ayuno pueda llevar a la neurogénesis.
 
5. Tener (mucho) sexo
Como hemos visto la neurogénesis —y en general la salud— está ligada a la reducción del estrés y a promoción de la relajación —la salud es tranquilidad en movimiento. Evidentemente uno de los actos que mayor reduce el estrés —en diversas capas— es el sexo.
 
Un estudio científico realizado por la doctora Benedetta Leunemuestra que mientras el estrés reduce la neurogénesis adulta y restringe la arquitectura dendrítica en el hipocampo, la copulación tiene el efecto opuesto, promoviendo la generación de nuevas células cerebrales. Explica Leuner:
Ratas adultas fueron expuestas a una hembra sexualmente receptiva una vez (aguda) o una vez diariamente por 14 días (crónica) y se midieron sus niveles de circulación glucorticoide [...]. Los resultados mostraron que experiencias sexuales agudas incrementaron los niveles de circulación corticoide y el número de neuronas en el hipocampo. La experiencia sexual crónica dejó de producir un incremento en los niveles corticoides pero continuó promoviendo la neurogénesis y estimuló el crecimiento de la espinas dendríticas y la arquitectura dendrítica. La experiencia sexual crónica también redujo el comportamiento relacionado con la ansiedad.
 
6.  Fotoestimulación /casco de luz infrarroja
Uno de los campos de investigación más interesantes pero menos probados es el de la estimulación de ciertas zonas cerebrales a través de la luz o el magnetismo.  Las populares máquinas de luz y sonido —LEDs programados a cierta frecuencia para emular ondas cerebrales y sonidos binaurales— llegan a generar estados similares a la meditación, por lo cual podrían también inducir estados de neurogénesis. El incipiente campo de la medicina biomagnética, basada en los pares magnéticos descubiertos por el Dr. Isaac Goiz, es un novedoso tratamiento para diferentes enfermedades, incluyendo la depresión, y quizás podría estimular las células del cerebro a regenerarse.
Un casco desarrollado por  el Dr. Gordon Dougal, de la empresa Virulite, asegura revertir la demencia senil, regenerando neuronas  a través de la estimulación de luz infrraroja.
 
 
7. Ayahuasca/antidepresivos
Se sabe que algunos antidepresivos,  inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina, facilitan la neurogénesis. Sin embargo, producen numerosos efectos secundarios, entre ellos la falta de libido (lo cual resulta un tanto contradictorio). Una alternativa a esto parece ser la ayahuasca, el cada vez más popular brebaje medicinal psicoactivo del Amazonas, utilizado con particular efectividad en el tratamiento de adicciones pero que podría tener aplicaciones incluso en la cura de enfermedades como el cáncer.
 
A diferencia de los antidepresivos, la ayahuasca, una medicina que algunos llaman un psicointegrador, ofrece una experiencia integral en la que los beneficios químicos son complementados por beneficios emocionales y hasta espirituales que redondean el tratamiento y permiten una asimilación más profunda.
 
Estudios con personas que han tomado ayahuasca por un periodo sostenido de tiempo muestran una mayor recaptación de serotonina. Según la investigadora Jace Callaway, esto se podría deber a la tetrahidroharmina que contiene la ayahuasca. Luego de dosificarse con esta molécula por seis semanas y  realizarse una tomografía computarizada por emisión de fotones individuales, Callaway descubrió un incremento en su recapatación de serotonina, algo que disminuyó cuando la dejó de utilizar.
 
Otro estudio, realizado por  Stuckey y Echenhofer en el California institute of Integral Studies, mostró que la ayahusca incrementa la coherencia en la banda de ondas gamma. Según el Dr. Luis Eduardo Luna: “La coherencia es una medida de la similitud del electroencefalograma en dos sitios distintos y puede considerarse una medida de comunicación entre dos regiones del cerebro. Una hipercoherencia distribuida ampliamente parece razonable dado los intensos y sinestéticos fenómenos que suelen ocurrir durante una experiencia de toma de ayahuasca”. Esta misma alta actividad de coherencia gamma ha sido observada en monjes zen en estados profundos de meditación.
 
Existen ciertamente otras opciones que no alcanzamos a cubrir aquí. Entre ellas la neurogénesis provocada por ambientes estimulantes —algo que ha sido demostrado en ratas. Ejercicios mentales orientados al aprendizaje, juegos de memoria, aplicaciones electroencefalográficas (como podrían ser las que desarrolla NeuroSky) y terapias alternativas como la hipnosis. Algunas otros psicodélicos como la psilocibina,  (de la familia de las triptaminas), el DMT (ingrediente activo de la ayahuasca y molécula similar a la serotonina) o la ketamina, han sido utilizados prometedoramente para tratar la depresión y, como hemos, visto existe posiblemente una relación entre las cosas y las sustancias que logran combatir la depresión y la regeneración neuronal. 
 
A considerarse también está la filosofía y la religión, en general un sistema de ideas y creencias puede llevar, siendo el cerebro tan maleable, a un estado de “bienaventuranza” neuronal (o de neuro-gnosis). Estados de éxtasis religioso han sido supuestamente reproducidos en el laboratorio por el Dr. Michael Persinger, con su llamado “casco de dios” (estimulación transcraneal). Pero lo más interesante de esto sería ensamblar un sistema ideológico funcional a la manera de un autoplacebo, un placebo consciente de ser placebo, capaz de generar neuronas a sabiendas de que estas se generan cuando uno piensa ciertas cosas —por ejemplo, en constelaciones brillantes de neuronas que se disparan unánimes llenando el espacio de filamentos de luz entrelazados como la alarma de un museo, en una inteligente acupuntura digital.
 
Twitter del autor: @alepholo
 

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Identifican con gran exactitud la huella neuronal del dolor físico.

El hallazgo podría aplicarse en el futuro al diagnóstico del sufrimiento de pacientes que no se pueden comunicar.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Colorado en Boulder (EEUU) ha conseguido determinar el patrón neuronal que se corresponde con el dolor físico, en concreto, con el dolor físico provocado por el calor. El hallazgo podría resultar clave para el desarrollo de futuros diagnósticos del dolor padecido por personas con problemas de comunicación, como aquéllas que han sufrido un infarto cerebral.

Huella neurológica del dolor físico identificada en el presente estudio. Imagen: Tor Wager. Fuente: Universidad de Colorado en Boulder.


Un equipo de investigadores de la Universidad de Colorado en Boulder‎ (EEUU) ha conseguido determinar el patrón neuronal que se corresponde con el dolor físico, en concreto, con el dolor físico que provoca el calor.

El hallazgo, según publica Science Now, podría resultar clave para desarrollar mejores diagnósticos y tratamientos para cualquier tipo de dolor en el futuro.

Asimismo, este sistema podría usarse algún día para medir –de manera objetiva- la experiencia de dolor a partir de escáneres del cerebro, algo que podría resultar muy útil, ya que de momento los médicos sólo pueden saber del dolor que sufren sus pacientes a través del testimonio de éstos, y se sabe que la percepción del dolor puede ser muy subjetiva.

Una huella neuronal común

El estudio fue dirigido por el neurocientífico Tor Wager, cuyo laboratorio en la Universidad de Colorado está dedicado específicamente a investigar las vías neuronales que subyacen a la generación y la regulación del dolor y de las emociones.

En el desarrollo de la investigación se usó la técnica de exploración de resonancia magnética funcional (fMRI)‎, que permite mostrar en imágenes las regiones cerebrales que ejecutan una tarea determinada. Los 114 participantes sometidos a estos escáneres fueron personas sanas a las que se les suministraron pulsos de calor en el brazo, algunos de ellos dolorosos y otros no.

Durante los pulsos dolorosos, se activó en ellos un grupo diverso de regiones cerebrales, de manera consistente, informa la revista Scientific American.

Aunque estas regiones ya habían sido previamente asociadas con el dolor, la novedad del presente estudio radica en que en él se consiguió detectar una activación constante del cerebro cuando los voluntarios informaron de la sensación de dolor, con mayor exactitud que en investigaciones previas.

Esta “huella neuronal” del dolor apareció en el 93% de los participantes que informaron de que sentían dolor como consecuencia del calor; aumentó cuando la intensidad del dolor crecía; y menguó cuando los voluntarios tomaron un calmante (remifentanil).

Por otra parte, la fuerza de la huella de respuesta neuronal aumentó cuando las temperaturas se incrementaron, variando positivamente entre la aplicación de 44.3°C a la de 49.3°C, que es la que puede hacernos sentir el café caliente de una taza que se nos caiga encima.

Esto significa que se pudo predecir, a partir de la huella neuronal, cuál de estos dos dolorosos pulsos de calor dañaban más a los sujetos, informa la revista The New England Journal of Medicine, en la que se ha detallado la investigación.

El dolor mental y el dolor físico activan distintas regiones

Por otra parte, en la investigación el estudio ha determinado también que esta actividad cerebral concreta señala el dolor físico más que cualquier otra experiencia no placentera, ya que no surgió cuando a los voluntarios se les mostraron imágenes de compañeros sentimentales que los habían abandonado.

Así, aunque el dolor físico y el dolor emocional impliquen la coincidencia en la activación de algunas regiones cerebrales, el estudio mostró diferencias sutiles a nivel neuronal en ambas formas de sufrimiento.

De dicha coincidencia ya hablamos en Tendencias21 al describir una investigación anterior, en este caso llevada a cabo por científicos de la Universidad de Michigan (EEUU) en 2011.

En ella se reveló que el dolor físico y el dolor producido por el rechazo social activan las neuronas de las mismas áreas del cerebro: la corteza somatosensorial secundaria y la ínsula dorsal posterior.

Posibles aplicaciones

Los especialistas esperan que este trabajo suponga un paso adelante hacia el desarrollo de fórmulas de identificación del dolor a través de imágenes del cerebro.

Un marcador del dolor basado en la actividad neuronal podría algún día ayudar a los médicos a asistir a pacientes con dificultades de comunicación, como las personas demasiado jóvenes o las víctimas de un infarto cerebral.

Sin embargo, Wager no cree que esta huella neuronal llegue a convertirse en algo similar a un “detector de mentiras” para el dolor porque, según él, “hay muchos factores psicológicos y fisiológicos que influyen en la percepción subjetiva del dolor, y nosotros sólo hemos descubierto uno de ellos”. “Muy probablemente, muchos estados de la actividad cerebral provocan el dolor, que no es una única cosa”, continúa.

De momento, se necesitarán nuevas investigaciones para determinar hasta qué punto este método podría servir para distinguir otros tipos de dolores, como los dolores punzantes o latentes; pero para los científicos ya supone un buen punto de partida.

Por Yaiza Martínez
fuente/ Tendencias21

Referencia bibliográfica:

Tor D. Wager, Lauren Y. Atlas, Martin A. Lindquist, Mathieu Roy, Choong-Wan Woo, y Ethan Kross. An fMRI-Based Neurologic Signature of Physical Pain. The New England Journal of Medicine (2013). DOI: 10.1056/NEJMoa1204471.

martes, 25 de junio de 2013

Una delgada sonda de nanotubos de carbono puede medir pequeños cambios eléctricos en el interior de una sola neurona.



Una pequeña lanza hecha de nanotubos de carbono es capaz de sondear la actividad eléctrica interna de una sola neurona, dando a los investigadores una visión más precisa de cómo responden las neuronas a las señales de sus células vecinas. El sondeo del cerebro a esta resolución podría ser vital dentro de los esfuerzos por comprender y mapear su función con nuevo detalle.

os 'arpones' neuronales solo tienen entre 5 y 10 micrómetros de ancho y pueden perforar una célula viva para medir los cambios eléctricos asociados con la señalización neuronal. En láminas diseccionadas de tejido cerebral de ratón aún activo, investigadores de la Universidad de Duke (EE.UU.) fueron capaces de registrar [información] desde el interior de una neurona a la vez.

"Que sepamos, nuestro estudio muestra el primer registro intracelular con nanotubos de carbono en neuronas de vertebrados", señala Bruce Donald, bioquímico y científico informático en la Universidad de Duke, y autor del estudio, que fue publicado en PLoS ONE el pasado miércoles.

Los nanotubos de carbono tienen una gran cantidad de propiedades que resultan muy convenientes para el registro cerebral, señala Donald: son fuertes, compatibles con los tejidos corporales y conducen bien la electricidad. Sin embargo, los dispositivos anteriores construidos a partir de nanotubos de carbono han sido demasiado cortos o anchos y no servían bien para el registro en el interior de las células. Por su lado, las sondas construidas por los investigadores de Duke tenían alrededor de un milímetro de largo y podían usarse para registrar la actividad eléctrica de forma más precisa que las típicas configuraciones de vidrio o electrodos metálicos.

El equipo fue capaz de detectar pequeños cambios en la actividad eléctrica de la célula, cambios correspondientes a las señales de entrada que la neurona estaba recibiendo de otras neuronas. Una neurona cortical media puede recibir señales de alrededor de 10.000 otras neuronas, señala Richard Mooney, neurocientífico de la Universidad de Duke y coautor del estudio. "A nivel individual, generan señales muy pequeñas", asegura. En conjunto, la colección de señales es analizada por la neurona receptora, y esta decide si activarse o no.

Los registros intracelulares podrían ser útiles para el mapeo de las conexiones funcionales entre las neuronas, uno de los objetivos de la iniciativa BRAIN, que ha sido recientemente lanzada en EE.UU. "Al ser capaces de ver el interior de la célula y medir pequeños cambios de voltaje, obtenemos acceso a la red que se comunica con dicha célula", afirma Mooney.

Los investigadores utilizaron una 'ingeniosa técnica' para construir el dispositivo, señala Takashi Kozai, ingeniero neural que no participó en el estudio. Comenzando con la punta de un alambre de tungsteno, construyeron una larga sonda con forma de aguja hecha de nanotubos de carbono enredados. A continuación, recubrieron la sonda con un material aislante y utilizaron un haz de iones para bombardear la punta, eliminando el aislamiento de la zona y reduciéndola hasta lograr una punta fina.

"Con esta técnica, podemos hacer que [las sondas] tengan la longitud que queramos", asegura Kozai, que también está desarrollando electrodos microscópicos para registrar la actividad neuronal. El trabajo "sienta las bases para la fabricación de dispositivos aún más estrechos, tal vez del orden de 100 nanómetros en vez de micras", señala.

Además de en láminas de cerebro diseccionado, el equipo probó su electrodo delgado en ratones anestesiados, a pesar de que no fueron capaces de obtener grabaciones del interior de las células cerebrales de estos animales. Sin embargo, si las futuras versiones de la punta de nanotubos logran ser aún más afiladas, podrían ser capaces de perforar mejor las células de cerebros blandos y esponjosos, asegura Kozai. Si eso resulta posible, y si el dispositivo logra ser estable en cerebros vivos a lo largo del tiempo, podría ayudar a los investigadores a explorar cómo aprende y recuerda un cerebro vivo.

"Si logran registrar de manera estable la misma célula longitudinalmente", afirma Kozai, "eso podría utilizarse para trazar el cambio de las neuronas durante la formación de la memoria y el aprendizaje".

fuentes/ TECHNOLOGYREVIEW.COM
vía/La Flecha

jueves, 13 de junio de 2013

Explosiones nucleares de los 60 ayudan a confirmar neurogénesis en el hipocampo cerebral.

Las destructoras explosiones nucleares crearon un subproducto que pudo ayudar a la neurociencia a develar parte de un antiguo misterio: la neurogénesis.

boom

De hecho, la forma de algunas explosiones nucleares recuerda vagamente la forma del cerebro humano…

Hasta que se firmaron tratados internacionales para limitar las pruebas con armas nucleares en 1963, los gobiernos del mundo (especialmente Estados Unidos) hicieron detonar bombas atómicas a discreción; las partículas liberadas en la atmósfera por estas detonaciones, sin embargo, podría ayudar a resolver uno de los misterios más antiguos del cerebro humano: ¿es posible que las neuronas se regeneren?

La temperatura de estas explosiones puede alcanzar niveles tan altos como la superficie del sol, lo cuál libera numerosos isótopos relativamente inocuos para la vida en la Tierra, como el carbono-14 (C14), que los científicos suelen utilizar para datar eventos arqueológicos en la historia de nuestro planeta. En los sistemas de numerosos seres vivos, el C14 se incorpora como parte de la división celular, por lo que parte del carbono liberado durante las pruebas nucleares permaneció en el ADN de la región neuronal, como demuestra un estudio publicado en la revista Cell, y desarrollado por un equipo del Karolinska Institute.

El equipo liderado por Jonas Frisén examinó 120 cerebros humanos muertos y examinó la concentración de C14 en diversas regiones, utilizando el isótopo como indicador de la edad de las células. Encontraron que las concentraciones variaban considerablemente de una región a otra, especialmente en el hipocampo, lo que sugiere que las células de baja concentración se formaron luego de que las pruebas nucleares se detuvieran en 1963.

La porción del hipocampo que mostró esta impresionante regeneración se conoce como giro dentado; tradicionalmente se creía que la neurogénesis se detenía a los dos años, pero las investigaciones de Frisén demostraron que en esta región se reemplazaron hasta 1.5% de las células cada año, aunque estas vivieron tres años menos que otras neuronas. A pesar de que no se ha descubierto esta misma capacidad regenerativa en otras zonas, este importante avance podría impulsar nuevos tratamientos para curar enfermedades como el Alzheimer, demencia senil y otros padecimientos neurodegenerativos.

fuente/News Scientist
vía/Pujamamasurf

viernes, 7 de junio de 2013

El carbono-14 confirma que las neuronas se renuevan periódicamente.


Los ensayos nucleares realizados a mediados del siglo XX y el carbono-14 han permitido a los científicos confirmar que las neuronas se renuevan y se forman en el cerebro adulto y en grandes cantidades.

Hasta los años 60 se creía que las neuronas no se regeneran en el cerebro de los adultos, sino que las funciones de las neuronas 'caducadas' se distribuyen entre las neuronas restantes. En 1998 el científico sueco Peter Ericsson descubrió que sí se producen neuronas en los adultos, pero no se sabía en qué cantidades y si su producción podía influir en la memoria y la capacidad mental.

La respuesta a estas preguntas la ha encontrado un grupo de investigadores del Instituto Karolinska (Suecia) mediante el carbono-14, el isótopo de carbono.
Elemento clave

El carbono-14, que está presente en el ambiente como parte de la radiación natural y sirve a los científicos para datar los fósiles y determinar las condiciones climáticas y biológicas existentes en el tiempo de su hallazgo, se produjo en cantidades muy grandes entre los años 1945 y 1963 como resultado de los ensayos nucleares realizados por varios países, y llegó a los cuerpos de la gente que vivía entonces. Los científicos pensaron que las neuronas podrían ser 'fechadas por carbono'.

El carbono-14 se integra en el ADN durante la división celular, es decir, durante la formación de nuevas células. La velocidad de desintegración del isótopo se conoce, así que los científicos pueden calcular exactamente cuándo nacieron las células.

Al medir la concentración de carbono-14 en el ADN de las neuronas del hipocampo (parte del cerebro responsable de la memoria y las emociones) de personas fallecidas y, sabiendo la edad de las células, los investigadores determinaron que parte de las neuronas de estas personas nació cuando eran adultas. Aproximadamente un tercio de estas células se renuevan periódicamente a lo largo de toda la vida.
El cerebro se regenera

Los investigadores, que publicaron los resultados de su trabajo el 6 de junio en la revista 'Cell', establecieron que el cerebro produce hasta 700 nuevas neuronas al día; esta velocidad asegura que las neuronas que mueren son reemplazadas por las nuevas. Los científicos dedicarán sus próximos estudios a la investigación de la posible influencia de la neurogénesis en las funciones del cerebro.

fuente del texto completo en: http://actualidad.rt.com/ciencias/view/96683-neuronas-recuperarse-ensayos-nucleares



Hace un año atrás aproximandamente se consiguió generar Neuronas a partir del cordón umbilical.
El investigador español Juan Carlos Izpisúa ha logrado por primera vez transformar células del cordón umbilical de un recién nacido en neuronas, tal y como publica la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS). Este hallazgo permitirá indagar mejor en el origen de patologías neurodegenerativas como el Parkinson.

sábado, 18 de mayo de 2013

Oliver Sacks: ¿Qué revelan las alucinaciones sobre nuestras mentes?



El neurólogo y escritor Oliver Sacks otorga atención al síndrome de Charles Bonnet. Esto es, cuando las personas con discapacidad visual experimentan alucinaciones lúcidas. Describe las experiencias de sus pacientes con conmovedores detalles y nos acompaña a través de la biología de este fenómeno muy poco tratado.

jueves, 16 de mayo de 2013

La ciencia investiga la habilidad telepática de una niña de nueve años.

La ciencia investiga la habilidad telepática de una niña de nueve años


En la actualidad muchas personas aún tienen la creencia de que la telepatía no es real. La telepatía es la capacidad psíquica que permite “recopilar” información de un entorno sin necesidad de utilizar los cinco sentidos conocidos. La ciencia no reconoce esta capacidad, pero curiosamente, desea poder controlar esta habilidad en poder del ser humano. Recientemente, científicos afirmaron ser capaces de vincular la tecnología con el cerebro de una rata y el cerebro humano, que según explicaron, los voluntarios humanos fueron capaces de activar el movimiento en la cola de la rata utilizando sus mentes. Para muchos esto fue un sorprendente descubrimiento, pero para otros se trata de una mera demostración de jugar a ser dioses por parte de la ciencia.

Pero también la humanidad cuenta con personas como Nandana Unnikrishnan, una niña autista de nueve años de edad de Sharjah, Emiratos Árabes Unidos, cuya extraordinaria habilidad es poder leer la mente de su madre, Nandana tiene la habilidad telepática. Según las pruebas iniciales, parece que la joven india tiene la capacidad de leer los pensamientos de y emociones de su madre sin contacto físico, la cual ha sido capaz de realizar con éxito todas las pruebas de percepción extrasensorial, incluso yendo mucho más allá, es capaz de teclear poemas completos que han sido telepáticamente comunicados a ella. Los resultados han sorprendido a los propios investigadores escépticos como el Dr. Philip John de la Sociedad India de Psiquiatría, quien dijo a los medios de comunicación que él cree que Nandana es un caso único.

“Hemos podido observar varios niños autistas con habilidades matemáticas inusuales, una memoria extraordinaria para los días del calendario y las fechas. En tales casos, no tenían acceso a su memoria. En algunas personas con esquizofrenia, hay un síntoma llamado “emisión del pensamiento” en el que creen que sus pensamientos son conocidos por los demás. En el caso de Nandana, tiene la habilidad de acceder a la memoria de su madre, incluso hay una transmisión de información sin ningún tipo de medio externo. Esta es la primera vez que veo un caso como este. En este caso, estamos hablando de la memoria como una función, que es por eso que es muy sorprendente. Este es un fenómeno muy poco frecuente de transmisión de la memoria sin un medio externo”, dijo Dr. Philip John a los medios de comunicación.



La extraordinaria habilidad psíquica de Nandana Unnikrishnan

Los padres de Nandana observaron por primera vez su extraordinaria capacidad cuando comenzaron a notar “coincidencias inusuales”, había momentos en que daba respuestas premeditadas a los pensamientos y sus sentimientos de su madre . Sandhya, la madre de Nandana, dijo a los periodistas:

“Antes me sentía extraña cuando ella venía a mí y me decía el nombre de la comida que estaba pensando prepararle para ella. De la misma manera, si mi marido y yo decidimos llevarla a algún lugar, ella lo sabe con antelación.”

A pesar de su increíble habilidad, la niña autista todavía tiene problemas para comprender ciertos conceptos como palabras y objetos, además de tener algunos problemas de escritura y comunicación verbal. Para ayudar a superar este reto, Sandhya dio a su hija un teclado de computadora para que pudiese teclear las respuestas. Nandana es capaz de escribir lo que está pensando. A veces puede haber errores de ortografía, incluso en algunos casos no entiende el concepto de los signos de puntuación y la barra de espaciadora. Un ejemplo, es que la madre piensa en un espaciado entre palabras y ella escribe la palabra “espacio” sin dejar ningún espacio entre las palabras.

Nandana Unnikrishnan telepatia La ciencia investiga la habilidad telepática de una niña de nueve años

Las pruebas científicas

El caso de Nandana ha atraído incluso la atención del Dr. Darold A. Treffert, un experto en el ámbito de los niños superdotados, quien afirma que el caso es “muy convincente”. Expertos como el Dr. Treffert afirman que el caso de Nandana es extraordinariamente extraño en una rara condición. En una de las pruebas, Nandana y su madre fueron colocadas en habitaciones separadas y Sandyha se le dio un número de seis dígitos. Cuando Nandana fue capaz de escribir el número con facilidad, los investigadores decidieron complicar la prueba, y se le dio a su madre un poema de Nivel 2 en compresión lectora. La pequeña fue capaz de escribir el poema entero sin ningún problema. Pero aunque las pruebas son muy convincentes, el Dr. Treffert ha instado a la familia a buscar más pruebas controladas con el fin de poder verificar los “poderes extrasensoriales”. El Dr. Treffert quiso puntualizar:

“Es cierto que la pequeña Nandana pasó la prueba necesaria para confirmar la capacidad psíquica… Cuando se trata de habilidad musical, arte, o de obras hablan por sí mismos. Pero en este caso, la capacidad debe ser demostrada por una prueba más rigurosa.”

Pero la ciencia no reconocerá la existencia de las habilidad psíquicas tan fácilmente, si las habilidades de Nandana fueran reconocidas, cambiaría todo la mentalidad humana sobre nuestro ser, abriendo los ojos de una sociedad que no ve más allá de lo que le rodea. Pero nos quedamos con las declaraciones de los que se hacen llamar personas de ciencia:

“Queremos saber cómo es posible que ella tenga esta capacidad y cómo podemos hacer uso de esto para nuestros beneficios.”


fuente/mundoesotericoparanormal.com

domingo, 9 de diciembre de 2012

Los cerebros de los músicos se sincronizan unos con otros al interpretar piezas conjuntas.





Científicos alemanes constatan la existencia de una red intercerebral que emerge de la coordinación, también en otras actividades.

Cuando los músicos ejecutan una pieza musical con otros músicos, la actividad de sus ondas cerebrales se sincroniza, ha demostrado un estudio realizado por investigadores del Instituto Max Planck de Alemania. Según los científicos, la coordinación musical haría emerger pequeñas redes en los cerebros y entre los cerebros, que posibilitarían la alineación temporal de acciones. Un fenómeno similar había sido detectado ya en 2010, en este caso durante la interacción social. Por Marta Lorenzo.

Cualquiera que haya tocado alguna vez en un grupo musical o en una orquesta estará familiarizado con el fenómeno: cuando se interpreta una pieza de manera conjunta, el impulso de las acciones propias no proviene solo de nuestra mente, sino que además parece controlado por la actividad coordinada del grupo.

Científicos del Instituto Max Planck de Berlín (en Alemania) han demostrado que esto tiene un origen cerebral: cuando se interpreta una pieza musical en grupo emerge una interconexión entre las redes neuronales de los intérpretes, informa dicho Instituto en un comunicado.

Para analizar el fenómeno, los investigadores utilizaron electrodos con los que rastrearon las ondas cerebrales de guitarristas tocando a dúo. Asimismo, observaron las diferencias de la actividad cerebral de los músicos cuando estos estaban dirigiendo o, por el contrario, siguiendo la interpretación de su compañero.

De esta forma, pudieron constatar que, cuando los guitarristas tocaban a dúo, la actividad de las ondas cerebrales de ambos músicos se sincronizaba.

Conexión a pesar de las diferencias

Pero la investigación de Ulman Lindenberger y sus colaboradores del Instituto Max Planck no se detuvo con este descubrimiento. Además, los científicos, quisieron saber qué sucedía en la actividad cerebral de los músicos cuando una pareja de guitarristas interpreta una pieza musical con dos partes bien diferenciadas.

En concreto, el objetivo era averiguar si la sincronización de las ondas cerebrales se produce incluso cuando dos músicos no tocan exactamente las mismas notas.

De ser así, este hecho resultaría incompatible con la suposición de que las similitudes en la actividad cerebral entre dos guitarritas que tocan al unísono es debida a la percepción de los mismos estímulos o a la ejecución de los mismos movimientos. Además, supondría que los cerebros se sincronizan para impulsar la coordinación de acciones conjuntas.

Para probar su hipótesis, los científicos organizaron a 32 guitarristas experimentados en 16 dúos. A estos músicos se les colocaron en total 64 electrodos en la cabeza, lo que permitió registrar la actividad de sus ondas cerebrales en diferentes regiones del cerebro. Después, a los participantes se les pidió que tocaran 60 veces la misma secuencia de una sonata de Christian Gottlieb Scheidler.

Pero, en estas interpretaciones, a ambos miembros de cada dúo se les asignaron tareas ligeramente distintas: por un lado tenían que tocar a dos voces, y por otro a uno de cada dos se le asignó un papel de liderazgo, para asegurar que ambos comenzaran al mismo tiempo y mantuviesen el mismo tempo.

La diferencia entre el director y el seguidor de cada dúo se reflejó en la actividad eléctrica captada por los electrodos: "En el intérprete que tomaba la iniciativa, la sincronización de las ondas cerebrales medidas con un solo electrodo resultó más fuerte, y estaba presente antes de que el dúo comenzara a tocar", afirma Johanna Sänger, primera autora del estudio.

Esto se produjo especialmente en las ondas delta, que se encuentran en una gama de frecuencias inferior a cuatro hercios. Este hecho “podría reflejar la decisión del intérprete director de empezar a tocar”, cree Sänger.

Coordinación cerebral en otras actividades

Los científicos también analizaron la coherencia entre las señales registradas por los diferentes electrodos conectados a la cabeza de los intérpretes de cada dúo. El resultado fue sorprendente: cuando los músicos tenían que coordinar activamente su interpretación, lo que sucede sobre todo al comienzo de una secuencia, las señales recogidas por los electrodos frontal y central se sincronizaban claramente.

Sanger explica que cuando coordinamos acciones con otras personas se forman “pequeñas redes (neuronales) en el cerebro y entre los cerebros, especialmente cuando estas actividades precisan una alineación temporal, como sucede al interpretar una pieza de música”.

Los datos obtenidos indican, por tanto, que las redes intercerebrales conectan áreas de ambos cerebros, unas regiones que previamente ya habían sido relacionadas con la cognición social y con la producción musical.

Los investigadores creen que la activación de estas redes intercerebrales se produciría no solo cuando se interpreta música. Según Sänger “pensamos que las ondas cerebrales de personas diferentes también se sincronizan cuando estas realizan de manera coordinada otro tipo de acciones, como algún deporte o durante la comunicación”.

¿Qué sucede en la interacción social?

Si tenemos en cuenta otro estudio, realizado en 2010 por científicos de varios centros de investigación franceses y publicado por la revista PlosOne, Sänger estaría en lo cierto, al menos en lo que a interacción social se refiere.

Esta investigación previa, realizada con 18 participantes que fueron organizados por parejas, fue realizada con tecnología EEG (electroencefalograma) dual y con vídeo, y consistió en registrar la actividad cerebral de los voluntarios mientras estos imitaban los movimientos de mano de sus compañeros.

Los resultados del análisis de los datos obtenidos en este otro caso revelaron que dichas imitaciones se correspondieron con la emergencia de una red intercerebral de sincronización en la gama de unas ondas cerebrales similares a las alfa, las llamadas ondas “mu” (que han sido observadas sobre la corteza motora del cerebro, y se atenúan con el movimiento e incluso con la intención de moverse).

La red intercerebral apareció en las regiones centroparietales derechas del cerebro, de las que se ha sugerido que juegan un papel clave en la interacción social. En este caso, afirman los científicos, las ondas mu actuaron simétricamente como centros funcionales clave de la red cerebral interindividual.(fuente/Tendencias21)